CAPÍTULO 1

Jane se despierta jadeando por culpa de su sueño, maldiciendo a Noah por meterse en ellos.

Han pasado tres días desde que se encontró con aquella pelinegra y por alguna extraña razón, no lograba quitarse sus ojos marrones de la cabeza. Tampoco entendía por qué no había vendido aún el reloj que le robó.

<<¿Quién eres?>> Es lo que se lleva preguntando Jane desde entonces.

Esa misma noche, Noah batía su récord en copas, sin poder quitarse de la cabeza a esa peculiar chica que puede estar influyendo en su aumento de alcohol.

<<Ese olor tan... diferente, tan... inhumano>> vuelve a darle vueltas Noah, preguntándose una y otra vez qué puede ser lo que le haga tan especial.

La pelinegra da el último trago a su copa y pide al camarero otra más. A regañadientes, este lo hace, mientras Noah sonríe sabiendo que el camarero está bajo su control.

Mientras tanto, Jane callejea en busca de próximas víctimas, no muy lejos del bar de donde se encuentra Noah. Necesitaba despejarse y dejar de pensar en cierta chica, y para ello no hay mejor forma que salir a conseguir algo de dinero.

Pero esa noche a Jane no le divertía robar.

<<Quizá sea por cierta pelinegra...>> le dice su subconsciente.

Jane se quita esa idea de la cabeza y continúa con su trabajo.

Noah, en cambio, tiene otro tipo de trabajo, acabar su copa y darle vueltas a la noche que conoció a la chica misteriosa que robó su reloj.

<<No entiendo como ese despreciable ser me robó el reloj con tanta facilidad, no entiendo por qué no reaccioné aquella noche. Debería de haberla perseguido y comido, así me la habría quitado del medio y podría seguir disfrutando de mi desastrosa vida. >> piensa, sin darse cuenta de lo fuerte que estaba apretando el vaso hasta que se hace pedazos en sus manos.

El camarero mira a Noah con el ceño fruncido, acercándose rápidamente a ella.

—Tendrás que pagarlo... —gruñe este, elevando la voz para que le pueda escuchar entre el ruido de la multitud y la música.

La chica aprieta su mano en un puño y saca el dinero a regañadientes de su bolsillo.

—Quédate el cambio, gilipollas —dicho esto, Noah sale del local.

Jane no se encontraba muy lejos del bar de donde acababa de salir la pelinegra. Se disponía a atacar a su próxima víctima, una chica muy rubia y muy bebida.

<<—Bien, próximo objetivo la Barbie esa.

—Es guapa —dice su subconsciente.

—Quieres callarte estúpido, estoy intentando robar.

—Ni que tuvieses muchos problemas en eso, vamos ni siquiera tiene gracia. Es como si hicieras trampa.

—Recuérdame por qué cojones te tengo que aguantar.

—Porque soy tu subconsciente y no te puedes librar de mi.>> En estos momentos son en los que Jane odia a su subconsciente.

A pocos metros, Noah pensaba en ir a otro bar para tomarse unas últimas copas antes de volver a casa, pero el olor de la ladrona llama su atención y decide seguirlo. No tarda en encontrarse de frente a la chica, junto a otra rubia que no conoce y que parece bastante bebida.

Ahí es cuando Noah encaja las piezas. Está intentando robarla.

Jane intenta quitarle a la rubia la cartera, aunque su subconsciente le diga que en vez de robarla, le pida el número de teléfono. Como es obvio, Jane rechaza el ligar con la Barbie y se dispone a conseguir su cartera, hasta que alguien le agarra y le arrastra hasta un callejón que hay calle arriba.

Noah empuja a la ladrona contra la pared de uno de los edificios, agarrando con fuerza sus hombros para que no pueda escapar.

—¿Quién te crees que eres para aprovecharte de la gente borracha? —gruñe la pelinegra, intentando controlar su fuerza para no partir sus frágiles huesos.

<<Estás muy cerca Noah>> piensa, mirando a la ladrona.

Jane no entiende cómo puede verla, no tiene puesta su pulsera.

—¿Puedes verme? —pregunta esta, intentando comprender por qué Noah es diferente a los demás.

La pelinegra suelta una gruesa risa, pensando en si le está vacilando o algo parecido.

—Pues claro que sí —contesta Noah, apretando un poco más los hombros de la chica—. También vi como me robabas el reloj...

—No, no, no... —Jane niega con la cabeza—, eso no puede ser, nadie puede verme cuando...

En ese momento, la ladrona reacciona y se calla inmediatamente.

<<Mierda, Jane, cállate y lárgate de aquí cuanto antes>> piensa, buscando opciones para escapar del agarre de la pelinegra.

Noah se queda perpleja, pensando el por qué ha dicho que nadie puede verla y analizando su rostro en busca de algún síntoma por consumo de drogas. Pero Jane no había tomado nada.

—¿Quién eres? —insiste la híbrido, mientras la chica forcejea un poco.

—Nadie —Jane levanta la vista y mira por primera vez a los ojos de Noah—. Si quieres tu estúpido reloj te lo devuelvo, pero déjame en paz.

La pelinegra se queda por un segundo hipnotizada por la intensidad de los verdes ojos de la ladrona, aunque su subconsciente le dice que se centre.

—Deja de apretarme tanto, me haces daño —se queja Jane, sin entender de dónde saca tanta fuerza—. Ya te he dicho que te devolveré tu reloj.

Noah mira de arriba a abajo a la chica, relajando un poco su agarre.

<<Su ropa parece desarreglada y algo vieja>> piensa esta, frunciendo el ceño.

—Creo que el reloj lo necesitas más tú que yo —responde la híbrido, soltando, al final, los hombros de la ladrona—. Vuelvo a preguntar, ¿Quién cojones eres?

—Me llamo Jane —<<¿Quién cojones se cree para burlarse de mí?>> piensa la chica, gruñendo para su interior—, y vete a la mierda. ¿Te crees mejor que yo por llevar ropa más cara? —levanta la cabeza, pero su altura no le resulta imponente a Noah, Jane es más bajita—, Porque tengo que decirte que las dos veces que nos hemos visto apestas a alcohol, así que no creo que mi vida sea mucho peor que la tuya.

<<Me gusta... Tiene carácter... Aunque no me había percatado de que desprendía un olor a alcohol tan fuerte para los humanos>> piensa Noah, oliendo disimuladamente su ropa.

—Un gracias habría sido más considerado —dice la híbrido, con una sonrisa socarrona—. Te recuerdo que te he perdonado la deuda.

—Que te den —suelta Jane—, ¿Quién narices te crees que eres? —por fuera, esta parece rabiosa, por dentro está luchando por no mirar de más a la pelinegra.

Noah, quien sabe el efecto que está teniendo en la ladrona, amplía su sonrisa.

—Soy Noah Abasto —se presenta, sin borrar la sonrisa de su rostro—, es un placer.

—Es una pena que no pueda decir lo mismo —aunque, en el fondo, Jane sabe que esas palabras no son ciertas—. Ahora, si no te importa, me gustaría tener mi espacio personal de vuelta.

Noah se aleja lentamente de Jane.

<<Es curioso que sienta algo de atracción por ella. Quizá sea solo porque sigo sin saber si es humana o no>> piensa la híbrido, parándose a cierta distancia de la ladrona.

—A sus órdenes... —dice Noah con cierto tono burlesco.

<<No la soporto, no la soporto, no la soporto>> se dice a sí misma Jane.

—Bien, pues ya está todo aclarado —añade esta—. Ahora, si me disculpas, tengo cosas de las que ocuparme.

Jane saca la pulsera de su bolsillo y se la coloca en la muñeca con la intención de irse de aquel callejón. Noah se fija en la pulsera y se pregunta el por qué se la había quitado y ahora vuelto a poner.

—Un momento... —la híbrido interrumpe el paso a Jane—. Antes me hablaste de que era imposible que pudiera verte...

La ladrona se queda perpleja ante la velocidad de Noah.

<<—Juraría que hace un momento la tenía detrás... —piensa esta.

—Si se mueve igual de rápido en otras cosas... —habla su subconsciente.

—¿Quieres dejar de pensar en sexo? Eres un malpensado.

—Sabes que te lo estás diciendo a ti misma, ¿No?

—Que te den.

—Se lo dejo a Noah.

—No te soporto.

—Deberías contestarle o pensará que eres un bicho raro.>> mantiene Jane una conversación con su subconsciente.

—Estás borracha, deberías ir a dormir —contesta la ladrona, soltando un largo suspiro y moviéndose con la intención de continuar su camino.

—Creéme Jane... —ronronea Noah, sabiendo el efecto que tiene su tono de voz y su cercanía en la chica—. No estoy borracha.

Ya no queda ni un rastro de alcohol en el cuerpo de Noah, así que no miente en cuanto a lo de que no está borracha.

—Y yo que me alegro, pero tengo mejores cosas que hacer que estar aquí contigo —intenta evadir Jane a la híbrido, ignorando sus insinuaciones para conseguir que Jane se ponga nerviosa.

<<¿Decido ser buena y dejarla ir?¿O la sigo presionando para saber qué es? No parece muy receptiva en estos momentos, no creo que vaya a estar por la labor de cooperar.>> reflexiona Noah, decidiendo qué hacer con la chica que tiene frente a ella.

—No creo que eso sea cierto —añade la pelinegra, haciéndose a un lado para dejar libre el paso a Jane—, pero adelante.

—Te lo tienes muy creído —bufa Jane, pasando por delante de Noah con la cabeza bien alta, rechazando las palabras de su subconsciente que vuelve a insistir en que le interesa la híbrido.

Con pasos ligeros, la ladrona desaparece de la vista de Noah, mientras esta se mantiene en el sitio.

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Buenas mis lectorxs.

Tardé en publicar pero... ¡Aquí está el capítulo 1!

Karma y yo esperamos que os guste🥰

¡Votad y comentad!💜

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