Pillado

El rubio miraba con cierto interés las fotos del famoso Tony Stark, las cuales había sacado de una carpeta de datos de uno de los ordenadores de Shield.

Obviamente, sólo tuvo que pulsar sobre la carpeta con el nombre de Stark, ya que no hubiera conseguido llegar hasta dicho archivo sin ninguna ayuda. La tecnología no era lo suyo.

Pasaba las imágenes, de una a otra, quedándose embobado, contemplándolas, cosa que nunca llegaría a admitirse a sí mismo. Él lo detestaba, ¿no? Exacto, y así sería siempre. Al menos hasta que cierto ególatra cambiara, o mejor dicho, controlase un poco mejor su carácter y sus palabras frente al Capitán.

-Bruce, me he dejado... -El genio se quedó paralizado, señalando un pequeño destornillador que se había olvidado sobre un estante. La verdad, es que a quién menos le apetecía encontrarse en ese instante -o en cualquier otro, diría él- era, nada más y nada menos que al Capitán América.

Rogers luchaba por cerrar aquella carpeta o apagar aquel instrumento que tenía frente a sus ojos, evidentemente en vano.

No se perdonaría que Stark lo pillara con las manos en la masa. ¡Estaba viendo fotos suyas, por el amor de Dios!

-¿Qué diablos haces tú aquí? -preguntó el castaño, adentrándose en el lugar para coger lo que había venido a buscar- No pintas mucho en este lugar, ¿no crees...?

Las palabras se acabaron en el momento que los ojos marrones se encontraron con esas fotos suyas en la pantalla con la que Steve parecía estar luchando, y no sólo físicamente.

Tony cerró la carpeta y volvió la mirada al rubio que se mantenía con el ceño fruncido y sin palabras en la boca.

-¿Qué coño era eso? -Quería sonar enfadado, pero la voz le falló, y, simplemente, salió su tono de voz normal. Ese que siempre hablaba con tanta seguridad y descaro.

Rogers se alejó de la figura del contrario, siendo detenido por Stark.

-No me digas que el mismísimo Capitán América siente debilidad por alguien que no es un héroe y que no es nada sin su armadura. -La única respuesta que recibió fue la mirada fulminante del de ojos claros.

Tony, con más confianza de la que solía tener, se acomodó sobre aquella mesa de trabajo, sentado frente a Rogers.

-¿Qué te pasa, Capi? ¿Te ha comido la lengua el gato? -Hizo una leve pausa, que a Steve no le gustó nada, y añadió:- ¿O quieres que te la coma y...?

No pudo terminar la frase, ya que el rubio plantó su puño en la cara del molesto de Stark. Le sacaba de quicio, siempre lo hacía, pero ya no le bastaba con eso, que también tenía que avergonzarlo.

-Cállate, Stark. -Éste puso mala cara por el golpe, pero, sin dudarlo, respondió como era de esperar en él, vacilante.

-¿Ya no me llamas de usted? Me estás perdiendo el respeto Stevie. ¿Es desde que... ves mis fotos? -Eso último lo dijo, girándose un poco para señalar la pantalla, en la que ahora no había nada.

Rogers, que se sentía furioso, mucho más avergonzado e incómodo, fue a estallar, de nuevo, su puño contra la cara del que en algún momento podría haber visto como una cara bonita, pero, desde luego, ese no era uno de esos.

El brazo de Tony detuvo el golpe, sin sorprender al chico que tenía justo delante.

-No te pongas así, Capi -Las piernas del millonario se cerraron sobre el cuerpo del Capitán, provocando que, esta vez, éste reaccionara con un Aah, acompañado de un pequeño salto, al no esperarse aquel movimiento-. Venga, no seas así. Juguemos un poco.

Sin saber muy bien qué estaba haciendo, llevo sus manos hasta el torso del más alto, acariciándolo sobre aquel estúpido traje, que tanto odiaba, y a la vez tanto le gustaba. Por supuesto él tampoco admitiría eso jamás.

-Déjate llevar, Stevie. -articularon los labios del castaño, al notar cómo se tensaban los músculos del héroe. Aquello sólo aumentaba su, ya gran, ego.

-No me llames así. -¿Y esa cara de amargado? Tony se preguntaba muchas veces porqué siempre lucía esa cara de amargado en su rostro. ¿Acaso tenía un problema con el mundo?

-Vamos, relájate ¿quieres? Te vendrá bien un poco de... -Su mano fue a parar sobre su entrepierna. El primer impulso del más alto fue apartarle la mano, y eso hizo, pero pese a su comportamiento cuando Stark acariciaba sus pectorales, el genio supuso que conseguiría tocarlo sin obtener resistencia. Y así fue, tras oponer resistencia un par de veces más.

Tony había parado uno de sus brazos y lo mantenía alejado de su otra mano, que acariciaba con suavidad su entrepierna por encima del traje.

Ambos sabían que Steve podía acabar con todo aquello si no lo quería, pero si le parecía bien fingir que aquello estaba ocurriendo "sin su consentimiento", Tony lo dejaría por esta vez. Eso sí, seguramente se lo echaría en cara más adelante.

Inconscientemente, ambos acercaron más sus cuerpos. Ahora, no era la mano de Tony, la que chocaba contra el miembro del rubio, era la erección de Stark, quién movía las caderas, presionando el erecto pene del contrario.

Así estuvieron un rato, hasta que, sin darse cuenta, se encontraban desnudos en aquel lugar.
La necesidad era tanta, que no importaba que en algún momento pudiera entrar alguien, o incluso si los agentes de Shield tenían cámaras que estuviesen grabando el íntimo momento de ambos hombres.

A Tony no le importaba.
A Steve, quizá no se le había planteado la idea de que eso pudiese ocurrir, pero Rogers no tenía cabeza, ahora mismo, para pensar en otra cosa que no fuera Tony Stark.

Steve permanecía en el suelo, bajo el cuerpo de Stark, jadeando y gimiendo con cada toque del castaño. Inocentemente, disfrutaba del placer que se le estaba otorgando. Sin preguntar. Sin quejarse. Simplemente lo estaba viviendo.

-¿Estás... Preparado?

-¿Preparado para qué? -dijo sin tener ni remota idea de a qué se refería.

El rostro de Steve ahora, le parecía más adorable que nunca. Aunque la expresión de amargado que normalmente tenía le atraía sobremanera. Siempre había querido decirle, en momentos como ese "Deberíamos echar un polvo, seguro que se te quita esa cara de amargado."

El de ojos café, acarició su entrada, con delicadeza, alarmando, por completo, el cuerpo del rubio.

-Tranquilo, va a gustarte. Te lo prometo. -Sólo escuchó al rubio tragar. Suponía que esa era suficiente respuesta. Además no podía ni quería esperar más.

Metió dos dedos, de golpe, en el interior del rubio. No podía esperarse a meter uno y luego otro. ¡Maldita sea, estaba desesperado por penetrar al chico que solía mirar a todo el mundo con inocencia!

Gemidos y más gemidos, obtuvo el playboy por parte de su compañero.

Steve se encontraba con los ojos entrecerrados, dejando ver, de vez en cuando, la mirada azul del chico. Su boca se abría y cerraba, no del todo, cogiendo todo el aire que le era posible. ¿Era aquella imagen la más perfecta que había visto nunca? En ese momento, Tony rogó por tener más momentos como aquel con el Capitán.

En un abrir y cerrar de ojos, el miembro de Stark se introdujo en la estrecha entrada de Steve, provocándole un grito de puro dolor.

-¡Tony! ¡Esto duele como el diablo!

-Ssshh -Lo mandó a callar- Tú no dices palabrotas, Capi. Calla y déjame a mí hacer el trabajo.

Se mantuvo quieto unos segundos, hasta que notó que el rostro de Steve se relajaba, casi recuperando la normalidad. Entonces, embistió lo más rápido que pudo, y es que se notaba que estaba tan desesperado, que mucho había aguantado ya sin poder aprovecharse del cuerpo del guapísimo Rogers.

Ambos gemían y jadeaban palabras sin sentido, si es que a aquello podía llamársele palabras.

Steve pasó sus brazos por el cuello del genio, acercándolo lo suficiente para besar su cabeza.
Tony sonrió, en lo que aumentaba el ritmo de las embestidas.

-Córrete para mí, Capi. -le susurró al oído, el castaño. Y lo hizo. Se vino, manchando el torso del más bajo, incluso llegó a caerle en la cara, pero a ninguno pareció importarles.

El rubio se incorporó un poco, quedando a medio sentar, agarró el trasero del playboy y lo apretó con tal fuerza, que no hizo falta que siguiera embistiendo al rubio. Se corrió en su interior y cayó rendido sobre el cuerpo del Capitán.

Ambos habían experimentado algo, que nunca llegaron a creer posible.

¿Sexo con el molesto Capitán América?

¿Sexo con un hombre? Ni lo había pensado, pero ¿sexo con Tony Stark? ¡Impensable!

A veces las situaciones son inesperadas, pero lo importante no era si se trataba de un hombre o una mujer. Lo que importaba, era que esa persona tal y con sus defectos fuese perfecta a tus ojos.

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