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POV Helena

Después de una noche donde el insomnio se hizo presente gracias a ese profesor castaño que me tiene loca, no por el hecho que sea tan guapo, sino porque es un misterio que deseo descubrir.

Anoche por primera vez me excite como nunca lo hice con Emmanuel y en tan pocos minutos, aún puedo sentir sus labios calientes recorriendo mi piel eriza por el frío de la lluvia, mis piernas se tambalean de solo imaginarlo.

Lo único que me impulsó a levantarme fue que tengo clase de finanzas en un rato y que ese hombre estará ahí con su traje clásico gris hablando de números que no entiendo pero que me derriten por el simple hecho de salir de esa boca, aquella boca con labios delgados que me habían matado anoche.

Al llegar a la universidad, que estaba casi vacía pude notar que Angelique y Aly estaban sentadas en las escaleras, esperando por mi. Tan lindas como siempre, por un lado Angelique con su belleza de revista y la otra una rubia despampanante, no niego que a veces quisiera poseer ese tipo de belleza, pero este no es momento para sufrir, no señor, es momento de ser astuta para obtener a ese profesor.

— Hola — dije distraídamente, casi sin ganas.

— Aly,  eres de mis mejores amigas y debo contarte lo que pasa — seguí

Unos minutos después.

— ¡No puedo creerlo! Estoy en shock,  ¿te comerás a ese papucho? Bueno, ayer lo probaste. Pero y ¿qué harás con Emmanuel? —

Me quedé callada un momento, ese nudo en el estómago que me provocaba el remordimiento de la infidelidad me embargaba por primera vez. Se preguntaran cómo puedo engañar a un tipo tan lindo y perfecto como Emmanuel, ahí radica el problema precisamente en que tanta perfección y dulzura me aburren.

— Quiero terminar con él, pero no puedo. Cada vez que lo intento, él viene y hace cosas preciosas que me hacen sentir una desalmada. No sé qué hacer — suspiro.

— Ante todo la sinceridad, lo importante es que tú te sientas bien, lo demás es secundario y algún día tendrás que decírselo, no sigas retrasando esa agonía — intervino Angelique.

Como si de una mala pasada se tratara, sentí unos brazos morenos fuertes rodearme la cintura, pude ver como mis amigas simplemente se fueron para dejarme con él y que tuviera el valor de hacer lo correcto.

— Amor de mi vida — depositó un beso en mis mejillas rosadas por el rubor.

— Tenemos que hablar — me senté y él hizo lo mismo mirándome fijamente.

— Te escucho princesa —

—Por favor no me interrumpas. Solo quiero decirte que mil gracias por todos estos años que hemos estado juntos, eres un hombre maravilloso que estoy segura cualquier mujer estará feliz de tener a su lado, pero yo lamentablemente ya no soy esa mujer — finalice entrecortada.

Emmanuel tenía una cara desconocida para mi, su ceño fruncido y las lágrimas saliendo sin su permiso. ¿Por qué todo es tan difícil?

— Helena mi amor, por favor no me dejes. Te prometo cambiar, solo dime que deseas y lo tendrás, estoy dispuesto a cambiarme hasta el apellido si quieres, yo te amo con todo mi ser como no tienes idea — expresó rápidamente entre lágrimas.

Jamás lo había visto llorar, soy una maldita perra.

— Por favor no sufras, no es esa mi idea. Simplemente creo que somos diferentes y que nos podemos ver como amigos —

— Pero nuestra relación tiene arreglo, ¿no crees? No me hagas esto por favor — suplicó y tomó mis manos.

— Si, pero el problema es que yo ya no quiero seguir contigo, lo siento —

— ¿Es por ese profesor hijo de puta verdad? —

— ¿De que mierda estás hablando? — contesté nerviosa y con el corazón a punto de salir de mi pecho.

— ¡Le voy a dar su merecido, te lo aseguro! —

Fui corriendo tras él antes que hiciera una locura, pero fue demasiado tarde ya que afuera del aula estaba Federico, se le veía pensativo y agotado

Emmanuel simplemente llegó y lo tomó de la camisa, Federico no supo reaccionar, estaba atónito.

— Usted es un maldito pervertido, acosador de alumnas. Esto lo va a saber la facultad y lo van a despedir, hijo de puta —

Federico seguía sin reaccionar, quizás no asimilaba bien las palabras de mi ex novio, hasta parecía no escucharlo y sus ojos cafés se veian perdidos.

Emmanuel le soltó un golpe justo en la cara frente a la multitud que se había reunido a ver semejante espectáculo, quería detenerlos, pero mis amigas me lo impidieron.

Finalmente Federico reaccionó y le devolvió el golpe a Emmanuel con mucha más fuerza, incluso le sangró el labio, y antes que la pelea pudiera seguir llegaron más catedráticos con un par de vigilantes y los separaron.

— ¡Suéltenme! Quiero darle su merecido a ese acosador — gritaba Emmanuel.

— Que le quede claro López, yo jamás me fijaría en una muchachita tan insignificante como su novia, estúpido — contestó el castaño.

Esas palabras me partieron el corazón, no estoy enamorada del tipo o algo similar, pero por qué era tan hiriente, si me considera tan insignificante ¿por qué ocurrió lo de ayer?

Mi autoestima volvió a arrastrarse por el piso otra vez, antes de comenzar a llorar corrí lejos de la multitud para llegar a mi casa lo antes posible, las lágrimas no tardarían mucho en salir.

Después de un trayecto tormentoso finalmente llegué a casa, subí las escaleras que rechinan hasta mi cuarto y me lancé sobre la cama a llorar.

¿Por qué me dolía tanto haber terminado con Emmanuel si fui yo quien tomó esa decisión?

¿Por qué Federico dijo esas cosas tan hirientes sobre mi? Jamás olvidaré la mirada llena de rabia que me dedicó durante la pelea con mi ex novio.

Después de un largo rato, encendí la computadora para distraerme, tenía varios mensajes de Angelique y Aly, los leeré después.

De pronto, vi que mi prima favorita estaba conectada, Amelia, que estaba en una especie de internado desde hace un tiempo gracias a su familia con doble moral.

Presioné el botón de videollamada y un instante apareció esa chica de cabello negro y ojos eléctricos, la única que valía la pena de la familia de mi papá.

— Amelia ¿cómo estás? — traté de sonreír.

— Loca te he extrañado, estoy respirando y eso es bueno ya que en ese lugar de mierda no se puede hacer mucho. Estoy en casa por el momento, pero ¿por qué tienes los ojos hinchados? Cuentame todo —

Después de unos largos minutos de contarle mi desgracia, noté que palideció un poco y se mordió una uña.

— ¿Federico Rivelles? — dijo entrecortada.

— Si, castaño y de 35. ¿Lo conoces? —

— No, claro que no — negó pensativa.

— Pero cuéntame tú, ¿alguna nueva conquista? Y no me digas que no porque te conozco como la palma de mi mano —

— Pues si, pero esto si es fuerte y debes jurarme por tu vida que no se lo dirás ni a tu sombra. Es un secreto exquisito que hará que te de un paro vaginal de solo pensarlo —

Levanté mi mano en señal de juramento, quien sabe quien serà su nueva víctima. Amo a Amelia, es como la hermana que siempre quise, a pesar de la diferencia de edad y la distancia hemos sido cómplices en muchas cosas.

— Me estoy cogiendo a un sacerdote de 37 años — soltó como si de algún chiste inocente se tratara.

Literalmente sentí que todo me daba vueltas en ese momento, sabía que mi prima no era una santa, pero ¿un sacerdote?

— ¿Es en serio o es una broma tuya? —

—Es en serio, no sabes lo mucho que me excita su inocencia. Me confesó hace poco que se la ha jalado pensando en mi, eso me pone a mil — arqueó una ceja pervertidamente.

— Creo que finalmente te has superado a ti misma, no te juzgo, pero te pido que tengas cuidado. Me refiero a que si eso se descubre las consecuencias serán enormes para ambos sobre todo para él. Y a todo esto, ¿cómo se llama la víctima? —

— ¿Víctima? Si vieras como goza el condenado, es el Padre Tomás Valencia — guiñó un ojo.

Ahora si estaba a punto del infarto, ese sacerdote era el mismo que daba la misa dominical a la que yo asistía con mi madre. El mundo es un pañuelo.

— El Padre Tomás da la misa el domingo en la iglesia donde asistimos con mi madre —

Amelia soltó una carcajada digna de halloween.

— Ahora ya sé a donde escaparme los domingos, quisiera una experiencia erótica y deliciosa ahí — se lamía los labios.

— Me gustaría ver eso, si te animás llámame y puedo serte de ayuda para que no los descubran. Tengo que irme, te quiero mucho — le mandé un beso al aire.

— Perfecto, estaremos en contacto. Te quiero más, adiós —

La conexión se cortó.

Hablar con la loca de mi prima me había hecho muy bien, lo único que quería era dormir y no despertar, que todo esto fuera una pesadilla.

No quería enfrentarme a nada ni a nadie, seguramente después de los gritos de Emmanuel el rumor de mi con Rivelles se esparcirá a pasos agigantados y yo seré la zorra que siempre he querido ser, aunque no de la manera que me hubiera gustado, esa imágen de santa que la gente tenía concebida de mi estaba por desaparecer.

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Primero que nada disculparme por no actualizar en mucho tiempo, tuve problemas y no podía seguirla.

Espero me sigan leyendo, se los agradeceré de todo corazón si votan y comentan ❤

Y acá está el crossover que les prometí con la exitosa historia de mi amiga AnnStein5 Perdóneme Padre, espero les guste y gracias por todo ❤❤❤

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