Capitulo 19

Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Quiero agradecer a @valentinaa87  por avisarme acerca de mis errores al escribir, como también a Mairim89 por la gran ayuda y tiempo que me brindó ayudándome a mirar mis errores y ayudar a editar. Sin su colaboración aún seguirá sin saberlo y sin corregir, ahora aunque aún tienen fallas, ya se pueden leer mejor.

—Eres un imbecil Indra ¿Como se te ocurre ir por ella por tu propia cuenta?
Lo peor es que no sólo fallaste, sino que los pusiste en alerta—reprochó Toneri.

—¿Y que querías que hiciera? ¿Quedarme con los brazos cruzados al igual que tu?
El tiempo pasa y tú sigues sin hacer nada—Indra estaba muy molesto por la actitud despreocupada de Toneri, no sabía que se traía entre manos, pero él no estaba para tonterías—Mientras tu te sientas a esperar, su chakra esta alterado y de esa manera no sirve para despertar a Kaguya—Kabuto y Orochimaru observaban la discusión entre los dos primos—Ahora sólo tenemos dos opciones— sugirió Indra—la primera y la mas arriesgada, es dejar que de a luz en donde esta, para después traerla aquí y extraer los ojos... Y la segunda, es traerla antes para interrumpir el embarazo y evitar que esas aberraciones nazcan, el único problema, es  la cantidad de vigilancia que hay en la aldea—concluyó Indra.

— Si me disculpan... pienso que sería un gran desperdicio deshacerse de los fetos. Será mucho mejor, dejarla que complete el tiempo de gestación, de esa manera yo podré sacar mucho provecho de ellos, al ser hijos de dos miembros de los clanes mas antiguos y con el poder ocular de Konoha— Orochimaru se lamió los labios con solo imaginarlo

— No deben nacer, percibí el poderoso chakra dentro de ellos y eso que aún están en etapa temprana— argumentando Indra.

— No hay nada de que preocuparse, ya que no dejaré que crezcan mucho, porque para cuando terminemos con los experimentos, dudo que tengan chakra para seguir viviendo—Orochimaru permaneció en espera de una respuesta.

—Está bien, entonces trataremos de traerla antes de dar a luz— concluyó Toneri sonriendo hacia Indra que se veía muy disgustado.

—No será fácil... ese Uchiha al que me enfrente, no la dejará sola, él aseguró que preferiría morir antes que perderla—Indra pensó en la pelea que mantuvo con ese tipo tan poderoso.

— Al parecer tus métodos de convicción ya no funcionan como antes Indra—Se burló Toneri—Yo mismo me encargaré de traerla aquí, sin tener que enfrentar a ningún ninja de Konoha—Orochimaru sonrió ante lo dicho por Toneri sus manos hormigueaban por la sensación de tener esos niños, y poder intercambiar su cuerpo con uno de ellos, también con un poco de suerte, llegar al mismo Sasuke, que aunque no lo decía abiertamente, le resultó todo un reto a su orgullo, por el hecho, de nunca aceptar seguirlo.

Toneri por su parte, no tenía ninguna intención de esforzarse para complacer a Orochimaru, de hecho, era lo que menos le importaba en esos momentos.
Su única meta era el byakugan de la Hyuga y si los niños nacían en Konoha, o en el laboratorio, para él no hacia diferencia, porque ya tenía el plan perfecto para atraer a la joven madre.

[...]

Haciendo uso del byakugan, la buscó por toda la aldea, hasta llegar a los campos de entrenamiento donde finalmente la encontró. Con pasos lentos se fue acercando, aún estaba inseguro debido a su comportamiento los días anteriores, pero no podía continuar huyendo de sus responsabilidades.

Tenten se giró al escuchar tronar las ramas y el pasto seco, quedando frente a frente.

El Hyuga tenía el rostro sin emociones al igual que siempre, pero la chica que lo conocía desde años atrás, pudo percibir nerviosismo en su postura rígida. Ella lo miró sin decir nada, esperando que fuera él quien empezara la conversación. Pasaron unos silenciosos e incómodos minutos, antes que el genio Hyuga se dispusiera a hablar.

—Se que mi comportamiento no ha sido el correcto y te ofrezco una disculpa por no dar la cara antes—el chico dio un largo suspiro antes de poder continuar—¡Escucha Tenten! Quiero enmendar mi falta—lo soltó sin encontrar otra manera de decirlo—Yo me aproveche de tu inocencia y eso no estuvo bien— Neji frunció el ceño al escucharla reír
¿Que le pasaba? ¿Que era tan divertido? ¿Acaso no miraba que él estaba tratando de corregir sus errores?

—Cálmate Neji, tu no te aprovechaste de mi—le dijo sin preámbulos y sin dejar la sonrisa.

—¡Pero tome tu virginidad!—interrumpió el Hyuga.

—También yo quería que pasara... tu no me forzaste a nada y hasta se pudría decir...—Tenten sonrió por lo que estaba por decir—que fui yo la que propició todo—Neji se quedó pasmado al escuchar lo que Tenten acababa de decir. Todo este tiempo sin querer enfrentarla por temor a sus reacciones y ahora resulta que nunca estuvo enfadada con él.

— Tenten quiero que seas oficialmente mi novia... quiero que lo intentemos—la chica abrió mucho la boca sin poder creer lo que estaba escuchando... Neji Hyuga su amor platónico desde niña ¿le estaba pidiendo que lo intentaran? 

—Neji no es necesario que te sientas obligado sólo por lo que pasó. Ambos somos adultos y sabíamos lo que hacíamos yo de verdad no quiero obligarte a nada—aunque sentía el corazón estrujado, no podía aceptar un compromiso por pura culpa.

—No lo estoy haciendo únicamente por lo que hicimos, yo de verdad quiero intentarlo si tú estas de acuerdo ¿que dices?—la castaña se quedó pensando, mientras veía al hombre del que siempre estuvo enamorada, quien a su vez, esperaba por su respuesta.

—¡Acepto!—gritó efusiva, en el momento que se lanzó a sus brazos para ser atrapada por el genio Hyuga.

Después de que la emoción pasó, los dos se sentaron junto a un árbol y el joven se animó a decir lo que lo había estado preocupado—¡Escucha!—suspiró para poder continuar—Yo no usé protección la noche que estuvimos juntos y me temo que puedas estar... bueno ya sabes—el castaño ya no pudo enfrentarla y desvió la mirada hacia otro lado.

Tenten sonrió—No te preocupes por eso, todas las kunoichis tomamos medicamento para prevenir embarazos, debido a que el riesgo de violacion en las misiones es latente—Neji dejó escapar el aire y sonrió aliviado, pero ella al verlo sonreír permaneció, callada. El varón supo que debía corregir lo dicho, antes que la chica malinterpretará sus palabras—No es que no quiera tener hijos, claro que deseo tenerlos, pero quiero que sea cuando estemos listos, es decir... ¡Bueno...! No voy a mentir, tu me conoces y conoces también mis sentimientos— Tenten asintió mirando hacia abajo con tristeza, pues al igual que todos, conocía bien sobre el amor de Neji por Hinata.

—Así es—murmuro la joven y volvió a guardar silencio.

—Te prometo que pondré todo de mi parte, para llegar a amarte como tu te lo mereces y en un futuro, si todo sale bien, quiero que seas mi esposa y la futura madre de mis hijos—Tenten no lo podía creer, eran demasiadas emociones y sin ser consciente, comenzó a derramar las lágrimas, pero no eran de tristeza, sino de pura alegría. Neji la beso, limpio las mejillas y dijo muy cerca del oído de la joven—Estoy seguro, que no me será difícil enamorarme de ti, porque eres maravillosa—ella lo abrazó mas fuerte aún con los sentimientos a flor de piel.

[...]

Madara no tenía necesidad de ser un genio para poder atar cabos y llegar a la conclusión, que la persona responsable por los rumores de la supuesta infidelidad fue Suki, como también, posiblemente fue quien le mandó la nota al Senju.

El lider Uchiha apretó los puños, en ese momento se hallaba endemoniado con esa mujer, ya que por sus intrigas, casi pierde a su niña. Aunque Hinata no quiso decirle nada para que no hiciera una locura, él ya sabía lo que tenía que hacer.

Llegó a casa de Suki acompañado de dos lidéreles del consejo Uchiha. El propósito... exiliar a esa persona del distrito Uchiha, acusándola de calumnias al líder, poniendo en riesgo su matrimonio como también la paz con el clan Hyuga.

Tocaron la puerta en repetidas ocasiones, pero no había nadie. Algunos vecinos les dijeron que Suki tenía varias semanas sin regresar al distrito Uchiha y que nadie tenía noticias de su paradero. Con un gruñido de derrota, tuvo que dejar ese asunto para otra ocasión.

[...]

Habían pasado varios días desde que Hinata aceptó darle a Madara la oportunidad de estar cerca de ella y desde entonces, el lider Uchiha, no la dejaba sola en ningún momento cuando estaba en casa. Lo que no pasó desapercibido por todos, pero en especial por Izuna. Cuando miró a su hermano aprovechar hasta el mas mínimo descuido para robarle besos a Hinata, se sintió algo triste. Él sabía que no tenía ninguna oportunidad con ella, pero verlos de esa manera lo descoloco, trató de fingir que todo estaba bien, sobre todo cuando fue consciente que su hermano ya no le era indiferente a la ojiperla.

Para poder despejarse, pidió mas misiones al Hokage. De esa manera, no tendría que estar en casa y así, lograría pensar con claridad. Sin embargo, debido al peligro que amenazaba a los Uchihas, Hashirama no le permitió salir de Konoha, no obstante, el Senju en su lugar, lo mandó a permanecer durante unas semanas en las instalaciones Anbu.

Después de un tiempo a solas, se sintió mejor, pensó que eso era lo correcto, sus sobrinos crecerían junto a su padre y lo mas importante, él deseaba verla feliz y su hermano se estaba esforzando por conseguirlo.

Cuando regreso al distrito Uchiha, el suelo estaba blanco, al igual que los techos de todas las casas debido a las nevadas por la próxima llegada del invierno. Se adentró a la mansión, siendo recibido por el agradable calor, junto al aroma de canela y pan recién horneado. Se acercó a la cocina y allí la encontró moviéndose lentamente de un un lado a otro. Llevaba puesta ropa de maternidad, acompañada de un delantal, su vientre había crecido considerablemente, se veía tan linda... Al sentirse observada, giró para verlo, ya que él, todavía se hallaba en el marco de la puerta, le sonrió y rápido camino hacia él.

—¡Izuna-san...! Que bueno que ya esté en casa sano y salvo—dijo mientras lo abrazaba con lágrimas en las mejillas, debido a la alegría que le causó verlo de nuevo. El Uchiha cerró los ojos, sintiendo el pequeño cuerpo unido al suyo, sin querer mostrar mas emociones que las necesarias.

—¡Hermano! Me alegro que estés de regreso—escuchó la voz gruesa de su hermano.
Madara le sonreía con gusto. Hinata lo soltó y camino hacia atrás, junto a él y al mirarlos juntos y felices, no pudo mas que sentir alegría por ellos. Quería a Madara y siempre lo miró amargado lleno de resentimiento y odio, pero ahora, todo eso no estaba presente. Madara tenía los ojos brillantes de felicidad y amor por ella. Él la haria feliz y eso era todo lo que importaba.

Los tres pasaron al comedor donde la ojiluna sirvió la comida, ayudada por los azabaches.

—¿Como se están portando mis sobrinos?—pregunto Izuna, mirándole con ternura.

—E-ellos han crecido mucho y también su mueven mas—Madara sintió orgullo, al escuchar a su mujer hablar de sus hijos.

—Me alegro que todo esté bien—sonrió hacia Madara, en forma de felicitación.

—Bueno... ahora debo ir a casa de Mikoto, porque de lo contrario, estaré en problemas—les informo Izuna, despidiéndose del matrimonio que se quedó en el comedor.

— ¿Quiere, que le sirva mas arroz? ¿Aún tiene hambre?— pregunto la chica al mirar que Madara continuaba sentado, con el plato vacío.

—Si, todavía tengo hambre, pero no de arroz— la morena se puso roja al ver la sugerente sonrisa del líder Uchiha.

Madara se levantó y extendió la mano hacia Hinata, para ayudarla a levantarse.
Juntos llevaron los platos a la cocina, para que después ella comenzara a lavarlos, estaba concentra haciéndolo cuando los fuertes brazos del Uchiha la rodearon por la cintura. La morena se sobresaltó al sentir el aliento de Madara en su cuello, sus manos la recorrían por todos lados haciendo que pegara su espalda mas contra su duro pecho.

—U-Uchiha-sa—ahhh—un gemido se escapó de sus labios al sentir las manos del azabache sobre los sensibles e hinchados senos. Madara la giro contra él cuando la chica terminó con los platos y la beso en los labios una y otra vez, hasta que la sintió temblar debido a la exitacion.

—Te necesito— le susurro el azabache en el oído, mientras succionaba el níveo cuello de su mujer. La ojiperla no supo cómo, pero a una velocidad increíble, ya estaban dentro de su habitación. Sin esperar a llegar a la cama, el azabache comenzó a desvestirla y ella se lo permitió sin oponer resistencia, así era desde que su adorable niña le permitió estar cerca, no había día, en el que no le hiciera el amor mas de una vez.

Ella era tan dulce, tan entregada. En algunas ocasiones la tenía despierta hasta entrada la madrugada, no podía saciarse de esa mujer, cada día estaba mas enamorado, incluso ya le era imposible imaginar la vida sin Hinata.

Los días que entrenaba, la llevaba con él, para que no pasara todo el día aburrida y pudo comprobar cómo se mordía el labio, al mirarlo sin camisa haciéndole sonreír, pues era consiente de lo que lograba provocar en su adorable niña.

Cuando terminó de desnudarla, se dirigió hacia la cama sin dejar de besarla, Hinata con timidez, trató de despojarlo de la camisa para poder sentir el torso y el pecho de su marido, las pequeñas manos le temblaban cuando no lograba desabotonar todo, Madara le dio una mirada sugestiva y se desvistió, para complacer a su Reina.

Hinata no podía evitar sonrojarse, apenas veía ese gran cuerpo despojado de toda prenda. Tenía que admitir, que le gustaba y si era sincera  consigo misma, ya estaba empezando a quererlo.

Los jadeos comenzaron, cuando el Uchiha se apoderó de los sensibles pezones de la Hyuga. Lentamente subió acomodándose entre las piernas de su esposa sin dejar de mirarse mutuamente. Toda la longitud del erecto pené, encontró la estrecha cavidad de la ojiperla, empezando el vaivén de ambos cuerpos.

A pesar de estar embarazada y con el estómago mucho mas abultado, el cuerpo de Hinata respondía a todos los estímulos que su esposo le hacía... algunas veces se apenaba por disfrutar tanto los rugidos de Madara pegados a su rostro, mientras estaba entrando y saliendo de ella. La sensación de plenitud era exquisita, no había posición que no le agradara. Desde el día que se entregó a él por su propia voluntad, el antojo mas grande que tenía era su esposo poseyéndola a su antojo.

El Uchiha la tomó con mas fuerza de las caderas, para profundizar la penetracion, sintiendo las paredes vaginales contraerse contra su miembro, cerró los ojos levantando la cabeza hacia arriba perdido en el inmenso placer. Sabiendo que el orgasmo estaba por llegar, se dirigió hasta ella para terminar juntos ahogando los gemidos de su mujer dentro de su boca. Disfrutaba sentir las uñas de Hinata rasgándole la espalda cuando los lloriqueos se intensificaban y ella se perdía en el éxtasis.

Estaba seguro, que esa mujer había nacido para él, puesto que aún en su estado, era capaz de aguantar el ritmo, como también el tiempo, ya que él, no era rápido al hacer el amor. Lo único que faltaba para que esos momentos fueran perfectos, era escucharla gritar su nombre acompañado de confesiones de amor, como lo hacía él.

Luego de unas fuertes envestidas, ambos llegaron al climax con una capa de sudor que cubría los dos cuerpos desnudos, Madara se acostó de lado atrayéndola hacia él sin importar lo húmedos que se encontraban. Hinata hundió el rostro en el fornido pecho masculino, sintiendo como la abrazaba fuerte hasta que el sueño lograba vencerlos.

[...]

Lo que una vez había sido nieve pegada a los pantalones del uniforme médico, ahora eran pequeñas gotas de agua, que permanecían en el pulcro piso de madera oscura. Tendrán que pulir y también encerar esa área... Se decía mentalmente Sakura, mientras se removía incómoda en el sofá para dos personas. Lanzando miradas sin llamar la atención, podía ver como Ino descansaba las piernas hinchadas en el sofá para tres personas, sin apartar la vista de las uñas pintadas con esmalte morado.

Por el rabillo del ojo, sin siquiera girarse, para tener una mejor visión por temor a ser vista, podía distinguir, como Tenten soplaba el vapor que despedía la taza de te que sostenía en las manos, como si eso fuera lo mas interesante del mundo.

—¿Entonces que me dicen? ¿Puedo contar con ustedes?— pregunto una fuerte voz masculina, perteneciente a la persona frente a ellas. El tono no pretendía ser autoritario, sin embargo, logró atraer la atención de las jóvenes, quienes lo encararon para dar sus respuestas. Las tres chicas tragaron grueso, pues aunque ya lo conocían debido al matrimonio con Hinata, no podían dejar de sentirse intimidadas por el líder Uchiha.

Madara quería saber todo acerca de su mujer, pero por el poco tiempo que llevaba de estar bien con ella, aún no podía averiguar mucho. Shisui le sugirió buscar ayuda "profesional" y se auto invitó, para encargarse de todo. El joven organizó una reunión en su casa, con su esposa Ino y las otras dos amigas de Hinata. Kenso, Hanabi y Akuma, se quedaron en la mansión Uchiha, acompañando a su mujer y de ese modo, no sospechará nada cuando empezara sorprendiéndola con cada cosa que le gustará.

—Por supuesto Madara-San, usted pregunte todo lo que desea saber sobre Hina-chan y nosotras, estaremos encantadas de aclarar sus dudas—respondieron las jóvenes, quienes se veían mas relajadas, al darse cuenta que el Uchiha sonreía en agradecimiento. Lo que el azabache no sabía, fue que una vez perdieron el miedo y tomaron confianza, nadie las pudo callar.

Horas mas tarde, el lider Uchiha se masajeaba las cienes que daban muestras de un agudo dolor de cabeza. Las jóvenes fueron de gran ayuda diciendo todo acerca de su esposa. El problema fue, que también añadieron información extra, la cual hubiera querido ignorar. Por ejemplo, la cantidad de ninjas interesados en ella, como también cuando pasaba desmayada por el enamoramiento hacia Naruto. No obstante, el fin justifica los medios. Pensaba el moreno, mientras se diría a su casa para ver a su luna.



[...]

Los días pasaron, hasta que un Martes por la tarde, Kiba y Shino, se presentaron para informar a Hinata que Kurenai, ya habían dado a luz a una hermosa niña, a la que nombraron Mirai Sarutobi.

El lider Uchiha sabía que Hinata tenía gran aprecio por Kurenai y le ofreció llevarla al hospital para que la visitara. Su mujer derramó lágrimas de alegría por el ofrecimiento, mientras que por primera vez, tomó la iniciativa de abrazarlo y besarlo. Esa fue una de las primeras recompensas, que recibió por saber los gustos de su mujer y de nuevo, recordó las horas que pasó escuchando a las tres amigas de su esposa. Todo había valido la pena.

[...]

La Hyuga se mordía el labio mirando a su esposo mientras se vestía. Madara se levantó primero que ella, debido a un mensaje del Hokage, para presentarse en la torre en media hora.

El Uchiha se giró, atrapándola con los ojos puestos en él dejándola sonrojada. Madara sonrió de medio lado, acercándose a ella quien permaneció sentada sobre la cama, con una fina sábana cubriendo el cuerpo desnudó, la tomó de los ante brazos sentándose junto a ella. La beso y sin que la chica se diera cuenta, le bajo la sabana dejando los senos expuestos, bajo la boca con prisa para poder morderlos y así, obtuvo dulces gemidos de su mujer, se retiró muy a su pesar y la beso en la frente para salir.

—Promete que te quedarás aquí en la cama, hasta que llegue Ima—el Uchiha no quería dejarla sola por mucho tiempo, temía que pudiera caer por las escaleras o quemarse en la cocina, pensaba en todo lo negativo cuando no estaba con ella.

—Lo prometo, no se preocupe— respondió la joven dejándolo  mas tranquilo, luego de besarla en el vientre, la dejó para que durmiera por más tiempo.

...

Hinata tomó un baño después de la partida de Madara, se vistió con ropa de maternidad, la cual también la protegía del frío, sus movimientos eran mas lentos por el tamaño del vientre, que parecía querer estallar en cualquier momento, la ojiperla parecía tener mas meses que Ino, quien ya en una o dos semanas daría a luz.

Tocaron la puerta y la chica pensó que Ima había olvidado la llave, así que bajo despacio para poder abrir, pero no era Ima sino Kenzo.

—Hina-chan tienes que ayudarme, mi mama esta herida en el bosque y no pude levantarla yo solo—rogó el pequeño, con lágrimas en los ojitos—Queríamos traer unas plantas para ti, era una sorpresa, pero se cayó y no tengo a nadie a quien acudir —continuó el pequeño. Hinata se estremeció al mirar a Kenzo llorando y no pudo resistirse.

—¡Vamos!—dijo la Hyuga, después de ponerse una capucha negra que tenía gorra. El pequeño Kenzo la agarró de la mano para guiarla hasta su madre. El niño se adelantó, entrando en el bosque tras la mansión Uchiha, la ojiperla lo seguía despacio, hasta que él se detuvo y giró para quedar frente a ella.

—¿Donde esta Ame?—pregunto Hinata al mirar en todas las direcciones y no encontrar rastro de ella. Kenzo sonrió de una manera que la Hyuga, sintió escalofríos en todo su cuerpo—¿Kenzo?— llamó al ver como el niño creció en tamaño, convirtiéndose en un sujeto que parecía una planta carnívora. El tipo sonrió con burla hacia ella.

—No pensé que fuera tan predecible... Te debo una disculpa por desconfiar de ti—dijo el hombre que parecía planta a la segunda persona que llegó.

—Te lo dije y no me equivoqué pero ahora yo me encargo, gracias por todo Zetsu—agradeció Toneri.

Hinata comenzó a llorar temiendo por la suerte de sus hijos. Cuando la planta se marchó, Toneri extendió la mano hacia ella. El cerebro de la morena se llenó de horror al pensar lo que podían hacerle a los niños y sin pensarlo, se colocó en la posición de ataque del clan Hyuga, haciendo reír al albino.

—¿Que crees que haces pequeña? ¿Piensas que podrás vencerme cundo ni tu padre pudo hacerlo?—pregunto negando con la cabeza.

—No pelearé con usted, solo segaré mis ojos, así ya no le serán útiles—respondió decidida, puesto que no pensaba rendirse sin dar pelea y si ellos querían dañar a sus hijos, ella dañaría lo que necesitaban.

—¡Espera...! No lo hagas— grito Toneri, al ver que de verdad pensaba hacerlo.

—Entonces dejé a los niños fuera de esto—Hinata sabía que después de lo que diría, ya no habría marcha atrás, pero ¿Que sentido tenía querer escapar y confiar en la protección de quienes la querían? ¿Cómo hacerlo? Si de todas formas ellos lograron llegar hasta ella, sin que nadie los notara. Si ni siquiera ella misma se dio cuenta del engaño, era mejor hacer la propuesta, de ese modo sus hijos tendrían la probabilidad de tener una vida, aunque fueran criados solamente por el padre.

—¿Que propones?—pregunto el albino.

—Deje que de a luz, para que mis hijos estén a salvo aquí en la aldea y yo misma, ire con usted sin pelear ni avisar a nadie—respondió, pero antes de que Toneri protestara, Hinata añadió—Conozco todos los jutsus prohibidos del clan Hyuga, como también se que mi embarazo debilita el poder del chakra ocular, lo que significa, que en mi estado, no pueden extraer el byakugan, sin embargo, si insiste en llevarme con usted sin dar a luz, haré uso de uno de los jutsus prohibidos, que destruye todo poder ocular disolviendo toda la cuenca del ojo, perdiéndose para siempre.

Toneri lo pensó por unos momentos y decidió aceptar, no podía arriesgarse a que la chiquilla atentara contra ella misma destruyendo lo que tanto trabajó les costó encontrar. Y por otro lado, a él no le preocupaba el poder de los niños, porque con la llegada de Kaguya, lo mas seguro es que terminaran muertos al igual que muchos mas. En cuanto a Orochimaru, ya vería que inventar para callarlo.

—Bien... tenemos un trato, pero te advierto que si tratas de traicionarme, no habrá lugar donde puedas esconder a tus hijos, para que no los encuentre y me cobre con ellos tu traicion—amenazó formando una luz brillante el la mano derecha.

—Descuide no lo haré, nunca retrocedo a mi palabra—afirmó la Hyuga derramando lágrimas, por el trato que acababa de hacer.

—Me asegurare de eso—Toneri formo una esfera de luz y la introdujo en el pecho de Hinata, obteniendo un grito de dolor—Con esto me aseguró que no me vas a traicionar, debido a que al nacer tus hijos, me llegara la señal y vendré por ti— Hinata trató de hablar, pero Toneri ya había desaparecido.

Al verse sola y pensando en que no podría ver a sus hijos crecer, se dejó caer sobre la fría nieve llorando con gritos desgarradores, sacando todo lo que podía, antes de regresar y tener que fingir que nada pasaba, ya que su corta felicidad, había sido solamente un espejismo.

Continuara...

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