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POV Helena
Llegué a casa sumergida entre mis pensamientos, unos confusos donde el Señor Rivelles era el protagonista y otros eróticos donde lamentablemente él lo era también.
De verdad me intrigaba el hecho de haberlo visto en el bar, no me creía para nada esa excusa de esperar a alguien que jamás llegó.
¿Habrá llegado a verme a mi? No Helena, no seas estúpida, ese tipo no se fijaría en ti ya que después de todo era muy guapo, tan seguro de si mismo y capaz de derretir al más duro iceberg con tan solo un par de palabras.
Él es sol y yo soy hielo, su víctima que él aún no conoce, me refiero a que no sabe lo que me provoca.
Ya sé, soy una zorra por pensar esto y tener novio, pero me excitó de manera podrida que me encontrara parecido con Mía Khalifa, sentía que las bragas me hacían estorbo y solo quería que me tomara sobre la tarima de aquel bar.
Mientras me quitaba las botas, mi madre tocó la puerta y le di permiso para que entrara, era una de esas pocas noches que pasaba en casa, el trabajo le quitaba mucho tiempo.
— Hija ¡llegaste temprano! —
— Si mamá, es que hoy la jornada de poesía terminó rápido y el grupo tocó muy poco — dije casi sin ganas, me moría porque me dejará sola y seguir fantaseando.
— Y ¿cómo está Javier? Es buen chico y es obvio que le gustas, dile que venga pronto —
Rodé los ojos como Anastacia Steele, detestaba ese tipo de comentarios la verdad.
— No es cierto mamá, mejor dime ¿qué tal el trabajo? — cambié de tema recostandome en la cama mientras que mi madre permanecía de pie junto a la puerta.
— Bastante bien, mañana en la noche faltaré otra vez a dormir. Por cierto, llamó tu padre y quiere verte —
— No, no quiero volver a ver a ese tipo. Dile que se límite a depositar mi mensualidad y listo — respondí enojada.
— Para que discutir, buenas noches hija — se aproximó y me dió un beso en la frente — Hasta mañana.
— Buenas noches mamá, te quiero —
En cuanto escuché la puerta cerrarse
Saqué mi celular y vi 16 llamadas perdidas de Emmanuel y algunos mensajes.
Me costaba creer en lo empalogoso y hartante que se había vuelto mi novio, antes era un dulce hermoso que te hacia extrañar sus detalles y caricias, ahora quisiera mandarlo de viaje a las islas Fiji.
La verdad no tenía sueño, definitivamente hoy era de esas noches que ameritaban porno gay o quizás de Mía Khalifa para imaginarme que quién fuera el tipo, sería mi Federico.
Comencé a ver videos, uno tras otro dejándome llevar pequeños espasmos de placer en el cuerpo, lamentablemente yo jamás había tenido un orgasmo, culpa de Emmanuel y yo tonta por no decírselo.
Dormí plácidamente después de tanto placer mental, sentía que había pasado la noche con el Señor Rivelles, maldito castaño excitante y sabroso.
Hoy era mi día libre, así que luego de darme un baño decidí escribirle a Emmanuel para que nos veamos.
Me puse ropa cómoda y me dirigí a su casa, cuando llegué estaba en el patio delantero, como un típico cliché sin camisa que dejaba ver su torso bien moldeado color canela a la luz del sol, un jeans perfectamente roto y su sonrisa cálida mañanera.
Corrí hacía él y me abrazó de una manera tan entrañable como si fuera una despedida.
— Amor, te extrañé mucho. Te tengo una sorpresa, ven conmigo — me soltó y tomó mi mano.
Entramos a su casa donde en la sala habían múltiples retratos emanando recuerdos felices, entre ellos uno donde recién nos hicimos novios con unas sonrisas tan amplias como un par de idiotas enamorados, lo eramos.
— Mira princesa, las compré para ti — anunció dejando ante mis ojos todas las películas de Harry Potter.
Grité de la emoción, esto era algo hermoso para mi que se hubiera tomado la molestia ya que a él no le gusta Harry Potter y no pretendía obligarlo, pero de verdad lo amaba en este momento e hice lo primero que se me ocurrió, abrazarlo y besarlo con todo mi amor, una pequeña corriente me atravesó el cuerpo entero, como hacía mucho no sentía.
Como siempre opté por mi favorita, El Prisionero de Azkaban.
¿Por qué? Ahí sale mi obsesión y deseo sensual, Remus Lupin. Tengo cierta fijación por los hombres mayores, una amiga me dijo una vez que era porque ansiaba a mi padre, yo estaba tipo así es, necesito un papi.
Sonreí al recordarlo, y no, Emmanuel tiene la misma edad que yo por si se lo preguntaban.
— Amor, ¿quieres palomitas o pedimos pizza? — gritó mi novio moreno desde la cocina.
— Palomitas está bien — contesté y le di play a la película, amaba la música que iniciaba la película cuando salía el logo, bueno igual que todos los potterheads.
Él se sentó a mi lado y me abrazó, el sofá era bastante extenso, muy cómodo, me daban ganas de hacer cosas sucias ahí, bueno ya las había hecho antes.
— No entiendo que le ves al tal Lupin, es un viejo. ¿Él es el prisionero de Zacatrás? —
— ¡Cállate muggle! — bromeé — Te lo diré simple, Remus es un hombre sensible, atractivo y un caballero, son precisamente sus años lo que me atraen. Es Azkaban — lo miré ceñuda.
— No sabía que te gustaban mayores — contestó seco.
— Si, pero el que me gusta eres tú — dije seductoramente y pasé mi lengua por mis labios.
Eso fue suficiente para que él entendiera que yo quería jugar un rato con su cuerpo, se posó encima de mi y comenzó a besarme desenfrenadamente el cuello, lo mordía con suavidad y delicadeza como si de una pieza de arte se tratará.
Al mismo tiempo apretaba mis senos sacándome pequeños gemidos, pero como si de una mala jugada del destino se tratara vino ese castaño profesor a mi mente y toda la excitación del momento se fue de mi cuerpo.
— Emmanuel para por favor —
Ignoró totalmente mi advertencia, seguía como un perro rabioso sobre mi, había metido sus dedos dentro de mi blusa, yo no sentía nada.
— Emmanuel, ¿no me oíste? —
De nuevo, me ignoró.
— Emmanuel ¡basta! — reuní toda mi fuerza y pude hacer que parará, me miraba con rabia y desconcertado.
— ¿Por qué? No te entiendo, tú misma me lo pediste — respiraba con furia, como un toro cuando está molesto.
— No me siento bien, simplemente eso y no me puedes obligar a hacerlo. Eso es algo que yo debo decidir — grité furiosa y me crucé de brazos.
— Claro, aquí lo único que importa es lo que la princesa Helena quiere. Te valen mil hectáreas de verga mis sentimientos, no te importó como me sentía ayer y ni siquiera me preguntaste cuál era la sorpresa que te tenía — respondió molesto.
Nunca lo había visto así.
— Porque no hay razón para que te sientas mal, sabes muy bien que los jueves salgo SOLA — hice énfasis en la última palabra.
— Si eso piensas, está bien. La única que tiene derecho a sentirse mal en esta relación eres tú —
No dije palabra alguna, sin arreglarme la blusa tomé mis cosas y salí de su casa como pude. Perdí la batalla interna y las lágrimas comenzaron a caer sin importar que la gente en la calle me mirara con curiosidad, sentía una especie de remordimiento, ganas de huir, me sentía sola y con un vacío incalculable.
¿Qué me estaba pasando?
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Gracias por leer, espero les guste el capítulo. Los quiero ❤❤❤
Si pueden pasen por mi nueva historia, Un crush fallido, basada en hechos reales
LINK >>> https://my.w.tt/UiNb/8LDiOel4PH
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