¿Damos Una Vuelta? | Gregonnor

Los PJ Masks acababan de regresar a la base tras una noche especialmente difícil. Romeo había logrado mejorar uno de sus inventos, lo que les había dado más problemas de lo habitual.

Sin embargo, como siempre, los héroes habían salido victoriosos. Aun así, el cansancio era evidente en sus rostros.

Amaya ya se había ido a casa después de asegurarse de que todo estaba en orden.

Connor y Greg se quedaron un poco más en la base, ambos sentados en el borde de la plataforma que daba vista a la ciudad. El silencio se instaló entre ellos, pero no era incómodo.

Habían compartido muchas noches como esa, aunque esta vez, algo en el ambiente se sentía diferente.

—Hoy fue más difícil de lo que esperaba —dijo Connor finalmente, rompiendo el silencio.

El rubio asintió, su mirada fija en el horizonte. —Sí, pero lo logramos, como siempre.—

—Claro que sí —respondió el moreno, esbozando una sonrisa. Sabía que sin Greg, la noche podría haber terminado de manera muy distinta—. Siempre me impresionas, Greg.—

El nombrado giró la cabeza para mirar al más alto, sorprendido por el comentario. —¿Impresionarte? ¿Yo? Tú eres el líder. Eres el que siempre sabe qué hacer.—

Connor negó con la cabeza, con una sonrisa sincera en los labios. —Eso no es del todo cierto. Muchas veces, cuando estoy perdido, solo tengo que verte y recordar que no estoy solo. Tienes una manera de mantener la calma, incluso en las situaciones más difíciles. Eres… una especie de ancla para mí.—

Greg sintió cómo el calor subía por su cuello ante las palabras de Connor. Nunca había pensado en sí mismo de esa manera, pero escuchar a su compañero decirlo lo hizo sentir una calidez especial en el pecho.

—Bueno… gracias, Connor. Eso significa mucho viniendo de ti.—

Ambos volvieron a mirar hacia la ciudad, donde las luces brillaban como estrellas en la distancia. El silencio regresó, pero esta vez era más cargado, como si algo importante estuviera a punto de ser dicho.

—Greg… —empezó Connor, pero luego se detuvo, como si no estuviera seguro de cómo continuar.

—¿Qué pasa? —preguntó, preocupado por la repentina vacilación en su amigo.

Connor respiró hondo, sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho. Había algo que había estado guardando durante mucho tiempo, algo que no había sabido cómo expresar, pero ahora, con él tan cerca y la noche envolviéndolos en su manto de tranquilidad, sintió que era el momento.

—Greg, hay algo que he estado queriendo decirte… desde hace un tiempo. No sé cómo lo tomes, pero… no puedo seguir guardándolo.—

El ojiverde sintió un nudo formarse en su estómago. Había algo en la voz del otro, una mezcla de nerviosismo y sinceridad, que lo hizo sentir que lo que estaba por decir era importante.

—Puedes decirme lo que sea. Sabes que siempre estaré aquí para escucharte.—

Connor asintió, agradecido por las palabras de aquel. Tomó otro respiro profundo antes de hablar.

—Greg, desde que nos conocimos, siempre hemos sido más que amigos, más que compañeros. Hay algo en nuestra amistad que siempre me ha parecido especial… pero últimamente, me he dado cuenta de que… siento algo más por ti.—

Greg se quedó en silencio, sus ojos muy abiertos mientras procesaba lo que el moreno acababa de decir. Su corazón latía con fuerza, una mezcla de sorpresa y una emoción que no podía identificar del todo.

—¿Algo… más? —repitió Greg en voz baja, como si necesitara asegurarse de que había escuchado bien.

Connor asintió, sin apartar la mirada de su compañero.

—Sí. No sé cuándo empezó, pero cada vez que estamos juntos, me siento… diferente. Me hace feliz estar contigo, y me preocupa que, si no te lo digo, me arrepentiré.—

El silencio que siguió fue ensordecedor. Greg sentía su mente girar, tratando de procesar las palabras de Connor. Había algo en él que siempre había sentido hacia su amigo, una conexión que iba más allá de lo que había sentido con Amaya o con cualquier otra persona. Y ahora, todo parecía tener sentido.

—Oye… —dijo finalmente, su voz temblorosa—. Yo… también siento algo por ti. No sabía si debía decirlo, si era solo mi imaginación, pero… ahora que lo dices, sé que es real.—

Connor sintió una ola de alivio recorrer su cuerpo. Las palabras de su enamorado eran todo lo que había esperado, y más. Sonrió, una sonrisa que reflejaba la felicidad que sentía en ese momento.

—Me alegra escucharlo, Greg. No sabes cuánto.—

Ambos se quedaron en silencio por un momento, dejando que sus palabras se asentaran. Había una nueva conexión entre ellos, una que había estado allí todo el tiempo, pero que ahora, al ser reconocida, se sentía más fuerte.

—Entonces… ¿qué hacemos ahora? —preguntó, su voz suave pero llena de curiosidad.

Connor miró a Greg, sintiendo una calidez en su pecho que solo aumentaba con cada segundo que pasaba.

—Creo que lo mejor es… tomarnos nuestro tiempo. Ver cómo evolucionan las cosas entre nosotros. No hay necesidad de apresurarnos.—

Greg asintió, sintiendo una paz que no había sentido en mucho tiempo. Tomó la mano del contrario, entrelazando sus dedos con los de él.

—Me parece una buena idea.—

Ambos se quedaron así, sentados juntos bajo las estrellas, con las manos entrelazadas. El silencio que los rodeaba era ahora uno de compañía, de comprensión mutua. Habían dado un paso importante, uno que cambiaría su relación para siempre, pero lo habían hecho juntos, y eso era lo que más importaba.

Pasaron los días, y aunque la rutina de las noches de héroes continuaba, había una nueva dinámica entre Connor y Greg. Se entendían con miradas, con pequeños gestos que antes podían haber pasado desapercibidos, pero que ahora tenían un nuevo significado.

Una noche, después de otra victoria contra Luna, Catboy y Gecko ,ahora como civíles, decidieron quedarse un poco más en la base. Amaya se había ido a casa temprano, dejando a los dos solos en la sala de control.

—¿Te parece si salimos a dar una vuelta? —sugirió Connor, su tono casual pero con una chispa en los ojos.

Greg asintió, sonriendo.

—Claro, me encantaría.

Salieron de la base y caminaron por la ciudad, disfrutando de la tranquilidad de la noche. Las calles estaban desiertas, y la única luz provenía de las farolas que proyectaban sombras largas sobre el pavimento.

—Siempre me ha gustado la ciudad por la noche —comentó—. Es como si fuera un lugar diferente, más tranquilo.—

—Sí, es como si todo estuviera en paz —coincidió Greg.—

Se detuvieron en un parque, sentándose en un banco que daba vista a un pequeño lago. Las luces de la ciudad se reflejaban en el agua, creando un efecto casi mágico.

—¿Recuerdas la primera vez que luchamos contra Romeo? —preguntó Connor de repente, sonriendo ante el recuerdo.

El rubio soltó una pequeña risa.

—Sí, cómo olvidarlo. Casi me caigo en uno de sus pozos trampa.

—Y yo casi pierdo mi cinturón de Catboy —añadió Connor, riendo también—. Éramos un desastre, pero lo hicimos bien.—

—Sí, y desde entonces hemos mejorado mucho —agregó el ojiverde mirándolo con una sonrisa—. Pero siempre hemos sido un buen equipo.—

Connor asintió, sintiendo el calor de la mirada de Greg.

—Eso es lo que más me gusta de nosotros, Greg. Siempre hemos estado ahí el uno para el otro.—

Sintió un nudo en la garganta, emocionado por la sinceridad de las palabras del ojiazúl. Se inclinó hacia adelante, susurrando suavemente:

—Siempre lo estaremos, Connor. Pase lo que pase.—

El nombrado lo miró sintiendo una mezcla de emociones que era difícil de describir.

Lentamente, se inclinó hacia adelante, cerrando la distancia entre ellos, y presionó sus labios contra los de Greg. El beso fue suave, pero lleno de promesas no dichas.

Cuando se separaron, ambos se miraron con una sonrisa compartida.

—Esto es solo el principio, ¿verdad? —preguntó tímido el rubio en voz baja.

Connor asintió, tomando la mano de Greg.

—Sí, y estoy emocionado por ver a dónde nos llevará.—

Ambos se quedaron allí, bajo la luz de la luna, disfrutando de la compañía mutua y del nuevo capítulo que estaban comenzando juntos. No sabían lo que el futuro les deparaba, pero estaban seguros de una cosa: mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier cosa.

Y así, la noche continuó, envolviéndolos en su abrazo silencioso, mientras Connor y Greg se aferraban el uno al otro, sabiendo que habían encontrado algo especial entre ellos dos.

Pedido por: FlexLea

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