Capítulo 22
El rostro de sorpresa del encapuchado era increíble, daba a entender que ese sitio era algo que siempre deseó, pero es verdad, el pequeño siempre quiso tener una biblioteca privada. Pero esa biblioteca en la que se hallaba era incluso mejor de lo que se esperaba, deseaba poder pasar horas, días y semanas leyendo y no hacer nada más. Ese lugar a su parecer era maravilloso, a cualquier persona amante de la lectura le parecería maravilloso.
Error estaba satisfecho al ver que los niños estaban disfrutando de la biblioteca, sobretodo el encapuchado, que tomó unos cuantos libros para comenzar a hojearlos en búsqueda del mejor libro o el que más le interesara para poder leer antes de tener que irse a su orfanato, donde no podría leer nunca más. Allí la educación era mínima, tan solo practicaban verbalmente, ni libros ni nada.
Muchos niños que odiaban la escuela y que ahora viven en el orfanato incluso echan de menos leer o estudiar, es algo que se ha convertido un una rutina para nosotros, y aunque lo odiemos, es algo esencial para todos nosotros, no podemos simplemente dejar de asistir por toda la eternidad.
Vaya, que la educación en ese orfanato era pésima al igual que sus instalaciones, comida y todo lo demás. Es decir que en ese orfanato no se podía vivir con comodidad, y para los niños era un lugar con muy poca libertad.
Y por culpa de falta de dinero los dueños dejaban marchar a los niños a que fueran a jugar en las calles, deseando que no regresaran más, pero por su mala suerte, y buena para los niños, siempre regresaban al orfanato, no podían quedarse en la calle, al menos allí tenían camas y comida, aunque no sea tanta ni sobre, algo es algo y se deben conformar con lo que haya, eso es lo que hace la pobreza, e Ink es uno de los que lo sabe mejor.
Lo único que le quedaba por hacer a Error era ser amable con la gente. Quizás el karma podría recompensarlo, aunque él no creía en eso tenía fe en conseguir de nuevo la alegría, tenía esperanza, algo que no se suele tener hoy en día. La vida nos quita lo que tendríamos que mantener sí o sí y no nos acordamos de eso, de recuperar la esperanza una vez ha sido perdida por distintas cuestiones.
La amabilidad es algo que se ofrece solo si quieres, no puedes forzarte a ser amable si no lo eres, no hace falta ser alguien que no eres. Error siempre aceptó gustoso a la hora de ayudar a todo el mundo, pero no conseguía nunca nada a cambio. Nunca quiso nada a cambio, pero en eso momentos deseaba que su amabilidad fuera recompensada de alguna manera.
Los niños se entreteniendo hablando entre ellos, leyendo y a veces preguntaban a Error sobre palabras que no entendían, a lo que el empresario les respondía siempre. Le gustaba tener compañía de nuevo, aunque no duraría mucho, pues ellos ya mismo deberían irse de la casa para regresar al orfanato.
El encapuchado disfrutaba de la lectura. Cuanto había deseado poder leer de nuevo... Increíble que ahora esté en un lugar con tantos libros y que pudiera leer sin interrupciones. Si pudiera le gustaría vivir en esa biblioteca y vivir envuelto entre libros, era su sueño desde pequeño, tener una biblioteca claro. Pero nunca llegó a tenerla, sus sueños de poder estudiar se destruyeron en cuanto sus padres murieron y tuvo que ir al orfanato.
Pero por suerte allí encontró a un niño de su edad, sí, el de bufanda. Ellos dos se hicieron amigos y desde aquel día nunca se separaban, eran como hermanos y a la vez no, pues no compartían lazos de sangre.
La sangre, ¿qué sangre?, le hervía cada vez que recordaba el motivo por el cual su amigo había llegado al orfanato. Era una injusticia que no debería ser permitida en el mundo, quería denunciar a los padres de su amigo. Sí, los padres del de bufanda no habían muerto. Lo habían abandonado por no ser el hijo que siempre quisieron tener, y por ello lo dejaron delante del orfanato para que lo acogieran allí. Sin haber conocido a los padres de su amigo, ya los odiaba. Era algo extraño, pero no podía evitarlo, los odiaba desde el fondo de su alma.
Sí, el encapuchado no deseaba que su amigo saliera lastimado de nada, era demasiado protector, y eso le gustaba bastante al de bufanda, que amaba pasar tiempo con su amigo y hablar de distintos temas, compartían muchos gustos y eso ayudaba a su amistad, no mucho pero ayudaba.
Lo bueno de poder estar en el orfanato era la libertad que se les ofrecía. Ellos dos, el encapuchado de nombre Gradient y el de bufanda llamado Jammy, solían ir a distintos lugares cada vez que la oportunidad se les ofrecía, sobretodo iban a los parques para poder jugar, pero ningún niño quería jugar con ellos por sus prendas, Era algo muy triste para ellos, pero se tenían el uno al otro.
Los rasgos de Gradient era de alguien amante de la literatura en cada sentido, amaba inventar historias, describir paisajes y personas, escribir poesías sobre sus sentimientos y amaba leer, pero por eso mismo no le gustaban todos los libros. Aunque te guste mucho leer no todos los libros deben ser interesantes y no nos gustan, a la gente que les gusta leer prefieren libros con trama, buena ortografía y cosas por el estilo. Y eso es lo que le pasaba a Gradient.
Por otro lado, Jammy era mucho más infantil, adorable y todo lo que pueden ser los chicos aniñados e infantiles. Amaba jugar, ir a parques y pasar tiempo con Gradient, su único amigo. También amaba cantar, era su hobby favorito, aunque casi nunca cantaba por culpa de los estrictos jefes del orfanato, así que solo cantaba en la calle en voz baja.
Los dos amigos se conocían bastante bien, sabían secretos del otro, sabían todos los gustos que tenían, sabían todos sus hobbys, entretenimientos y cosas por el estilo. Cualquier a que los viera pensaría que son hermanos, aunque no, pueden considerarse hermanos pero no de sangre, no hay que confundirse en esas cosas, aunque sus aspectos también ayudaban a pensar que eran hermanos de sangre.
La lectura terminó cuando las campanas empezaron a sonar, insistentes. Gradient sabía que debían regresar ya al orfanato, pero siendo sincero no quería ir, quería quedarse en la mansión para poder leer y pasar rato con Jammy, aunque ese no era su verdadero nombre, en un lugar con calefacción donde podrían estar estables y sin frío. Pero no podía hacer nada, debían regresar antes de que la lluvia aumentara demasiado y tuvieran que quedarse allí. No quería ser una molestia para Error, sería de mala educación quedarse más tiempo del que debían.
Con una cara de disgusto, Gradient dejó el libro, cerrando la tapa, en una mesa mientras se levantaba de la silla donde se encontraba sentado y se dirigió hacia donde Error leía una novela, sin darse cuenta de que el niño se acercaba a él.
Un toque en su hombro lo hizo sobresaltar, cerrando de golpe el libro. Gradient sabía que Error estaba sumergido en la lectura y que las palabras no ayudarían a sacarle del mundo de los libros, así que con un golpe falso si que podría. Y sí, funcionó, pero de una manera demasiado exagerada para el parecer de Gradient.
Error giró la cabeza bruscamente, mientras veía al pequeño niño con un semblante asustado. Intentó calmarse, y gracias a Dios funcionó, pues el rostro del pequeño se suavizó un poco al ver que el mayor no estaba enojado con él. Eso era bueno para decirle que se debían ir.
Con el poco coraje que tenía le explicó lo que debía decir: decir que se tenía que ir, que ya tenían que regresar al orfanato o la lluvia empeoraría y eso sería su fin, pues no podían enfermarse si no querían ser expulsados del orfanato donde vivían, los jefes no estaban dispuestos a cuidar de dos enfermos.
Error les dijo que si querían que los acompañase, pero Gradient se negó una gran cantidad de veces, no quería causar molestia a otra gente. Nunca le gustó causar problemas y que alguien se ofreciera a llevarlo al orfanato donde vivían no es que le alentara mucho, odiaba causar molestias y cosas por el estilo.
Error, ya rendido de tanto insistir en si querían que los acompañase, decidió hacer lo único que le quedaba. Con un gesto de la mano indicó a Gradient de que llamara a Jammy, cosa que hizo al instante. Entonces, con un susurro casi inaudible le dijo a Gradient de que tomara todos los libros que quisiera, y no aceptaría un no por respuesta.
El grito de Gradient empezó a sonar como eco, estaba emocionado, podría tomar algún libro para llevarlo al orfanato y leer: todo un sueño hecho realidad para él. Pero no podía tampoco decir que sí, como siempre, no quería causar problemas, pero Error insistía en que se llevaran mínimo cinco libros.
Al menos había hecho una obra caritativa aquel día. No se sentía muy rebosante de felicidad por lo de Ink pero al menos ayudar a esos pequeños le había servido para poder tener un poco más de fe en si mismo, algo es algo, ¿no? Debía comenzar por empezar a sentir que él podía ser una buena persona, pero siempre que intentaba pensar recordaba el incidente de Ink y ya no lo volvía a pensar. Esto parecía ya un pequeño trauma para Error, un trauma que nunca desaparecería aunque lo intentara con todo lo que pudiera.
El mundo no es tan sencillo como para dejarte olvidar así porque así, no toda va así en la vida. Debes luchar para ser feliz, y eso hace que la gente no quiera luchar, pero el resultado es bueno y duradero, no necesitarías luchar en un gran periodo de tiempo o simplemente cuando debas luchar ya sabrías como enfrentar todo y podrías conseguir la felicidad antes.
Pero Error nunca había luchado antes por su felicidad, siempre había tenido lo que quería y no tenía que luchar por sus objetivos. Pero ahora todo es distinto, tiene que sufrir por la mínima experiencia de lucha, de esperanza, de conseguir lo que de verdad necesitaba, los sentimientos de felicidad y alegría.
Deseaba poder haber tenido problemas antes, no haber tenido tanta felicidad y nunca haber sentido la tristeza de verdad y por ello nunca haber tenido que luchar por conseguir lo que quería. Odiaba que su vida fuera tan buena, lo odiaba con todo su corazón. Quería regresar al tiempo y no haberle gritado, pero aquello era imposible, supongo, así que no había nada que hacer en esos momentos. Solo esperar a que el destino hiciera lo suyo, no tenía nada más que hacer aunque quisiera.
Los niños se fueron una vez tomaron los libros que querían. Los que tomó Jammy fueron los más infantiles, en cambio Gradient tomó unas cuantas novelas de un gran montón de páginas que le durarían semanas o meses para poder aprender a leer de nuevo y poder seguir practicando la lectura que tanto le gustaba y que hacía tiempo que no hacía.
Error de nuevo se quedó en soledad, encerrado en la biblioteca, lamentado una vez más su estupidez al gritar a Ink. Nunca pensó que las cosas acabarían así y eso le asustaba bastante, quería por todo en el mundo volver a ver a Ink, pero no sabía si sería posible. Los milagros, a su parecer, no existen y nunca existirán, no puede esperar a que un día yendo a comprar pan lo vea allí tan campante. No, así no funciona la vida, la vida no es tan fácil.
Ojalá fuera tan sencilla. Eso pensaba Error, quería de una vez por todas poder conseguir el verdadero amor, quería formar una familia, y claramente la quería formar con Ink, pero a ese paso nunca conseguiría nada, o eso podemos pensar todos.
Pues a veces el destino no está de nuestra parte.
¿O el destino y el futuro no existe?
CONTINUARÁ
Hoy capítulo corto, pero mañana intentaré actualizar de nuevo. Sorry, falta de tiempo, quería jugar a osu y a pokémon ;-; Juro que mañana subiré desde la perspectiva de Ink.
Tengo muchas cosas e ideas relacionadas con la historia, solo diré que habrán distintos finales.
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