PRÓLOGO
Es otro domingo más, otro domingo en el que la joven Jane sale en busca de adolescentes borrachos a la salida de las discotecas para aprovechar su ebriedad y poder robarles algo valioso.
<<Vamos a ver a qué niño mimado le hacemos el día.>> Pensaba la chica mientras se dirigía a la discoteca.
Este domingo tocaba la discoteca Watati, donde, en su interior, se encontraba Noah, bebiendo de su décima copa de esa noche.
Miraba a su alrededor, burlándose de la cantidad de borrachos que había en el local. No se incluía entre ellos debido a que el alcohol en su cuerpo duraba apenas una hora, por lo que, a pesar de haber bebido una cantidad inhumana de alcohol esa noche, se encontraba totalmente sobria.
En el exterior, Jane acechaba a sus próximas víctimas, discutiendo con su subconsciente sobre la falta de ética que hay en el hecho de robar.
<<-Algún día te vas a arrepentir de robar a tanta gente -le recrimina su inconsciente.
-Cállate, no robo por placer... ¿O sí? -se dice a sí misma.
-El Karma te llegará Jane...
-Si el Karma existiera, no estaría en esta situación.>>
Mientras la ladrona se decidía por una pareja para robar sus pertenencias, Noah pensaba que ya era suficiente bebida y música alta por esta noche. Después de pagar al camarero con desgana, se abre paso entre la gente bailando hasta llegar a la salida principal de la discoteca, donde el calor de la ciudad de Madrid se ha atenuado por la madrugada.
Pero un olor extraño llama la atención de esta, desviando su camino cuando se disponía a irse a casa.
Jane estaba a punto de marcharse también, pero su mirada se encuentra con la figura de Noah.
<<¿Quién eres?>> se pregunta la ladrona.
No sabe el porqué, pero la chica le llama especialmente la atención, por lo que se quita la pulsera, guardándola en el bolsillo, dispuesta a robar.
Y, ya de paso, echar un vistazo más de cerca.
<<¿Qué es ese olor?>> se cuestiona Noah, siguiendo el rastro del aroma hasta toparse con una chica bastante llamativa, y no solo por su físico, sino también por su estilo de pelo mitad blanco mitad negro.
<<¿Qué coño eres?>> se vuelve a preguntar la pelinegra.
<<Algo no anda bien, parece como si me estuviera viendo, pero eso es imposible>> piensa Jane, comprobando que su pulsera no está en su muñeca. <<Céntrate, pilla algo y vámonos de aquí>> le gritaba su subconsciente.
Por fin, la chica sale de su trance y rápidamente coge el reloj de Noah, saliendo disparada calle abajo con una sensación de lo más extraña.
Noah mira perpleja su muñeca, y después la calle por donde se acaba de ir Jane.
<<No sé en qué momento ha conseguido arrancar el reloj de mi muñeca. Ha sido rápida, bastante rápida, y eso que yo soy mucho más rápida que los humanos pero... ¿Ella es humana? Esa es la cuestión>> reflexionaba la pelinegra, paralizada en el sitio, en el mismo sitio donde Jane acababa de robarle el reloj.
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