Capitulo 18

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Hinata había tenido visitas prácticamente todos los días. Sakura le hacia los chequeos diarios, para asegurar el nivel del chakra y se quedaba con ella por un rato haciéndole compañía.

Kurenai, Kiba y Shino, le habían llevado una gran cantidad de artículos para los bebés, todo en pares... Ino y Tenten, también le llevaron ropa de cuna y juguetes y hasta el líder Hyuga, la visito para preguntar por su estado y el de sus futuros nietos, trayendo con él, a varios empleados con grandes cajas que contenían dos hermosas cunas.

Hanabi y Neji, llegaron después de Hiashi, con lo que faltaba para amueblar la habitación de los niños. Mikoto la malcriaba preparado comidas, las cuales juraba, que Hinata no podría resistir. Todos se hacían presentes. ¿Entonces porque se sentía tan sola? Cada noche miraba por la ventana, el aire frío se sentía a través del cristal y nadie evitaba que llorara de nuevo.

En ocasiones, Izuna y Obito, la tomaron desprevenida limpiando sus lágrimas y cuando preguntaban el motivo, ni a ellos podía explicarles. Ambos trataban de animarle, diciendo que las mujeres embarazadas suelen llorar demasiado al igual que hacer berrinches. Como era el caso de Ino, espetó Izuna, causando la risa de la Hyuga, haciéndole olvidar por un rato su nostalgia, la misma que regresaba en forma de vacío dentro de su pecho apenas se quedaba a solas.

Ahora aquí estaba frente al padre de sus hijos, sin poder apartar la mirada de ese pecho desnudó. Trago saliva con pesadez y levantó la mirada hacia sus oscuras orbes y deseo no haberlo hecho. Esos ojos tenían un brillo, acompañado de una mezcla de sentimientos que en ese momento, no podía identificar. Luego cometió otro error. Miro los  labios mientras dibujaban una sonrisa, misma que ocasionó el debilitamiento de sus piernas. El corazón se aceleró y el color llego a su rostro. La chica trató de hablar, pero no logró articular palabra alguna.

Él se quedó quieto, sin moverse al sentir las perlas recorrer su pecho, para luego mirarse directamente uno al otro. Madara no quería emocionarse, pero estaba seguro que ella lo veía con fascinación. Sonrió al notarla nerviosa y tratando de decir algo, que parecía no querer abandonar su garganta y decidió hablar él.

—¿Te sientes bien Hinata? —preguntó sin dejarle de sonreír.

—E-estoy b-bien... sólo iba a la cocina, estoy c-cansada de no hacer n nada..—el Uchiha le tomó la mano y en un impulso, la acercó hasta su rostro, para sentir la calidez y suavidad del taco femenino. Cerro los ojos por reflejo y a la vez inclinó el rostro sobre la mano. Hinata sintió erizar los bellos tras su cuello, al tener su mano retenida en el rostro de su esposo y sin poder evitarlo, su corazón comenzó a latir con euforia.

—¿Se te antoja algo? Pideme lo que quieras y yo lo haré por ti—aseguró el azabache
—No quiero que puedas lastimarte en la cocina—su genuina preocupación, conmovió a la joven, quien no pudo evitar darle una pequeña sonrisa antes de responder.

—No se preocupe Uchiha-Sama, no haré nada que me pueda poner en peligro—el azabache le dio un beso en la mano antes de soltarla. Se sentía como un adolescente al lado de ella.

—Entonces espérame... yo te acompaño, no tardaré mucho, sólo voy a tomar un baño y regreso en seguida—por alguna razón que ni ella comprendió, estuvo de acuerdo en esperarlo para que estuviera con ella y unos minutos después, regresó ya bañado y vistiendo un pantalón de entrenamiento y una camiseta negra sin mangas muy pegada a su pecho como una segunda piel. Todavía lo estaba mirándolo, cuando él la tomo en brazos para bajar las escaleras.

—¡U -Uchiha-Sama! —exclamo avergonzada.

—No quiero que te puedas caer, es sólo por un momento—fue la respuesta que pudo dar. Sabía que en parte era cierto, pero lo que en realidad quería, era tenerla junto a él, el mayor tiempo posible. Todo fue aún mejor cuando ella le rodeó el cuello con sus brazos, logrando que por un momento, sus orbes se cerrarán, deseando alargar ese momento tan dulce y agradable.

Hinata se sintió arder, al inhalar el aroma que provenía del Uchiha, causando a su vez, una agitación de mariposas dentro de su estómago. Involuntariamente, también cerró los ojos y recargo el rostro en el trabajado pecho de su esposo.

En cuanto llegaron a la cocina, ambos permanecieron quietos mirándose. La Hyuga todavía estaba en sus brazos y como si algo los atrajera, sus labios comenzaron a acercarse, haciendo que Hinata cerrará los ojos para recibir la boca del Uchiha.

Los labios se pegaron y de inmediato dieron acceso a sus lenguas, siendo un beso lento y lleno de ternura. Como si por primera vez se besaran. La chica enredó los dedos en los mechones húmedos del azabache y un gemido se escapó de su boca, al momento de separarse.

El azabache pego su frente con la de ella por unos segundos y después la colocó en el piso. Sus miradas no sé apartaron y de nueva cuenta, como si alguna fuerza invisible los atrajera, ambos se devoraban los labios con desesperación sin poder despegarse. Madara la subió, tomándole las piernas para que rodeará su cintura con ellas.

Subió las escaleras y entró en la habitación sin dejar de besarse. Cerró la puerta con el pie y se dirigió hacia la cama besando el cuello de su esposa y obteniendo dulces gemidos en recompensa por su acción.

La colocó en el piso para romper desde abajo la camiseta negra que ella llevaba puesta, dejándola solo con bragas, ya que, no llevaba sostén y eso logró enloquecer más al azabache. La puso en la cama y le quitó las bragas, dejándola completamente desnuda para él. La beso en los labios, al mismo tiempo que se desvestía para sentir sus pieles desnudas. Se hallaban tan necesitados, tan desesperados el uno por el otro, que en ese momento, lo único en sus mentes era entregarse a la pasión.

El Uchiha dejó los labios para bajar al cuello y dirigirse hacia los pechos, que ahora estaban más grande y sensibles por los bebés que tiernamente, llevaba dentro de ella. La ojiperla arqueo la espalda al sentir la lengua de Madara en uno de ellos, mientras el otro era estimulado por la mano. Su intimidad ya estaba mojada debido a las sensaciones que el Uchiha le estaba haciendo sentir.

Madara bajo una mano hacia la entre pierna de su mujer y sonrió complacido. Lentamente abandono el botón rosado y erguido, para bajar repartiendo besos por todo el camino, hasta llegar al vientre abultado. Se detuvo por un momento para acariciarlo, dejando un beso y continuando su recorrido, hasta dónde quería llegar.

Había anhelado tanto degustar la intimidad de su mujer, que ahora, no le daría tregua.
Metió sus manos por debajo de las caderas y piernas femeninas, para acercarla a su rostro recibiendo un gemido de Hinata al sentir el aliento de Madara en su intimidad.

Comenzó de a poco a lamer el clitoris, siendo premiado con los gemidos de su esposa.
Cuándo aumento los movimientos de su lengua, soltó una de las manos de las caderas y la llevó hacia dónde lamía, para introducir uno de sus dedos en la entrada de la vagina.
La miro retorcerse aferrada a las mantas, para después agarrar sus cabellos pérdida en el éxtasis y tratando de sostenerse a algo que calmara la sensación que crecía dentro de ella.

Hinata no entendía como su cuerpo reaccionaba de esa manera involuntaria.
Sus caderas se movían tratando de encontrar aún mas la boca del azabache.

Madara estaba extasiado con la visión de su mujer. Era realmente erotica y escucharla  lo estaba llevando al limite. Aumentó los movimientos de su lengua, mientras dos de sus dedos la penetraban con avidez. La sintió al limite cuando se separo por un momento, solo para hacerle un pedido—Corretee para mi preciosa—con sólo escuchar esa voz ronca pedir aquello, no pudo más, que dejar soltar su orgasmo y terminó convulsionando de placer. Madara lamió hasta la última gota que liberó su mujer y apenas terminó, levantó el rostro y se acercó a ella sin apartar las miradas.

La Hyuga aún se estaba recuperando del orgasmo, pero Madara ya no podía esperar.
La necesitaba tanto que dolía. Se colocó en medio de las piernas y la beso con desesperación, con deseo reprimido, Hinata se aferró a los hombros masculinos al sentir el miembro cerca de su entrada... sabía que era muy grande y que si no estaba bien lubricada, le dolería, aunque esta vez, ese no era un problema.
La invadió de una sola embestida, pero sin ser brusco, puesto que no podía olvidarse de sus bebés.

Continuó las embestidas chupando los senos de Hinata en la misma posición, para después ponerla de lado y colocarse tras ella y de ese modo, podía acariciarla. Le besaba el cuello y se permitía con una mano estimular los senos y con la otra la intimidad, ella gemía de manera tan seductora y eso lo ponía frenético.

La Hyuga sintió que pronto llegaría, apretó el agarre en los brazos del Uchiha y giró el rostro para encontrar la boca masculina, dejando escapar las lágrimas resultado de su potente liberación... con un sonoro grito junto a gemidos, logró terminar.

Madara también estaba al limite y se acercó a su oído para hablarle—¡Te amo Hinata te amo! —confesó, dando la última embestida, seguida de pequeños espasmos. De ese modo, continuó aferrado a ella mientras seguía con los espasmos y las confesiones.

Ella se quedó sin palabras, sin saber que responder. Hinata le daba la espalda, así que él no pudo ver la sorpresa que esas palabras le causaron.

El azabache jimio por última vez, al salir del interior de su mujer y escuchó un suave gemido por parte de ella. Estiró las mantas para cubrirlos a ambos, después la atrajo hacia él para seguir acariciandola. Una de sus manos comenzó a tocar el vientre, haciendo movimientos en círculos y para su sorpresa, recibió dos movimientos fuertes desde el interior. Sin pensarlo, se levantó lo mas rápido que pudo y con suavidad giró a la ojiperla, dejándole con la espalda sobre el colchón.

—¿Hinata? —la llamó buscando respuestas. Tal vez eso no era normal, o quizás a ella le dolía. Pensó en muchas probabilidades. No es que no supiera que las mujeres embarazadas decían sentir movimientos de los niños dentro del estómago, pero nunca tocó a nadie. Lo poco que sabía, era grasias a Mikoto, antes que nacieron sus sobrinos.

La Hyuga miró la sorpresa en el rostro del Uchiha y no pudo evitar sonreír. Le causó ternura el semblante preocupado de Madara. Estiró su mano para tomar la de él y colocarla de nuevo en el vientre. Sabía que en unos segundos obtendría la respuesta desde el interior y eso fue lo que sucedió.

Los bebés comenzaron a moverse, sintió aun mas los movimientos al colocar su propia mano junto a la del Uchiha. Hinata, sonrió genuinamente, debido a la expresión asustada y nerviosa de Madara.

El varón se descolocó. Esa era la primera vez que ella le sonreía. Las otras veces fueron muecas fingidas, pero ahora... estar abrazando a la mujer que ama compartiendo la felicidad de sus hijos, lo hizo tocar el cielo. Se puso de lado junto a ella y se sostuvo con el codo, para estar cómodo y poder hablar.

—¿Hinata? —ella no respondió, pero lo miró para que continuara permaneciendo en silencio—Yo quiero que me perdones, por todo lo que te hice.

—Uchiha-Sama yo—el azabache la interrumpió.

—Sh shhhh sh—puso el dedo sobre sus labios femeninos, para que lo dejara continuar—Cometí muchos errores contigo, yo nunca antes me había enamorado y todo lo que empecé a sentir por ti, no supe reconocerlo como amor, hasta que ya te había lastimado de todas las maneras—negó arrepentido—te debo tanto, que nunca podría pagarte. De no ser por ti, Izuna, seguiría enfermo y Obito con su máscara portándose como Tobi.
Ellos fueron mejores personas que yo, porque pronto descubrieron cuanto vales,
mientras yo permanecía ciego sin querer reconocer todas las señales que estaban frente a mi, mostrándome lo afortunado que era por tenerte conmigo—le sonrió con nostalgia
—Estuve muchos años fuera sin preocuparme por mi familia, hasta que mi regreso me dejó con mas odio que antes. Busque la manera de vengarme del Senju, pero parecía no tener puntos débiles—la Hyuga se incomodó con el tema, pero permaneció escuchando sin argumentar nada.

—Fue en aquella misión, en donde mi vida cambió por completo, porque fue cuando te miré por primera vez. Tal vez no me lo creas, pero antes de saber quien eras, ya habías invadido mi cerebro hasta la última membrana—ella lo miró con confusión, pero el Uchiha continuó—Te miré caminando entre todas las personas en la aldea de las Olas, como una luz segadora en medio de la oscuridad... luego entraste a la armería donde yo estaba y ni siquiera me notaste—Hinata cada vez estaba mas confundida ¿cómo podía no haberlo notado? Si él sobresalía en todas partes.

—¿No me crees? —preguntó dándole un beso en los labios. La ojiperla no respondió, haciendo evidente que no lo creía—Ordenaste unos kunais personalizados y al salir un tipo te molesto. Te confieso que de no haber sido por el perro blanco, lo hubiera asesinado por atreverse a molestarte—ella se quedó pensando y recordó cuando Kiba se intoxicó, después salió a pasear y Akamaru la defendió. Hinata abrió la boca y los ojos por la sorpresa. Él decía la verdad, pues ella no le contó a nadie sobre el incidente del joven borracho. Madara sonrió y continuó.

—Supe que eras lo mas adorable que hubiera visto antes, pero nada me preparó, para verte entrenar dentro del lago a la luz de la luna rodeada de agua. No tenía idea quien eras, mi única certeza, era que pertenecías a Konoha. Tampoco sabía que eras Hyuga, porque tus ojos no eran de ese color. Después, tu identidad me cayó como balde de agua fría... fue cuando, bueno yo...—no sabía que palabras usar y suspiró para poder seguir—Desde ahí fue, que comencé a portarme como un canalla. Uno que no se daba cuenta que lastimaba lo que mas quiere en este mundo. No me di cuenta, que al herirte a ti, inconscientemente me hería a mi mismo.

Hinata tenía los ojos llenos de lágrimas, que limpiaba sin atraer mucho la atención, para dejarlo continuar.

—¿Sabes? Mirar a la esposa de Shisui en su matrimonio, me hizo sentir mas miserable, por la manera en que té oblige a casarte conmigo. Deberías haber estado feliz, pero en cambio, estabas asustada y posiblemente asqueada, por la manera en que te tomé—confesó con vergüenza—Tengo muchos defectos, pero uno de ellos ha salido a flote desde que te conocí y son los celos ¡Soy un maldito celoso y posesivo!—soltó con los ojos cerrados.

—Cuando cometí la canallada de golpearte y forzarte, estaba ciego de celos, por pensar en que me abandonarías por Tobirama y como la bestia que soy, no supe cómo controlarme. Al igual que la noche de bodas, sabía que debía ir lento para no lastimarte y lo disfrutarás conmigo, así con el tiempo, dejarías de temerme, pero de nuevo los celos. Cuando aprecie tu dolor y preocupación por el Senju, hirió mi orgullo hasta lo mas adentro, cegándome de manera que no pensé en otra cosa que no fuera poseerte de manera ruda, quería demostrar que eras mía—ya para cuando dijo lo último, Hinata no contenía las lágrimas que mojaban la almohada. Madara le limpió el rostro con su mano libre y continuó.

—La noche del cumpleaños de Obito, fue una de las mas felices de mi vida. Me diste la oportunidad de acercarme a ti, a pesar de portarme como un animal contigo y como siempre, lo volví a joder. Observarte caminar con el Senju a las afueras del complejo Hyuga, fue un duro golpe. Pensé que planeabas dejarme y se lo contabas todo a él—Hinata se sentó en la cama cubriendo sus pechos con las mantas, para quedar frente a él.

—E -ese d-día—hablo entre lágrimas y tartamudeo—ese día yo salí del complejo después de hablar con mi padre y fue una sorpresa, encontrar a mi sensei esperando por mí. Él me dijo que estaba ahí, por la nota que yo le envié para citarlo fuera de las puertas del clan, pero yo nunca envié ninguna nota. En los meses viviendo con usted, nunca desobedecí sus órdenes y tampoco lo hubiese hecho ese día, de no tratarse de una emergencia. La única razón de mi salida, fue porque Ko llegó diciendo que padre pedía hablar conmigo, después mi sensei me comentó que guardó la nota, debido a que le pareció raro que yo la mandara y me aseguraba que llegaría al fondo de todo eso y que no pensaba dejar sin castigo, a quien trataba de jugar con nosotros—Madara la miró con el pecho adolorido debido a la culpa.

—Perdóname, te hice un gran daño debido a los celos y la impotencia de no poder tener nada, ni siquiera tu odio. Fue muy insatisfactorio saber que me obedeciste en cada absurda orden que te di, que podía poseerte cuando yo quisiera, mientras no mostrabas nada, ni dolor, ni odio. Todo lo que quería para mí, le pertenecía a él... Tu rubor, tus tartamudeos, tus lindas he inocentes sonrisas, todo era suyo, aunque tu cuerpo estaba a mi lado, tu alma estaba en otro lugar, uno donde yo no tenía cabida—colocó sus manos en el rostro de Hinata y le limpio las  lágrimas con los pulgares.

—¡Hinata! Se que no te merezco y que bien deberías odiarme, pero aún así, quiero que me des la oportunidad de demostrarte cuanto te amo—la miró directamente a los ojos y pudo notar el desconcierto que le causaron sus palabras—Déjame intentar que por lo menos, llegues a sentir un poco de afecto hacia mi. Por favor, no me alejes, no me hagas mirarte fría e indiferente hacia mi. Prefiero que me grites, que me maldigas si eso te hace feliz, o incluso, puedes lanzarme lo que quieras para golpearme, pero no con tu indiferencia. Eso realmente me duele mas que el dolor físico—La Hyuga lo veía frente a ella esperando por una respuesta.

Todas las palabras dichas por él la debilitaron, nunca esperó ese comportamiento en Madara. Él era el padre de sus hijos y apenas unos momentos atrás, habían hecho el amor ¿Que sentido tenía negarse a darle la oportunidad de estar cerca de ellos.?
Hinata lo quería presente en la vida de sus hijos y para bien o para mal, compartían el vínculo del matrimonio, sin olvidar que los niños siempre los mantendrían unidos de alguna manera.

—A-aceptó, aceptó Uchiha-sama... quiero que nuestros hijos crezcan dentro de una familia, con sus dos padres—el azabache la tomó en sus brazos dejando caer las mantas y la colocó a sobre él, haciéndola rodearlo con las piernas, quedando frente a frente, para besarla en los labios.

—Gracias Hinata, te juro que no te fallare, no te arrepentirás y espero algún día poder ganarme tu amor. Por ahora estoy feliz de estar cerca de ti, me hacías mucha falta—le susurro con voz seductora en su oído, haciéndole erizar la piel.

—¡Uchiha Sama! —lo llamó doblado el cuello por el cosquilleo.

—Bonita... ya no me llames Uchiha, llámame Madara, sólo Madara, eres mi esposa y como tal, tu puedes llamarme por mi nombre. Trátalo cuando estemos a solas, así te será mas fácil acostumbrarme—ella asintió y permaneció sobre él, en la misma posición y por unos momentos, la Hyuga se permitió tocar los brazos hombros y espalda del Uchiha. Pasó sus manos con suavidad por cada cicatriz que tenía. Siguió hasta llegar al rostro y también lo empezó a delinear con sus manos. Si alguien le hubiese dicho meses atrás, que compartiría esta intimidad con él, jamas lo creería. Conocer el porqué de todo lo que hizo y sentirlo de una manera humana, le dieron esperanzas. Esperanza de que él sería un buen padre para guiar a sus hijos por el buen camino.

En el caso que ella no pudiera estar con ellos para verlos crecer, Madara era muy fuerte y poderoso, con él estarían a salvo. Sus ojos se aguaron al recordar el tipo del hospital, el cual sugirió deshacerse de ellos. Fue en ese momento en que su opinión acerca de Madara comenzó a cambiar, sobre todo, cuando lo miró enloquecido y dispuesto a protegerlos, aún arriesgando su propia vida... Si, definitivamente, quedarse junto a él era la mejor decisión que podía tomar.

—¿Que piensas muñequita? —ella se perdió en los pensamientos y Madara siguió todos sus gestos y movimientos. Estaba tan distraída, que no se dio cuenta del escrutinio del Uchiha. Se sonrojó por la manera que le llamó y más aún, por estar desnuda arriba de él.

—No no es nada, yo solo me distraje—el azabache le sonrió, como si hubiera creído lo que le respondió, pero en su interior, se molesto por no saber que la estaba preocupando ¿Acaso se estaba arrepentida de dejarlo acercarse?  No, no era eso, puesto que no ha rechazado sus toques, pensó para sí mismo. Se percató de lo poco que la conocía... Ignoraba su color favorito, las comidas que mas le gustaban y toda esa clase de cosas que por lo general, debería saber de la mujer que amaba.

—¿Tienes hambre? —cuestionó tratando de dejar atrás el momento incómodo.

—No, nada mas deseaba salir—la joven recordó que se dirigía a la cocina, cuando se encontró con él sin camisa y de inmediato se sonrojó.

A Madara le pareció tan encantadora, que no pudo resistir y apretó el brazo que la mantenía pegada a su pecho y con la otra mano, tomó su nuca para acercarse a devorar esos carnosos labios. Ella le devolvió el beso y rodeo sus manos en su cuello.

Un gemido salió de la morena, cuando sintió el duro miembro de Madara, entrando en su interior. La chica se aferró a los hombros y el cuello de su esposo, en los momentos en que él la envestía, tomándola de los glúteos, para ir despacio y a la vez, mas profundo. El vientre de la ojiperla no les permitió pegarse mas, así que, la acostó de  espaldas en el colchón y el se arrodilló para estar entre sus piernas, tomándola de las caderas para acercarse más. Las envestidas no eran tan rudas, debido al temor de lastimar los bebés, pero aún así, el Uchiha se sentía en el paraíso. Miró que ella comenzó a arquear la espalda perdida en el placer, al mismo tiempo que se sostenía de la almohada y por momentos, buscaba sus brazos soltando gemidos llenos de placer. Madara podía jurar que los suaves gemidos de su mujer, eran lo mas erotico  que hubiera escuchado a lo largo de su vida. Sabía que no durarían por mucho tiempo y colocó encima de ella, poniendo su peso en sus brazos, para poder besarla. Estaba tan caliente, no sabía que mas hacerle a esa mujer que le permitió tocar el cielo junto a ella.

Con un fuerte gemido, ambos terminaron. Sus respiraciones eran irregulares debido al esfuerzo físico. Bajo lentamente de de ella y después le dio un beso en el vientre, colocándose a su lado para mirar el techo. La morena tenía los ojos cerrados, pensando en todo lo que acababa de hacer.

Pasados unos minutos, Madara se levantó y tomó a Hinata el brazos—¡Vamos bonita! Tomemos un baño juntos y te llevaré a cenar a donde quieras—le dijo mientras entraba a la ducha con ella.

[...]

Tobirama se encontraba cabreado y tratando de contener su rabia debido a la partida de Hinata hacia el distrito Uchiha—Eso fue lo mas prudente hermano... él la cuidará mejor que nadie.

—¿Lo mas prudente nii san? ¿De verdad? Tu mismo viste como estaba cuando la llevé al hospital. Su estado era deplorable—reprochó el Senju menor.

—Lo se, pero eso no pasará de nuevo, Madara está muy pendiente de ella.

—Ese imbecil ni siquiera la quiere, solamente la usa—reprochó de nueva cuenta.

—Escúchame, se que lo que voy a decir, no suena creíble, pero es la verdad... Madara está perdidamente enamorado de ella y nunca antes lo vi de esa manera con ninguna mujer—Tobirama arqueo una ceja en forma de burla.

—Eso mismo aseguró, cuando trató de robarte el amor de Mito.

—Tienes razón, pero como ya te dije, esta vez es muy diferente, el muy tonto esta enamorado desde que la miró por primera vez y no se percató, hasta antes de llevarla al hospital... Créelo o no, pero te aseguro que esa es la verdad. También esta el hecho que juntos serán padres... Tobirama, será mejor que trates de olvidarte de ella, puesto que las probabilidades de que abandone a Madara, son nulas, dados los hechos sucedidos.

El Senju sintió su pecho estrujado al oír lo que su hermano mayor acababa de decir ¿Como pedía que la olvide? Si él nunca antes amo a nadie—Me mantendré al margen, no por él, sino por ella. No quiero que esté preocupada en estos momentos—aseguró con firmeza—sin embargo, no dejaré de amarla y estaré pendiente, para que nada le pase y si ese infeliz se atreve a lastimarla de nuevo, se la quitaré sin importar contra quien me tenga que enfrentar—al terminar de hablar, se dio la vuelta y salió dejando solo a Hashirama.

El Hokage dejó escapar el aire que mantenía dentro. Le dolió mirar a su hermano así, pero ya no se podía hacer nada. Hinata pertenecía a Madara y estaba seguro que era cuestión de tiempo, para que ella lo amara de la forma en que Madara la amaba.

[...]


El la oficina Anbu que compartían Itachi , Neji y algunas veces Sai, se encontraba el Hyuga con su cerebro girando en los últimos acontecimientos, después de la boda de Ino y Shisui. Ciertamente y para ser exactos, el momento en que Tenten y él, se fueron a pasear juntos.

Flashback
Llegaron a la barra de bebidas y les sirvieron unos tragos.
Neji solo miraba lo adorable que se veía Hinata y lo recuperada que ya estaba.

Tenten llamó su atención, brindando para tomar hasta el fondo. Extendieron los brazos para que les rellenaran las copas. Repitieron el mismo procedimiento por un buen rato, hablaron de todos, Tenten reía tan dulce, que por primera vez, se percató de cómo vestía. Se veía muy hermosa con el vestido que tenía puesto.

No es que no lo fuera antes y eso lo sabía, puesto que fueron compañeros de equipo por muchos años, sin embargo, nunca la miró vestida de esa manera y eso sumado al cabello largo que no estaba atado en las coletas, le daban un toque seductor.

El alcohol ya estaba haciendo estragos en los dos. Tenten se puso de pie y extendió su mano para que Neji la tomara.
—¡Vamos Neji... caminemos para que nadie nos vea así! —Neji la siguió y caminaron hacia donde ya no había personas y sin previo aviso, Tenten lo estampó contra la pared mas oscura del callejón que se encontraba cerca de la boda.

Neji abrió mucho los ojos cuando sintió los labios de su amiga junto a los suyos.
La sensación fue muy buena, caliente y a la vez, excitante, así que la tomó por la cintura y la nuca, para invertir posiciones. Ahora era la chica, la que estaba pegada a la pared mientras él la presionaba y la pegaba mas hacia su anatomía.

Estaba tan caliente, que no se percató que alguien se acercaba. Itachi se aclaró la garganta, haciendo que la pareja se separara a regañadientes. Neji se posó imperturbable como siempre, pero su respiración, delataba la exitacion, mientras que
Tenten, tenía una risita nerviosa y miraba hacia abajo.

Itachi no pudo evitar sonreír—Disculpen mi intromisión, solo daba la vuelta—se despidió con la mano, haciendo una seña y se marchó aún sonriendo.
Tenten miró a Neji y se entristeció pensando que regresarían a la fiesta y se alejaría de ella. Pero las intenciones de Neji, no eran esas, ya que la tomó en un fuerte beso y se despegó, solo para preguntar—¿Tu cuarto o el mío? —Tenten sonrió y lo llevó a su casa.

Antes de salir el sol, se despertó con una punzada en la cabeza. Al tratar de levantar las manos para tocar el área afectada, encontró una cabellera castaña extendida por todo su pecho desnudó. Abrió mucho los ojos al mirar que no solo el pecho estaba desnudó, sino todo su cuerpo.

Guardó la compostura, sin entrar en pánico y como el genio que era, comenzó a descifrar como fue que llegó hasta ahí. La imágenes llegaron una a una, primero el beso, luego llegaron a la habitación, se desvistieron y tuvieron sexo. De hecho, el mejor sexo que no tenía desde hace mucho tiempo.

Sin hacer movimientos bruscos, se levantó de la cama y buscó su ropa que estaba regada por todos lados. Se vistió y miró a la castaña por última vez, percatándose de la mancha roja en las sabanas, donde dormía la chica y sin detenerse a pensarlo mucho más, salió por la ventana sin ser visto por nadie.

Flashback off

Se colocó los dedos en el puente de la nariz. Desde ese día, se la pasó, esquivando a su ex compañera de equipo. La culpa que sentía por el intento de secuestro de Hinata, mientras él estaba con Tenten, hacían menos certero su razonamiento. Si bien es cierto que Hinata no había sufrido ningún daño debido a su esposo, no lograba dejar de sentir culpa. Hanabi le aseguró, que fue lo mejor, porque de lo contrario, tal vez estaría muerto.

Se recargó en la silla tomándose las cienes y recordando con vergüenza, el,día que vistió a su prima en el distrito Uchiha. Cuando estaba saliendo, se encontró de frente con Sakura y Tenten y lo único en que pudo pensar, fue en desaparecer frente a ellas en una nube de humo. Eso fue lo mas infantil que recordaba haber hecho en toda su vida.

Estaba muy confundido respecto a Tenten. Ya no la veía como a una compañera de equipo, no, ahora la veía como toda una mujer, una que durante unas horas, lo enloqueció por completo.

—Se quemarán tus neuronas si continúas pensando tanto—bromeo Itachi, que en ese momento entraba a la oficina junto a Sai. El castaño casi se cae de la silla al escucharlos—¿Todavía pensando en lo que pasó la noche de la boda? —preguntó el azabache en tono de burla, pues ya sabía la respuesta.

Neji dio un largo suspiro—No se que hacer, me la he pasado evitándola y ahora no se que pensará de mí— respondió muy desanimado.

—NEJI HYUGA, EL GENIO DEL CLAN... No me digas que no sabes que hacer, porque pensaré que te enamoraste y eso afectó tu razonamiento—Neji lo fulminó con la mirada y el Uchiha sonrió de medio lado, al ver que el Hyuga pensaba en esa probabilidad.

—He leído que cuando te enamoras, debes entregar un anillo y después casarte—afirmó Sai, manteniendo una sonrisa hacia Neji.

—¡Sai! —le reprendió Itachi.

—Déjalo Itachi. Sai tiene razón, yo debo buscarla en vez de portarme como un cobarde.
Además, yo fui su primer hombre y lo correcto es reparar mi falta—declaró el castaño con convicción.

—Tienes razón, nos la hemos pasado teniendo relaciones con mujeres que no pertenecen a Konoha y que a su vez, no volveremos a ver. Acostarte con una chica que pertenece a la aldea y que fue tu compañera de equipo, es otra cosa. Creo que aunque ella no lo exija, yo haría lo mismo... ahora si te jodiste Hyuga—concluyó Itachi.

—Debes darte prisa, antes que alguien mas llegue y le de un anillo. Ya he visto como la mira Rock Lee y varios compañeros Anbus...Anda, nosotros te cubrimos—ánimo Sai, después de decirle todo al castaño.

Neji les agradeció y salió en busca de Tenten.

Continuara.

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