25
Un mes había pasado desde que la primavera se había convertido en fuertes vientos acompañados de fuertes lluvias, desde que los cuerpos de un profesor y su alumna se habían fundido, ahora simplemente se habían convertido en recuerdos como las sonrisas en lamentos.
Helena no tenía ánimo para ir al cine con Emmanuel, pero la intriga la estaba matando.
¿Qué más podía ocultar Federico? Aunque ahora que literalmente eran profesor y alumna, eso ya no debería importarle.
Esas semanas habían sido bastante duras, la soledad era algo que ella no soportaba. Sentía que todos se habían alejado de ella, Aly quién hubiera sido su apoyo y la habría sacado de ese hoyo emocional con sus constantes bromas ya no estaba.
Javier, su mejor amigo a quien había visto hace un par de semanas se había portado distante con ella y con razón, lo único que le dijo fue que no había levantado cargos contra el profesor por el escándalo del bar.
Su madre la llamaba, pero estaba demasiado enfocada en la relación que mantenía con su padre que ya no le prestaba tanta atención como antes. Además, Helena estaba más tranquila ahora que su padre estaba a punto de divorciarse.
Con un pantalón apretado, una blusa blanca manga larga y un maquillaje casi inexistente se marchó al cine.
Pero como siempre, no se percató que en la calle de enfrente su ex amante por el que estaba sumida en esa crisis, la estaba observando como casi todos los días del mes que había pasado.
Él sabía perfectamente a donde iba ella y con quien, no iba a permitir que semejante puberto ridículo como el lo llamaba, pusiera un dedo sobre la morena.
Tenía todo perfectamente calculado, asi que llamó a un viejo amigo que conoció durante su estancia en la cárcel, "El Bryan" le apodaban.
— ¿Tienes todo listo? Ya sabes lo que te pedí, no quiero rastros porque yo no te voy a ayudar si sale mal — sentenció Federico.
— No hay pedo wey — le respondió de una manera muy singular que hacía retorcer los tímpanos del castaño.
Mientras tanto, Helena se sorprendió un poco al llegar al cine y no encontrar a Emmanuel, él siempre llegaba antes que ella, pero todos tenemos inconvenientes pensó.
Decidió tomar un café mientras lo esperaba, pero esa espera fue inútil y empezó a preocuparse.
Lo llamó cinco veces y su celular estaba apagado, no le importaba nada, solo quería que él estuviera bien.
La ansiedad la estaba matando y cuando eso pasaba, su vejiga le exigía ir al baño. Cuando iba al baño, creyó ver a Federico, pero cuando se dió la vuelta ya no estaba.
— Cada día estás más loca — dijo para si misma.
Regresó a donde estaba cerca de la taquilla y finalmente su ex novio había llegado.
Tenía golpes fuertes en la cara, sobre todo en la mejilla izquierda que parecía palpitar por la magnitud del golpe, una ceja y los labios que brotaban sangre.
— ¿Quién te hizo esto? — le preguntó mirándolo con terror.
— Un tipo me asaltó, me empezó a golpear, pero me pude escapar, si no, no sé que más me hubiera hecho — contestó entre quejidos provocados por el dolor.
— ¿Qué te robaron corazón? Tienes que ir a la policía, yo te acompaño —
— El maldito me quitó la billetera con todos los documentos y la moto de mi papá, no sé qué rayos hacer — el muchacho estaba atormentado con la idea, su padre se la había prestado con la idea de impresionar a Helena, tenía cerca de diez años de tenerla.
Ya con Emmanuel más tranquilo, ambos se dirigieron a la policía para hacer la denuncia.
Ocultos detrás de una pared, estaba el profesor de ojos marrones más que molesto, su plan había fallado y sólo había conseguido que el puberto se acercara a ella.
— Eres un maldito imbecil, te dije que le dieras un buen susto, no que le acariciaras la cara —
— Igual, ya valí verga porque me reconoció y aquí en su billetera hay algo que te va a interesar, si lo quieres tienes que venir —
Colgó la llamada, ¿qué podía tener ese imbecil de interesante en su billetera relacionado con él?
Tomó su rumbo a la ratonera donde vivía aquel delincuente, un lugar de mala muerte rodeado por vagabundos y más delincuentes que incluso tenían trece años y ya se dedicaban a la mala vida.
El sujeto lo recibió de buena gana y con su olor característico a podrido.
— ¿Cómo es eso que te reconoció? — inquirió molesto, él no admitía errores.
— No es tan débil, supo zafarse de mi y pues me quitó el pasamontañas, luego salió corriendo. ¿Qué putas iba a hacer? —
— Yo no te voy a ayudar si te denuncia. Dame la billetera — ordenó.
Dentro de la billetera robada, además de su documento de identidad, una tarjeta de crédito, licencia de conducir y múltiples fotos con Helena, destacaba un recorte de periódico donde Federico era el protagonista acusado de violación.
Era un periódico un tanto difícil de encontrar porque en los periódicos oficiales jamás salió la noticia, este era un periódico clandestino por así decirlo.
Guardó el recorte junto con la billetera en su bolsillo y se marchó de aquel lugar dejando a su amigo con la esperanza de un agradecimiento en efectivo.
La noche hacia de las suyas con vientos arrasadores que habían convertido el cabello de Helena en un nido de pájaros, después de poner la denuncia a la policía y llevar a su ex novio al hospital, decidió llevarlo a su casa.
Emmanuel, para algunos tonto, dentro de lo que le había pasado sentía esa chispa de felicidad que había extrañado por tanto tiempo, sin duda seguía enamorado de Helena y no sabía si ese sentimiento algún día tendría fin.
— Linda, ¿quieres que veamos películas? — rompió el silencio con su tradicional tono dulce.
— Si, dime que quieres ver — lo ayudó a sentarse.
— ¿El prisionero de Zacatras? — fingió inocencia.
Ella no respondió, pero esa respuesta había formado una gran y notable sonrisa en su rostro ovalado, también si corazón latía más rápido.
Emmanuel sabía que su ex novia no podía resistirse a las películas de Harry Potter y él las usaría como arma para volver a conquistarla.
Después de unos treinta minutos, entre las preguntas de Emmanuel que a pesar de haber visto esa película tantas veces, le encantaba hacer preguntas para que ella le explicara la vida y obra de los personajes, en especial de Remus Lupin, él decidió besarla.
Ella respondió apasionadamente, su cuerpo le había exigido contacto masculino desde hace algunas semanas y no se pudo resistir a las caricias y besos dulces de Emmanuel.
Como tantas otras veces, se entregó a él con todo su corazón, a diferencia del profesor que la hacía vibrar de placer, este muchacho la derretia con su dulzura y cortesía , en sus besos había más que lujuria, había sinceridad y sobre todo amor.
Finalmente, Helena volvió a quien nunca debió haber dejado.
¿Por cuánto tiempo? No lo sabemos.
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Hola, no me tiren piedras por favor jaja.
Les pido un millón de disculpas por haber tardado tanto en actualizar, espero sigan leyendo y votando, eso me motivará a continuar la historia 💚
En multimedia les dejé otro booktrailer, créditos a Victor M. Vera.
Por otro lado, la historia ganó el Primer lugar en Premios World 😎😎
Como siempre, muchas gracias por todo su apoyo, esta historia es para ustedes 💚💚
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