Capítulo 21
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—Ya va a ser la hora de irse, no vayan a dejar sus cosas. Nos vemos el lunes... —Se despidió la maestra de inglés, sonrió a todos, mirando como iban saliendo los alumnos de la clase.
Hoy era treinta de octubre, viernes, estaba feliz porque sería fin de semana.
Guardé y recogí mis cosas, me levanté de mi lugar, manteniendo mi sonrisa de oreja a oreja. Me despedí de mi maestra y salí al pasillo, ahí me encontré con Jungkook, su última clase era American History, esa clase estaba a lado de mi clase de inglés.
Sus ojos chocaron con los míos, aún seguía enojada, pero ya era más por capricho, no tenía mucho caso enojarse y amargarse la vida, Jungkook no me molestaba, Jungkook molestaba a cualquier persona que él quisiera, Jungkook no era grosero conmigo, Jungkook era grosero con cualquier persona, Jungkook no era malo conmigo, Jungkook era malo con cualquiera. No estaba bien, debía cambiar esa parte de él, pero yo no podía hacer nada por él, no era mi deber, comenzaba a aceptar eso.
Tenía su expresión apática, pero cuando se dio cuenta de mi presencia, sonrió, sonrió de esa manera que tenía de sonreír cuando molestaba. Yo me quedé pasmada...
De acuerdo, estaba enojada, no ciega, seguía resentida, pero no mataba mis sentimientos, aunque debería.
Me contuve, tratando de no reaccionar ni dejar reaccionar a mi corazón. Fui consciente de ese hoyuelo que se formó en una de sus mejillas.
Lo vi acercarse a mí.
—Estas feliz, bichito —Volví a tratar de no reaccionar ante ese estúpido apodo.
—Es fin de semana, ¿no saldrás con tus amigos o algo? —Es todo lo que digo, acomodando mi mochila, él hace un puchero, mirando hacia otro lado, pensativo.
—No.
—¿No? —Repetí, él negó con su cabeza —¿A ningún lado, ni con tus papás? —No, no, no. Desvié mi mirada hacia un costado de él, mi amiga me miraba con los ojos entrecerrados. Volví a mirar al chico.
—Ellos trabajan los fines de semana, quizás me quede a existir en casa —Dijo, sin mucha importancia. Hizo el amago de caminar a la cafetería para esperar a que llamaran a los de nuestro autobús.
Volví a mirar a mi amiga, ella se encogió de hombros. Por dios, odiaba tanto mi consciencia cuando me jugaba malas jugadas, quería estar enojada, quería demostrar mi enojo en cualquier forma, color e idioma, quería exteriorizarlo, me debía eso, pero... yo no era mala, no era cruel, no era ruda, nunca lo había sido en toda mi vida, papá dice que era ese tipo de niña que lloraba al ver escenas tristes en las películas, mi corazón no estaba hecho para hacer sufrir o ver sufrir a las demás personas, no podía con ello, no podía ver a alguien más estar solo, no podía...
Todos, o algunos fines de semana, Celestine y yo nos reuníamos en mi casa para ver películas, a veces salíamos a comer, o simplemente pasábamos el fin de semana juntas, haciendo cualquier cosa para desestresarnos de la semana.
Tengo que trabajar en mi crueldad y dignidad.
—Jungkook... —Lo detuve, jalándolo de la mochila.
—¿Hm? —Me miró.
Te juro que si me rechaza...
—¿Quieres venir a mi casa el fin de semana? Celestine y yo veremos películas, a veces hacemos eso... —Comenté, sintiendo el latir acelerado de mi corazón.
—Seguro —Contestó y siguió su camino, cuando ya no estuvo más, pude soltar el aire que había estado reteniendo.
—Mírate, invitando a chicos a citas... —Cele me molestó cuando finalmente se acercó a mí, en ese instante, la maestra de inglés salió al pasillo —Está enferma de amor, Miss.
—Eso noté, mira cómo le brillan los ojos —Sugirió, sonriente y yo me sonrojé —Ustedes dos son muy obvios.
—¿A qué se refiere? —Pregunté.
—Se les nota mucho que se gustan... —Dijo.
—Oh no, ellos no están saliendo, a Alyn le gusta, pero él no lo sabe, así que guarde muy bien el secreto —Explicó mi amiga, la maestra frunció el ceño, pero solo se dedicó a asentir.
—Oh... comprendo.
Nos despedimos de ella y nos fuimos. Siempre era emocionante empezar el fin de semana.
Cuando llegué a la puerta de casa, me dediqué a acomodar, arreglar y esconder cosas en mi habitación, incluso por toda la casa, quería que todo estuviera en su lugar para cuando Jungkook viniera a mi casa.
—Buenas tardes papá —Lo saludé, mientras bajaba las escaleras, el solo alzó su mano, saludándome con una sonrisa, estaba hablando por teléfono, parecía importante así que solo volví a mi habitación.
Ahora que lo pensaba, Jungkook jamás había entrado a mi habitación, había estado en casa, pero nunca había subido siquiera al segundo piso.
Me dediqué a seguir acomodando mi habitación con mayor esmero, guardando cualquier cosa que pudiera dejarme en vergüenza.
Le bajé el volumen a la pequeña bocina que tenía sobre mi cama y me senté un momento para descansar, encendí la pantalla de mi celular y vi mensajes de Jungkook.
Varios minutos después, Cele llegó a casa, ambas corrimos escaleras arriba después de que yo le abriera la puerta y de que ella saludara a mi papá.
—¿En verdad va a venir? —Cuestionó, aun sin poder creerlo. Yo asentí repetidas veces —¿Limpiaste cualquier posible evidencia? —Asentí —¿Tienes un plan? —Me quedé en silencio, ella achinó sus ojos.
Por dios... no tenía un plan para esta noche.
—Lo sabía... —Se quejó, dejándose caer en mi cama.
—¡Lo olvidé por completo! —Tomé mis cabellos entre mis manos.
—De acuerdo, no hay que alarmarnos, podemos ver películas, pedir comida y después dejaremos que todo tomé su curso, que todo fluya por sí solo —Se incorporó en mi cama —¿Ya le dijiste a tu papá?
—No... —Estaba nerviosa.
—Tienes que decirle, ve ahora.
No temía porque papá dijera que no, no era ese mi temor, mi temor era decirle que Jungkook, ese chico del que hablamos hace un tiempo, estaba por venir a casa, a ver películas conmigo y Cele, en mi habitación.
—¿Papá? —Lo llamé, él estaba viendo la televisión.
—¿Sucede algo?
—Hoy... hoy vendrá una persona a casa... —Empecé diciendo.
—Ya sé, es fin de semana, toca que viniera Cele —Sonrió.
—Sí, pero invité a alguien más... —Cuando dije eso, volteó a verme, con cuidado, con lentitud.
—¿A quién invitaste?
—A Jungkook, papá.
Él se quedó en silencio, yo me quedé en silencio, formamos un silencio sepulcral, era terrible.
—Está bien, solo... solo tengan cuidado —Fue todo lo que dijo, de manera atropellada.
—Solo estaremos en mi habitación —Dije, él me miró con sus ojos entrecerrados, me apresuré a volver a hablar —Gracias, papá, estaremos bien.
Volví corriendo a mi habitación, mi amiga estaba concentrada en su celular.
—Dijo que estaba bien.
—Genial, porque está a punto de llegar... —Me mostró la pantalla de su celular, eran las seis con veintisiete minutos. Respiré hondo, sintiendo cómo mi estómago se revolvía.
Nos quedamos en mi habitación, esperando a que llegara la hora y llegada del asiático a mi casa, ella en sus pensamientos y yo tratando de hacerme recordar cómo respirar cuando el chico llegara, estaba nerviosa, nerviosa y furiosa, furiosa y emocionada.
Ni siquiera nos dimos cuenta que pasaron un par de minutos, de no ser porque papá gritó desde la primera planta.
Me incorporé de la cama, mirando a mi mejor amiga.
—Cálmate —Me dijo, salió de mi habitación rumbo al primer piso, bajé detrás de ella, en la sala estaba Jungkook, quien pasaba justo una de sus manos por encima de su sedoso cabello negro. Él nos miró, viéndose más relajado, yo moría por dentro.
—Jungkook ha llegado —Repitió mi papá, con orgullo, como si no lo estuviéramos viendo.
—En fin —Mi amiga intervino —¿Te parece subir?
—Está bien —Contestó el chico, Cele le dijo que lo siguiera y cuando él pasó por mi lado, sonrió con los labios apretados. Los seguí, temerosa y nerviosa, me pareció curioso ver a Jungkook dentro de mi habitación, de repente me pareció que era muy pequeña y él muy alto.
Lo vi inspeccionar todo y ahí fue cuando agradecí haber limpiado todo de manera correcta
—Puedes sentarte —Le dije, me miró al instante.
—Sí, no mordemos —Agregó mi amiga, haciéndolo rodar los ojos antes de lanzarse sobre mi cama como si fuera la suya.
—¿Qué vamos a ver? —Preguntó, mientras tomaba una de mis almohadas y la abrazaba contra su pecho, nos miraba la una a la otra —No sabía que tu cuarto fuera tan cómodo.
—Sí... —Yo estaba tonta.
—¿Algo que nos recomiende el gran Jungkook Jeon? —Quiso saber Cele, con un tono extraño —Alyn olvidó hacer un plan.
—¡Celestine! —Eso era secreto.
—Da igual.
—Pues... —Alargó Jungkook, mirándonos con inseguridad.
Jamás, ni por asomo, se me hubiera ocurrido pensar o creer que un día estaría con Jungkook, a oscuras en mi habitación, comiendo comida chatarra mientras mirábamos Over The Moon, porque sí, pasamos muchos minutos intentando decidir qué película ver, peleamos mucho, discutimos otro poco hasta que finalmente decidimos ver alguna película animada, en realidad había sido Jungkook quien la había puesto, estabamos en medio de nuestra discusión y él solo tomó el control remoto y puso la primera película que vio. Al inicio solo se la pasaba criticando cada cosa que hacía la niña de la película, "¿Por qué tiene que cantar?" "Nadie puede ir a la luna de esa forma" y muchas cosas más, "Eso ni siquiera es posible...", por dios, quería darle un golpe en la nuca.
Al final, la trama lo había capturado y ahora estaba a mi costado tragando frituras como cerdo, sus ojos estaban pegados a los dibujos que mostraba la TV, ahora veíamos Hotel Transylvania, también se quejó de esa película, pero también terminó atrapado por las escenas. Incluso se reía.
Yo estaba feliz, y agradecía estar a oscuras porque entonces todos se hubieran dado cuenta de mis mejillas rojas, lo tenía a unos centímetros de mí. Cele estaba acostada en mi cama, mientras que Jungkook y yo estabamos en el suelo, uno al lado del otro. Podía oler su perfume, sentía mi cuerpo temblar cada que su hombro rozaba el mío. En ambas películas me la pasé concentrada en mantenerme neutra, era casi imposible.
—Volviendo a la primera película... ¿Por qué se tenía que quedar la conejita, ah? —Se quejó mi amiga, incorporándose de mi cama. La segunda película acababa de terminar.
—Se enamoró del otro conejito —Respondí.
—¡Por dios...! —Refunfuñó.
Iban a dar las once de la noche.
—Me gustó la segunda —Comentó el chico, mientras seguía comiendo.
—¿Quieren tomar algo? —Les pregunté a ambos, lo único que nos alumbraba era la pantalla de la TV.
—Muero de sed... —Respondió él, dejando de comer.
—No has parado de comer, eres un muerto de hambre —Mi amiga le arrebató la bolsa de frituras que tenía en las manos, él solo bufó. Mi amiga se levantó de la cama —Yo iré por ellas, mientras ustedes... hablen o algo —Me guiñó un ojo, sin que Jungkook se diera cuenta y desapareció por la puerta, cerrándola, dejándonos en una oscuridad de nuevo. Me sentí abrumada de repente.
Tragué en seco, mirando los créditos de la película, todo estaba en silencio.
—¿Dirás algo o te quedarás con cara de horror? —Habló, masticando una papita que estaba tirada sobre su pierna —No voy a comerte, bichito.
Malditas mariposas traicioneras.
—¿En serio nunca pasaste un fin de semana así con tus amigos?
—Nunca.
—Mh... —Lo sentí acomodarse más cerca de mi persona, me tensé todavía más —¿C-cómo van tus citas?
—Bien, creo... —Recostó su cabeza en mi cama. No podía más con el silencio, con el estrés y la tensión, por eso me puse de pie.
—Cele está demorando mucho, iré a ver por qué demora —Anuncié y salí lo más rápido que pude de mi habitación, ese chico se llevaba todo mi oxígeno.
Escuché música en la planta de abajo.
—¿Y eso? —Maldita sea, me había seguido, lo miré, aterrada y él solo me sonrió, con esa diversión bailándole en los ojos.
—No sé —Me daba una idea.
Bajamos las escaleras y en la sala, nos encontramos a mi papá bailando I Will Survive de Gloria Gaynor con Celestine. Los observé, asombrada, asombrada de que ambos fueran capaces de hacer esto estando Jungkook aquí, recordé que el mismo estaba viendo todo, detrás de mí.
¿Por qué, papá? ¿por qué tenía que ser hoy?
Escuché una risilla detrás de mí, Jungkook estaba sonriendo, mientras observaba todo con diversión, no era una diversión mala, era una diversión genuina y buena. Me rendí y simplemente me senté en uno de los sofás para observar a esos locos.
Cuando la canción terminó, mi padre nos miró, con la respiración agitada, había diversión en sus ojitos.
—Veo que llegó más público —Se burló cuando vio mi cara.
Mis mejillas se pusieron calientes cuando sonó Only You de The Platters, por dios...
—¡Uf, Alyn, una de tus favoritas! —Pa cerró sus ojos y se movió al ritmo de la canción, extendiendo sus brazos en mi dirección.
Jungkook estaba recostado en el marco de la puerta, fue aún peor cuando Cant Help Falling In Love de Elvis Presley comenzó a reproducirse por toda la sala, era una canción especial para mi papá y para mí, muchas veces la bailamos en esta misma sala, con mamá, abrazados, recordaba poco esos momentos, pero tenía suficientes memorias sobre ello. Fue la primera canción que mis padres bailaron como novios, cuando ambos se dijeron sus sentimientos.
Contemplé a mi papá bailar, aun con los ojos cerrados, murmurando la letra. Sentí tristeza de verlo así.
Ahora bailaba solo.
—El sueño de Alyn es bailar esa canción, justo como sus papás —Comentó mi amiga, de la nada, llamando la atención de Jungkook.
Iba a matarla, por qué demonios tenía que mencionar eso en este momento.
Sentí la mirada de Jungkook sobre mí, así que le devolví la mirada, al fondo podía escuchar los últimos versos de la hermosa canción, mientras me fundía en los ojos brillantes de él, a la par, yo, como la idiota que era, cantaba en mi mente la letra de la canción, solo para él, jurando que sería al único que le dedicara esa canción, aun así, él jamás pudiera hacer lo mismo, aun si él nunca lo supiera.
Deseando con todo mi corazón y alma que en algún momento sintiera lo mismo, aunque eso fuera imposible.
Deseando con todo mi corazón que él algún día sintiera lo mismo.
"...porque no puedo evitar enamorarme de ti."
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Había estado soñando despierta desde que Jungkook había visitado mi casa para ver películas con nosotras. Estaba en las nubes, todo había salido mejor de lo que esperaba, mucho mejor...
Sentí un golpe en mi nuca.
—¡Deja de andar soñando despierta! —Dijo entre dientes la rubia.
Estabamos en la primera clase, matemáticas, casi no había prestado atención a la clase. Jungkook había pedido ir al baño, y al verlo volver, entrando de nuevo a la clase, con ese caminado presumido de su parte, me hizo volver a las nubes, muy alto. Su mirada se alzó, topándose con la mía sobre él, todo volvió a moverse en cámara lenta.
Se sentía como esas películas cursis de Disney o algo así.
Lo vi sonreír de manera ladeada, pasó por mi lado para sentarse detrás de mí, unos segundos después, sentí una presencia cerca de mi espalda.
—Tendré que comenzar a cobrarte por mirarme así —Se estaba burlando, me tragué mis palabras
Decidí no voltear a mirarlo, seguramente iba a lanzarme sus típicas miraditas que me harían sonrojar.
Nuestra segunda clase era American History, no compartíamos esa clase con Jungkook, por lo menos podía descansar de él media hora o un poco más.
Recosté mi espalda en mi silla cuando él maestro dijo que ya podíamos guardar nuestras cosas para irnos a la siguiente clase, unos sonidos a mis espaldas me hicieron dejar de prestarles atención a mis demás compañeros, me topé con esos ojos brillantes y relucientes, que me miraban tan profundamente que casi me era imposible sostenerle la mirada.
Apareció su pequeña sonrisa.
—¿Qué?
—Comienza a darme miedo cuando me miras así... —Achiné los ojos, escudriñándolo, él, como siempre, se burló.
—A veces me gustaría agarrarte a palazos, o llevarte a los baños y encerrarte ahí todo un día —Gruñí y volvió a carcajearse, con fuerza, incluso llevó sus manos a su abdomen —No es gracioso.
—Sí lo es, y peor si me lo dices con esa carita —Fingió limpiar una lágrima, me observó, exhalando dramáticamente —Yo no podría sentir temor de alguien que es mucho más baja que yo, eres pequeña. ¿Crees que podrías tomarme, arrastrarme y meterme a los baños?
—Pues no es mi culpa que tú seas una maldita jirafa... —Se me salió, cerré mi boca al instante, Cele, que hasta ahora había permanecido fuera de nuestra discusión, me miró con sorpresa, Jungkook se había quedado en silencio.
Iba a morir.
—Me llamaste jirafa... —Repitió, como si no pudiera creerlo, como si intentara descifrar si en verdad había pasado. Su mirada pareció oscurecerse más de lo normal, pero entonces, cuando pensé que estallaría en enojo, soltó una carcajada limpia y clara.
—¿Qué...?
—¡Literalmente eres la primera persona que me llama así! —Carcajeó, intentando detenerse.
Bueno, debía ser una broma o algo.
Lo contemplé, esperando a que su ataque de risa culminara.
Por lo menos pude escuchar su risa, su risa genuina, la real y sin filtro, era contagiosa y hermosa, tan natural y tan él.
★彡[ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ.
Deportes era una clase aburrida, aburrida como la mierda. Gracias a lo que sea que no la llevaba este año en ninguno de mis semestres, pero hoy, Miss Hernández, la maestra de español, había tenido que irse y no había suplente hoy, tuvieron que dejarnos a cargo de uno de los maestros de la clase de deportes, por eso, en la penúltima clase nos encontramos afuera de la escuela, caminando cinco vueltas alrededor de la cancha de fútbol. Agradezco que no haya mucho sol porque no tengo protector solar. Mierda...
Yo iba detrás de todos, a mi propio paso.
—Así que, Jeon... —Andrew me alcanzó, caminó unos segundos a mi lado, sin decir nada, lo miré cuando fue mucho tiempo que pasó en silencio —¿Cómo va todo?
—Bien —Fue todo lo que pensaba decir.
—¿Y cómo va tu nueva amistad? —Sonreí para mí mismo, eso era lo que quería saber, levanté la mirada para verlo, él no me miraba a mí, estaba observando a Anderson, quien se encontraba a unos metros más adelante de nosotros, jugueteando con Celestine, ambas carcajeaban como locas, bufé —Aun no entiendo el porqué de...
—¿De qué hablas? —Lo interrumpí, ya más irritado.
—Nunca entendí el por qué te querías acercar a ella, el por qué te aferraste y después solo lo soltaste, como si nunca hubiera pasado.
Guardé silencio un segundo, pensando en sus palabras y pensando en las mías próximas.
—No sé, quizás había algo en su forma de ser que me atraía. Me evitaba cada que podía, cada que yo estaba cerca, ella huía como si yo fuera la peste. La primera vez que hablé con ella, huyó, solo huyó lejos y eso despertó una curiosidad, algo despertó en mí, que... —Negué con la cabeza, perdido en mis recuerdos, recuerdos que había decidido enterrar muy bien, junto con los sentimientos de culpa —Fue su perdición y la mía. Todo sería distinto si yo hubiera sido capaz de acercarme como una jodida persona normal, no sería un problema ahora —Miré a la chica —No se lo merecía.
—Pero, son amigos ahora, ¿no?
—Sí se le puede llamar así —Me reí, sin ganas —La verdad que no funciona tan fácil, no lo hago sencillo.
—No es sencillo porque así tú quieres que sea, podrías dejar tu orgullo, ese miedo irracional que tienes a ser rechazado y volverlo fácil —Dijo.
—Suena fácil, pero no lo es, no para mí.
—Lo es, pero tú tienes miedo y piensas que no puedes. ¿Nunca pensaste que quizás ella nunca fue un error que cometiste? ¿nunca has pensado que quizás ella pueda ser alguien buena para ti, darte un nuevo remedio?
Me quedé en silencio, procesando sus palabras, pensar en Anderson más allá de lo que yo de por si pensaba, era extraño, me había impuesto pensar en ella como en alguien con quien solo cometí errores, alguien con quien sigo cometiendo errores, nunca como algo más allá de eso.
Era raro pensarlo.
Cuando todos terminaron de dar las vueltas requeridas, volvimos dentro de la escuela, al gimnasio pequeño, el maldito maestro sacó pelotas de basquetbol y voleibol para que nos distrajéramos porque aún faltaba un rato para irnos de aquí, muchos se fueron a sentar, quizás las piernas les dolían. Yo tenía mucho que pensar, necesitaba distraerme, por eso fui a tomar una pelota de basquetbol y me fui a una red para, sencillamente, tratar de encestarla ahí una y otra vez.
Andrew me había metido tonterías en la cabeza, no descartaba lo que decía, no era algo descabellado, Anderson era, en muchos aspectos, distinta a mí, no era como yo en muchos sentidos y en otros, parecíamos ser muy parecidos, con ella no sentía ese sentimiento de ser señalado, sencillamente me sentía cómodo y natural.
Estaba demasiado metido en esos pensamientos, que no fui capaz de escuchar el grito de advertencia que alguien me dio antes de que sintiera un golpe en la cabeza. Dolió, tengo que recalcarlo, fue tan fuerte la embestida en mi cabeza, que me dejó en el suelo, sentado, sobando la parte que había sido herida, me di cuenta que la culpable de mi desgracia había sido una pelota de voleibol...
—Y-yo lo siento mucho —La bicho apareció en mi campo de visión, acercándose con cuidado y revisando mi cabeza, su expresión era de preocupación pura, de culpa.
Sentí sus dedos abrirse paso a mi cuero cabelludo, suspiré por el roce. Fue tan delicado que ni siquiera sentí dolor, me quedé quieto, dejándome hacer.
—Fue culpa de Cele, golpeó muy fuerte la pelota y me dio terror y me hice a un lado... —Escuché que dijo, no la vi porque tenía los ojos cerrados.
Me di cuenta de eso y los abrí al instante, pero los abrí cuando ella retiró sus dedos de mi cabeza. Alcé la mirada, para verla, confundido, se había alejado para ir a por la pelota, cuando estuvo en sus manos, regresó a mí, con una sonrisa apretada.
—¿Quieres ayuda para ponerte de pie? —Cuestionó.
Resoplé.
—Fue un pelotazo, no me dispararon —Me puse de pie por mi cuenta y señalé la pelota que yo usaba antes, que ahora estaba a unos pasos de mí, por sus pies —Pásamela.
Sin decir nada, le lanzó la propia a su amiga, que observaba todo con burla en la expresión, probablemente se estaba burlando de mí, da igual, Anderson regresó a buscar lo que había pedido y me la lanzó no sin antes rebotarla un par de veces en el suelo. Le sonreí, comenzando a revotar la pelota
—¿Sabes encestar? —Negó —No es tan difícil.
—Esos balones son del demonio, ¿te han golpeado con alguna de ellas, así, a toda velocidad? —Parecía resentida con el objeto.
—No seas así, no son tan malas —Me reí —Ven...
—Yo prefiero...
—Ven —Repetí, más determinado, ella se limitó a rodar los ojos y acercarse, con pasos pequeños —De acuerdo, primero mira cómo lo hago y después lo intentas tú.
No dijo nada, yo me preparé, flexioné un poco las rodillas y dando un sencillo salto, lancé la pelota en dirección a la red, metiéndola de un solo tiro. Fui por la pelota y regresé a ella para entregársela.
—Inténtalo.
—Jungkook...
—Apúrate —La empujé un poco.
Suspirando, tomó con mayor seguridad el objeto anaranjado, manteniéndolo a la altura de su pecho, flexionó sus rodillas y, después de permanecer así unos segundos, saltó, lanzando el objeto hasta la red, casi lo logra, pero no entró a la red.
—No soy buena en esto —Se quejó, con una expresión de decepción.
—No te preocupes, no todos tienen el talento —Le sonreí, para molestarla.
—Que idiota eres —Se molestó, caminó de regreso con su amiga.
—¡Solo jugaba! —Detuvo sus pasos —No tienes que enojarte... —Volteó a verme, sobre su hombro, yo le sonreí.
"¿Nunca has pensado que quizás ella pueda ser alguien buena para ti, darte un nuevo remedio?"
Podría ser cierto, pero iba a negarme, me negaba a pensar en eso. ¿Cómo podría ser posible que alguien, a quien hiciste daño, pueda ser capaz de ayudarte a ti? No podía ser. Ella estaba ahí, a unos pasos de mí, con esa manera brillosa de mirar, como si yo pudiera obtener eso, como si fuera grato verme, no estaba sonriendo, pero, de alguna manera extraña, su mirada, su expresión relajada, me hacía sentir que lo estaba haciendo.
¿Ella podía ser mi remedio a todo lo que he hecho, para mí? Podía ser cierto, podía averiguarlo, pero no quería tomarlo.
Me sentía cansado de ir por el mismo pasillo de siempre, ya no se sentía propio, y, aun así, continuaba por ese lugar, ya no me sentía a gusto con nada de lo que había logrado, ya nada era lo mismo a antes, ya no parecía ser suficiente, tal vez porque yo ya no era el mismo, porque ya no era suficiente.
—Yo... —Empecé diciendo, iba a decir algo, no sé qué era, pero las palabras se quedaron atascadas en mi garganta y no fui capaz de desterrarlas de ahí. Ella se dio cuenta y sin decir nada, se dio la vuelta para continuar su camino, como si yo no hubiera querido decir algo.
Cada que pasaban este tipo de cosas, cuando estaba a punto de dar un paso adelante y me arrepentía, me dejaba un sabor amargo en la boca.
Miré a mi alrededor, asegurándome que nadie me había visto, volví a por mí pelota y seguí en lo mío, tratando de silenciar los murmullos que estaban dentro de mi cabeza.
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La hora de la salida solía ser bastante aburrida y normal, nuestro autobús se había quedado varado en el tráfico, debido a un accidente, iba a llegar muy tarde, así que muchos habíamos llamado a casa para que alguien viniera a recogernos.
Estaba en la parte de enfrente de la escuela, aquí pasan los carros de los padres que vienen por sus hijos, hay muchos alumnos reunidos aquí y eso me provoca nervios, ansiedad, por eso me mantengo detrás de todos ellos porque si estoy delante o entre ellos, me siento como una presa, una débil y solitaria presa, en medio de repugnantes depredadores hambrientos. Todos hablan, todos ríen con sus grupos de amigos, mientras esperan a sus progenitores.
Quién diría que yo un día no sería capaz de volver a pertenecer a ese lugar...
Si alguien me lo hubiera dicho hace un tiempo atrás, jamás lo habría creído.
Un grupo de chicas voltea a verme, entre murmullos, me sonríen, una de ellas está sonrojada así que evito cualquier contacto visual con alguna de ellas, no quiero que se acerquen.
Siento unas palmaditas en mi brazo, volteo instintivamente y veo a Anderson pasar por mi costado, junto a su amiga, voltea a verme y después sigue con su camino. Cuando se detienen a unos pasos adelante de toda la multitud, un grupo de chicos comienzan a hacerle burla, ella los ignora olímpicamente y solo sigue bromeando y jugando con Celestine, como si nada estuviera pasando.
No evito preguntarme el cómo puede estar ahí, entremedio de todos ellos, sin importarle nada.
¿Qué hace, es tonta o qué, por qué no sale de ahí?
Pero, entonces, la realidad me golpea y me veo a mí mismo, aquí, escondido, detrás de todos, como un cobarde, como el cobarde que... que siempre he sido. La realidad me saca el aire, me deja tenso, impactado y sorprendido, me deja sin palabras. El cobarde siempre he sido yo, el débil siempre he sido... siempre he sido yo.
Cuando eso golpea mi mente, no logro saber cómo sentirme, cómo sobrellevarlo.
Todo este tiempo estuve buscando ese sentimiento en alguien más, pero jamás fui capaz de mirarme a mí mismo, no fui capaz de notar que quien en verdad era débil, fui yo. Puede que buscaba eso en alguien más porque, en el fondo de mí, sabía lo pequeño que yo era.
No puedo apartar la mirada de ella.
¿Cómo alguien, que es tan pequeña e inocente, puede llegar a ser tan fuerte?
Anderson me había enseñado algo nuevo.
En medio de su risa, la veo voltear a mi sitio, mirándome desde donde estaba, lanzándome esa mirada que siempre suele darme, como si quisiera hacerme sentir y saber que yo también era capaz de volver a pararme en medio de una multitud y, por primera vez en años, sentirme yo en verdad, pero, la realidad me golpea también y me doy cuenta que necesito más, que necesito mucho más que esa mirada para ser capaz, para tener la misma fuerza que ella, por lo menos la mitad de lo que ella tiene, necesito más para poder desterrar mi miedo, necesito mucho más que esa brillante mirada...
Y no quería aceptarlo, no podía hacerlo, pero ese error comenzaba a convertirse en algo más que una simple equivocación del pasado, de mi pasado...
Buenas. Vengo con otro capítulo nuevo.
Estamos pasando mas tiempo juntos con lo niños, ellos, ellos están pasando tiempo juntos. ¿Qué les parece?
Y, finalmente, Jungkook se da cuenta que Alyn no es débil, finalmente se dio cuenta y acepto que Alyn es mas fuerte que cualquier persona que haya conocido. También, finalmente, se dio cuenta que él no es tan fuerte como pensaba, ese es un paso muy importante, muy importante en todo esto, sin embargo, que se de cuenta no quiere decir que lo acepte... ¿o si?
Díganme lo que ustedes piensan.
Gracias por leer.
Maratón 03/¿?
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