➳𝒟𝑒𝒸𝓁𝒶𝓇𝒶𝒸𝒾𝑜́𝓃
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Boruto bajó de su auto, encontrándose con una bonita decoración que lo guiaba hacia la entrada de la hacienda, era algo grande pequeña por fuera, pero al entrar, se quedó sorprendido al ver ese balcón. Era como si el establecimiento estuviese construido sobre un acantilado.
Se dirigió hasta el arco que daba acceso, la ceremonia ya había terminado, le hubiese gustado llegar antes, pero le fue difícil escaparse de su trabajo, pero al menos su amigo lo comprendió y le dijo que no importaba si solo asistía a la fiesta, ya que la mayoría de sus amigos pasarían por la misma situación.
Boruto saludó con una ligera sonrisa a las caras conocidas que se encontraba, su objetivo eran los novios, pero no parecían estar cerca.
—Eres otra persona con traje.
El rubio se volteó al escuchar una voz conocida a sus espaldas.
—Tú también eh —lo saludó con un apretón de manos.
—Oye, ¿es verdad el rumor que está corriendo por el hospital? —le preguntó dándole una copa de vino, Boruto la aceptó y lo miró curioso.
—¿Qué hice que no me he enterado?
Su amigo rio y pensó sus palabras antes de continuar.
—Que tú y una enfermera del hospital tienen un amorío —comentó dándole un sorbo a su copa—, el rumor se expande rápido porque ella es casada.
Boruto intentó no reír y mejor le dio un largo trago a su copa.
—Pronto dirán que tengo un hijo —bromeó—. Y no, no salgo con enfermeras, mucho menos casadas.
—Pues todos hablan de eso, que una enfermera conquistó por fin tu corazón de hielo.
—Ni siquiera se quien es.
—De todos modos, tú no irías por una enfermera, irías por una doctora, ¿no es así?
El sonrió cuando Boruto desvió la mirada y se ajustó la corbata, nervioso.
—Deberías decirle ya, imagina si se cree ese rumor.
—Sarada sabe que no soy así.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? Solo son amigos después de todo.
Boruto perdió el apetito al escuchar esa palabra, el vino era buenísimo, pero el dolor al recordar que solo era su amigo, era un martirio.
—Si le digo corro la posibilidad de un rechazo y, no podré conformarme con solo ser su amigo después de eso —bebió el resto de la copa, con el inútil intento de disolver ese nudo en la garganta—, por eso nunca lo haré.
Su amigo suspiró y le dio un apretón en el hombro como señal de apoyo, tomó otra copa cuando el mesero se la ofreció y se la dio a Boruto.
—Si eso es lo que quieres, está bien.
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—¿No quieres?
Sarada rechazó la copa negando con la cabeza y con una sonrisa sutil—. Mañana trabajo temprano.
—Oh, lo siento —la chica le dio un gran sorbo—, no lo sabía, entonces beberé por ti.
—No es necesario —le quitó la copa y se acercó a ella para sujetarla, ya se veía muy afectada.
—Oye, Sarada —la chica se tambaleo y Sarada la sujeto con mas fuerza—. ¿Puedo preguntarte algo?
—Claro...
—Tú eres su amiga, dime si es verdad que está saliendo con Lina.
—¿De quién hablas? —preguntó dubitativa.
—De tu precioso y escultural amigo, es rubio lindo de ojos azules —ella suspiró enamorada—. Si es así, entonces quizá tenga oportunidad.
Sarada se detuvo y la miró confundida, ¿se refería a Boruto?
—No te entiendo.
La chica rodó los ojos y rio por lo bajo.
—Que, si es verdad que Boruto Uzumaki se está acostando con Lina, la enfermera esa de su edificio —Ella sintió a Sarada tensarse y hacer más fuerte su agarre, casi lastimándola—. ¿No lo sabías? Creí que sí, eres su amiga.
—Lo soy, solo eso —levantó la voz mas de lo normal, dejando un poco sorprendida a su compañera—. Y no lo sé, él puede hacer lo que se de la gana.
—Oye, pero no te enojes —le sonrió, pero la expresión de Sarada no parecía querer cambiar—. Oh... no me digas que te gusta. ¿Lo arruiné, ¿verdad?
—Por su puesto que no, jamás me podría gustar alguien como él.
—Ahora dilo sin llorar —le dedicó una mirada compasiva a Sarada y ella, apretó con fuerza los parpados.
—Cállate.
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—Creo que ya es suficiente —intentó quitarle la copa a Boruto, pero este solo negó y se la bebió toda de un trago—. Boruto... no podrás manejar.
—Pues me iré caminando.
—Una copa más y ni podrás caminar, hombre —pasó su brazo por debajo del de Boruto, intentando sostenerlo—. Maldita sea, ¿por qué eres tan alto?
—Ni mi altura puede enamorarla.
—Es que, si según tú te va rechazar, ¿por qué no miras hacia otro lado? Hay un montón de mujeres que se mueren por tener una oportunidad contigo y son bellísimas, tienes para escoger amigo —le señaló con la mano su alrededor—. Hay altas, rubias, pelirrojas, morenas, con cuerpos divinos y...son hermosas.
—¿Cómo pueden ser hermosas si no son Sarada?
Su amigo suspiró rendido, Boruto parecía no poder sacar a Sarada de su cabeza por la sencilla razón de que ni siquiera lo quería intentar.
—Algún día recordaras esto y te reirás, deberías seguir adelante.
—No puedo —balbuceó—. Yo la quiero a ella, sino es ella no será nadie.
—Con razón estar por llegar a tus treinta siendo un solterón.
Boruto se soltó de su agarre y se apoyó en el balcón, y poco a poco, se fue dirigiendo a la parte oscura donde las luces eran muy tenues. Su amigo lo miró preocupado, él en verdad parecía estar sufriendo y lo creía capaz de aventarse de ese acantilado. Giró sobre sus talones y el vestido rojo hondeándose entre los invitados ocupó toda su atención.
Boruto estaba lo suficientemente ebrio como para no recordar nada al día siguiente, no perdía nada en intentarlo.
—Sarada —le tocó el hombro y ella volteó con una expresión cansada y desmotivada.
—¿Sí?
—Necesito tu ayuda —suspiró y señaló hacia el balcón—. Boruto quiere saltar y solo a ti te escuchara.
Ella lo miró a lo lejos, Boruto tenía otra copa en sus manos y se veía muy mal intentando mantenerse de pie.
—¿Por qué no le dices a Lina? —ella se volteó y él abrió la boca sorprendida.
—Con que ya te llegó el rumor —él rio y Sarada lo miró enojada—. Es más falso que político en plena campaña. Boruto no parece tener tiempo para andar con mujeres casadas, para ser honesto, con ninguna.
—¿Y a mí qué? Puedes llevarlo a su auto y mandarlo a casa.
—No quiere que lo toque, solo te quiere ver a ti.
—¿Y por qué yo? —comenzaba a perder la paciencia.
—¿Por qué no vas y le preguntas personalmente?
Sarada lo miró de nuevo, era verdad que el enojo parecía haber ganado, peor no podía hacer como si nada y dejarlo a su suerte. Lo quería... no, era mas que eso y precisamente por eso le dolía como el demonio.
Estaba cansada de que todas las chicas le dijeran lo mismo, eres su amiga... ayúdame a estar con él...
Tenia que ocultar la mirada enfadada y fingir que no le afectaba, peor comenzaba a cansarse, había cruzado su límite.
Era difícil cargar tanto amor por tantos años para que después chocara contra la realidad; era solo su amiga. Y dudaba que eso cambiara algún día.
—Boruto —le tocó el hombro para llamar su atención.
Él no volteó, solo observó como daba el ultimo sorbo de su copa.
—Mañana trabajas, no debiste tomar así —intentó tomarlo del brazo, pero él se apartó, como si su tacto le quemara—. ¿Boruto?
—Qué mas da —balanceó la copa entre sus dedos, podía observar su reflejo en ella y solo se decepcionaba más—. Pediré un taxi, vete tranquila.
—Ni siquiera puedes sostenerte bien —intentó acercarse, peor el repitió la acción, alejándose y dejando el corazón de Sarada mas adolorido—. ¿qué te pasa?
—Qué no me pasa —murmuró con ironía—, y, en primer lugar, ¿te importa? Quiero estar solo, si vine aquí en la mitad de la nada donde no hay nadie es porque quiero estar solo.
—Oye —ella frunció el ceño por s tono de voz—. Tampoco tienes que ser así, solo intento ayudarte.
—Lo harías si te vas.
Boruto odiaba ser así y sobre todo con Sarada y lo peor, es que era consciente de todo. Lo hacía apropósito porque en verdad necesitaba que ella se alejara, no iba a poder permanecer más tiempo con su bonito rostro atormentando sus sentimientos.
No podía fingir cuando se sentía tan vulnerable.
Sarada bajó la mirada para ocultar su debilidad, sus palabras le habían dolido mas de lo que creyó. Segundo tras segundo, su fortaleza se derrumbaba y, sin poder evitarlo, un sollozo escapó de sus labios, fue muy bajo, pero Boruto lo escuchó.
El intentó reír, pero solo consiguió un quejido amargo.
—Joder, ni siquiera para esto soy bueno —se cubrió la cara intentando borrar la imagen del rostro de Sarada, ella estaba llorando y únicamente por su culpa.
Su intento de proteger su amistad le estaba saliendo mas caro.
Ella se limpió las lágrimas con vergüenza. Eso era lo que le dolía más, que, a pesar de su forma de ser, no podía dejarlo, no podía simplemente irse. El amor inmenso que sentía por él junto a la preocupación, eran mas fuertes.
—Vamos, te llevaré —dijo intentando mantener firma la voz, tomó su brazo e intentó jalar de él, pero era inútil—. Boruto —su voz tembló y las lagrimas comenzaron a asomarse de nuevo.
Era el único que la había visto tan frágil y ella solo se sentía patética.
—Perdóname —limpió sus lagrimas con el pulgar y acomodó su flequillo detrás de su oreja.
—Ya no importa, solo vámonos.
—No.
—Por favor, no puedes quedarte así.
—Si importa —la sorprendió al ver que se refería a otra cosa—. No quise gritarte, es que...
—De verdad, está bien. Lo olvidaré si vienes conmigo.
—Es que no se trata de que lo olvides, no quiero que pienses eso de mí —Sarada podía observar la luca interna en sus ojos, como si de verdad fuese muy complicado para él.
—No estas en tus cinco sentidos, lo entiendo, está bien —ella insistió.
—Sarada...
—¿Qué es lo que quieres? ¿Qué llame a otras personas para que si aceptes irte? ¿A quién? ¿A Lina?
—Ni siquiera se quien es.
—No tienes que darme explicaciones, lo sé. Solo quiero que te subas al maldito auto.
—Estoy bien contigo.
—Genial, ahora vámonos —lo jaló, pero él no se movió.
—Yo no salgo con nadie —dijo con seriedad, ganándose una mirada enojada de parte de Sarada.
—No necesitas decírmelo, puedes hacer lo que quieras.
—¿En serio? ¿estás segura? —sus palabras le dolían y en este punto, no sabía si su amistad sobreviviera esta noche—. ¿De verdad que no te importa?
—Pues solo somos amigos, hagas lo que hagas yo no tengo porque decirte...
—Amigos —repitió con amargura—. ¿Puedes dejar de decirlo una maldita vez?
Sarada se detuvo confundida y decidió mirarlo. Ella abrió mas los ojos con sorpresa al verlo, su expresión era triste y sus ojos brillosos parecían todo lo contrario con las lágrimas asomándose con coraje.
—Yo no salgo con nadie porque ninguna de ellas eres tú y lo he intentado, muchas veces lo intenté, pero fracasé —su voz se rompió—. No puedo olvidarte y me molesta, me siento patético y tan inútil, puedo hacer tantas cosas, pero ¿por qué? ¿por qué no sales de mi cabeza? ¿por qué no me dejas en paz?
Boruto tomó el silencio de Sarada como su respuesta, pero ella solo intentaba comprender lo que había dicho.
—Te amo —la miró fijamente—. Te amo con todo mi corazón, lamentablemente.
—Boruto...
—¿Lo arruiné verdad? —el rio—. Por eso lo oculté todos estos años, porque se como eres y también se como soy. No puedo ser más tu amigo y lamento que esto tenga que acabar así, pero no puedo seguir soportando esa estúpida palabra —se tocó la cabeza con desesperación, intentó apretar los labios, pero los sollozos escaparon, demostrando su dolor—. Nadie mas te querrá como yo y no puedo hacer nada.
—Detente —ella intentó contener las lágrimas, la necesidad de abrazarlo y consolarlo le impedían reaccionar.
—¿Para qué? Si ya lo dije, ¿no escuchaste bien? Te amo, me encantas y no puedo soportar ser tan insignificante en tu vida.
—No, no lo eres...
—Oh, si... lo había olvidado. Soy tu amigo.
—Para ya... —ella lo abrazó—. Estas ebrio, no juegues así...
Por un lado, Sarada quería brincar sobre él y llenarlo de besos y decirle todo lo que sentía, peor por otro, temía que esto solo fuesen los estragos del alcohol.
—Y agradezco estarlo porque solo así tuve las agallas de decírtelo —Boruto apoyó su frente en su hombro sin saber que mas decir, la cabeza le dolía, también los ojos por llorar y el corazón parecía volverse más débil.
El aroma de Sarada solo lo torturaba, le dolía pensar que él no podría adorarla, no podría contemplarla y llenarla de todo el amor que ocultó por años. Ella nunca seria suya y le dolía tanto, que pensaba que era imposible sentir más.
—Olvidaré esto mañana, quizá tenga recuerdos así que niégalo todo. Olvídalo y finge que esto no sucedió, por favor —sollozó—. No podré vivir sin tu sonrisa y tu voz enojona.
Sarada rio e hizo mas profundo el agarre en sus hombros.
—No quiero —murmuró—. No quiero que lo olvides.
—¿Me quieres torturar? —preguntó con gracia.
Ella se separó de él, la posición erguida de Boruto y los tacones que ella tenían, la dejaban a una altura considerable para mirarlo fijamente. Sarada acarició con suavidad sus mejillas, limpiando los rastros de sus lágrimas.
Boruto cerró los ojos disfrutando su tacto y pensó que el cielo se debía sentir así. Sujetó una de sus manos y la dejó en su rostro, deslizándola suavemente hasta poder besarla y se quedó ahí, sintiendo la calidez de sus manos, imaginando como sería darle un beso de verdad, tocar esos labios que tantas veces había soñado.
Sarada dio un paso más, pegándose mas a él. Ella no pudo evitar sentirse nerviosa y temblar, no sabia si era correcto en este momento, pero ya se había cansado de esperar.
—Yo tampoco lo quiero olvidar —murmuró, trémula. Sus ojos se cubrieron de lagrimas ahora, le dolía tanto verlo así, le dolía tanto saber que todo este tiempo... solo hizo eso, perder el tiempo—. No quiero vivir arrepentida el resto de mi vida por ser cobarde.
Boruto pestañeó confundido, hacia lo posible para mantenerse despierto.
—Te amo —miró sus ojos, observando como ese brillo divertido comenzaba reaparecer.
—Maldita sea, ¿me tiré del balcón entonces?
—No... —los labios de Sarada formaron una sonrisa al ver su expresión—. No estas muerto, al menos que los dos hayamos saltado, pero no lo recuerdo.
—¿Y si es un sueño? Yo siempre sueño contigo y despierto cada vez que estoy tan cerca —él tomó su mandíbula con suavidad y Sarada suspiró.
—Pues será de mis mejores sueños —se apoyó de sus hombros al sentir el brazo de Boruto rodear su cintura—, uno que no quiero olvidar.
Boruto en verdad creyó que estaba muerto cuando sintió los labios de Sarada rozar los suyos. Es que... la sensación era imposible de narrar, no podía explicar lo que su corazón sentía, no podía entender como su cuerpo era capaz de sobrevivir a una sensación tan maravillosa.
No había forma de que se comparara con algo, no existía sentimiento alguno que pudiera rebasar aquello.
Así es como se sentía un beso verdadero, uno con amor que ardía poco a poco, haciendo crecer mas lo que sentía cuando creyó que era imposible de que sucediera.
Él soltó a Sarada y sujetó su rostro con suavidad, hundiéndose mas en el sabor de su boca antes de que ella desapareciera. Pero para su sorpresa, cuando ella se separo y suspiró contra sus labios, ella seguía ahí. Dedicándole una mirada que nunca antes había visto; una cubierta de amor.
Amor que parecía pertenecerle solo a él.
Sarada palpó sus mejillas y ambos abrieron los ojos sorprendidos, en verdad había pasado. Después de tantos años, esto era real... esto no era un sueño o una ilusión.
Boruto estaba frente a ella intentando asimilar lo que había pasado.
Sarada observó sus ojos temerosos y confundidos, su expresión era sumamente tierna y continúo acariciado su rostro, subiendo hasta sus cabellos y haciéndolo a un lado para mirarlo completamente. En verdad era él, en verdad había sucedido.
Ella se inclinó sobre él, abrazando sus labios con suavidad una vez más. Se separó para mirarlo de nuevo y el leve sonrojo en sus mejillas, le llenó de ternura el corazón.
—¿De verdad estoy vivo? —murmuró, Boruto y ella asintió—. Recuérdamelo mañana porque mis ojos se están cerrando.
Sarada soltó una suave carcajada y lo abrazó, dejando que se apoye en ella—. Lo haré.
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『¿𝓢𝓪𝓫𝓲́𝓪𝓼 𝓺𝓾𝓮́...?』
Tu enojo es la parte de ti que sabe cuando estás siendo menospreciado y abusado de manera inaceptable. Tu enojo sabe que mereces ser tratado mejor, con amabilidad y respeto. El enojo es una parte de ti QUE TE AMA.
Y yo también los amo, gracias por llegar hasta aquí.
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