Capítulo 24: Premio

En las bulliciosas calles de Tokio, un sonido similar al de un cascabel sonó. Un individuo llamativo andaba por estas mismas calles. Era un hombre alto y de complexión fuerte. Su rostro estaba cubierto por una máscara de Hyottoko y del gran sombrero que llevaba en la cabeza iban colgando varias campanillas de viento.

La gente que pasaba por su lado se le quedaba mirando. En Tokio había toda clase de gente llamativa pero este hombre llamaba especialmente la atención.

El misterioso hombre detuvo sus pasos cuando llegó a una especie de herrería con el nombre de Swordsmith Village. Abrió la puerta del lugar y se cruzó con un niño cargando dos cajas.

- ¿Ah? – el niño movió la cabeza para ver detrás de las cajas dejando a la vista sus enormes ojos negros - ¡Haganezuka-san! ¡Volvió! – Kotetsu comentó feliz – Que bien, justo a tiempo.

- Sí, justo a tiempo – Haganezuka cerró la puerta de la herrería y se adentró dentro – Es hora de ponerme a trabajar. 

- ¡Genya! – Tanjiro se lanzó hacia el Shinazugawa menor - ¡Mira, mira! ¡¿Lo has visto?! – le enseñó su móvil emocionado - ¡Van a premiar a Kimetsu no Yaiba por su gran número de ventas! ¡Y esto y esto! ¡Esto es lo mejor! – enseñó otra página de la noticia - ¡Las espadas de Ryuu y Jiro se van a exponer para celebrarlo! ¡¿No es emocionante?!

- Por favor Tanjiro – Genya le miró con decepción aunque su mirada no quedaba bien con el delantal rosa que llevaba mientras pasaba la aspiradora – Yo ya conocía esa noticia desde ayer, ¿y tú te haces llamar fan?

- ¡¿Desde ayer?! ¿Y por qué no me lo dijiste? Yo nada más enterarme he ido directo a decírtelo.

- No eres lo primero en mi vida, lo sabes ¿no?

- Pero somos amigos.

- ¡No somos...! – iba a negarlo pero la naturalidad con la que lo dijo Tanjiro se lo impidió, había que aceptarlo – Sí, somos amigos pero tampoco era una obligación contártelo a ti el primero.

- Que emoción, quiero ir a ver las espadas ¿tú no?

- Por supuesto. Si las espadas se exhiben y nosotros no las vemos ¡¿cómo tendremos la cara de hacernos llamarnos fans?! ¡Seríamos una vergüenza!

- ¡Una deshonra!

- ¡La mierda que se oculta bajo la alfombra!

- ¡Una decepción!

- ¡¿Cómo nos atreveríamos a ser llamados seres humanos?!

- Bueno tampoco llega a tanto ¿no?

Genya se avergonzó, se había emocionado más que Tanjiro.

- Como sea, déjame que estoy trabajando.

- Claro – entró al salón para encontrarse con la extraña imagen de los pilares vestidos de forma elegante - ¿Qué hacen? De verdad, para ustedes cualquier cosa vale con tal de no trabajar.

- No es eso Tanjiro-kun, ¿no lo sabes? ¡Van a premiar a Kimetsu no Yaiba por su gran número de ventas! – le comentó Mitsuri emocionada.

- Sí, lo he visto pero... - recorrió a todos con la mirada - ¿Os acordáis de que vuestras identidades son secretas?

- ¿Y lo preguntas tú? ¿No fuiste tú el imbécil que nos arrastró al festival cultural de la escuela de Muichiro poniendo nuestras identidades en peligro? – Sanemi le señaló con el dedo.

- Tranquilo Tanjiro, ya sabemos que no debemos mostrar nuestras identidades, de hecho es Oyakata-sama quien va a recibir el premio en nuestro nombre pero podemos estar presentes entre el público. Así está bien ¿no? – Rengoku se lo explicó con una sonrisa.

- Sí, supongo que así está bien. Y... ¿y la exposición de las espadas? ¿También irán?

- Las espadas se expondrán en el mismo sitio en el que entregarán el premio a Oyakata-sama así que sí las veremos. He oído que las va a hacer el mejor herrero de Japón. ¿Será eso verdad? – se preguntó Shinobu mientras recogía su pelo con su adorno de mariposa.

- Da un poco de vergüenza ¿no? Que el mejor herrero de Japón haga unas espadas que nosotros hemos dibujado – Iguro puso una corbata alrededor del cuello de Kaburamaru – Kaburamaru será la serpiente más elegante de la gala.

- Kaburamaru no irá – comentó Tanjiro con el ceño fruncido.

- ¿Por qué?

- ¡Porque es una serpiente! ¿De verdad se lo tengo que explicar? – suspiró cansado - ¿Y por qué se prueban ya los trajes? La entrega del premio no es hoy.

- Pues para ver lo bien que nos quedan – Uzui posó - ¿Qué te parece?

- Me parece que ustedes tienen alergia al trabajo.

- Tanjiro – Muichiro tiró de su ropa - ¿Puedes hacerme el nudo por favor?

- Por supuesto – le sonrió y empezó a hacerle el nudo de la corbata – La verdad es que yo pienso que es emocionante ver las espadas. Son las espadas de Ryuu y Jiro. ¿Serán tan perfectas como en el manga? No puedo esperar para verlas.

- Espero que cumplan con tus expectativas – Muichiro le devolvió la sonrisa.

- He escuchado que hasta Oyakata-sama está emocionado por verlas. No conozco al herrero pero por si acaso deberíamos rezar para que haga un buen trabajo.

- Sobre el tema de las espadas – Giyuu entró al salón – Oyakata-sama me ha llamado, parece que al final el herrero no las quiere hacer.

- ¡¿QUÉ?! – Tanjiro y Genya se lanzaron hacia él - ¡¿Por qué?!

- No lo sé – apartó la cara de Genya y miró a Tanjiro – No le ha dado ninguna explicación.

- Pero... jo... me hacía tanta ilusión ver las espadas.

- Lo siento – Giyuu se disculpó.

- ¿Qué habrá pasado? – Muichiro se preguntó.

- No lo sé pero de todas formas... - Giyuu dejó de hablar al ver como un aura oscura rodeaba a Rengoku, Shinobu, Mitsuri, Iguro, Uzui, Sanemi y Gyomei.

- Ese bastardo – las venas de la frente de Sanemi empezaron a hincharse – Ese bastardo no va a hacer las espadas que Oyakata-sama tenía tantas ganas de ver y ni siquiera se digna a dar una puta explicación.

- Seguro que Oyakata-sama está llorando ahora mismo – Gyomei apretó los puños.

- Ese herrero ha hecho llorar a Oyakata-sama ¡¿cómo se atreve?! – Iguro frunció el ceño.

- ¿Qué haremos si por la tristeza entra en depresión? – Uzui preguntó.

- Eso, eso, ¿qué haremos si se vuelve un hombre depresivo como Tomioka-san? – Shinobu señaló a Giyuu.

- ¡Oh, no, qué horror! – Uzui se llevó las manos a la cabeza - ¿Os imagináis que Oyakata-sama acabe siendo como Tomioka?

- ¡No quiero que Oyakata-sama pierda la pasión en su corazón! Le haré yo mismo las espadas si hace falta – Rengoku golpeó su pecho.

- No me creo que lo que voy a decir pero... - Mitsuri infló las mejillas enfadada – Voy a decir una palabra muy fea, Muichiro-kun tápate los oídos.

Tanjiro tapó rápidamente los oídos del menor. ¿Qué insulto terrible diría el pilar del amor?

- Ese herrero es... ese herrero es... ¡¡Es muy malo!! – se desahogó por fin.

- ¿Llamarle malo era la palabra fea? – Tanjiro destapó los oídos de Muichiro.

- Alguien debería darle una paliza por jugar con los sentimientos de Oyakata-sama – Sanemi sonrió de lado - ¿Quién se viene?

- ¡No! ¡Nadie se va a ir de aquí para ir a pelearse con un herrero que ni siquiera conocemos! De eso nada, por nada del mundo – Tanjiro se cruzó de brazos.

A pesar de las claras intenciones de Tanjiro de no dejarles irse de la Finca Mariposa, habían acabado todos delante de la herrería donde se debían haber estado haciendo las espadas.

- ¿Cómo hemos acabado aquí? – suspiró cansado – Vámonos.

- ¿Se puede saber que mierda te pasa? ¿Acaso no querías ver tú también las espadas?

- Sí pero... Tomioka-san, dígales algo.

- ¿Quieres ver las espadas?

- Pero si el herrero no quiere hacerlas...

- Haremos que las haga y entonces las verás. ¿Eso te haría feliz?

- Supongo que sí.

- Pues no hay nada más que hablar – Giyuu intentó abrir la puerta pero esta no se abría - ¿Eh? No se abre.

- Quita – Sanemi le apartó de un empujón – Lo que pasa es que tú no tienes fuerza – intentó abrir la puerta pero seguía sin abrirse - ¿Pero qué? ¡Esta mierda no se abre!

- Oye, esperad un momento. ¿Estáis seguros de que aquí trabaja el mejor herrero de Japón? Mirad un poco el sitio – Shinobu miró la fachada del edificio – Parece un sitio muy normal, yo me imagino al mejor herrero de Japón trabajando en un sitio con más estilo.

- Pero preguntamos a Oyakata-sama y él nos dijo que es aquí. A lo mejor hay un timbre oculto o algo así – Rengoku lo buscó alrededor de la puerta.

- ¿Quieres que la intente abrir yo? – Uzui se puso detrás de Sanemi – Creo que tengo más fuerza que Tomioka y tú juntos.

- ¿Ah? – Sanemi le miró mal - ¿Quieres que nos peguemos y lo comprobamos?

- ¡No, nada de pegarse! ¿Por qué no lo intenta Himejima-san? – propuso Tanjiro.

- ¿Yo? Vale, intentaré abrir la puerta.

Sanemi se hizo a un lado y dejó que el pilar de la roca lo intentara. Dio el primer tiró y la puerta no se abrió.

- ¿Qué le pasará? Lo haré con un poquito más de fuerza – volvió a tirar de la puerta solo que esta vez la arrancó de su sitio – Oh... lo siento.

- ¡Waaaa! ¡La ha roto! – Tanjiro entró en pánico - ¿Ahora qué hacemos?

- ¿Qué esperas que hagamos? Entrar y dar una paliza al mejor herrero de Japón – Sanemi entró y los demás fueron detrás de él.

- ¡No, esperad! – Tanjiro les intentó parar pero no le hicieron caso.

- ¡Hey, cara mierda!

- ¿Eh? ¿Q-qué pasa? – el hombre se asustó al ver la cara de enfado de Sanemi.

- Estoy buscando a un come mierda que tenía que hacer las espadas de Ryuu y Jiro. ¿Me puedes decir dónde puedo encontrar a ese imbécil?

- Pu-pues... - se quedó pálido por el miedo que daba Sanemi.

- Kanamori-san, ¿qué ocurre? – un niño llegó a donde estaban todos los pilares, sus grandes ojos negros fueron directamente hacia la imagen de un chico que conocía muy bien - ¡Tokito-dono! ¡Qué alegría verte!

- Kotetsu ¿les conoces?

- ¡Sí! Es un chico de mi escuela – señaló a Muichiro.

- Vaya ¿entonces os conocéis? – Tanjiro le preguntó a Muichiro y este asintió en silencio.

- ¿Y los demás? – Kanamori empezó a sudar – No creo que los demás sean de tu escuela ¿no?

- No, no lo son. Conozco a Tanjiro y a Tomioka pero la verdad es que los demás no sé quiénes son.

- Nosotros somos...

- ¡Vuestra peor pesadilla! – Iguro interrumpió a Tanjiro.

- Llévanos con el herrero que tenía que hacer las espadas de Ryuu y Jiro, tenemos que hablar con él – Uzui se agachó para quedar a la altura de Kotetsu.

- Entonces, ¿buscáis a Haganezuka-san? Pues eso va a estar un poco complicado.

- ¿Por qué va a estar complicado? – Rengoku se puso también a su altura.

- Él... mejor miradlo con vuestros propios ojos.

Kotetsu y Kanamori guiaron a los recién llegados hacia una puerta de hierro completamente cerrada.

- Está ahí dentro – Kanamori señaló la puerta.

- Vale, ¿nos podéis abrir la puerta? – Shinobu les preguntó.

- La verdad es que no. La puerta está cerrada por dentro. Haganezuka-san se encerró y ya no quiere salir.

- ¡Hey, cobarde! ¡Abre la puerta! – Sanemi empezó a aporrear la puerta.

- Déjalo. Haganezuka-san no va a salir y tampoco va a hacer las espadas.

- ¿No es muy poco profesional por su parte? Es decir, si se compromete a hacer algo no puede tirar la toalla así de repente.

Kanamori suspiró ante el comentario de Gyomei.

- Es que así es Haganezuka-san. Os puedo asegurar sin ninguna duda que es el mejor herrero de Japón pero es que es muy inestable y cualquier tontería puede hacer que deje de trabajar.

- ¿Sí? Me recuerda a cierto grupo de personas – Tanjiro comentó refiriéndose a los pilares.

- ¿Y sabe que le ha pasado? Puede que le podamos ayudar para que vuelva a trabajar – Giyuu se ofreció pero por la expresión de Kanamori ya supo que ayudarle estaría difícil.

- No creo que podáis hacer nada para ayudar a Haganezuka-san.

- Eso no lo sabemos hasta que no lo intentemos – Rengoku sacó su personalidad optimista – Queremos hablar con él, ¿no hay una llave de repuesto o algo así?

- Pues... - Kanamori miró a Kotetsu.

- Yo tengo una.

- Joder, pues empieza por ahí – extendió la mano – Dámela.

- No.

- ¿No? Oye puto mocoso...

- No te voy a dar la llave. Y antes de nada ¿quiénes sois?

- Somos del comité de la entrega del premio. Haganezuka se comprometió a hacer algo para esa entrega y no lo ha hecho ¡y por su culpa Oyakata-sama estará llorando por la tristeza! ¡Danos la llave! – Uzui extendió también la mano.

- ¡Eso, eso! Haganezuka-san es alguien muy malo que ha hecho llorar a Oyakata-sama ¡Es muy malo! – Mitsuri infló las mejillas.

- ¡¿No le da vergüenza?! ¡Oyakata-sama es demasiado bueno y está llorando por su culpa! – Iguro señaló la puerta cerrada – Él debería pedir perdón de rodillas a Oyakata-sama.

- ¿Se puede saber de dónde habéis sacado lo de que está llorando? – Tanjiro comentó en voz baja.

- ¡No, no! No sé quién es Oyakata-sama pero no os voy a dar la llave.

- Es una pena – Muichiro agachó la mirada – Oyakata-sama estaba muy emocionado por ver las espadas.

- Ah – Kotetsu vaciló un momento ante la cara de decepción de Muichiro – Eh... ¡No, no! ¡Aunque Tokito-dono haya venido no puedo daros la llave!

Sanemi, Uzui, Iguro y Rengoku se miraron entre ellos con una sonrisa. El momento de vacilación de Kotetsu ante Muichiro no había pasado desapercibido por ellos.

- Oye, oye – Uzui se agachó para ponerse a su altura - ¿Sabes una cosa? A Muichiro le hacía también mucha ilusión ver las espadas.

- ¿Y... y qué? No os voy a dar la llave.

- ¿Te da igual ver a Muichiro triste? – Rengoku le sonrió – Seguro que te gusta más verle feliz.

- S-sí... pero...

- Oye, oye, debe ser duro tratar con Haganezuka pero vosotros no tenéis que hacer nada. Nosotros hablaremos con él, hará las espadas y verás a Muichiro feliz. ¿Te parece bien? – Iguro intentó convencerle.

- Mmm...

- Niño – Sanemi le sonrió y eso le puso los pelos de punta.

- ¿Q-qué?

- ¿Qué te parece si te imaginas la escena? Tú nos das la llave, nosotros hablamos con Haganezuka, le convencemos de hacer las espadas, Muichiro las ve y te da las gracias porque todo esto fue gracias a ti. A lo mejor te da... una recompensa.

- ¿Recompensa? – Kotetsu tragó duro - ¿Qué recompensa?

Sanemi sonrió de lado.

- Cualquiera que piense tu pervertida mente.

- Cualquiera...

~🧡~

- Tokito-dono – un Kotetsu de un metro y 80 centímetros llamó a un Muichiro que le estaba dando la espalda.

- Kotetsu-kun – Muichiro se dio la vuelta con una sonrisa – Las espadas que hizo Haganezuka-san son tan perfectas, me alegro de haberlas visto.

- Cualquier cosa que te haga feliz a ti me hará feliz a mí. Tu sonrisa es hermosa Tokito-dono.

- ¿Hermosa? – Muichiro apartó la mirada avergonzado – N-no creo que sea así. Kotetsu-kun, sé que si he podido ver las espadas ha sido gracias a ti así que como compensación... - extendió sus brazos hacia él – Pídeme lo que quieras.

- ¡¿Lo que quiera?! ¡¿De verdad?! ¡¿Cualquier cosa?! – su voz empezó a volverse aguda y su estatura empezó a menguar.

- Sí – asintió feliz – Lo que sea.

- ¿Incluso... incluso cosas pervertidas?

- Sí – su sonrisa no desapareció – Incluso cosas pervertidas.

- Entonces... voy a pedir algo realmente pervertido. Creo que no hay nada en el mundo que alcance este nivel de perversión.

- ¿Qué es?

- Quiero...

- Quieres...

- Mi cabeza en...

- Tu cabeza en...

Kotetsu cogió aire para soltar su petición.

- ¡¡¡QUIERO DESCANSAR LA CABEZA EN EL REGAZO DE TOKITO-DONO!!! ¡AHHHHHHHHHH! – tapó su rostro avergonzado - ¡Soy un pervertido!

- Vale, si eso es lo que Kotetsu-kun quiere, yo lo aceptaré – palmeó su regazo – Cuando quieras.

- Tokito-dono... ¡Tokito-dono! – se lanzó hacia él. Puso su cabeza encima del regazo de Muichiro y cerró los ojos para dormir – Ah... esto debe ser el paraíso.

~🧡~

- ¡AHHHHHHH! – Kotetsu gritó asustando a todos - ¡He tenido un pensamiento indebido! ¡Qué vergüenza! – su rostro se volvió rojo y el humo empezó a salir por sus orejas - ¡Ese pensamiento debía ser un pensamiento para mayores de 18!

Comparado con los pensamientos de la imaginación de Tanjiro, el que acaba de tener Kotetsu no llegaría ni como pensamiento para mayores de 7 años.

- Ara, ara ¿qué le habéis dicho?

- Nada.

- Kotetsu – ahora fue Muichiro quien se agachó a su lado - ¿No nos vas a dar la llave?

- Eh... - Kotetsu le miró a los ojos, se perdió en los ojos claros que siempre reflejaban paz - ¡Toma, toma! ¡Todo sea por Tokito-dono! – sacó una llave de su bolsillo y se la dio.

- Gracias – Muichiro cogió la llave y la encajó en la cerradura de la puerta, la hizo girar y la puerta se abrió.

Los pilares y Tanjiro entraron dentro de la habitación. Dentro había varias espadas fabricadas en un lado mientras que en otro había un hombre alto afilando cuchillos.

- ¿Ese es Haganezuka? – Giyuu preguntó a Kanamori.

- Sí, Haganezuka Hotaru. Esto... Haganezuka-san, tienes visita.

El hombre enmascarado dejó de afilar el cuchillo entre sus manos, lo dejó en la mesa y se dio lentamente la vuelta. Tanjiro se asustó al ver su máscara.

- ¿Qué queréis? – Haganezuka por fin habló.

- ¿Qué queremos? – Sanemi hizo crujir sus nudillos – Te voy a decir lo que queremos.

- ¡No, no! – Tanjiro alejó al pilar del viento – Venimos a hablar educadamente. Sentimos molestarle Haganezuka-san pero usted tenía el encargo de hacer las espadas de Ryuu y Jiro ¿verdad? Pero de repente ha dicho que no las va a hacer. ¿A qué se debe? ¿Podemos hacer algo para ayudarle?

- No – respondió de manera seca – Iros ya y cerrad la puerta cuando salgáis.

- Pero...

- ¡Me quedo aquí! – Rengoku se sentó en el suelo – Me temo que si quieres sacarme va a tener que ser a rastras.

- Sí, yo también – Mitsuri se sentó al lado de Rengoku.

Todos los pilares y Tanjiro se acabaron sentando en el suelo. Haganezuka les miró pero no pareció cambiar de opinión.

- Haced lo que queráis – Haganezuka siguió trabajando mientras los demás estaban en suelo.

- ¿Nos va a ignorar? – Shinobu puso mala cara.

- Eso parece – Tanjiro empezó a mirar por toda la habitación – Haganezuka-san ¿a usted le gusta Kimetsu no Yaiba?

El hombre ignoró su pregunta.

- Salen muchas espadas, pensé... que a usted le interesaría por eso.

Haganezuka se giró para mirarle.

- ¿Quién eres?

- ¿Yo? Kamado Tanjiro.

- ¿Tanjiro? Dime una cosa Tanjiro. ¿Te gustan los animales?

- Sí, supongo que sí.

- ¿Te parecen adorables los gatitos?

- ¿Sí?

- Bien, pues imagínate que ciertas personas hacen un manga y frecuentemente matan gatitos en ese manga. ¿Le regalarías luego un gato a esa gente?

- ¿Qué?

- Estoy harto de ver como los pilares rompen tantas espadas como si nada. Esa gente no es consciente del duro trabajo de los herreros. En el último capítulo volvieron a romper una espada. ¡¿Cómo se atreven?! ¡Esos idiotas! – volvió a dirigir su atención hacia el cuchillo – Si las rompen tan fácilmente es porque en el fondo a los pilares no les interesan las espadas. ¿Qué sentido tiene hacer las espadas de Ryuu y Jiro? Solo los herreros serían capaces de apreciar semejantes obras de arte. Enseñárselas a los pilares sería una pérdida de tiempo.

- ¡Pero a los fans les haría mucha ilusión verlas!

- ¡Pregunta! – Haganezuka señaló a Tanjiro con el dedo - ¿Cuál es la katana Muramasa?

- ¿Eh? ¿El qué?

- ¡Ahí lo tienes! No eres capaz ni de reconocer el nombre de una de las katanas más famosas de Japón. ¿Para qué quieres ver entonces las espadas de Ryuu y Jiro? Sencillamente es como dar oro a los cerdos. No sabrían apreciarlas.

- Pe-pero...

- La katana Muramasa – la voz tranquila de Giyuu llamó la atención de todos – En su época se llegó a considerar como la cuchilla del demonio. Se dice que la familia Tokugawa fue asesinada por sus afiladas hojas.

Los pilares, Tanjiro y Haganezuka le miraron sorprendidos.

- ¿La conocías? – le preguntó Iguro.

- Claro.

- ¡Pura casualidad! Conocías una, eso es todo ¡Pregunta! – Haganezuka señaló a Giyuu - ¿Cuál es la katana Mikazuki Munechika?

- Una de las espadas japonesas más bellas de la historia por su hoja curvada. Se forjó en el siglo X y se conserva en el Museo Nacional de Tokio.

Haganezuka empezó a sudar. Giyuu parecía un chico interesante.

- Muy bien. ¡Pregunta! ¿Qué tiene de especial la katana Odenta?

- Su anchura que es de 3,5 cm.

- Tú...

- Genial, como se esperaba de Tomioka-san – Tanjiro le elogió.

Haganezuka se quedó en silencio mientras continuaba mirando a Giyuu, parece que después de todo había conseguido sorprenderle.

- ¿Cómo te llamas?

- Tomioka Giyuu.

- Bien – se acercó hacia él - ¿Vas a estar en la entrega del premio de Kimetsu no Yaiba?

- Sí.

- Ya veo, entonces haré las espadas pero tienes que estar ahí sí o sí.

- Claro, estaré ahí.

- Espera ¿y ya está? Convencerle ha sido más fácil de lo que pensaba – Uzui se sorprendió - ¿De verdad solo quieres eso? ¿Qué Tomioka esté presente?

- Sí – Haganezuka se cruzó de brazos – De momento sí.

La noche de la entrega del premio llegó y aparentemente todo debería desarrollarse sin ningún tipo de problema ya que Haganezuka se comprometió a fabricar las espadas. Los pilares, Tanjiro, Zenitsu, Inosuke, Kanao y Genya acababan de llegar al Mandarin Oriental, Tokyo, el hotel donde se llevaría a cabo la entrega del premio.

- Waaa es demasiado lujoso – Tanjiro se incomodó al entrar.

- Es un hotel de 5 estrellas, ¿qué esperabas? – Zenitsu le sonrió.

- Es que... siento que incluso pisar este suelo es inaceptable.

- ¿Dónde estará Oyakata-sama? – Mitsuri le buscó con la mirada – Debe estar muy elegante.

- Puede que todavía no haya llegado – Iguro agachó la mirada mientras caminaba tomado de la mano de Mitsuri - ¿Qué estará haciendo Kaburamaru ahora? No puede dormirse si no le cuento un cuento. Si alguien me la hubiera dejado traer – miró de reojo a Tanjiro.

- Ni en broma.

- ¿No deberíamos estar buscando algo más importante? ¡Las espadas, las espadas! – Genya agitó los brazos - ¡Las espadas de Ryuu y Jiro!

- ¡Sí, sí! Es verdad – Tanjiro asintió emocionado - ¿Dónde las pondrán?

Giyuu recorrió el sitio con la mirada. Las espadas deberían estar con Haganezuka y encontrar al hombre debería ser muy fácil siempre que llevara la máscara pero ¿y si esta noche no la llevaba? ¿Cómo le reconocería? No sabía cómo sería su rostro.

Mientras los pilares y los demás empezaron a dirigirse a la sala en la que sería la entrega del premio, un hombre de cabellos azabaches largos y ojos afilados recorría los pasillos del hotel cargando dos espadas a sus espaldas, detrás de él iba otro hombre y un niño.

- ¡Haganezuka-san, espera por favor! ¡No puedes ser tan descarado y exigir eso! – Kanamori aceleró su caminata para ponerse a su altura.

- ¡Como mola Haganezuka-san! – los ojos de Kotetsu brillaron - ¡Impóngase Haganezuka-san!

- ¡Kotetsu, no le animes!

- Las espadas las he hecho yo así que se expondrán bajo mis condiciones – miró a lo lejos la silueta de un hombre al lado de una mujer de pelo blanco - ¡Hey, tú!

- ¡AHHHHHHH! ¡Haganezuka-san! ¡Hable con más educación!

El hombre se dio la vuelta al escuchar como le llamaban de manera tan brusca. A pesar de cómo le llamó Haganezuka, le mostró una sonrisa suave.

- Hola Hotaru – Kagaya la saludó – Al final hiciste las espadas.

- ¿Este es el famoso Haganezuka Hotaru? – Amane le miró sorprendida – Su rostro es muy... es decir, no esperaba que fuera así.

- Hotaru es muy atractivo aunque es una pena que siempre tape su rostro.

- ¿A ti qué te importa que tape mi rostro? Tú eres el que va a recibir el premio en lugar de los pilares ¿verdad?

- Sí, la identidad de los pilares es secreta así que para seguir manteniéndola así seré yo quien recoja el premio en su nombre.

- No, no quiero que recojas tú el premio.

- ¡Haganezuka-san! – Kanamori le regañó - ¡Por favor perdonen que sea tan maleducado!

- ¿Hay algo malo con que lo recoja yo?

- Sí, ¿no se llama el manga Kimetsu no Yaiba? Es decir, espada mata demonios, ¿cuánto sabes tú sobre espadas? El premio lo debería recoger alguien con conocimientos sobre el tema.

- Te entiendo pero no tenemos tiempo para buscar a alguien así, o puede ser... ¿qué lo quieras recoger tú?

- Yo no pero sí que sé de una persona que podría recogerlo. ¿Qué te parece si hacemos un trato?

- ¿Qué tipo de trato?

- Yo te entregaré las espadas que he fabricado – señaló las espadas a su espalda – A cambio de que el premio lo recoja Tomioka Giyuu.

Los ojos de Kagaya se abrieron por la sorpresa y miró desconcertado a Amane. La mirada de su mujer mostraba preocupación, sabía de sobra que esa idea no haría gracia al pilar del agua.

- ¿Giyuu? Ya veo – Kagaya volvió a sonreír – Bien, trato hecho.

- Pues acuérdate – le señaló con el dedo – O Tomioka Giyuu recoge el premio o te vas olvidando de ver las espadas.

En la sala reservada para la entrega del premio, los nervios de Tanjiro aumentaban al ver todo tipo de comida expuesta en una mesa. Sabía de sobra que toda esa comida podía valer perfectamente un ojo de la cara.

- Yo... no puedo comer nada.

- ¿Mmm? – Inosuke le miró con la boca llena – Eres tonto Gonpachiro.

- ¡Es que todo es muy caro! ¿No te da cosa comerlo?

- Tranquilo mi chico – Rengoku tocó su hombro – Que no te de vergüenza, la comida está para comérsela.

- Pero aun así... ¿no es eso caviar? Definitivamente se me ha cortado el hambre.

- Tanjiro – Muichiro tiró de su ropa – Quiero... quiero darte de comer – comentó con un sonrojo en sus mejillas.

- ¿Eh? Pero... - miró fijamente el caviar ¿Cuántos de sus sueldos costaría un solo bocado de eso?

Muichiro cogió uno de los panes que tenía caviar encima y lo acercó a la boca de Tanjiro. A Tanjiro le dio pena rechazarlo si venía del pilar de la niebla así que se dejó alimentar en silencio.

- La comida cara hace que me den ganas de llorar.

- Jajajajaja, que gracioso eres Tanjiro – Rengoku cogió otro pan con caviar – Toma otro.

- Vale, pero el último – abrió la boca y dejó que Rengoku le alimentara.

La ceja de Giyuu empezó a temblar ¿qué era eso? ¿Muichiro y Rengoku alimentando a su rayito de sol? Era Giyuu quien debería darle de comer.

- Kamado – Giyuu cogió la bandeja entera de pan con caviar – Yo también quiero darte.

- No puedo comer tanta comida cara, hace que me sienta mal.

- No tienes por qué sentirte mal – Rengoku cogió de la bandeja que sostenía Giyuu – Venga, abre la boca.

- Tanjiro – Muichiro cogió también de la bandeja de Giyuu – Come este.

- ¿Eh? – miró hacia sus lados, tanto Muichiro como Rengoku querían alimentarle – E-es que...

- Cómete este Kamado – Giyuu le ofreció otro pan con caviar.

- ¿Tres? Pero...

- Cómete el mío Tanjiro – Rengoku le sonrió.

- No, Tanjiro comerá el mío – Muichiro tiró de su brazo.

- Kamado comerá el mío.

- Pero el mío es más grande – Rengoku señaló su caviar.

Muichiro miró el suyo, era más pequeño.

- El tamaño no importa ¿verdad Tanjiro?

- Qué más da el tamaño, el mío es el único que puede satisfacer a Kamado.

Los demás miraban la escena desde lejos.

- Están hablando del caviar ¿verdad? – Shinobu murmuró.

- Creo... espero – Gyomei empezó a sudar.

- O eso o hablan de penes – dijo Inosuke tan tranquilo.

Zenitsu negó con la cabeza. A Tanjiro siempre le pasaban este tipo de cosas tan incómodas. Los ojos ámbar se fueron a la figura de su esposo. ¿Era normal que Uzui estuviera tan malditamente caliente con traje? En su boda pasó igual, nada más verle en traje le entraron unas ganas horribles de saltarle encima. ¿Era esa una especie de fetiche extraño?

- Tengen – tiró del traje de su esposo.

- ¿Qué te pasa bonito?

- No te rías por lo que te voy a decir ¿vale?

- ¿Por qué me reiría? ¿Es un chiste?

- No es un chiste, es... - apartó la mirada avergonzado – Es que estás muy sexy con traje.

- Pero estoy más sexy sin él ¿a qué sí?

- La verdad es que sí – se pegó al cuerpo de su marido – Tengen, verte con traje me pone juguetón.

- ¿En serio? – puso las manos en las caderas del rubio – Juguetón tipo vámonos ya a casa o juguetón tipo vamos al baño.

- Juguetón tipo vamos al baño – posó su mano disimuladamente sobre la entrepierna de Uzui – Tengen~

- Vámonos – agarró la mano de Zenitsu y empezó a caminar para salir de la sala.

- ¿A dónde vais? – Kanao se percató de su huida y les preguntó.

- Al baño.

- ¿Los dos juntos?

- Sí, para que Zen no se pierda, ¿a qué sí cariño? – tocó disimuladamente su trasero.

- S-sí, volvemos enseguida – Zenitsu tiró de la mano de Uzui y salió corriendo de la sala.

- Van a follar – comentó Inosuke con la boca llena de comida.

- Ara, ara, no digas esas cosas sin pruebas – pegó un trago a su copa de champán – Aunque es verdad.

Las puertas de la sala se volvieron a abrir, por ellas entraron Kagaya, Amane, Haganezuka, Kanamori y Kotetsu. Mitsuri, Shinobu y Tanjiro se atragantaron al ver el rostro de Haganezuka.

- Hola hijos míos, le conocéis ¿verdad? Es Haganezuka Hotaru.

Haganezuka saludó con un ligero movimiento de cabeza mientras Mitsuri, Shinobu y Tanjiro estaban con la boca abierta.

- ¡Pero si es guapo! – Shinobu le señaló - ¿Por qué un hombre guapo tapaba su rostro?

- Dejad de hablar de mi rostro, aquí traigo las espadas.

- ¿En serio? – Tanjiro se acercó emocionado - ¡Genya, Genya, las espadas!

- ¡Ya lo sé, ya lo sé! Venga, venga, enséñalas.

- Hotaru nos ha puesto una condición a cambio de entregar las espadas.

- ¿Una condición? – Sanemi miró mal a Haganezuka – Aceptaste hacer las espadas ¿por qué vienes ahora con esta mierda?

- Nadie os obliga a aceptar mi condición pero si no la aceptáis no os daré las espadas así que como vosotros queráis.

- ¿Qué condición es? – Gyomei preguntó.

- Giyuu debe recoger el premio de Kimetsu no Yaiba – Kagaya respondió con una sonrisa.

Los pilares se quedaron en silencio pero Tanjiro se emocionó.

- ¿En serio? ¡Es fantástico! ¿No le parece genial Tomioka-san? Recoger el premio es un gran honor – Tanjiro buscó el rostro de Giyuu pero cuando lo encontró su sonrisa desapareció.

A Giyuu no se le veía feliz, su rostro se había vuelto más pálido y sus preciosos ojos azules reflejaban pánico.

- ¿Tomioka-san?

- Yo... no voy a hacer eso.

Ningún pilar pareció sorprenderse por la respuesta de Giyuu. Amane suspiró, ella también se esperaba esa respuesta sin embargo la sonrisa de Kagaya seguía sin desaparecer.

- ¿Por qué? – Tanjiro se acercó a él – Recoger el premio debe ser muy emocionante.

- No... - los ojos azules fueron hacia el escenario dónde se entregaría el premio – No será emocionante. Mucha... mucha gente me mirará. No me gusta que la gente me mire.

- Pero...

- Lo siento mucho Kamado, sé que querías ver las espadas pero... simplemente no puedo. Lo siento – Giyuu se disculpó y se marchó de la sala.

- ¡Tomioka-san!

- ¿Se marcha? Solo entregaré mis espadas si Tomioka Giyuu recoge el premio.

- Oyakata-sama ¿por qué usted ha aceptado? – Gyomei le preguntó sin entender – Usted mejor que nadie debería saber que Tomioka no se subiría al escenario.

- Sé que el Giyuu del pasado no se subiría al escenario pero creo que este año han pasado cosas que le han transformado y creo firmemente que ese nuevo Giyuu si será capaz de subir al escenario y recoger el premio aunque – miró a Tanjiro – Creo que va a necesitar que alguien empuje su espalda.

Tanjiro miró la dirección por la que Giyuu se había ido.

- Yo... hablaré con él – salió corriendo en la misma dirección por la que Giyuu se había marchado.

No tardó mucho en encontrar al pilar del agua, estaba sentado en el suelo de uno de los pasillos del hotel.

- Tomioka-san.

- Lo siento.

- ¿Por qué pide perdón?

- Por haberla fastidiado. Lo siento mucho Kamado pero no puedo subir al escenario.

- ¿Por qué? Debería sentirse emocionado, es un premio que va a recibir por el gran número de ventas de su manga. Debería subir al escenario orgulloso.

- Sí, así sería si tal vez fuera tú. ¿Sabes? A veces te tengo envidia.

- ¿Envidia? ¿De mí? – se sentó en el suelo al lado de Giyuu - ¿Por qué?

- Porque eres capaz de cualquier cosa. Seguro que si Haganezuka hubiera puesto la condición de que tendrías que haber subido tú al escenario, habrías subido, habrías sonreído y habrías enamorado a más de uno con tu sonrisa. Así eres tú, un chico valiente – agachó la mirada – Me parece mentira lo diferentes que somos.

- Yo también siento envidia de usted algunas veces.

- ¿De mí? No creo tener nada que envidiar.

- ¿No? Pues para empezar su mente es maravillosa y muy creativa, ha sido capaz de crear una historia tan admirada en Japón y esa historia va a ser premiada el día de hoy y la verdad es que creo que usted es más valiente que yo. Usted es callado y eso es bueno en diferentes situaciones, yo sin embargo soy un poco bocazas. Usted siempre piensa con calma las cosas y yo a veces salto sin más. Su actitud es calmada a pesar de que ve algo que le gusta y yo por otro lado no puedo evitar gritar de la emoción cuando veo cualquier cosa de Kimetsu no Yaiba. Vaya, sí que somos muy diferentes.

- Lo que a uno le falta lo tiene el otro. Se podría decir... - los ojos azules se encontraron con los rojizos – Que nos complementamos entre nosotros.

- Sí, supongo que sí – un pequeño sonrojo adornó sus mejillas – Si tuviéramos un hijo sería perfecto, lo digo en broma.

- ¿Un hijo? – soltó una suave risa - ¿Cómo sería un hijo nuestro?

- Ni idea – apartó la mirada – Nunca ha pasado por mi mente.

- ¿Ni su nombre?

- Giichi.

- ¿Giichi?

Tanjiro tapó su boca avergonzado, por supuesto que había pensado en nombres para sus hijos. En su mente todo su futuro con Giyuu estaba organizado, sus hijos, su casa, sus mascotas e incluso las diferentes partes de la casa donde le gustaría que Giyuu le hiciera el amor. Decirlo en voz alta era estúpido pero se había llegado a imaginar hasta su boda.

- Es un buen nombre.

- ¿U-usted cree? – jugó nervioso con sus dedos – Tomioka-san, ¿qué es lo que le da tanto miedo de subir al escenario? Es lógico que sería diferente que subiera yo a que subiera usted pero no creo que usted lo llegara a hacer mal, ¿no cree?

- Es que... no me gusta, eso es todo.

- ¿El qué no le gusta?

- Sentir todas las miradas encima de mí. Creí que al escondernos detrás de pseudónimos no tendríamos que dar nunca la cara y la verdad es que yo estaba bien con eso. No quiero sentir todos los ojos encima de mí. No quiero que vean a través de mí.

- ¿Le trae malos recuerdos el hecho de sentir tantas miradas encima de usted?

- Sí, por supuesto que sí. Cuando eres el friki de tu clase todo el mundo te mira todo el rato, juzgan cada cosa que haces y te empieza a dar miedo hacer cualquier cosa. Empiezas a pensar... que no destacar es lo mejor. No quiero que al subirme al escenario salga a la luz el Giyuu al que acosaban en la escuela.

- Creo que usted ha hecho un buen trabajo desde entonces ¿no cree? Diseñó una historia, encontró mangakas increíbles y aquí le tienes el día de hoy, a punto de recibir un premio por el gran número de ventas de su manga. El Tomioka-san del pasado debe estar muy orgulloso del Tomioka-san del presente.

- No estoy tan seguro de eso.

- Yo sí – Tanjiro buscó su mano y entrelazó sus dedos – Y estoy seguro también de que si usted sonríe en el escenario también enamoraría a más de uno.

- ¿Qué? Eso sí que no, mi sonrisa no es como la tuya.

- No es como la mía pero es especial a su manera – apoyó la cabeza en el hombro de Giyuu – Usted no es ningún friki. Los niños que se metían con usted se sentirían muy avergonzados si le vieran ahora.

- ¿De verdad crees eso?

- Sí, su trabajo duro ha dado sus frutos ¿no piensa recogerlos?

- Me sigue dando miedo.

- Está bien tener miedo pero si no lo enfrenta siempre seguirá teniendo miedo y creo que vivir siempre asustado no merece la pena. Los miedos están para superarlos.

- Para superar los miedos hace falta valor y creo que eso no lo tengo ahora mismo.

- ¿Mm? ¿Usted no se ha dado cuenta?

- ¿De qué?

- Los kanjis de su nombre. Su nombre contiene el kanji para "heroísmo, lealtad y coraje". Lleva el valor en el nombre ¿no lo sabía?

- No me había fijado, tú de verdad que buscas lo bueno de cualquier persona incluso en el nombre. ¿No hiciste lo mismo con Muichiro?

- Todos los nombres tienen significados, el suyo es muy bonito, en cambio el mío contiene el kanji de "carbón" ¿qué tiene eso de bonito?

- También contiene el kanji de "curar" y eso es lo que haces con todos, le curas con una sola sonrisa. Eres más increíble de lo que crees.

- Por su culpa me voy a poner rojo.

- Gracias – acarició con cariño los cabellos rojizos – Por curarme.

- No me agradezca hasta que no recoja el premio – se apartó del hombro de Giyuu y se enganchó de su brazo – Vamos o si no Haganezuka-san querrá irse al ver que usted no está.

- Sí – Giyuu se puso de pie junto a Tanjiro – Pero si hago el ridículo me iré corriendo a esconder el rostro debajo de una almohada.

- Tranquilo, si hace el ridículo le dejaré llorar en mi regazo.

- ¿De verdad? – Giyuu se emocionó, ahora meter la pata no tenía mala pinta.

- En realidad era broma.

- Ah, claro, sí, era lógico.

- ¿Por qué se le ve ahora con peor cara que antes?

- Por nada.

- Tomioka-san, sonría, sonría.

Genya sonrío mientras les miraba de lejos, parece que ese problema ya estaba solucionado.

- Eso significa que podré ver las espadas – un aura de felicidad le rodeó pero una cabellera azabache llamó su atención, se acercó sigilosamente hacia él y habló a la oreja – Yuichiro.

- ¡AHHHHHH! – Yuichiro saltó por el susto - ¡¿Qué haces hablándome a la oreja maldito pervertido?! – le golpeó con un ramo de flores que llevaba en la mano - ¡Eres un guarro! ¡Asqueroso! ¡Pervertido!

- ¿Por qué te enfadas? Oye, no me golpes con esto que lo vas a romper.

- ¡Ah, es verdad! – dejó de golpearle con el ramo para comprobar que las flores estuvieran bien – Como se hayan roto por tu culpa te obligaré a pagarlas.

- ¿Se puede saber qué haces aquí y con esas flores? Oh, ya sé, ¿son para mí? – se señaló a si mismo.

- ¡¿Quién en su sano juicio daría flores a un idiota como tú?! Sería tirar el dinero.

- ¿Entonces?

- Son... - apartó la mirada mientras escondía su rostro con las flores – Para Mui.

- ¿Para Muichiro? Vaya, entonces ibas en serio con lo de ser un mejor hermano mayor.

- Por supuesto que sí, cuando yo digo algo lo digo en serio.

- Vale, no te enfades. ¿Quieres que te acompañe a dónde está Muichiro?

- Es que... yo no...

- ¿Mm? No te oigo.

- Que yo no...

- Sigo sin oírte.

- ¡¡Que quiero felicitarle pero me da vergüenza!! ¡¿Contento?! Creí que sería más fácil pero no es así, regañar a tu hermano por no felicitarte fue más fácil. ¿Por qué me cuesta tanto felicitar a Muichiro?

- Puede que sea porque eres un mocoso orgulloso.

- ¡Tonto! – volvió a golpearle con las flores - ¡Tu cara es horrible!

- ¿Sí? Pues dijiste que era guapo.

- ¡...! – las mejillas de Yuichiro se pusieron completamente rojas – I-i-i-i... ¡¡IDIOTA!! – levantó el ramo de flores para golpear la cabeza de Genya pero este se lo arrebató de las manos - ¡Devuélvemelo!

- Te haré una demostración así que estate atento – le tendió el ramo de flores que le había quitado – Los has hecho bien Yuichiro, felicidades.

Genya le sonrió y el enfado de Yuichiro desapareció al haberse quedado embobado mirando la sonrisa del contrario. Sus piernas empezaron a temblar mientras su rostro se ponía todavía más rojo.

- ¿Qué tal? Es fácil ¿a qué sí? – se dio cuenta de la mirada perdida del menor - ¿Yuichiro?

- Genya... - Sanemi llegó a la escena - ¿Qué estás haciendo?

- ¿Eh? – Genya miró a su hermano mayor. Seguro que la escena se podía malinterpretar, él entregándole un ramo de flores a Yuichiro ¿no parecía la típica escena de las películas en las que se hacía una confesión de amor? – N-n-no es eso...

- ¿Entonces... de verdad que te gustan jóvenes?

- ¡Qué no es eso!

- Genya... espera cuatro años como mínimo para pasar a segunda base.

- ¿Segunda base?

- Hablo de sexo. Si quieres hacer guarradas espérale como mínimo cuatro años.

- ¿Eh? – lo último despertó a Yuichiro de su ensoñación ¿no interrumpió Genya su confesión diciéndole que esperara cuatro años? – Cuatro años... querías que esperara cuatro años para lanzarte encima de mí. ¡¿Era por eso?!

- ¡¿Qué?! ¡No!

- ¡Mentira! ¡Qui-quieres que espere cuatro años para decirte lo que siento porque después de eso quieres hacer cochinadas! ¡Sabía que eras un pervertido! ¡Guarro! ¡No me toques!

- ¡No es eso!

- ¡Le daré yo las flores a Mui! ¡No necesito la ayuda de un pervertido como tú!

- ¡No soy un pervertido!

- ¡Sí lo eres!

Sanemi se alejó despacio de lo que parecía una discusión de pareja.

- ¡Si fuera un pervertido te habría hecho algo ya! ¡De hecho me habría aprovechado de ti cuando casi dices que te gusto!

Yuichiro frunció el ceño y con todas sus fuerzas hizo aterrizar una última vez el ramo de flores en la cabeza de Genya. Esta vez el golpe fue tan grande que dolió y todas las flores se desparramaron por el suelo.

Genya no dijo nada, tocó la zona de su cabeza en la que había aterrizado el ramo. Se notaba que el chico había usado toda su fuerza para ese golpe.

- Yuichiro... lo siento.

La mirada de Yuichiro se perdió en las flores destrozadas que ahora estaban esparcidas por el suelo.

- No te voy a discutir el hecho de que soy un mocoso o como quieras llamarme pero – cogió una de las flores destrozadas – No necesito cuatro años para saber cómo me siento.

- Oye...

- Me voy – pasó al lado de Genya y abandonó el hotel.

Genya le siguió con la mirada mientras se iba, puede que Yuichiro tuviera razón y sí que fuera un idiota.

En el cuarto de baños de chicos, Uzui se encerró junto a Zenitsu en uno de los cubículos sin dejar de besarle.

- Ah~ - Zenitsu se separó jadeante del beso una vez encerrados en el cubículo – Si es que te queda – mordió sus labios – El traje te queda demasiado sexy.

- Supongo que es inevitable, quien nace sexy crece sexy y si le sumas lo extravagante.

- Y lo vanidoso.

- Oye, que has empezado tú llamándome sexy – apretó descaradamente las nalgas del contrario – Y tú no te quedas atrás cariño.

- Mmm~... en realidad... también me ha excitado lo del premio, es decir, algo en lo que tú has trabajado va a ser premiado. Hace que me sienta como si estuviera casado con uno de los mejores mangakas del país.

- Pero es que lo estás – enterró la cara en el cuello de Zenitsu para empezar a morderlo.

- Ahhh~ Tengen...

- Y también te acuestas con uno de los mejores y más extravagantes mangakas del país. Premio doble ¿no?

- Ahhh~ yo creo que... mmm~... no me voy a poder quedar callado.

- Sí, vas a hacer ruiditos muy bonitos. ¿Empezamos? – preguntó mientras se aflojaba la corbata.

- Antes mira.

- ¿Mirar? ¿El qué?

- Fuera, no quiero que haya nadie.

- Es un baño, lo sabes ¿no? No podemos encerrarnos aquí y prohibir a la gente entrar.

- Pe-pero me daría vergüenza que alguien me escuchara.

- Muérdeme el cuello y ya – se acercó para besar a Zenitsu pero este le apartó.

- Tengen, de verdad que voy a hacer mucho ruido.

- ¿Tan excitado estás?

- Tú mira que no haya nadie y ya – golpeó con un sonrojo el pecho de su marido.

- Vale, vale – abrió la puerta del cubículo y con lo primero que se encontró fue con la cara de pocos amigos de Iguro - ...

- ¿Hay alguien? – preguntó de espaldas mientras empezaba a desabrochar su camisa.

- Eh... no... - intentó cerrar la puerta pero Iguro no le dejó.

- Guárdate el pene Uzui.

- Está guardado por tu culpa.

- Esto es un hotel, si queréis acostaros solo tenéis que pagar una habitación.

- ¿Estás loco? ¿Has visto lo que cuesta un día, UN SOLO DÍA, en este hotel? ¿Quieres que viva debajo de un puente?

- Tengen... ¡waaa! – Zenitsu empezó a arreglar su ropa cuando vio al pilar de la serpiente – Dijiste que no había nadie.

- Sois tal para cual – Iguro rodó los ojos – Podéis follar en casa, Tanjiro ha convencido a Tomioka y él va a recoger el premio.

- Sí, genial, vamos – arregló su pelo con la mano y salió sonrojado del baño.

- Gracias Iguro – Uzui le sonrió de manera falsa e intentó ir detrás de Zenitsu pero Iguro no le dejó - ¿Qué quieres?

- Dame algún consejo.

- ¿De qué? ¡Ah, ya sé! De extravagancia, bueno, si quieres mi humilde opinión, creo que deberías teñirte el pelo. El negro es muy apagado y poco llamativo, que te parece... ¡azul eléctrico!

- No es eso – apartó la mirada – Sabes que soy virgen ¿verdad?

- Sí, ¿quién no lo sabe a estas alturas?

- Pues como soy virgen... no sé... como empezar una... ya sabes.

- ¿Una...?

- Argh, que no sé cómo empezar el sexo.

- ¿Y por qué no dejas que Kanroji te desflore? Seguro que le hace ilusión.

- ¡Pero el pene lo tengo yo! – gritó y justamente apareció Kanamori por la puerta.

- Pe-perdón – Kanamori se fue rápidamente.

- ¡Mira lo que has hecho!

- Iguro, sé que tienes pene, es decir, no lo he visto pero me imagino que ahí está. Lo que quiero decir es que dejes que Kanroji lleve la iniciativa.

- ¿Y cómo... cómo se empieza? ¿Lo pides y ya o...?

- Lo escribes a Santa en la carta para tu regalo de Navidad – soltó sarcástico – Lo puedes pedir o empieza a tocarla y os dejáis llevar por la situación.

- ¿Y... qué... qué toco?

- Iguro – Uzui puso mala cara – Esta conversación me está empezando a incomodar.

- ¿Tú qué tocas a Zenitsu cuando quieres empezar una relación sexual?

- Las piernas, el trasero... pero vamos, que toques lo que te dé la gana.

- Piernas y trasero – murmuró para intentar memorizarlo - ¿Y... q-qué hago con los pechos? ¿Los toco?

- Oh, definitivamente no quiero tener esta conversación – Uzui salió incómodo del baño.

- ¡Eh, espera Uzui! ¡No le digas a nadie que hemos hablado sobre esto!

Todos volvieron a la sala donde se realizaría la entrega del premio, Giyuu estaba de vuelta aunque con peor cara que antes.

- Tanjiro – Zenitsu se acercó al pelirrojo - ¿Está Tomioka bien?

- Sí, claro que sí – asintió un poco inseguro, a pesar de haberle convencido, Giyuu se seguía viendo nervioso – Tomioka-san ¿está preparado?

- Sí... o no... o no sé – pegó su espalda a la pared para dejar caerse lentamente al suelo - ¿Las luces se apagarán? ¿Solo me enfocarán a mí? Mierda ¿qué hago si hay alguien grabando? Grabarán mi metedura de pata, saldré en Youtube.

- Tranquilo Tomioka-san, un vídeo tuyo tendrá pocas visitas no como el de Nemi-san gritando lo mucho que quiere a su hermanito.

- ¡¿Esa mierda de vídeo sigue en Youtube?!

- Sí, mire – Kanao le enseñó su móvil – Yo lo tengo guardado en favoritos.

- ¡¿Y eso por qué?! ¡AHHHHHH!

- N-no... no sé si podré – Giyuu empezó a hiperventilar.

- Tomioka-san – Mitsuri se agachó a su lado – Aguanta por favor, será solo un momento.

- ¿Un momento? Ahí arriba será un siglo.

- Hey – Tanjiro le sonrió – Yo sé que lo hará bien. Creo en usted – le tendió su mano a Giyuu para que se levantara.

Giyuu lo dudó por un momento pero extendió su mano y tomó la de Tanjiro. El pelirrojo tiró de él pero Giyuu también se impulsó él mismo para levantarse así que el resultado es que sus cuerpos acabaron chocando.

- ¡Ah, l-lo siento!

- No, no, ha sido mi culpa.

Los ojos de ambos se encontraron mientras sus cuerpos seguían prácticamente pegados.

- Emmm, To-tomioka-san...

- ¿Qué?

- Se-seguimos muy juntos.

- Sí ¿qué pasa con eso?

- ¿Eh? Na-nada... - sus mejillas se colorearon de rojo.

- ¡Hey! – Haganezuka se metió entre ellos - ¿Vas a recoger el premio entonces?

- Sí, lo haré – arregló su ropa mientras miraba disimuladamente el rostro rojo de Tanjiro.

La ceremonia empezó y los nervios de Giyuu volvían al verse dentro de poco encima del escenario, sin embargo en el tiempo en el que el presentador daba un discurso, Tanjiro había cogido su mano y eso había conseguido relajarle. Antes de que se diera cuenta, el discurso había acabado y el presentador había anunciado que para preservar el anonimato de los pilares el premio lo recogería un representante. Seguro que ninguno de los presentes se habría llegado a imaginar que ese representante que recogería el trofeo era en realidad el creador de Kimetsu no Yaiba.

- Ha llegado el momento – Tanjiro apretó su mano con fuerza.

- S-sí...

- Buena suerte Tomioka-san – Mitsuri le animó.

- Sonríe – Shinobu tapó su boca para contener una risa - Aunque procura que no de miedo.

- ¡Sube orgulloso y haz que la sala arda en llamas!

- Llama la atención de manera extravagante.

- Yo con que no hagas el ridículo me conformo – Iguro se encogió de hombros.

- Tomioka – Gyomei tocó su hombro – Rezaré para que salga bien.

- Saldrá bien – Muichiro le sonrió.

- No nos dejes en ridículo ¿vale? – Sanemi golpeó con fuerza su espalda – Ahí arriba eres nuestro representante.

- Gracias.

- ¡Maestro, si se pone muy nervioso imagine a todo el mundo desnudo!

- Sí, vale, imaginar... - miró disimuladamente a Tanjiro – A todos desnudos... - negó con la cabeza - ¡No, no voy a hacer eso!

- Giyuu – Kagaya le llamó y señaló el escenario con la cabeza, el presentador ya le había llamado al escenario – Disfruta del momento, te lo mereces.

- Oyakata-sama, gracias – después de agradecerle soltó la mano de Tanjiro y se dirigió con paso firme el escenario.

Todo saldría bien, contaba con el apoyo de los pilares y con el apoyo de Tanjiro, tenía hasta el apoyo de Kagaya. ¿Qué podía salir mal? Cuando subió al escenario respiró un poco más tranquilo, a estas alturas ya no podía meter la pata ¿no? La verdad es que sí podía porque se tropezó con sus propios pies y cayó de cara al suelo.

- Eh... - el presentador le miró - ¿Estás bien?

- ... - Giyuu seguía con la cara pegada al suelo.

- Lo hizo – Iguro suspiró.

- Ara, ara – Shinobu negó con la cabeza – Este hombre siempre igual.

- ¡Una entrada llamativa! Me gusta – Uzui le miró con orgullo.

- Tengen, no lo ha hecho a propósito, seguro que debe estar muriéndose de la vergüenza ahora mismo – Zenitsu buscó con la mirada a Tanjiro pero no lo encontró - ¿Y Tanjiro?

- Ahí le tienes – Genya señaló el escenario.

Tanjiro estaba encima del escenario levantando a Giyuu.

- Tomioka-san ¿está bien?

- S-sí... lo he fastidiado ¿verdad? – tocó su rostro que estaba rojo por el golpe contra el suelo – Me duele la cara.

- No se preocupe, ha sido una simple caída.

- Esto... ¿Tomioka Giyuu? – el presentador sonrió incómodo mientras sostenía el trofeo.

- Sí, es él – Tanjiro sacudió el traje de Giyuu – Ha empezado mal pero ahora lo hará bien, no se rinda.

- Sí... quédate aquí arriba.

- ¿Qué? Pe-pero... - Tanjiro se incomodó al ver cómo la gente se preguntaba con la mirada quien era – Yo aquí no pinto nada Tomioka-san – se acercó al oído del pilar del agua – Es su manga así que es su premio. Yo en realidad no tengo nada que ver.

- Sí que tienes que ver, solamente... no te vayas – Giyuu apretó con fuerza su mano, si se ponía así era imposible negarse.

- Vale, me quedaré aquí. ¿Le parece bien?

- Sí, así es como debe ser.

El presentador se acercó a Giyuu y le ofreció el trofeo, este lo cogió con una mano mientras lo ponía delante de Tanjiro para que él también lo agarrara.

- ¿Usted está seguro? Se va a sentir como si yo recibiera un premio por una obra que no es mía.

- Es lo que quiero.

Tanjiro asintió y agarró también el trofeo, fue entonces cuando las luces de las cámaras le cegaron. Las fotos de los periodistas habían empezado. Intentó sonreír a las cámaras pero no podía evitar que su mirada se fuera hacia Giyuu. Estaba recogiendo junto a su amor platónico un premio otorgado a su manga favorito. ¿No era como un sueño?

Si salían en alguna revista se aseguraría de recortar su foto con Giyuu y guardarla para siempre.

- ¡Waaaaaaaaa! – Tanjiro se pegó a la vitrina - ¡Las espadas, las espadas! ¡Genya, las espadas!

- Sí, ya las veo – intentó sonreír aunque por dentro seguía intranquilo por lo que pasó antes con Yuichiro – Son igualitas que en el manga.

- Por supuesto – Haganezuka infló su pecho con orgullo – Soy el mejor herrero de Japón y otra cosa – miró a Giyuu – Si llego a saber que ibas a hacer tanto el ridículo al recoger el premio mejor hubiera dejado que lo recogiera Ubuyashiki.

- Siento no haber cumplido con tus expectativas entonces – soltó Giyuu resentido.

- ¡Lo que ha hecho ha molado mucho maestro! – los ojos de Inosuke brillaron - ¿Es una nueva técnica de lucha? Seguro que tiene un nombre chulo como "La caída de la cascada" o algo así. ¡¡Enséñemelo!! ¡Yo también quiero hacerlo!

- Inosuke – Kanao se enganchó de su brazo – En realidad solo se ha caído.

- ¡Genial! ¡El maestro se cae de una manera increíble! ¡Enséñeme a caerme así!

- Deja de recordarme que me he caído.

- ¡Lo importante es que te has levantado! – Rengoku le sonrió – Aunque en realidad te han levantado. Tanjiro es un buen chico.

- Es el mejor – Giyuu sonrió mientras veía a Tanjiro observar emocionado las espadas. Había hecho el ridículo al caerse en el escenario pero había valido la pena solo con ver la sonrisa de Tanjiro al ver las espadas.

- Tanjiro – Muichiro se puso a su lado - ¿Te gustan las espadas?

- ¡Sí, sí!

- Que bien – sonrió mientras daba pasos cortos y disimulados para dejar sus cuerpos más juntos – Han quedado muy bien.

- Sí aunque ahora que las veo más de cerca, la de Jiro está mal ¿no?

El comentario de Tanjiro llamó la atención de Haganezuka mientras Kanamori y Kotetsu empezaban a sudar.

- ¿Qué has dicho de la espada que yo he hecho?

- Bueno, el mango es un poco pequeño. Los pilares dibujan el mango de la espada de Jiro un poco más grande. Es un error pero no es muy grave.

- ¡Tanjiro! – Kotetsu se enganchó a su pierna - ¡Por favor, deja de hablar!

- ¿Por qué?

- Mi espada... ¿dices que está mal? Estás diciendo eso – un aura de oscuridad empezó a rodear a Haganezuka.

- ¡Haganezuka-san! ¡No ha dicho eso! ¿Verdad? – Kanamori miró a Tanjiro.

- No está mal, lo que pasa es que el mango es más pequeño que en el manga.

Haganezuka metió la mano dentro de la chaqueta de su traje y sacó una máscara de Hyottoko que usó para cubrir su rostro. Volvió a meter la mano dentro de su chaqueta pero esta vez sacó dos cuchillos.

- Kamado Tanjiro... ¿pones en duda mi talento?

- ¿Eh? – se quedó pálido al ver lo rápido que había cambiado la apariencia de Haganezuka - ¡No, no! ¡Para nada!

- Mentira – apretó los cuchillos entre sus manos – Te voy a matar.

- ¡¿Por qué?!

- ¡Tanjiro, huye! – Kotetsu le agarró de la mano y empezó a tirar de él.

- ¡Vuelve Kamado Tanjiro! ¡No perdonaré a aquellos que dudan de mi talento! ¡Mancharé el suelo con tu sangre! – empezó a perseguir a Tanjiro y a Kotetsu.

- ¡¿EHHHHHHHHH?! ¡Si solo he hecho un comentario!

- ¡Hanagezuka-san! – Kanamori salió detrás de él - ¡No armes un escándalo en un sitio así!

- ¡¡Kamado Tanjiroooooooooo!!

- ¡Ha sido un comentario! ¡¡Solamente un comentario!! ¡¿Por qué le afecta tanto?!

Al día siguiente, Amane revisó en su móvil una página web la noticia sobre la entrega del premio a Kimetsu no Yaiba. En la página principal de la noticia se podía ver la foto que sacaron a Tanjiro y a Giyuu. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver la foto de Tanjiro.

- Kagaya – Amane entró en el despacho de su marido.

- ¿Sí? ¿Qué pasa? – apartó la mirada del ordenador de su escritorio para mirar a su mujer.

- Este chico pelirrojo – enseñó la foto en su móvil – Lo conocimos en la boda de Tengen ¿verdad? ¿Se llamaba Kamado Tanjiro?

- Sí – Kagaya sonrió – El confiable asistente de los pilares. ¿Ocurre algo con él?

- ¿Sabes cómo podría ponerme en contacto con él?

- ¿Con Tanjiro? ¿Para qué? – Kagaya se mostró confuso.

- Quiero hablar con él y hacerle una propuesta.

Amane volvió a sonreír mientras miraba la foto de Tanjiro. 


Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Razón número mil para shippear el giyuutan: ¡se complementan! Ósea juntos son perfectos y por mucho que las parejas del manga han sido las que han sido ¿Por qué Giichi es prácticamente una combinación de Tanjiro y Giyuu? A mí la verdad es que me gusta ver a Giichi como el hijo del giyuutan. 

¿Cuál es la propuesta que quiere hacer Amane a Tanjiro? Lo sabremos en el próximo capítulo pero dejad en comentarios que creéis que es. 

Muchas gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo. 

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