El inexperto
Autor: Kira_Kurenai
Pareja: Shaka & Mu
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Se acercaba.
Era sábado y el día que sus nervios suplicaban con fuerza que no llegara jamás, estaba a la vuelta de la esquina. El acuerdo mutuo de aquella tarde en los aposentos de Virgo comenzaba a tomar forma, aunque con un sabor bastante agridulce.
—Maestro Mu...
El Caballero de Aries de la Orden Dorada del siglo XX llevaba pensando toda la mañana, sin tregua alguna, en aquel suceso silencioso y cómplice que se había perpetuado el día anterior con el Santo de Oro de la constelación de la virgen.
—Maestro Mu...
Todo parecía muy irreal.
Todo comenzó apenas volvió al Santuario para hacerle frente a la inevitable batalla en las doce casas. Si bien él no participó, quiso de alguna forma ayudar a los caballeros de bronce a lograr su cometido, explicándoles sobre el séptimo sentido y arreglando sus estropeadas armaduras.
Después del término de la cruel batalla, que lamentablemente trajo consigo grandes pérdidas en toda la ríen , se reunió al fin con sus antiguos camaradas y no demoró mucho en conectar nuevamente con personas como Milo, Aioria y por supuesto, con Shaka.
Durante el primer contacto que tuvieron cuando sus miradas se cruzaron después de tanto tiempo, Mu no había podido hacer otra cosa más que sonreírle, ya que de alguna forma se sentía aliviado al percibir otra vez su presencia tan cerca. Con Virgo sucedía algo similar, porque sin pudor le mostró aquellos apolíneos luceros de color azul cielo que tanto admiraba cuando era un niño.
Su larga cabellera rubia, como si de hilos de oro se tratase, junto con su altivez, le hicieron ver que el Shaka de hace trece años que recordaba de niño no había quedado en el olvido.
Mu sintió que algo en estricto silencio y complicidad comenzaba a reanudarse, algo que jamás pensó que hubiera podido existir.
Aquel día fue solo el principio. Comenzaron a visitarse frecuentemente, compartiendo anécdotas olvidadas hilarantes con las cuales se deleitaban de una forma muy natural . Parecía como si el tiempo jamás hubiera pasado entre ellos; como si aquellos trece años solo habían sido un efímero segundo en sus vidas.
El caballero de Aries nunca pensó que que el vínculo recuperado, daría el paso para algo muchísimo más grande y complejo ; algo que quizá nunca antes personas como ellas se habían permitido sentir.
Y ahora allí estaba, nervioso pues ya no podía dar un paso atrás.
De tan solo recordar lo que había sucedido ,sus mejillas se tornaban de un calor carmín intenso , delatando su sentir.
— Maestro Mu, acaba de poner la cáscara en la sartén y dejó el huevo en el basurero...
*Flash back*
—Mu, ¿ya te vas? — Preguntó curioso el Santo de Virgo; no se había percatado el momento exacto en que se había hecho tan tarde. Se la pasaron platicando todo el día en su templo , reuniones que ya se habían vuelto una costumbre los fines de semana. Por primera vez en su vida, maldecía el cruel correr de las manecillas del reloj.
— Ya sabes que necesito dormir un poco más que los demás— usar la telequinesia día tras día tenía sus consecuencias—, y creo que de verdad debes descansar un poco de mí.
— Tu presencia no me produce cansancio— le refutó su interlocutor, denotando con el tono de su voz cuán irrisoria le parecía tal posibilidad.
Ambos quedaron por algunos segundos observando el cielo estrellado desde la entrada del templo de Virgo, paisaje que yacía en frente de sus narices en su vasta y majestuosa inmensidad. El tibio viento revoloteando sus cabellos y el silencio característico de la obscuridad, le dieron un toque mágico a la situación, obsequiándoles así una sensación cálida y llena de paz.
— ¿Sabes cuántas noches mal dormidas observé estos mismos astros preguntando por ti ? — A esa alturas el que hablaba era su corazón, sin que su ser consciente se percatarse del todo de sus palabras ni en lo que las mismas provocarían. — Fueron más que todas estas visibles juntas.
—Yo sabía que estabas en Jamir, pero como ya sabemos, teníamos ideales un poco diferentes y respeté tu decisión — Shaka quedó observando por unos instantes en la melancolía que se había apoderado del rostro de Aries. Pensó que no debió ser fácil para él haber vivido un mar de soledad todos esos años, exceptuando por su aprendiz, claro está. Pero alejarse de todo lo conocido a tan corta edad era un acto de mucha valentía y lo admiraba por ello— Pero siempre supe que volverías...
Mu volteó y le sonrió.
" Cada vez que te veo sonreír no se quien de los dos es más feliz" pensó Shaka. Se sintió muy afortunado al ser el centro de su amable atención.
— Créeme que buscaba todos los días alguna melodía que llegara a tu corazón— El muviano dio unos pequeños pasos hacia el hindú y colocó una de sus manos en su mejilla, mirándolo con ternura. — Y si dabas por hecho que volvería, entonces es porque mi canción finalmente te alcanzó.
Virgo abrió repentinamente sus hermosos luceros, ya que en ese momento le era necesario su sentido de la vista para intensificar más lo que estaba percibiendo. Su mano libre la posicionó sobre la de Mu que se encontraba en su propio rostro, y la acarició. No podía creer que el caballero de Aries siendo un herrero de armaduras tuviera aquellas manos tan suaves y refinadas, cual niño recién nacido.
— Nunca me cansaré de decirlo pero.... Qué hermosos ojos tienes, Shaka.
El guardián del sexto templo no pudo resistirse más a su súbito impulso, y en un movimiento veloz tomó la cintura contraria y lo atrajo hacia sí, para luego atrapar sus labios contra los suyos.
Mu, sin oponer resistencia, dejó entrar al intruso y se permitió besarlo con ternura, una que casi rozaba la devoción. En ese momento no había nada más importante que no fuera el sentir aquella cálida cavidad a su merced.
Extasis; éxtasis era la única palabra que podía describir lo que sentía al probar aquel delicioso elixir que el hindú le brindaba, y para no quedarse atrás, con sus brazos, rodeó su esbelta cintura para atraerlo de igual forma para sentirlo aún más.
—L-lo siento... yo...— Sintió cómo su boca era callada por uno de los dedos del rubio, quien sonreía dulcemente al encontrar divertido su repentina actitud.
— Vuelve mañana por la noche y lo conversamos; es suficiente por hoy.
*Fin flash back *
Eso había sido todo. Aquella ultima palabra repercutía con caos en todo su sistema nervioso.
¿ De qué querría hablar Shaka? ¿Y por qué en la noche ? ¿ Qué era aquel fuego sofocante que sentía súbitamente en su cuerpo? Durante todos sus años de vida jamás había experimentado algo así. Eran caballeros dorados consagrados en vida y alma a su diosa, y sinceramente no sabía si tenían permitido sentir algo tan mundano ; cuestión normal si se tenía en cuenta que a ellos jamás les habían enseñado a vivir como seres humanos comunes y corrientes, lejos de todo deber asociado a Athena.
Él fue consciente de cómo su sangre hirvió y recorrió todo su talle con aquel beso, dejando tras de sí cosquillas en cada parte de su cuerpo. Y si no hubiera sido por él, la situación hubiera seguido su caudal natural y quizás...
¿Ocurriría esta vez? No lo sabía y estaba nervioso; él jamás había estado de esa forma con nadie. Pero su intuición le dictaba que la guerra contra Hades estaba pronta a comenzar... ¿Valdría realmente la pena morir sin saber lo que significaba amar a alguien? Era algo que, pese a todo no interferiría en sus objetivos como caballeros de Athena, pasara lo que pasara. No le veía nada de malo, teniendo sus deberes claros, dar un paso así antes de que si vida llegara a su fin; morir sabiendo lo que era sentir como un humano más, entregándose a los placeres de la carne y al sentimiento del amor.
— Maestro ¡pero qué está haciendo! ¡Le puso azúcar a las cáscaras de huevo! ¿Se siente bien?— Los chillidos de su pupilo hicieron que volviera abruptamente a la realidad, topándose con un escenario bastante lamentable y por qué no, humillante, considerando quién era.
— Oh... Discúlpame, Kiki. — Se sintió un estúpido al ver que había cocinado todo al revés por haber estado en modo automático sin ver realmente lo que hacía. — No, la verdad no... Lo lamento, pero hoy necesito que estudies por tu cuenta. Te dejaré los ejercicios de matemáticos sobre tu escritorio.— Suspiró pesadamente y continuó—Yo tengo que ir a resolver unos asuntos, y llegaré por la mañana.
Kiki asintió ante la orden dada y vio como su maestro se retiraba el delantal de cocina y salía del lugar masajeando sus sienes. En todos los años que llevaba viviendo con él, jamás lo había visto así de desconcertado y preocupado ¿Qué tipo de asuntos se resuelven por las noches? No le tomó importancia y comenzó al fin a cocinar adecuadamente su desayuno.
********************
Cuando el reloj marcó las diez en punto de la noche , hora en que la cita había sido agendada , el caballero custodio del primer templo comenzó a ascender tímidamente, sin saber con exactitud lo que le esperaría en aquella velada. Pero, aunque sintiera nervios, era algo que lo emocionaba a tal punto de no poder controlar los fuertes latidos de su corazón.
Al llegar al frontis de su destino, cerró los ojos y avisó a través de su cosmos que ya estaba allí.
— Shaka, voy a entrar....
Dio unos pasos hacia el interior, y no demoró mucho en encontrar al dueño de sus desvelos del último tiempo. Estaba en su tranquila y acogedora sala de estar, sentado en el suelo sobre unos cómodos cojines afelpados. Unas pequeñas farolas se encontraban a los alrededores, dándole la cantidad de luz perfecta a la situación. Mu inmediatamente comenzó analizar para ver si existía algo diferente ya sea en Shaka o en su entorno, pero todo parecía normal, como cualquier otra noche.
¿Y si de verdad solo quería conversar? Si era así, se sentiría avergonzado por el resto de su vida a causa de sus pensamientos pecaminosos.
En silencio se acercó, se sentó frente a él y le sonrió. No sabía muy bien qué hacer ni qué decir, puesto que Shaka solo lo miraba con una notoria sonrisa en sus labios, claramente divertido por la situación.
— Buenas noches Mu. Por tu expresión puedo deducir que no estás seguro del porqué estás acá.— intensificó aún más su sonrisa al escucharlo carraspear a modo de respuesta — ¿Crees que después de ultrajar de esa forma tan atrevida la boca del Caballero de virgo quedarás en total impunidad?
— Fuiste tu el que se me adelantó— soltó una suave risa al ver que Shaka se hacía el ofendido con una mueca— De todas formas no me arrepiento de nada, y lo sabes.
— Yo tampoco; por eso estás aquí, Mu — Le dijo, optando por un tono más serio— Quiero que me digas lo que realmente sientes... necesito entenderlo.
El de cabellos lilas le dirigió una mirada profunda, como si quisiera hallar en los ojos contrarios alguna señal que le hiciera decidir si contar su verdad o no; sin embargo, solo encontró en ellos una expresión neutra y supo de inmediato que aquello era a propósito. Debía hacerlo; no tenía otra opción. Además, tomando en cuenta la iniciativa de Shaka el día anterior, la probabilidad que aquello fuera mutuo era bastante alta.
—Cuando llegué al santuario de pequeño, me sentí muy asustado. Ya sabes... Todo lo que conocía hasta ese momento, no se comparó en nada con la realidad que nos presentaron aquí— Tomó una pausa y sonrió. — Los primeros meses fueron horribles para mí , no entendía el porqué me habían elegido para un destino tan cruel¡ pero tiempo después lo primero que pensé cuando te conocí fue que mi suerte al fin comenzaba a mejorar. — Su corazón comenzó a latir frenéticamente y un suave color carmín tiñó sus mejillas al tomar conciencia de lo que estaba a punto de decir. — Quiero confesarte que me haces sentir cosas intensas pero bellas como jamás imaginé sentir, Shaka. No creo que seas el amor de mi vida porque no hemos tenido una vida juntos, pero de lo que estoy seguro es que quiero que seas el amor de esta existencia, de mi momento, que no creo que dure mucho más...
El santo de virgo notó la sutil tristeza en sus últimas palabras y se acercó suavemente a su interlocutor. Se sentó a su lado y comenzó a acariciar con dulzura aquellos rebeldes cabellos lilas que se escapaban de su casual y típica coleta como una forma de confortar sus emociones.
— Puedo decirte Mu, que pienso que llegué a tu vida porque los dos necesitábamos esperanza, una fuerza y un motivo para sonreír de nuevo.— Le dijo, refiriéndose a cuando eran niños. El también recordaba aquellos días obscuros donde apenas y comenzaban a entender su misión y despertar como caballero. — Desde ese día decidí que tu felicidad, también sería la mía.
El Santo de Aries sintió cómo la dicha se desbordaba de su corazón; se sentía de alguna forma agradecido y feliz de escuchar aquella declaración indirecta pero real de amor, proveniente de la persona más importante de su actual existencia.
— Pero ¿crees que es lo correcto?— Preguntó el tibetano mientras bajaba la mirada. — ¿ Los santos de Athena , tenemos permitido vivir esto tan mundano?
— Athena lucha por el amor, Mu... Sería absurdo que lo prohibiera para sus propios caballeros....— tomó el mentón de Aries y lo giró hacia él para verlo a los ojos con un poco de severidad — Pero debemos tener muy claras nuestras prioridades a la hora de la batalla, eso no lo debes olvidar nunca.
Era un tema incómodo que producía muchas heridas y que la mayoría no trataba, pero era fundamental el hacerlo. Debían tener la convicción que al llegar el momento de defender a su Diosa y a la humanidad, todo aquello que sentían por el otro quedaría en un segundo plano, y que su relación no interferiría jamás en sus decisiones como caballeros dorados.
— Eso lo sé, y no tengo dudas respecto a mi misión, de eso puedes estar seguro.— Le dijo mientras devolvía una mirada llena de determinación, a lo que el hindú sonrió satisfecho— Pero mientras ese momento no llegue...¿ puedo consagrarme a ti en cuerpo y alma?
— Sería un enorme honor para mí, Mu de Aries...
Ambos se enredaron en un tierno beso en el cual inicialmente solo rozaron la piel suave de los labios contrarios. Se tomaron todo el tiempo del mundo para reconocerse, recordaron su aliento y probaron el sabor de sus respiraciones.
Aquel contacto se fue transformando en uno mucho más demandante y provocativo, con una clara intención de posesión. Mu sentía que Shaka besaba directamente su deseo, el cual comenzaba aflorar tal como una oruga en mariposa. Aquella sensación de cosquilleo nacida en su bajo vientre comenzaba a tomar fuerza, extendiéndose por toda su fibra nerviosa.
Se separaron lentamente para buscar aliento, cruzando miradas llenas de amor y complicidad lo que hizo que ambos sonrieran al mismo tiempo.
— ¿Es... estás seguro de esto, Shaka ? — preguntó respetuosamente Mu, quien sabía de antemano que de seguir así, cruzarían la línea del no retorno.
— Lo pensé dos veces y te elegí en ambas...
El hindú lo beso nuevamente, al mismo tiempo que colocaba una de sus manos en la espalda de Mu para así recostarlo suavemente en aquel ahora afelpado suelo, que cubría lo suficiente para crear un confortable lecho.
Emocionado y ansioso por aquello, el herrero comenzó a explorar con su mano libre aquel talle tan perfecto que se encontraba a su disposición, mientras que con la otra, acariciaba con suavidad la nuca contraria y pasaba suavemente sus dedos entre sus hermosos cabellos dorados. En ese preciso momento la ropa ya comenzaba a estorbarle.
Todo fluyó naturalmente, hasta que Mu comenzó a percatarse que su compañero comenzó a realizar varios movimientos torpes y desincronizados, lo que afectó directamente la espontaneidad del momento. No pasó mucho tiempo hasta que Shaka finalmente se detuvo dejándole a él con la sensación de que algo había hecho mal.
— ¿Sucede algo ?— preguntó Aries un poco preocupado. Ambos se irguieron, quedando él sentado sobre las almohadas y Shaka sobre sus piernas.
— Lo...lo siento, es solo que...nunca he estado con nadie y...me siento nervioso.— confesó, muy avergonzado por la situación. Mu no pudo sentir más que infinita ternura por él.
— No te preocupes por eso, yo tampoco he hecho esto con nadie — Virgo lo observó con sus mejillas enrojecidas y el muviano en respuesta le sonrió; no podía creer ver a alguien que era casi una deidad, avergonzado por una situación así de mundanal— Ven acá. —Ahora fue su turno de tomar la iniciativa, besándolo suavemente mientras lo recostaba sobre las mantas de modo tal que quedó sobre él. — Aprendamos juntos ¿ que te parece?
Ambos, cómplices en aquel juego carnal, daban el consentimiento para entregarse por completo, sin ataduras de ningún tipo; solo fluyendo y conectando con su ser más humano y con lo que el otro les hacía sentir.
—Me quiero enredar en tu piel y descifrar el laberinto enigmático que es Shaka de virgo... — Mu susurró finalmente al oído mientras le propiciaba suaves besos a lo largo de todo su cuello.
— Aah...Mu...
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Un Aries completamente sudado y pegajoso se sentaba por primera vez luego de una extensa sesión dedicada a los placeres de la carne. Se sentía renovado, feliz y todo lo que conllevaba el tener un orgasmo con la persona más especial. Solo decir que estaba un poco deshidratado; nada que un buen y gran vaso de agua no pudiera saciar.
— Esto sí que fue maravilloso ¿ no lo crees? — confesó mientras que con sus dedos trataba de desenredar su ahora anudado y sudado cabello. Al ver que shaka no respondí,a volteó a verlo y se percató que este tenía su cara hundida contra una de las almohadas que agarraba con fuerza con ambas manos, tal cual lo había dejado minutos atrás — ¿ estás bien?
— ¡Me mentiste Mu! ¡dijiste que nunca habías estado con nadie! pero tus movimientos y como abordaste todo me dicen lo contrario! Todo aquello que hiciste no es de alguien inexperto— Shaka aún avergonzado no daba crédito que sus nervios le hayan pasado la cuenta, y que finalmente haya sido Mu el encargado de tomar las riendas de la situación de una forma perfecta hasta el final, sin ningún inconveniente.
—Te equivocas. Esta es la primera vez que hago esto; supongo que son instintos naturales.— contestó despreocupado.
— ¿Me estás diciendo que yo no los tengo ?— trató de moverse un poco para protestar, pero el dolor que atravesó con fuerza toda su columna vertebral se lo impidió. Notó que aquellas visibles marcas repartidas en todo su cuerpo que en su momento le produjeron placer, ahora comenzaban a doler.
Mu soltó una suave carcajada al verlo.
— Ser el caballero más cercano a Dios supongo que tiene sus desventajas y en tu caso, te cohibes muy fácil.— Le sonrió con dulzura y le ofreció una de sus manos, instándole a seguirlo. — Ven, vamos a bañarnos.
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Faltaban pocas horas para el amanecer, y ambos caballeros dorados, luego de una tibia y reconfortarle ducha, caminaron en silencio hasta el frontis de virgo, ya que algo les había llamado infinitamente la atención.
— Al parecer no fue mala la decisión que tomamos... — susurró Mu más para sí mismo que para Shaka mientras no quitaba su vista del cielo, donde diversas estrellas fugaces comenzaban a descender.
— Comenzarán a moverse pronto.
— Creo que tiempo para mejorar tus técnicas amatorias ya no hay...— le dijo Aries con una sonrisa llena de dolor.
Se observaron en silencio por un momento, trasmitiéndose todo el amor que albergaban sus almas. Se acercaron despacio y se besaron, entregando todo de sí en aquel quizás, último contacto. Ahora el sabor agridulce se transformaba en algo totalmente amargo, pero lleno de infinito amor.
Con aquello, se daba inicio oficialmente a la guerra santa.
Tal vez sería la última vez que se entregaran de esa forma el uno al otro.
Tal vez a partir de ese momento la muerte sería la nueva protagonista de sus vidas.
Pero jamás se arrepentirían de lo vivido hasta ahora. Ni de haber conectado en esa existencia que, a pesar de su crueldad, era simplemente perfecta y hermosa.
—Fin—
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