➳𝒫𝓁𝒶𝓃 ℬ
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Sasuke sorbió despacio de su café, dejando que lo caliente embriagara sus sentidos con calidez. Sin embargo, la burbuja de paz explotó cuando la puerta se azotó contra la pared.
Naruto entró con una enorme sonrisa.
—¡Tengo el plan perfecto!
—Eso dijiste y mi hija acabó con sopa encima.
—Bueno —Naruto cambió la sonrisa por una apenada al sentarse frente a él—, un error lo comete cualquiera.
—¿Qué quieres ahora?
—Una salida familiar, pero esta vez será en un buffet —asintió varias veces, estaba seguro que este si funcionaría—. Cada quién elije que come así nadie pelea. Será como... "Un plan A" mejorado.
—No sé si Sarada acepte, Naruto. Recuerda que son adultos y tienen su propia vida.
—Bueno, entonces yo le diré... Le... ¡Le diré que es para disculparme por lo sucedido!
Sasuke suspiró de nuevo, tenía un poco de sentido y su hija quizá si acepte.
—Pero, esta vez necesito que me ayudes.
—No lo sé, Naruto...
—A tu manera, no te preocupes. Lo que importa es que tengan un acercamiento.
—No prometo nada.
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Sarada bajó de su auto y después de ponerle el seguro, se acercó a la entrada del restaurant. No era elegante ni sencillo, era algo casual y aunque se sentía un poco cansada para venir, no podía rechazar la desesperada propuesta de Naruto para pedirle disculpas.
Le insistió que no era necesario, pero parecía muy emocionado como para decirle que no.
—¿Sarada?
Ella volteó al escuchar la voz de Boruto a sus espaldas. Él se acercó hasta romper la distancia y caminar a su lado.
—¿También vienes?
—Si, el viejo me avisó recién —Boruto abrió la puerta y se hizo a un lado para que ella pasara primero—. Están actuando raro.
—Demasiado —le dio la razón al ver a sus padres a lo lejos—. ¿Crees que nos quieran decir algo importante?
—¿Cómo qué? ¿Tendremos hermanos? —Boruto bromeó y su risita se apagó poco a poco al ver la cara asustada de Sarada.
—No pueden, ¿No? —preguntó trémula.
—No lo sé —susurró, asustado.
—Oh mira, ¡Vinieron juntos! —Naruto los abrazó a ambos y los arrastró hacia las sillas que estaban juntas—. ¿Tienen hambre?
—Un poco —dijeron al unísono robándole una sonrisa enorme a Naruto. Ambos se miraron confundidos.
—¿Y cómo les ha ido en el trabajo? —Hinata les sonrió para que se sientan un poco más relajado.
—Bueno... —Sarada decidió comenzar—, por la época de viajes, pues... Lamentablemente suelen haber accidentes, así que, hemos estado más activos de lo normal.
Boruto le dio razón, ya que, ambos trabajan en empresas relacionadas porque habían estudiado una profesión un tanto similar y la vez no. La gran diferencia era que, los pacientes de Boruto eran muertos y, Sarada hacia lo posible para que sus pacientes no lo estuvieran.
—¿Y tú, cariño? —Hinata se dirigió a Boruto.
—Pues lo mismo —respondió sin más—. A Sarada se le han estado muriendo últimamente y estoy muy ocupado.
Sarada le dio un codazo y él rio al ver su cara enfadada.
Naruto pensó que su plan funcionaría al verlos interactuar más, pero llegó al mismo punto que el plan A. Se llevaban bien, pero no avanzaban... Comenzaba a cuestionar si su química era solo por una buena amistad y a dudar, que pudiese llegar a algo más.
Pero desechaba los pensamientos de inmediato. Era imposible que no, ellos solo actuaban así consigo mismos y la confianza que tenían, no la veía con nadie más, pero por qué... ¿Por qué no avanzaba?
Veía a lo lejos a Sarada tomar su charola para servirse en cuanto trajeran la variedad de comida y a Boruto con su móvil a un costado.
—Tienes que hacer algo —Naruto miró a Sasuke y este frunció el ceño.
—¿Yo por qué? Si se ven bien.
—Pero necesitamos amor, no amistad —se tocó la cabeza pensando en una solución, pero ninguna venía a su cabeza—. Dijiste que intentarías algo.
—No soy bueno en esto, Naruto...
—Lo que sea, lo que salga de tu corazón, ¡Pero haz algo!
Sasuke chasqueo la lengua y mientras avanzaba intentó pensar en algo. Él y el amor no iban de la mano, por lo menos no en persona y no se le ocurría nada.
De repente, alzó la mirada al escucharlos discutir, no era algo serio, era un tema tonto, pero por un momento le recordó cuando eran niños y peleaban por cosas insignificantes.
Sarada estaba sentada con su bandeja en las manos, intentando explicarle a Boruto que debía comer más sano y Boruto estaba de pie, negando repetidas veces.
Sasuke pensó en algo, era una loca idea y volteó a ver Naruto, y a lo lejos, le hizo una señal con el pulgar y le sonrió.
Él había dicho que lo haga a su manera.
Suspiró y aprovechando que había gente a su al rededor, sin dudarlo, pateó a Boruto haciendo que cayera sobre Sarada.
El plan B, era perfecto; un beso accidental.
Pero se dio cuenta de que fracasó al escuchar el sonido del metal en seco y un jadeo asustado de su hija. Boruto había besado algo... sí, pero la bandeja de metal de Sarada y de una forma muy dolorosa.
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Boruto se dejó caer en su sofá y se puso encima la bolsa con hielo. Al instante soltó un quejido y se aguantó un sollozo. Joder, eso dolía como el demonio.
—No te la pongas así —Sarada le quitó la bolsa.
—No me toques —Boruto le quitó la bolsa de nuevo y se cubrió la cara—. Me lastimaste.
Sarada se mordió los labios para no reír, su cara enfada era sumamente tierna y aún tenía la marca roja de la bandeja.
—¡Ni se te ocurra reír!
—Lo siento —intentó contenerse, pero fue inevitable—. Te juro que fue un reflejo, lo siento.
Boruto se volvió a cubrir el rostro y Sarada volvió a quitarle la bolsa, encontrándose con sus bonitos ojos azules chispeando de vergüenza.
Ella se inclinó sobre él, dándole un beso en la frente, para después sujetar sus mejillas y frotarlas con cariño.
—Mmm —él desvío la mirada, el rojo de su cara se concentró en sus mejillas.
Con algo de pena, regresó sus pupilas hacia Sarada, encontrándose con sus ojos y enamorándose una vez más de ella.
Aún le costaba creer que esa mirada cargada de amor era para él.
—Te compensaré —murmuró, cerrando sus labios sobre los suyos con lentitud.
Boruto cerró los ojos, dejándose llevar por las bonitas sensaciones invadían su pecho. Disfrutando de los labios suaves de Sarada y el amor que le demostraba con caricias en su cabello.
Boruto abrió los ojos cuando ella se separó un poco y le sonrió.
—Quizá puedas convencerme —le dijo, haciendo un pico para pedirle otro beso.
La risa de Sarada, llenó el fondo de la habitación que antes era oscura.
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『¿𝓢𝓪𝓫𝓲́𝓪𝓼 𝓺𝓾𝓮́?』
Los pingüinos son detallistas, pues pasan tiempo buscando una piedrita para declararse a la que será su pareja para toda la vida.
Sean como los pingüinitos
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