Capítulo 1
– ¿Estás segura? -. preguntó mamá desde la línea telefónica. Era la pregunta final, ahora se suponía que le contestaba con un sí, y no volveríamos a hablar hasta que estuviese de camino a casa, con suerte sería dentro de un par de meses
– Sip-. Respondí
– Okey, cuídate... -. Esperamos, escuchando las respiraciones de la otra, y luego ella cortó. Me quedé ahí unos segundos, parada en medio de la cocina, solo pensando en qué era lo que iba a hacer antes de recibir la llamada, y en qué estaría por hacer mi madre ahora... luego comenzó a sonar el microondas de una forma sumamente fastidiosa, así que saqué las palomitas y me senté a ver una película. Al rato quedé en ese estado entre el sueño y la conciencia, escuchaba mi respiración y los sonidos de algún actor hablando de fondo. ¿Por qué? La pregunta vino a mí tan repentinamente que tuve que quedarme un rato pensando a qué me refería (sí, a veces me pasa), podría ser como a todo o a algo en específico. Pero dado el hecho de que no me gusta pensar en una única experiencia negativa, recordar cada detalle por más horroroso que fuese; me decidí por todo, al menos eso era mejor, todo un collage de mis experiencias pasadas. ¿Por qué todo? ¿Ven? hasta suena mejor. En fin, con el tiempo, mi cuerpo se decidió por dormir
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Desperté gracias a la canción "Titanium", que sonaba cada vez que Jamie o mamá me llamaban... dado el caso de que mamá no volvería a llamar sino dentro de un tiempo considerable supe que Jamie, mi mejor amiga, era la persona con la que hablaría. Tomé el teléfono y contesté
– Mmmmm-. Estaba medio dormida así que simplemente hice un sonido con la garganta para que supiese que estaba escuchando.
– Oye... ¿Piensas ir a la escuela?
–Mhm-. Murmuré reincorporándome
– Ya son las 9, espero que no te hayas quedado dormida. Voy camino a tu casa-. Cortó. Mierda. Me levanté enseguida, tirando el envase con palomitas al suelo... lo limpiaré luego. Maldije en silencio y comencé a vestirme, me coloqué unos jeans viejos, camiseta blanca y unas converse súper rápido. Créanme Flash estaría orgulloso de mí.
Para cuando terminé de vestirme Jamie estaba afuera tocando la corneta de su auto como una loca, bajé las escaleras corriendo, tomé mi bolso y un envase de yogurt de la nevera y salí de la casa. A pesar de que ya me encontraba afuera, mi amiga insistía en tocar la corneta de su auto, un carro último modelo completamente negro. Cerré la casa con llave y caminé hacia nuestro medio de transporte
– Ya está, ¿Podrías por favor dejar de tocar la condenada bocina antes de que la arranque del auto?-. Reclamé. Jamie obedeció y comenzó a conducir hacia la escuela-. Oye... ¿Tienes mentas? Es que no he tenido tiempo de cepillarme-. Ella sonrió.
– En mi bolso-. Indicó. Saqué un par y me las comí-. Lindas Botas-. Comentó. Yo reí. No me había dado cuenta, pero llevaba puesto un zapato azul oscuro y el otro morado.
Jamie, ella es una chica linda, tiene el cabello básicamente blanco, ojos azul claro, y piel del color de la porcelana... en pocas palabras es una chica albina, como si fuera poco su agradable y exótica apariencia, su padre es dueño de una importante empresa, automovilística creo, así que Jamie tiene suficiente dinero para vivir bien unas 7 vidas.
Su vida es bastante perfecta, muy contraria a la mía. Ella y yo nos conocimos hace poco, pero nos volvimos mejores amigas casi enseguida.
El sonido del auto apagándose me hace volver a la realidad. Como de costumbre llegamos justo a tiempo a la escuela. A mí me toca historia, a Jamie química o algo parecido, así que nos separamos
Entré a la clase de historia lo suficientemente temprano como para no conseguir un regaño o una cita en la sala del director y lo suficientemente tarde como para no encontrar un puesto decente en la parte de atrás del salón. Así que me senté en el centro «Al menos es mejor que estar adelante» pensé, El señor Banks, mi maestro de historia, estaba concentrado en su clase, bien por mí. Me coloqué mis audífonos e hice como si escuchara la clase. Por desgracia mis labios me delataron, pero hay que reconocer que es muy difícil escuchar una canción buena que te guste y no cantarla, tararearla o al menos mover los labios.
– Señorita Queens, ¿podría repetirme lo que acabo de decir? -. Rayos. Me quité los audífonos y miré hacia la pizarra, pero todavía no había escrito nada. Ahora sí que estaba metida en un serio problema. El profesor me dirigió una de esas sonrisas malvadas de maestro de "Has Caído"
- Disculpe señor ¿Banks?... el promedio de muertos de la 2ª guerra mundial es mayor para el equipo ganador que para el equipo perdedor, el de Hitler ¿No es así? ¿Esa era la acotación que quería hacer?-. Murmuró un chico de cabello oscuro y brazos musculosos, el tipo de persona que haría desmayar a Jamie, o a cualquier chica en general. Banks sonrió satisfecho y apartó su atención de mí. He sido salvada.
– ¡Exacto! -. Exclamó emocionado -. Sin perdida no hay ganancia, si no estás dispuesto a arriesgarte y perseverar no lograrás vencer la batalla...-. nota mental: No trates de escuchar música en medio de clases de historia. Volteé a ver al chico que me había salvado, y por un momento pensé que estaba loca... al parecer él me sonrió...
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– Creo que está vencido-. Murmuré mirando fijamente a mi yogurt, lo único que tenía para comer, aparte de la comida del chef personal de Jamie y unos emparedados con mantequilla de maní y mermelada que mi amiga se trajo a escondidas. Yo todavía me preguntaba ¿Por qué traer pan con mantequilla de maní y mermelada cuando puedes comer las recetas especiales de tu chef personal?... pero era Jamie, no había una explicación racional.
– O tal vez tiene alcohol-. Acotó Jamie, la miré
– Tal vez-. Dije dándole un trago para luego hacer una mueca. Jamie me arrebató el yogurt de la mano y probó un trago, también hizo una mueca.
– No sabe tan mal-. Murmuró y luego me pasó un sándwich con mantequilla de maní y mermelada mientras decía-. Si yo no me preocupo de tu alimentación nadie lo hará. Entre las dos acabamos con toda la comida, y sí te incluyo a ti yogurt apestoso.
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La campana sonó, solo faltaba una asignatura para al fin poder regresar a casa. Matemáticas, sonreí. A diferencia de lo que dicen muchos, la matemática es genial, a mí me fascina, es tan fácil. Y no, ni por un momento se les ocurra pensar que soy una de esas chiquillas inteligentes, sólo tienen que ver mis notas en el resto de las asignaturas y...
– ¡Auch!-. protesto. A Jamie se le había ocurrido la maravillosa idea de pellizcarme
– ¿Viste a ese chico?-. Pregunta, así que miro disimuladamente a mi alrededor hasta que lo consigo. Un chico de cabello negro y ojos azules, brazos musculosos... bastante lindo. El chico que había visto en clase de historia.
– No me pellizques... y ya lo sé, tengo historia con él
– Tienes que admitir que es muy lindo. ¿Qué te toca?
– Mates -. digo sonriendo
– En serio, creo que tu debes ser la única persona en el universo que sonríe cuando escucha la palabra matemáticas.
**********
La clase transcurrió con tranquilidad. Como la mejor alumna del profesor Williams resolví algunos ejercicios en la pizarra, y Jamie, que estaba a mi lado, me pedía clases especiales para poder resolver los problemas que apenas nos enseñaron el año pasado. Para el final de la clase yo estaba agotada y mi único deseo era poder llegar a mi casa y tomar un buen baño, por lo tanto cuando el profesor dijo que podíamos salir casi arrastró a Jamie hasta la puerta. Pero cuando estaba a punto de alcanzar mi libertad sentí una mano en mi hombro. Me volteé.
– Eh... Valentine ¿Verdad? Me preguntaba si tal vez me podrías enseñar un poco de... matemáticas. -. Murmuró el chico que me había salvado en clase de historia...
– Claro estaría encantada-. intervino Jamie. Suspiré-. Podría ser... ¿En su casa? Te enviaré la dirección. ¿Puedes el miércoles?-. Él asintió y yo volví a suspirar. ¿Cuál es su problema?
– Estaré ahí el miércoles, Soy Connor-. Dijo el chico haciendo contacto visual con sus hermosos y oscuros ojos. Me extendió la mano-. Connor Eagle -. Me quedé ahí parada frente a él durante unos segundos sin entender lo que estaba sucediendo. Hasta que algo hizo ¡Click! en mi cabeza y le tomé la mano.
– Soy Valentine Queens, y esta es mi amiga Jamie, es un gusto conocerte-. Murmuré.
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