19
Con el viento formando ondas en mi cabello y abrazando mi cuello se encontraba aquella ingenua con aires de puta que salían a pasear de manera más frecuente desde que había conocido a ese profesor castaño, actual dueño de sus fantasías y autor de su primer orgasmo.
La quijada del tipo se había tensado, posiblemente por el estrés de la pregunta que le había hecho y sobretodo cuando mencioné la palabra "relación".
La ansiedad y un frío impetuoso se habían apoderado de mi, aunque ahora me sintiera muy liberal no quitaba el hecho que yo estaba acostumbrada a una relación formal, con un hombre que me amaba por sobre todo y tenía miedo de solo estar de paso en la vida de Federico, me rompería el corazón saber que solo me uso para tener sexo y no valer nada para él más que un simple orgasmo.
- Seguimos igual, tranquila - contestó sereno e interrumpiendo mis pensamientos.
Sonreí aliviada, sentí que me habían quitado un gran peso de encima.
- Pero tenemos que averiguar quién le mandó estas fotos, estoy seguro que es su novio -
La duda me asaltaba, tenía muchos años de conocer a Emmanuel, él me amaba y no sería capaz de hacerme daño, pero y si el despecho lo había obligado a intentar otros medios para tenerme de vuelta, pensaba.
- Por cierto, acá al final firma Aly. Hablemos con ella, ¿vino hoy? - inquirió.
Instantáneamente, todo el sufrimiento que guardaba en mi corazón por la muerte de mi rubia querida comenzó a brotar de mis ojos impasiblemente.
Él ensimismado en el silencio o el impacto que le producía mi reacción abrupta, se limitó a abrazarme fuerte, eso me reconfirmó que él era mi único refugio, quién sacaba a flote mis tragedias y poseía el poder para remediarlas en un instante.
La universidad estaba llena de estudiantes, había rumores sobre nosotros que seguramente ya hacían eco en la facultad, pero ni a él y menos a mí nos importó.
Yo necesitaba ese abrazo más que cualquier otra cosa, a la mierda los demás, ya quisieran tener mi suerte.
- Ella está muerta y Angie no me habla - susurré en medio de mi llanto.
- Sabe una cosa, no le mentiré diciendo que lo siento o que la acompaño en su dolor porque no es cierto, apenas conocí a su amiga. Pero si le puedo decir que aquí tiene un amigo con quien puede sentirse libre de expresar lo que quiera, el dolor nunca se va, solo se aprende a vivir con él - dijo manteniendo el abrazo.
- Gracias Fede - me solté de su abrazo y fui en busca de Angie, necesitaba estar bien con ella.
Después de dar un par de vueltas a medio campus, la encontré reclinada en la pared junto a su novio, eran la pareja perfecta ante los ojos de cualquiera. Ella vestía totalmente de negro, no llevaba maquillaje y sin embargo lucía hermosa, sus ojos azules eléctricos resaltaban por sobre su rostro pálido y facciones europeas, describir a su novio sería casi igual, se parecían mucho físicamente.
- ¿Podemos hablar? - interrumpí.
- Ni modo, déjanos solas amor - le dijo a su novio, quién se levantó y desapareció de mi vista rápidamente.
- Angie, solo quiero decirte que lamento mucho, más bien estoy arrepentida de no haber contestado tus llamadas esa noche, yo simplemente me dejé llevar por el momento y fui una estúpida, creí que nos quedaba más tiempo con ella y el tiempo que nos queda juntas no quiero que lo pasemos separadas, te necesito amiga. Pero si en verdad ya no quieres hablarme, lo respetaré y te prometo no volver a molestar -
Otra vez estaba llorando, me sentía totalmente quebrada.
- Estaba muy enojada, en el fondo solo buscaba un culpable para la muerte de Aly, solo sentí que si hubiésemos estado con ella, talvez y solo talvez seguiría viva. Yo también te necesito mucho - me abrazó.
- Tengo que contarte algo - dije limpiando las lágrimas y pasándole el misterioso sobre.
Ella lo abrió, no pareció sorprenderse ya que solo se limitó a fruncir el ceño.
- ¿Y esto que significa? No entiendo.
- Alguien sabe que me acosté con Federico y me mandó esas fotos, ayúdame a descubrir quién puede ser - suspiré, sentía un vacío en el estómago pensando en qué será capaz de hacer esa persona con tal información.
La ojiazul se rascaba la cabeza en busca de respuestas lógicas.
- Lo que me emputa es que usen el nombre de Aly para esta mierda, ella está muerta y si no lo estuviera no haría esto, además esto no es Pretty Little Liars - rodó los ojos.
- Tengo tres opciones, la primera sería el mismo Federico que de alguna forma busca sacar provecho, quizás dinero o el poder para deshacerse de ti haciéndote creer que las fotos se harán públicas, cosa que no pasará porque no le conviene. La segunda es la pareja de Federico, debes tener en cuenta que cabe la posibilidad que él te haya mentido o alguna ex que le sigue los pasos y la tercera sería Emmanuel, quiere vengarse de algún modo - puntualizó.
- Ayúdame a saber si es casado por favor, pero ¿qué hago? - me sentía desesperada, no encontraba una solución a ninguno de mis problemas.
- Por lo pronto, si yo fuera tú pararía los encuentros con Federico hasta saber quién te envió esas fotos -
No, por ningún motivo puedo prescindir de Federico en estos momentos donde más débil me siento, sé que apenas lo conozco y que es muy ridículo, pero la necesidad que siento de estar con él es muy fuerte, nada me traería más felicidad que él en estos momentos.
- Y ahí viene el susodicho, mejor corre a su pene, digo a sus brazos. Te escribo luego gorda, te quiero - se despidió formando un corazón con sus manos.
Tal como sugirió mi amiga, fui corriendo al encuentro de mi castaño, quién lucía ligeramente desaliñado con una barba de más o menos una semana que lo hacía lucir irresistible, casi como esas novelas de Wattpad.
- ¿Salimos hoy? - pregunté
- Si claro, paso por usted a las 7. Nos vemos De Franco - me dedicó un guiño.
No tenía ya nada que hacer en la universidad, las cosas empezaban a mejorar. Lo único que me hacía falta era un abrazo de mi mamá, necesitaba su consuelo, estos últimos meses estaba un poco distante, ya no tenía ninguna noche libre y por algún motivo su celular siempre estaba apagado durante su turno nocturno, antes no lo hacía.
Finalmente llegué a casa, había sido un día lleno de emociones fuertes y necesitaba relajarme, así que me tiré en el sofá quitandome únicamente los zapatos y me puse a ver pornografía gay que inmediatamente me transportó a los confines más obscenos y podridos de mi mente.
Siempre había tenido la fantasía de estar con dos hombres y verlos besarse y tocarse entre sí para luego tocarme a mi.
A mi mente vinieron Emmanuel y Federico cómo protagonistas de aquella fantasía, provocándome una excitación inmensa. ¿Qué pensarían ambos? me cuestioné y reí un poco.
El tiempo pasó cómo si nada y no tenía nada de ganas de arreglarme, pero quería estar con Federico. Decidí usar una blusa negra de tirantes muy pegada, una chaqueta de cuero negra y unos jeans que resaltaban mi figura.
Quise usar negro para seguir llevando el luto, decidí no maquillarme. Si Federico sentía algo por mi, tenía que quererme con o sin maquillaje, aunque me asustaba un poco su reacción.
Escuché que tocaban la puerta, seguro era Federico.
Cuando la abrí, ante mis ojos estaba Emmanuel, cada vez que lo veía sentía mucha lástima y se me encogía el corazón.
- Helena, ¿quisieras ver conmigo un maratón de películas? Traje todas las de Harry Potter, algunas de terror y dinero para una pizza, con cebolla como te gusta - sonrió ampliamente.
- Es muy lindo de tu parte y no sabes cuánto te lo agradezco, de verdad es muy valioso para mi contar con tu apoyo, pero debo salir. Otro día podemos hacerlo, si quieres - contesté tratando de salir de tan estresante situación.
- ¿Es con él verdad? No me respondas, lo sé y espero que él te ame al menos la mitad de lo que yo lo hago - se fue.
Esperaba que el día que Emmanuel me olvidara estuviera cerca, ojalá encontrará una mujer que estuviera a su altura y en verdad lo mereciera.
Nuevamente tocaron la puerta, esperaba no fuera Emmanuel por segunda vez. Pero para mi suerte era Federico, llevaba una chaqueta del mismo color que yo y esa sonrisa tan sinica que me sacaba de mis cabales.
Me dió un beso corto, y nos dirigimos a su carro tomados de la mano.
Las calles estaban húmedas porque en la tarde había llovido, no había mucho tráfico y el clima era perfecto.
Federico no había hecho ningún comentario de mi apariencia, al contrario, estaba muy feliz ya que cantaba a todo pulmón una canción de los Rolling Stones, satisfaction.
En ese momento, la idea de hacerle sexo oral mientras manejaba asaltó mi mente, era muy sexy y aunque el pene de Federico no fuera el típico cliché gigante que te hace sangrar la panocha la primera vez, era muy grueso y sabía como hacer bien su trabajo, el de Emmanuel era más grande y nunca me provocó un orgasmo.
Hicimos un alto gracias a un semáforo en rojo, él seguía cantando y no quise interrumpirlo, me divertía bastante porque tenía una voz poco prodigiosa para el canto, aunque sonaba sexy porque su tono era muy grave, ronco.
Miré por la ventana y lo que ví me dejó totalmente perpleja, ví a mi madre sin él uniforme de su trabajo, muy bien arreglada subiéndose a una camioneta.
Pero, se supone que ella está trabajando, tenía que averiguar qué pasaba. Otra decepción no, por favor.
- ¿Qué pasa, está bien? - preguntó poniendo una mano en mi hombro.
- Es mi madre la que se subió a ese carro y se supone que ella tiene turno nocturno hoy en su trabajo - grité.
- No juzgue antes de saber la verdad - me aconsejó y me pasó una botella de agua que rechacé.
- Sigue esa camioneta Federico - ordené.
Me miró preocupado, pero me hizo caso.
¿En qué estaría metida mi mamá?
¿Por qué me había mentido? Solo esperaba que no fuera lo que yo estaba pensando, si es así, creo que me moriría en vida y quizás ni Federico pueda rescatarme.
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Muchas gracias por leer, este capítulo va dedicado a TamyMiranda8 Erika-Gro y Danny Sonnet Soruco Lupate ❤
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Para las que me preguntaban si Aly existía y tenían curiosidad de conocerla, acá les dejo una foto, es una de mis mejores amigas y excelente persona.
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Los amo, gracias por estar aquí ❤
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