Epilogo

Los personajes de Naruto, no me pertenecen yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

El lider Uchiha había llegado a su mansión después de una semana fuera arreglando asuntos relacionados con el clan en el país del hierro.

Apenas ceno la deliciosa comida que le preparó su linda esposa y la tomó en brazos para dirigirse a la habitación de ambos, sin hacer ruido que pudiera despertar a los niños.

—Te extrañe mucho mi Reina—murmuro besando el cuello de la ojiperla.

—También yo lo extrañé...Madara—la Hyuga trataba de despojar a su hombre de las armaduras que llevaba puestas, para poder besarlo sin ningún estorbo.

El Uchiha prendido en la pasión, le ayudó sin dejar de besarla por todos lados donde encontraba piel desnuda. Una vez desvestido, se dedicó a dejarla en las mismas condiciones, pues desde que partió, no había dejando de anhelar hundiese en el interior de su mujer.

Bajo la prenda que Hinata llevaba puesta, para sorprenderse con la provocativa lencería que vestía.

—¿Y esta sorpresa?—preguntó separándose de ella para admirarla.

—H-hoy cumplimos doce años de el día que... bueno usted sabe —respondió apenada, sin poder decir que era el aniversario de la primera vez que se entregó a él por su propia voluntad—yo quería darle una buena bienvenida y así celebrar.

—Pero no es hoy es hasta mañana—le dijo rodeándola de la cintura con sus fornidos brazos.

—Mañana no tendremos tiempo, recuerde que debemos salir—el lider Uchiha sonrió, para después despojarla de las finas prendas, que aunque la hacían lucir hermosa, nada se comparaba con tenerla sin nada.

—Celebremos entonces—la colocó en la cama y con rapidez comenzó a degustarla desde los labios, seguido por los senos y después lo que mas le gustaba, la gloriosa intimidad de su ojiperla.

—Es-esperé—le pidió entre gemidos—yo-yo también quiero hacer lo mismo—el Uchiha entendió y se puso de espalda en el colchón, para subirla a ella de manera que ambos pudieran degustarse simultáneamente.

No había placer mas grande para Madara, que escucharla pedir a ella misma lo que quería que hicieran durante el sexo.

Tardó mas de tres años para enseñar dicha posición a su mujer y aunque al principio se apenaba, con el tiempo se fue haciendo un poco más fácil convencerla y en este último año ella lo pedía algunas veces.

Debido al tamaño del Uchiha, terminaban invirtiendo posiciones dejándole a él encima de ella.

La verdad es que a él le resultaba excitante cualquier forma de tenerla derrumbando su timidez.

Unos minutos después de haber llegado al climax, Madara la puso en cuatro y de una lenta pero poderosa envestida, entró en la pequeña cavidad de la Hyuga.

—Te demostrare cuantas ganas tenia de ti—le confesó con voz ronca, cargada de deseó.

Pasaron toda la noche y parte de la madrugada, haciendo el amor en todos los lugares disponibles dentro de la habitación y el baño. Los deseos del Uchiha por su mujer, no habían disminuido, ni siquiera un poco, parecía que entre más pasaban los años, más y más se le antojaba. Lo único que lo frustraba, era que los gemelos eran iguales a él en lo posesivos con Hinata  y sin ser consientes, le robaban el tiempo que creía le correspondía, solo a él.

...

Hinata despertó desnuda con unos fuertes brazos enredados en su cuerpo. Le gustaba mucho amanecer con Madara abrazándola, lo había echado mucho de menos, en el tiempo que tuvo que ausentarse.

Sin querer despertarlo se levantó lentamente, dispuesta a preparar el desayuno y tener lista la ropa de los niños que necesitarían esa tarde.

Salió sin hacer ruido y en menos de media hora el desayuno estaba listo.

...

El lider Uchiha despertó al sentir que estaba solo en la cama, suspiró con desagrado, odiando que la ojiperla le hiciera eso. Él quería dormir hasta tarde con ella, hacerle el amor logrando las erecciones mañaneras y comer algo cuando ya estuvieran exhaustos, pero ella jamás dejaría a los niños desatendidos, como lo dejaba a él en estos momentos.

Bajo dirigiéndose hacia el comedor y al escuchar voces, sonrió llenando su interior de alegría y orgullo, por saberse parte de esa hermosa familia.

—¡Papa!—los chicos de ya once años, corrieron hacia él, apenas lo miraron.

—¿Trajiste lo que te pedimos?—preguntaron ambos sin dejar de mirarlo y en espera de una respuesta afirmativa.

Madara saco un pergamino y lo extendió, apareciendo dos espadas con el nombre de cada uno grabado en el metal.

—¡Si..!  Son como la de tío Sasuke—gritaron emocionados, mientras le mostraban a Hinata.

—¡Pa-papa!—el azabache miró hacia abajo, enfocando a la pequeña niña de ojos perlados, mejillas ruborizadas y cabello largo negro, que le extendía los bracitos en busca de ser alzada por su progenitor.

—¡Hikari..! Mi princesa—no perdió tiempo y levanto a la pequeña de cuatro años dispuesto a cumplirle lo que ella quisiera.

Buscó entre su mochila y saco una muñeca que le trajo especialmente a ella. Miro a su Hinata y le sonrió negando con la cabeza, mientras ponía la mesa.

La pequeña de cuatro años, hacia con el imponente líder del clan Uchiha, lo que se le venía en gana, Hikari tenía en Madara, casi el mismo efecto que tenía Hinata, ambas lo podian convertir en payaso si así, lo deseaban.

Lo bueno es que él no era el único en ser manipulado por la mini-Hime, como la llamaba Obito. Izuna, Obito, Kiba, Shino y Neji, se encargaban de malcriar a la niña, que al igual que su madre siempre terminaba sonrojada, jugando con los dedos, apenada y sin querer pedir nada.

...

—¿Estas lista?—Madara entró en la habitación después de estar con los niños. Quería darle tiempo a Hinata de vestirse, pues ella se había encargado de Hikari y también dejó arreglada su ropa y la de los gemelos, ahora solo faltaba ella, para poder marcharse, todos juntos.

—Ya estoy...—avisó saliendo del baño, vestida con un hermoso kimono rojo, el cual contaba con el obi negro y flores estampadas también en color negro, pero lo que más llamaba la atención, era el logo del clan Uchiha en la espalda.

El líder Uchiha la miro fascinado, como le sucedía siempre con la morena.

Sin palabras, camino hasta llegar a ella tomándola de la cintura y besarla en el cuello. Le era  muy difícil contenerse.

—Aun es temprano ¿porque no aprovechamos que los niños están jugando con los perros?—Hinata abrió mucho los ojos ante la propuesta del Uchiha.

Tiempo atrás, Kiba propuso cruzar a Akuma con una hembra similar a él, la cual se hallaba en el clan Inuzuka. Meses después, nacieron cinco cachorros y Kiba le regaló uno a cada niño, ahora, tenían a cuatro perros haciendo felices a los niños, como a Hinata también.

—Kenji puede vernos si activa el Byakugan—argumento tratando de persuadirlo.

—Tiene prohibido hacerlo, pero si desobedece, sabrá que no es buena idea romper las reglas—respondió subiendo el kimono, para acceder al lugar donde quería.

—¡Madara!—lo reprendió por lo que dijo, haciendo sonreír al azabache.

—Tranquila mi Reina... sabes que ellos no pueden ver a travez de estas paredes—el decía la verdad, ya que al ver que el niño despertó el poder ocular a temprana edad, el lider no quiso preocupar a la ojiperla y mando forrar las paredes con material que no permitiera que ellos miraran dentro. Él no pensaba detener sus encuentros amorosos con su mujer y tampoco dañaría a sus hijos.

Hinata se quedó sin armas, para resistirse y de nuevo, se dejó llevar por la pasión que Madara le despertó.

[...]

A media tarde la familia Uchiha, hizo su aparición dentro del complejo Hyuga.

Ese día se celebraba el matrimonio de la lider Hyuga, con Konohamaru Sarutobi.

El jardín estaba arreglado, para recibir a todos los invitados. Se esperaba a muchas personas importantes, entre ellas los Kages.

Hinata se fue a saludar a su padre seguida por Madara, que llevaba a Hikari en brazos, como si temiera que se quebrará. Los gemelos fueron los primeros en lanzarse sobre el abuelo, que los recibió gustoso. Ellos estaban muy apegados al ex líder Hyuga, pasaban tres dias a la semana entrenando con él y fue así que lograron ganarse el aprecio de todo el clan Hyuga.

—¿Como están..?—Hiashi abrazó a su hija y después estrechó la mano del Uchiha.

—Ven con tu abuelo—Hikari sonrió sonrojada y extendió los brazos para que Hiashi la sostuviera. El abuelo era otro que también estaba muy encariñado con la niña.

...

Una ves terminada la ceremonia, las personas se acomodaron en las mesas y desde ahí, disfrutarían de la celebración.

...

—Muchas felicidades Hanabi... estoy muy orgullosa de ti—las dos se abrazaron con lágrimas en los ojos tan similares—También a ti Konohomoro, estoy muy feliz por ustedes—al igual que Hanabia, el joven también recibió el cálido abrazo de la esposa del líder Uchiha.

—Hinata te debo tanto, te quiero mucho—le dijo Hanabi llorando, Hinata limpio con cariño las mejillas de su hermana menor, sintiéndose feliz por ver en lo que se había convertido.

—Ven aquí mi princesita—Hikari sonrió y se abrazó a su tía, encantada mirando lo hermosa que se veía la joven hermana de su madre.

—También queremos felicitarte tía—Madara trataba de sostener a los gemelos, para que no corrieran entre todas las personas. Temía que pudieran derribar a alguien por accidente.

—Ustedes también—la joven Hyuga se juntó a los niños, en complicidad con su nuevo esposo que se unió al abrazó.


Después de terminar con las felicitaciones, la familia tomo sus lugares junto a todos los Uchihas.

Sakura y Sasuke, se habían casado seis años atrás y tenían una niña de cuatro años a quien llamaron Sarada.


Naruto conoció a una chica en una misión que realizó en la aldea de las olas, pronto se enamoraron y terminaron casándose, viviendo en Konoha, la joven terminó siendo, la misma que ayudó al equipo ocho, cuando Kiba se intoxicó. Aiko y Naruto tenían un niño que nombraron Minato. El imperativo rubio, era el azote de Sasuke, por la insistencia de auto nombrarse futuro esposo de Sarada.

Neji también se había casado con Tenten y procrearon a dos niños, uno de nueve años llamado Hiro y otro de seis, llamado Hiroto, ambos eran muy cercanos a los gemelos Uchiha, criándose casi como hermanos y entre los cuatro se proclamaron los protectores de Hikari y Sarada.

Ino y Shisui, tuvieron otro hijo, que tenía seis años, a quien nombraron Inojin, que a su vez, era el mejor amigo de Hiroto y también de Minato.

...

—¿La están pasando bien?—preguntó Hinata, en el lugar donde estaban Konan, Nagato, Kisame y también Itachi.

—Todo está bien... muchas gracias—respondió Konan abrazada a Nagato, que hacia unos años atrás, también se habían casado.

Itachi asintió con la cabeza mirando a Madara, que no se retiraba de Hinata. Todo se debía a la presencia de Tobirama, el cual, también se encontraba en la fiesta, sentado con el Hokage.

...

Madara había tenido que hacer un esfuerzo sobre humano, para no desaparecer al Kazekage, en el momento en que saludo a Hinata, lo mismo le pasó con Tobirama. A pesar de los años, el no dejaba de sentir celos, cada vez que los hombres se acercaban a su mujer.

...

Haruka y Haruki, los hijos del Hokage, tenían ya 19 años y ambos pertenecían al equipo elite de los Anbus, los dos eran muy parecidos a Hashirama, pero Haruki era mas serio y desde que nació Hikari, había quedado fascinado con la hermosa niña, a la cual siempre estaba cuidando, sin que nadie lo notara, como en ese momento en que la pequeña cayó de rodillas y él llegó como rayo a levantarla, antes que se lastimara más.

—¿Te lastimaste princesa?—la niña se sonrojó y comenzó a jugar con los dedos.

—Estoy bien Haruki-san—le respondió avergonzada, puesto que ella estaba "enamorada" del chico que tenía enfrente.

—Ven te llevaré con tus padres, no quiero que te puedas golpear, si andas sola—el joven se llevó cargando a la pequeña. Odiaba verla llorar y lo único que quería era verla sonriendo.

...

Hashirama y Mito se sentaron a conversar con Hinata y Madara, pero este último, rodaba los ojos al escuchar la discusión entre Hizashi y Tajima, compitiendo por cualquier tontería. Para Madara, eso era como un dejavú, era como mirar a Sasuke y a Shisui, que hasta ahora, lo seguían haciendo.

—¿Donde esta la mini Hime—preguntó Obito a Izuna, al no mirar por ningún lado a la pequeña. Izuna se puso de pie y miró a uno de los gemelos, hijo del Hokage, con la niña en brazos. Obito también vio lo mismo y se llevó los dedos al puente de la nariz, sabiendo lo que seguía.

Tan pronto el lider Uchiha enfocó a su princesa en los brazos de Haruki, uno de los hijos de su amigo, una vena apareció en la frente, que parecía palpitar cada vez mas fuerte.

Hinata al darse cuenta de la oscura aura de Madara, decidió ponerse de pie, antes que él para recibir a su hija.

—¿Pasó algo?—el Senju hizo una respetuosa reverencia hacia la esposa del líder Uchiha, a quien le tenía un gran respeto.

—No es nada malo Hinata-san, solo un pequeño raspón—Haruki le entregó la niña y saludó a Madara, que aún permanecía con el instinto asesino.

—Gracias por cuidar de MI PRINCESA—remarcó el azabache, en tono molesto y posesivo.

—No tiene nada que agradecer Madara-san...como ya les había dicho antes... Hikari sera mi esposa, una vez que cumpla la mayoría de edad—el Senju lo dijo, como lo mas normal del mundo, sin percatarse de la bomba de tiempo que se formaba dentro del azabache y cuando estaba a punto de explotar, Hashirama comenzó a reír escandalosamente, llamando la atención de todos.

—¡Quien lo diría Madara..! Tu nunca me pudiste tener a mi, porque me enamore de Mito y ahora tu adorable hija será mi nuera... Que te sirva de consuelo, que por lo menos ella tendrá una parte de mi—bromeó el Hokage, haciendo lo que mas le divertía, hacer rabiar a su mejor amigo.

Cierra la boca tarado—Madara activó el sharingan atrayendo la atención de todos, para después salir corriendo tras Hashirama, que por nada del mundo se dejaría alcanzar.

Hiashi y Fugaku, negaron con la cabeza, por el comportamiento infantil de dos de los ninjas mas poderosos de todas las naciones.

—Lamentó haber causado problemas—se disculpó el Anbu, con Hinata quien sólo sonrió restándole importancia.

Los gemelos llegaron a donde se hallaba Hinata con Hikari y de inmediato, activaron sus líneas sanguíneas hacia el joven Senju, sin importarles que él era más poderoso que ellos debido a su edad y entrenamiento. Hizashi desperto primero el sharingan, mientras que Kenji, fue primero el Byakugan, ambos eran idénticos, la única diferencia eran los ojos perlados de Kenji con los negros de su gemelo.

Con un suave toque de Hinata y los dos regresaron a la normalidad.
Mito se acercó a ellos y los acarició en la cabeza, haciendo que ambos se sonrojaran, por ser tratados como niños pequeños.

Después, Izuna y Obito, tuvieron una larga conversación con ambos, diciendo que no había nada de malo en que algún día Hikari se casará con alguien mayor, pues era la misma diferencia entre sus padres. Lo único que ellos debían hacer era cuidarla hasta que fuera mayor.

Los invitados, continuaron con la celebración, sin dar importancia a los estallidos que se escuchaban a lo lejos, seguramente causados por el Hokage y Madara, todos en la aldea ya se habían acostumbrado a esa clase de escenas entre ellos.

—¿Papá estará enojado conmigo?—preguntó la niña, preocupada por el enojo de Madara, a quien nunca había visto así.

—Claro que no, él nunca se enojaría contigo, como tampoco con mamá—respondió Hizashi sabiendo bien que ellas eran el punto débil de su padre.

Haruki, se disculpó una vez mas con todo el clan Uchiha, prometiendo nunca mas acercarse a Hikari hasta que fuera mayor de edad, para no causarle problemas. Él sabía bien que algún día el destino actuaría a su favor y si no era así, aceptaría con dignidad al igual que su tío Tobirama, que hasta la fecha, seguía enamorado de la madre de Hikari y según lo que veía, también Izuna continuaba enamorado de ella.

[...]

Hinata abrazaba al enfurruñado Uchiha, quien permanecía con los brazos cruzados, muy molesto y pensativo. Madara no había pronunciado palabra, después de llegar a la mansión.

—Madara... por favor ya no me ignore—la ojiperla inflo las mejillas con desaprobación. Ante ese gesto, el azabache no se pudo contener y se abalanzó sobre ella para hacerle el amor y así olvidar el mal rato, que ese mocoso le hizo pasar.

Por mas que quisiera permanecer enojado, debido a cualquier asunto, su dulce esposa siempre terminaba por alumbrar su vida. Nunca dejaría de agradecer haberla conocido.

Durante su matrimonio sufrieron altibajos, como en todos los matrimonios, pero siempre pudieron solucionarlos y ambos esperaban que así fuera por siempre.

—Te amo...Hinata Uchiha—reafirmó, durante las envestidas.

—Yo lo amo mas, mi apuesto Rey—ambos continuaron entregados a la pasión desbordante que siempre estaba presente en sus cuerpos y en sus almas.

Fin.


Ahora si llegue al final, muchas gracias a quienes me acompañaron durante todo la historia, y también gracias a quienes leen por primera vez. Ojalá y haya sido de todo su agrado.

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