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Una Correa.
La correa se encontraba adornada con aros y colgantes, mientras que en el lazo tenía pequeños moños azules repartidos a lo largo de esté.
Era raro decirlo, pero era verdad que no recordaba tener ese collar, que debía admitir le parecía muy lindo y sexy. Aunque que eso no quitaba las dudas que tenía sobre cuándo y dónde compró aquel objeto. Pero luego se detendría a pensarlo por ahora solo se dedicaría a disfrutar de las distintas sensaciones de placer que atormentaban su cuerpo.
Yoongi ni corto ni lento, tomó el collar colocándolo en el delicado y bello cuello del pelirrojo no sin antes pedir permiso con la mirada a lo cual recibió consentimiento. Con delicadeza para evitar algún pellizco o roce innecesario y no deseado término de colocar aquella correa.
Sin esperar por mucho tiempo jalo de esta, haciendo que por consecuencia Hoseok se levantara del lugar en el que hasta el momento había estado sentado. Sin siquiera darle tiempo al pelirrojo para asimilar lo que estaba sucediendo se sentó ahora él en el lugar. Abriendo sus piernas y metiendo a Hoseok en medio de ellas para en corto jalarlo de la correa y acercarlo a su boca con claras intenciones de un beso. El cual tampoco se hizo esperar, ya que tan pronto la mente embriagada de placer de Hoseok logró captar la indicación dio inicio a un candente beso del cual chasquidos y pequeños jadeos salían. Era una pelea entre los valientes y húmedos músculos vocales de los chicos, creando al poco un baile de roces entre sus lenguas.
Las manos del pelinegro vagaron hasta dar con las contrarias y llamarlas a acariciar el gran bulto que poseía atrapado entre sus pantanos y se había generado de la ardiente situación. De una manera tan tímida las manos del pelirrojo dieron pequeñas caricias por sobre la tela, que pronto se convirtieron en caricias más largas con apretones de por medio.
Ambos chicos se separaron jadeantes, dejando un puente de saliva uniéndolos aún, sus respiración estaban aceleradas pero no era motivo para alejarse del otro totalmente. Con una ronca y quedita voz, Yoongi hablo —Sol, ¿sería muy atrevido de mi parte pedirte que bebas de mi polla?— dijo de lo más tranquilo que podía después de lograr regular un poco su respiración.
La única reacción que hubo del pelirrojo fue un asentimiento acompañado de una sonrisa ladina. —Puede que si sea muy atrevido de tu parte. ¿Pero acaso no te has dado cuenta de todo los actos pecaminosos que estábamos cometiendo y vamos a cometer? Ahora déjame probar de tu esencia— Gracias a que Yoongi soltó el agarre de la correa logró hincarse hasta acabar con su cara enfrente del bulto de su mejor amigo.
Su rostro estaba peligrosamente cerca del duro y marcado bulto del pálido, tan cerca que logró sacar su lengua y dar un lengüetazo por sobre la tela. Lengüetazo que había logrado sacar un ronco jadeo del mayor.
Con sigilo sus manos desabotonaron los pantalones de Yoongi, para luego bajarlos junto con los bóxers del mismo. Dejando libre el exaltado miembro más que erecto. Si algo tenía que admitir era que su amigo tenía una muy larga extensión además de gruesa también, lo que a sus ojos se veía sorprendente y delicioso.
Se acercó dando una larga lamida a toda la extensión del miembro, acto causante de un sonoro gruñido de parte del pálido. No espero mucho para sentir más lamidas a este, cada una era larga y lenta como si intentase recordar la sensación de las venas paseando por su lengua, en el glande -ya rosado y sensible por la notable exitacion- Hoseok dejó un besito para proceder a abrir su boca e introducir el pedazo de carne en ella.
Consciente de que el tamaño era grande, trató de ahuecar sus mejillas y soportar las arcadas que le venían para poder disfrutar más de ese gran y lindo pene. Sus labios podían sentir hormigueo cada que pasaban por una vena, era delicioso, era simplemente delicioso lamer como si fuera helado el bastante presemen que ya se encontraba escurriendo por la extensión de este. Sin ser aún suficiente, gracias a la saliva del moreno y el líquido preseminal del mayor ella polla del nombrado había quedado perlado pareciendo tan apetecible como un caramelo.
Lo que incentivo a Hoseok a seguir chupando este, hasta llegado el momento en que el pálido llego a su orgasmo y liberó su semilla en la boca del pelirrojo. Aquel líquido blanco, era espeso y viscoso con un peculiar sabor salado con aire a piña, tal vez su amigo había considerado eso. Con ayuda de sus dedos logró juntar cada gota de semen que se le había escapado de la boca y tragarla como un dulce cualquiera, porque aunque sonora morboso, ese líquido era un dulce.
Yoongi sintiendo como su miembro comenzaba a levantarse una vez más, acercó al pelirrojo para compartir un fogoso beso que tenía la intención de probar su propia semilla. Era algo totalmente morboso ver aquel beso, donde los líquidos presimenales y vocales de los chicos se mezclaban y escurrían por entre sus comisuras.
Llevando el beso aún más lejos, hablando literalmente, ambos chicos sin esperarse del baile entre sus lenguas, caminaron fuera de la habitación del pelirrojo con intenciones de seguir con el romance en otro lugar. Era mentir descaradamente si decíamos que Hoseok nunca tuvo intenciones o deseos de hacerlo en lugares poco convencionales como lo eran la cocina, sala, comedor y cualquier otro lado que se les ocurriera.
Pero jamás llevo a cabo esto por razones encontradas que siempre solían cambiar.
En otras palabras, excusas que se ponía a si mismo.
Sin ninguno darse cuenta habían terminado en la cocina del menor, lugar donde terminaron el sucio beso. El pálido con suficiente fuerza alzó una de las piernas del pelirrojo para indicar que quería que este se subiera arriba de la encimera, acción que no tardó. Aún con la sorpresa de hallarse así mismo encima de la encimera con las piernas abiertas y su mejor amigo entre ellas, no dudo y termino de acatar lo que el pálido quería.
Las grandes y valientes manos de Yoongi acariciaban con total delicadeza las piernas a su costado, dándole en momentos apretones y rasguños. Si algo le encantaba del chico pelirrojo eran sus lindas y chonchas piernas, que resaltaban aún más gracias a las apretadas medias. Se le haciendo simplemente apetecibles a la vista, tan lindas, eran tan regordetas que el elástico de las medias las apretaba a un nivel en que sobresaltaban unos pequeños gorditos. Contrario a lo que muchos pensaban, eso le parecía de lo más sexy.
Llevando sus manos más arriba por los suaves muslos, llegó hasta las bragas del menor las cuales con ayuda de este logro quitar. Su vista no pudo evitar dar a parar en la entrada rosada que su menor tenía, debía aceptarlo le tentaba él probarla. Pero primero quería hacer algo para que esa experiencia fuera aún mejor.
Dos de sus dedos fueron en dirección a la entrada de Hoseok, dándole caricias y amenazas de querer entrar lo cual le causaba al pelirrojo un estremecimiento acompañado de una corriente de placer.
Sus dedos comenzaron a adentrarse poco a poco por entre las cálidas y estrechas paredes del menor, haciendo que este sacara varios gemiditos de placer. No sabía cómo sentirse al respecto, tenía unas inmensas ganas de tomar esa entrada y follarla sin fin, pero también quería ir despacio para hacer durar lo más posible el momento y poder apreciar todos los gestos de gozo y satisfacción que hacia Hoseok.
Inevitable, era inevitable que la velocidad aumentara, los dos dedos del pálido comenzaron a entrar y salir más rápido después de que el pelirrojo haya soportado ambos. Este último se sentía a explotar, su cuerpo estaba ardiendo en calentura mientras pequeñas gotas de sudor resbalaban por su anatomía perlando su bronceada piel. Quería más de eso, quería mucho más.
En busca de ese más, tomo la muñeca de su mejor amigo y comenzó a penetrarse el mismo, dándole lo más duro que podía a su propia entrada. No era para nada un secreto el que a Hoseok le encantara el sexo duro y fuerte, y eso solo se podía palpar al verlo penetrarse desesperadamente con la mano de su amigo.
El pálido hasta ahora solo pudo limitarse a sonreír pícaro y travieso ante lo gracioso que le parecía lo desesperado que estaba su amigo por llenarse de sus dedos. Pero él también quería satisfacerse, y que no mejor qué haciendo uno de sus tantos fetiches.
Separándose del menor, sacó sus dedos del interior de este dejándole una sensación de vacío. Que pronto fue cambiada por una sensación de curiosidad y confusión al ver cómo el mayor paseaba su mirada por toda la cocina.
Aprovechando lo que tenía disponible en la encimera tomó un tazón de fresas que tenía justamente a lado, dándole una rápida mirada a Hoseok tomó el tazón y lo acercó a ellos. Con su mano diestra tomó una fresa y la llevó hasta los labios del pelirrojo indicando que la metiera a su boca cosa que acató rápidamente el menor. —Ahora primor empápala de tu caliente saliva para facilitar esto.— fue lo único que dijo el mayor en un tono ronco y excitado.
Con total obediencia chupo entretenido la fresa tratando de no morderla, cosa que se le comenzó a complicar al sentir repentinamente una lengua envolverse en uno de sus sensible botones y darle una mordida. El pelinegro sin duda lo quería hacer sufrir, y no deteniéndose ahí, siguió dándole succiones y lamidas a su pezon mientras que el otro era apresado por los dedos del mayor.
Le resultaba tan difícil y doloroso completar la tarea pedida por Yoongi que de alguna manera le resultaba excitante y caliente. Con todo el autocontrol que poseía logró evitar morder la fresa y solamente chuparla como le había pedido su mayor.
—Muy bien echo lindo, ahora escúpela— hablo Yoongi, indicando el lugar que en este caso era su mano. Dudoso del porque quería que escupiera aquel fruto ahí, lo hizo.
La fresa había caído empapada de saliva del pelirrojo Justo en la mano del pálido, cosa que extrañamente le había sacado una sonrisa ladina al mayor. Su cara estaba sonrojada a más no poder, y posiblemente tenía una expresión de confusión también al sentir como sin quitar la sonrisa de su rostro Yoongi bajo la fresa hasta en su entrada donde la comenzó a frotar.
Era tan raro, la sensación húmeda de su propia saliva empapando su arrugada entrada, junto con lo suave de la fresa que le amenazaba con entrar. Aunque esa amenaza no duró mucho, debido que en cortos segundos el mayor ya estaba introduciendo la fresa en su interior.
No pudo ser callado el jadeo de sorpresa que había soltado el pelirrojo ante la tan rara intromisión en su cuerpo. Otro gemido de sorpresa salió de su boca al sentir como su Hyung golpeó su entrada con la palma de la mano, para luego dejar esta ahí, como si estuviera tratando de tapar mi agujero y evitar que sacara la fresa.
Era todo tan raro que resultaba excitante, en su vida hubiera imaginado que era capaz de meterse comida por su hendidura, pero contrario a lo que hubiera imaginado eso le gustó y le calentó más de lo que hubiera deseado.
Aún con su mano en la entrada del menor, con la que tenía disponible tomo dos fresas más del tazón metiendo una a su propia boca y la otra a la del pelirrojo.
Sabiendo las indicaciones que con anterioridad había recibido del mayor, chupo la fresa sin morderla ahora con más facilidad gracias a que no lo estaban estimulando como antes.
Bastaron algunos pequeños minutos para que ambos chicos escupieran las fresas en la mano libre de Yoongi. Fresas que siguiendo los pasos de la primera fresa, se introdujeron en el interior caliente del menor.
Con las fresas dentro de él, el mayor opto por cerrarle las piernas y darle la vuelta, dejándolo en cuatro aún arriba de la encimera, la posición a pesar de serle tan común le pareció extraño al menor ya que no sabía lo que podían hacer así.
La respuesta a su duda no duró mucho en llegar, ya que de la nada sintió un músculo caliente y húmedo dar una lamida en su cavidad anal, y pronto no fueron solo una si no muchas lamidas las que estaban recibiendo. Había escuchado muchas veces de las bocas de sus amigos que los besos negros eran una maravilla, eran una sensación abrumadora de placer, pero aún con esa recomendación jamás lo intentó con sus parejas anteriores.
Y ahora que lo estaba probando, sin duda le resultaba algo exquisitamente placentero, le resultaba tan agobiante y satisfactorio el cómo el pálido se dedicaba a lamer y chupar las orillas de su entrada para luego tratar de penetrarlo con su lengua. Su boca era un lío total de gemidos y maldiciones que dejaron de ser retenidos después de que su mayor en un caliente y grave susurro le haya dicho que quería oír bien su voz al sentir placer, al sentir un gozo increíble.
Para Yoongi le resultaba delicioso el sabor de la entrada de su menor, aún conservante del sabor de la primera fresa, y de lo poco que su lengua había podido entrar en esta sabia que su interior estaba lleno del dulce sabor de las fresas que aún descansaban en el caliente canal del menor.
Sus manos hacían de todo menos estar quietas, se paseaban por las nalgas del pelirrojo dándole nalgadas de vez en cuando y luego amasándolas con algo de fuerza. Yoongi debía decir que desde que conoció al menor, y había visto el gran trasero que este tenía le habían dado unas ganas exorbitantes de apretarlo y manosearlo.
Por esa razón se sentía aún más feliz de que por fin pudiera apretar y amasar ese gran trasero entre sus largas manos. Las nalgadas hacia Hoseok se hicieron más frecuentas haciendo que el trasero de este comenzara tomar un tono rosado, casi rojo. Algo que combinaba con el rostro del menor que estaba más que rojo por toda la estimulación y calor que su cuerpo estaba teniendo. Era algo raro pero también era sumamente placentero y excitante.
Tal y como el mayor había echo hace ya varios minutos, se podría decir que ahora, la puerta había sido azotada de nueva cuenta. El sonido de la puerta abriéndose estrepitosamente sobresalto a ambos jóvenes.
Ahora era un joven de una estatura un poco más alta que la del mayor, y una tez notoriamente más morena y bronceada que la de Yoongi. Unos cabellos platinados resaltaban del chico junto con su extravagante ropa.
Se podría decir que era como la de Yoongi pero en cierto modo, con un estilo más marcado. Toda su vestimenta tenía cadenas y estoperoles, con pantalones rotos y una chaqueta de cuero, con un cigarrillo en la boca tal y como había llegado anteriormente el mayor. Solo que a diferencia de este optó por cerrar el mismo la puerta y acercarse a los dos chicos que estaban en la cocina.
—¿Como está Hoseok Hyung?— Un tono de clara burla no pudo evitar salir de la voz del chico que recién había llegado. Dejando a los otros dos expectantes de su presencia aún en la misma posición en la que habían quedado. —Eh de confesar que tenía cosas que hablar con usted, pero viendo la situación tendremos que hablarlas después. —
Sin dudar todo este encuentro comenzaba a verse como el de alguna película para de adultos.
—Hyung, No tenía idea de que usted disfrutaba de que le metieran fresas por el culo y que aparte de lo comieran.— el mencionado solamente se encogió de hombros sonrojado. En el tiempo de que se llevaban conociendo jamás lo había oído hablar así y menos dirigiéndose hacia él. Si era sincero consigo mismo, le excitaba la nueva forma de hablar del menor con respecto a él, algo que no pasó desapercibido por los dos chicos presentes.
—Y sabe muy bien. Te contaría lo que es probar su delicioso cuerpo pero ¿No te gustaría mejor unirte?—Un trío. Vaya eso en su vida pensó que iba a hacer pero si lo pensaba tal vez no era tan mala idea, mientras que el mayor solo pensaba en que estaba apunto de lograr otra de sus fantasías sexuales.
—Creo que sería una completa ofensa si no lo hiciera. Así que con gusto me uno— Ese era el fin de su trasero fueron los inevitables pensamientos que cruzaron por su mente al poco de escuchar aquella afirmación.
Dos grande, prominentes y gruesos pedazos de carne, contra su pequeño culo. Realmente no iba a poder caminar los próximos días, pero iba a valer completamente la pena.
—Pero Hyungs, ¿Que les parecería agregar algo de adrenalina?— mencionó el platinado, insertando algo de curiosidad en el pelirrojo.
—¿Ah que te refieres?— pregunto el mayor de los tres.
—Hacerlo en público—
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