Capitulo 17

Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


—Izuna-San—lo llamó la Hyuga sonriéndole.

—¡Hina-chan...! Te vez preciosa—el Uchiha la miro tratando de ocultar lo mucho que ella lo alteraba y es que se veía tan linda con ese vestido, dejando ver su vientre ya notable bajo la tela. Él nunca antes la había mirado tan hermosa. Hinata se sonrojó por el cumplido.

—U-us usted también se ve muy guapo Izuna-San—y no mentía ya que estaba vestido de negro y al igual que Obito, su camisa también era púrpura. Se tomó el tiempo de verlo detenidamente, él tenía el cabello largo atado en una coleta baja, con sus ojos negros tan penetrantes y hasta ahora, se daba cuenta el gran parecido físico que todavía compartía con Sasuke, pero Izuna era aún mas atractivo debido a la madurez en su perfecto rostro.

Izuna se colocó a su altura y la levanto en brazos. Los Uchihas poseían una contextura física muy fornida. Siendo altos y musculosos Izuna y Obito, eran casi tan altos como Madara, así que para Izuna levantar a la ojiperla en brazos y caminar con ella varias cuadras, no presentó esfuerzo alguno.


[...]


Madara se hallaba ya en el lugar de la boda y sentía mucha impaciencia sabiendo que pronto ella también estaría en el mismo lugar. Desde que la miro en el hospital, no la veía frente a frente, porque él continuó mirándola desde afuera sin que Hinata lo notará.

Cada noche su mujer se movía de un lugar a otro dentro de la habitación.A veces lloraba tocando su vientre cuando creía que nadie la miraba, en esas ocasiones, quería entrar y limpiar sus lágrimas, tocar su vientre... tantas cosas que solo podía imaginar en esas frías noches oculto de todos. Desde el día que se la quitaron, la mansión no volvió a ser la misma, ahora se sentía tan vacía y fría. Su olor ya casi no se podía percibir. A menudo, o más bien todos los días, se acostaba en la cama donde ella estuvo los últimos días y donde aún se encontraba gran parte de sus pertenencias. La única manera de poder dormir por algunas horas, era con una de sus prendas de vestir, que todavía conservará su aroma.

Todos podían acercarse a ella, hasta Akuma y el perro blanco del Inuzuka. Todos, espetó él... y era muy irónico, dado que era quien mas la necesitaba para no perder la cordura, para poder ser humano de nuevo.

El lugar se encontraba ya con algunas personas cuando él llego, seguido por otros Uchihas. Obito ya estaba allí con Kakashi y aviso que iría por Hinata a casa de la novia, donde la llevó desde el hospital, pero Izuna le pidió dejarlo a él, ir por ella.

Continuaba inseguro, puesto que la vería de frente y tenía que aprovechar para acercarse a ella pero pareciera que todo conspiraba en su contra, ya que minutos después llegó Hashirama junto a Mito y sus dos hijos, seguidos por Tobirama y tras ellos, llegó el líder Hyuga, con Hanabi, Neji y Ko.

¡Maldicion! A ese paso, no iba poder acercarse a su esposa durante toda la boda.

Su ansiedad aumento, cuando arribó la novia junto a su padre y dos de las amigas. Pero su niña no se hallaba con ellos. Por un momento se tensó al recordar lo que su hermano le confesó, pero suspiro con alivio cuando los miro llegar.

...

Izuna la llevaba en brazos y ella le rodeaba el cuello con sus pequeños brazos. Su rostro se apreciaba sonrojado, por atraer la atención de las personas. No pudo apartar las orbes de ella, hasta que sus miradas se encontraron. Su corazón latía más rápido por ese contacto, no obstante, ella lo rompió... Él continuó sin poder dirigir su visión a otro lugar que no fuera ella. Se veía tan hermosa y al ponerla de pie, pudo percibir el cambio en su cuerpo debido a sus hijos. La felicidad y la ternura lo abrumaron. Esa mujer era suya y no se pensaba rendir hasta conseguir su perdón.


[...]


Izuna y la ojiperla llegaron al lugar de la ceremonia. Hinata  se sonrojó al darse cuenta de las miradas que ambos atrajeron. Había muchas personas con diferencia de su matrimonio, en el cual, sólo asistieron unos pocos familiares y amigos. Sus amigos giraron hacia ella y le señalaron el lugar que debía ocupar. Tenía que llegar hasta el frente donde se encontraba Sakura y Tenten, pensó en ir caminando hacia ellas, pero Izuna siguió entre todas las personas.

Estaban por llegar y sus ojos captaron la figura de su esposo entre todas las demás personas. Él se veía, imponente en la ropa negra que vestía con el logo de su clan, resaltó entre todos, debido a su gran tamaño y poderoso porte. Sus ojos la miraban sin parpadear, haciéndole sonrojarse. Como pudo, rompió el contacto visual y enfocó los ojos en cualquier otro lugar que no fuera él.

Izuna se detuvo y la colocó junto a la silla que debía ocupar... Apenas lo hizo, se despidió y se fue hacia dónde se hallaban los otros Uchihas.

Una vez en el piso, la ojiperla se acomodó junto a las chicas con torpeza, porque podía sentir la mirada de Madara sobre ella.

...

La ceremonia termino, pero Madara no puso mucha atención a nadie que no fuera Hinata. Siguió todos sus gestos y movimientos. Ella lloraba cuando llegaron los votos y los anillos. Se sintió mal de nuevo, al recordar lo diferente que fue ese momento para ella. Se suponía que es el día más feliz para una mujer, pero estaba seguro que para Hinata fue uno de los peores.

Los invitados comenzaron a tomar los lugares en las mesas y ella fue acaparada rápidamente por los Hyugas. Hiashi lo miro con una clara advertencia de no acercarse a su hija. No le quedó otro remedio que observarla desde la distancia.


[...]


Hinata permaneció sentada junto a sus familiares durante la comida. Algunas personas se acercaban a ella y la  saludaban, se alegraban de verla de nuevo porque hacia meses no la veían en la aldea.

Kurenai se sento a su lado. Las dos estuvieron hablando acerca de los futuros bebes. La sensei le contó que ella tendría una niña y que ya faltaba muy poco para dar a luz.

Kenso y sus padres también estuvieron largo rato con la ojiperla. Neji trataba de no desampararla, pero Tenten se lo llevó  a tomar unos tragos para relajarlo, porque según ella, estaba muy tenso .

En un momento la mayoría de sus amigos estuvieron con ella. Naruto y Kiba discutían por saber quién de los dos será el mejor padrino de los niños y Shizune trataba de controlar a Tsunade, que agitaba una botella de sake en el aire, diciendo que habría muchos bautizos y por consecuente más fiesta.

Se sentía mal de no poder caminar para saludar a las personas por si misma, pero no tenía mas remedio que permanecer así, hasta que estuviera mejor. Se quedó sola por unos momentos, porque su padre estaba dándole espacio para que pudieran acercarse sus amigos.

—¡Té vez hermosa pequeña!—una conocida voz habló tras ella. Se giró para encontrarse con los ojos rojizos del Senju. Como era de esperarse, la chica se sonrojó hasta el límite y le sonrió.

G-gracias sensei—el Senju lucía hermoso e imponente.

—¿Como te sientes? —preguntó con una sonrisa que solo a la morena, le mostraba y que lo hacía ver más guapo y atractivo de lo que ya era.

—Bien... m-muy bien y muy contenta de poder salir por un rato—respondió feliz. De pronto, la joven hizo una mueca y frunció ligeramente el ceño. Tobirama se alteró y se puso de pie listo para correr con ella de ser necesario.

—¿Te duele algo? ¿Llamó a Tsunade?—la morena lo tomo del brazo sin ejercer fuerza, solo para atraer su atención y se tranquilizara.

—Estoy bien sense... lo que pasa es que se están moviendo mucho y se siente raro—confesó sonriendo.

Tobirama se calmo y se le acercó mas—¿Me permites tocarlos? —le pidió permiso, mirando hacia el vientre de la futura madre. Hinata lo pensó por unos segundos y asintió sonriendo.

El Senju paso sus varoniles y grandes manos por el pequeño estomago de la chica.
Lo hizo sin ningún tipo de lujuria, solo con ternura. Al sentir el movimiento, abrió mucho los ojos y retiro sus manos lentamente—¡Pequeña! Tienes razón, se están moviendo mucho, al parecer a ellos también les gustó salir por unos momentos.

Estuvo con ella por un rato mas, pero se tuvo que retirar debido a las miradas curiosas de los aldeanos. Después de todo, eran muy pocas las personas que conocían la situación de Hinata y él no quería involucrarla en habladurías.

Sin darse cuenta, ya había anocheciendo. Para esos momentos, la morena estaba cansada y con frío, además, Madara no dejaba de mirarla y a decir verdad, se quería retirar para descansar. Itachi, pasaba por ahí y sé sentó a su lado notándola cansada—¿Quiere que la lleve a su habitación Hinata-San? —preguntó con una pequeña sonrisa que lo hacía ver muy atractivo y lo supo, por el montón de chicas tras él, que lo miraban con adoración.

—No quiero m-molestar Itachi-San...Neji-nii san se ofreció a llevarme y ya no debe tardar.

—No es molestia y la verdad, dudo que Neji regrese pronto—añadió algo divertido y pareciendo recordar algo.

La joven aceptó porque tenía un gran respeto y cariño por Itachi y por otro lado, Obito se miraba contento mientras hablaba con Izuna, Kakashi y algunas mujeres. No quería molestar y al parecer, Itachi, quería dar una escapada para respirar del acosó femenino del que era víctima.

Caminaron con dirección a la salida, para luego tomarla en brazos hasta llegar de nuevo al hospital. En cuanto la hubo recostado, se despidió de ella y se aseguró de dejar los Anbus en sus posiciones y comprobado todo se marchó.


[...]


Madara paso toda la tarde mirando desde su posición hacia su esposa. Estaba muy molesto y no dejo de beber.

—¡Ey Madara, tomalo con calma parece que sacaras al susano!  ¿Que es lo que te pasa?—el líder Uchiha miro a Hashirama que se sentó a su lado, con una sonrisa tonta.

—No molestes Hashirama—exigió con disgusto hacia el Hokage.

Hashirama supuso a que se debía el mal humor de su amigo y le pregunto sin rodeos.
—¿Has intentado arreglar las cosas con ella?

—Claro que lo intente, pero no quiere verme y sigue empeñada en dejarme—respondió con frustración.

—Sólo dale tiempo, estoy seguro que terminara perdonándote y te permitirá convivir con tus hijos.

—¿No entiendes ? Yo no sólo quiero a los niños, yo la quiero a ella... a mi esposa yo la necesito a mi lado—confesó con voz  apenas audible, debido a la tristeza y al dolor que sentía dentro de su interior.

Hashirama negó con la cabeza, sabía que su amigo la estaba pasando muy mal y lo peor de todo, es que el mismo se lo había buscado por terco.

Hashirama se marchó y Madara se quedó en la misma posición, sin apartar la vista de su mujer. Momento mas tarde, apretó la mandíbula cuando el Senju se acercó a ella. Se dedicó a pensar en las mil formas de asesinar a ese  maldito y como si los ánimos no pudiesen empeorar, la miro sonrojada mientras ese desgraciado tocaba su vientre, donde crecían SUS HIJOS... Sin lograr contenerse por mas tiempo, se levantó con la intención de golpear a ese igualado, pero Itachi lo sujetó del brazo.

—¡Suéltame Itachi!—le ordenó cabreado, sin embargo, el joven no mostró ningún miedo ante la oscura aura que creció al rededor del líder Uchiha.

—Sabes que no lo haré y no irás a ninguna parte, porque lo único que harás es empeorar las cosas... Es la primera vez que se le permite salir del hospital en mucho tiempo. No arruines su estado de ánimo y también deberías pensar en Shisui y su esposa—recalcó el mas joven.

—¿Pero como me pides que no haga nada? ¡Mira como la toca!  Y ami no me permite acercarme, en cambio a todos los demás les da pie para estar tan cerca de ella y por si fuera poco, las personas los miran como si fuera los más tierno del mundo, mientras que a mí me miran como un leproso—soltó, molesto. Itachi negó con la cabeza pues nadie más que él mismo, se lo había buscado. No queriendo entrar en una discusión, optó por marcharse, dejando a su tío en el mismo lugar.

La veía cansada, pero ni siquiera eso disminuía su brillo. Ese condenado vestido la hacia atraer todas las miradas de los descarados Anbus, que pasaban a su lado fingiendo cuidar del orden. No era para menos, su figura se entallaba a la perfección, resaltando todos sus atributos, en especial los hermosos y grandes senos. Respiró aliviado, cuando Itachi la acompaño para retirarse. Por lo menos no golpearía a nadie que la volviera a mirarla con lujuria...por esa noche.

Permaneció donde mismo, hasta que Itachi regresó. Entonces se levantó para despedirse de todos y salió directo al hospital. Necesitaba verla como todas las noches y no se retiraría hasta que se durmiera.

...

Se movía con avidez camino al hospital.  Nadie se percataba de su presencia y poco antes de llegar, reaccionó  al percibir ese chakra, el mismo chakra que detectó hace meses en el lago. Apretó el pasó para llegar lo más rápido posible, notando con angustia que ese gran poder, venia del área donde se ubicaba el hospital—¡Hinata!—susurro con angustia.

[...]

La ojiperla se durmió después de que Itachi la dejó en su cama. Se sentía tan cansada que ni siquiera se cambio de ropa y pronto ya se encontraba soñando. Sin embargo, no duro mucho tiempo, puesto que algo logró estremecerla y despertó de golpe, para encontrar a un hombre que le observaba detenidamente su vientre.

Enfocó a la persona y se quedó sin moverse. Nunca antes había visto a ese hombre, no obstante, sus rasgos eran muy similares a los Uchihas. No pudo hacer nada, sólo se quedó quieta siguiendo sus movimientos. El extraño continuó observando su estómago y levantó una mano a centímetros de este, como si tratara de sentir la vida dentro.

Sus ojos se encontraron y por unos segundos, ninguno de los dos desvío la mirada.
Él parecía desconcertado y la Hyuga tuvo el valor para poder hablar.

—¿Usted me matará? —inquirió con voz suave y sin rencor ni acusación, sólo con duda.
Él no respondió y desvío la mirada para regresar de nuevo sobre su vientre y esta vez colocó las dos manos sobre él, pero sin llegar a tocarlo. El tipo hizo una mueca y no supo si de sorpresa, o de de disgusto. Ante la probabilidad de lo ultimo se lleno de miedo—¿Lastimará a mis hijos? —preguntó con lágrimas en las perlas y temblando por la posible respuesta.

Él la miro de nuevo y se acercó a ella para tocar sus ojos. La Hyuga, pensó que en ese momento se los arrancaría, pero no pasó. Él los toco, como si buscara algo en ellos. Con suavidad, limpió la humedad de las lágrimas y la miro fijamente sin parpadear. La morena se quedó perdida y ya no pudo pensar con claridad. Todo se estaba moviendo y sólo sentía como la oscuridad llegaba a su visión, sin embargo, antes de perder todos los sentidos por completo, escucho una fuerte voz que la saco de las sombras para regresar a la realidad.

—¡TENDRÁS QUE MATARME PARA PODER LLEVÁRTELA! —grito Madara al aparecer frente a ese bastardo que estaba levantando a Hinata de la cama dispuesto a llevársela con él.

Por la descripción física, se trataba de Indra, el otro sujeto que estaba con Toneri.
La sangre del Uchiha parecía hervir de la rabia que sintió cuando encontró a ese maldito junto a su esposa. Indra dio unos pasos hacia atrás sonriendo con superioridad.

Madara se acercó a Hinata y la abrazó fuerte para colocarla de nuevo sobre la cama, beso su frente y se enfrento a Indra.

—¡Uchiha! —soltó Indra con desagrado al dirigirse a Madara—Sera mejor que no intervengas, es su destino y nadie puede evitarlo.

—Sobre mi cadaver—el Uchiha se cabrio mas, debido a la cínica sonrisa que mostraba ese idiota.

Indra miró hacia la ojiperla, para después cambiar su expresión a una de total ira.
—La contaminaste—reclamó molesto—Sus ojos no tienen la suficiente fuerza, debido a las aberraciones que crecen dentro de ella estropeando la pureza del byakugan—soltó sin inmutarse—ahora tendremos que desecharlos, como la basura que son—Hinata, tembló de miedo al saber las intenciones del extraño ¿Querían, matar a sus bebés? Se abrazó a si misma rodeando su vientre y lloró en silencio.

—¿COMO TE ATREVES A HABLAR ASÍ DE MI FAMILIA? ¡MALDITO!—rugió el Uchiha fuera de si. Indra lo miró con despreció y burla, luego lanzó su oferta.

—Tienes dos opciones... La primera, es que me dejes llevármela y te perdonaré la vida a ti y a todos aquellos a quien ames y la segunda... es que te matare y de todos modos me la voy a llevar—ante las "ofertas" el Uchiha ni siquiera respondió, solamente se dispuso a dar pelea. Nadie en el mundo puede amenazar a su mujer y a sus hijos y vivir para contarlo.

—¡Uchiha-Sama! —una débil voz, aminoró su creciente ira para convertirla en preocupación.

—¡Bonita...! No llores todo saldrá bien—pronunció suavemente, mientras le limpiaba las lágrimas del preocupado rostro. Ella se aferró a su brazo como si su vida dependiera de no soltarlo.

—Por favor... vayamos a otro lugar, e-escóndase él lo matará—le costaba trabajo hablar debido a la angustia que sentía—No pelee, espere ayuda, lo que sea que deba hacer, pero no lo enfrenté, él es muy poderoso y usted no sobrevivirá—negó muchas veces con la cabeza, antes de continuar con sus súplicas—Hágame caso, yo no quiero que usted muera, no quiero que nadie mas esté en peligro por mi culpa—las lágrimas no paraban y Madara se estaba preocupando mas.

—¡Hinata mi amor! Todo está bien, cálmate yo no moriré—la tomó de las mejillas con suavidad para obligarla a mirarlo—¿Me crees verdad? —la joven no respondió y siguió mirándolo con los ojos llenos de dolor—Te prometo que no voy a morir—afirmó el Uchiha con seguridad. Se acercó a ella hasta besarla en los labios y después bajo a su vientre, para también dejar un beso y una suave caricia—Ahora quédate aquí, trataré de alejarlo lo mas que pueda del hospital—después de decir lo último, salió por la ventana siguiendo a Indra.

La Hyuga no estaba segura de cuanto tiempo había transcurrido, lo único que escuchaba eran ecos lejanos. Su mirada estaba perdida sin poder enfocarse en ningún lugar específico, hasta que toda la pared del lado derecho de su ventana, colapsó por completo. Fue en ese momento, que pudo ser testigo de la feroz batalla que se liberaba afuera del hospital.

[...]

Karin permaneció malhumorada, mientras soportaba a Suigetsu, quien se había pasado de tragos y no dejaba de molestarla, por tener que mirar a Sasuke desde lejos, con la insípida médica.

Se había acercado al azabache en repetidas ocasiones y siempre, terminó a un lado, debido a la médica que salía de todas partes a frustrar su acercamiento.
Tsk chasqueó la lengua molesta. Pero antes de seguir con el enojo, sus sentidos se pusieron en alerta. Ese chakra era desconocido y muy fuerte, tenía que informar a todos y corrió con rapidez para llegar al lugar donde estaba Sasuke.

Sakura, Sasuke, Obito, Izuna y Kakashi, se encontraban en la barra de bebidas, mirando bailar a Rock Lee, a Naruto y a Kiba, quienes rodeaban a los novios.
Karin llegó y tomó a Sasuke por los hombros para atraer su atención, haciendo que Sakura pusiera los ojos en blanco, sin embargo, al notar la seriedad de Karin, permaneció callada.
—¿Que pasó Karin? —inquirió  Sasuke, liberándose del agarre.

—Percibo un chakra muy poderoso y desconocido que está cerca de un Uchiha.

—¿Donde? —preguntaron los Uchihas que no lograron escuchar lo último.

—Síganme—ordeno Karin y los Uchihas la siguieron, dejando a Kakashi para informar al Hokage.


[...]

Indra y Madara continuaban con la batalla. El Uchiha notó que los poderes de ambos eran muy similares... bueno hasta en su apariencia se asimilaban, pensaba el azabache con disgusto. Tenía que alejarlo de Konoha, antes de causar mas daños de los que ya habían ocasionado. Formo unos clones para distraerlo y tratar de ganar tiempo.

...

Hinata se acercó en dirección a la pared derrumbada, para poder asegurarse que el Uchiha estaba bien. Desde donde estaba, enfocó al desconocido formando un poder similar al que casi mata a Neji. Miró con horror como lo lanzó sobre Madara y esté no logró escapar a tiempo.

—NOOOOOOO—grito desesperada y sin poder mantener la visión debido a la gran cantidad de polvo que se levantó. Se empezó a tambalear y tocando su estómago se desmayo.

Madara escuchó el grito de Hinata cuando Indra destruyó uno de los clones, pero no pudo verla debido al polvo que opaco todo.
Al enfrentarse de nuevo con Indra, llegaron Karin y Sasuke, seguidos por Izuna y Obito.

Indra los miró a todos con arrogancia. Enfocó directamente a Madara y le dijo.
—Regresare por ella—después desapareció frente a todos.

El lider Uchiha corrió hacia donde estaba su mujer. La encontró en el suelo inconsciente. Llenándose de miedo, se acercó a ella para tomar su pulso, comprobando que era algo débil y la respiración lenta. La tomó en brazos y salió con ella del derrumbado cuarto.

Izuna y Obito, corrieron hacia el—¿Como esta ella?

—No lo se, necesito un médico que la revise—respondió el Uchiha muy preocupado.

Sakura llegó corriendo y se acercó a él. Madara se sentó en uno de los escombros de la pared caída con la moreno en sus brazos. El azabache tenia cortes en los brazos que sangraban al igual que varios hematomas debido a la pelea, pero no le importaban, ni siquiera los sentía. Lo único que podía sentir era el dolor en el pecho por ella. ¿Porque no despierta? Pensó.

Sakura la examinó y después sonrió complacida—Ella está bien y los bebés también. El chakra es normal y el desmayo se debió a alguna impresión fuerte.

El Uchiha cerró los ojos y se pegó el cuerpo de Hinata mas a él suspirando con alivio.

Agradeció a Sakura en el momento que se levantó y se dirigió al distrito Uchiha con la chica en brazos. No le importaba quien se opusiera. Nadie se la arrebatará, permanecerá con él, así ella no quiera.

[...]

Al día siguiente, en la torre del Hokage se encontraban reunidos, Itachi, Madara, Sasuke y Naruto. Un cuervo permaneció en el hombro de Itachi, esperando por un mensaje, en respuesta del que acababa de traer.

—¿Que noticias hay Itachi? —cuestionó el Hashirama.

—Kisame dice que el intento de secuestro de anoche, no fue planeado. También que esto ocasionó una pelea entre Indra y Toneri... Al parecer, Toneri esperaba por algo, pero nadie sabe de que se trata.

—¿Entonces porque vino? —preguntó Sasuke.

—Nadie lo sabe, Indra actuó por su cuenta—respondió Itachi enrollando la nota.

Sasuke Itachi y Naruto, se marcharon y Madara se tuvo que quedar para dar explicaciones, por llevarse a Hinata.


[...]


Tras innumerables amenazas de líder Hyuga, rabietas de Hanabi, advertencias del Hokage, preocupación de Ko, Neji, Kurenai y todos los amigos de Hinata. Madara no cedió. Aseguró que nadie sacaría a su esposa del distrito Uchiha.

—Pero ella está bajo tratamiento—le reprochó Hiashi.

—Le pondré médicos las 24 horas si es necesario, pero no la dejaré sola nunca mas... Ese mal nacido casi logró llevársela y no pienso arriesgarla de nuevo.
Si no confía en mí, mandé algunos Hyugas a mi casa, haga lo que usted crea conveniente. Pero como ya dije, de ella nadie me separa—determinó Madara saliendo de la torre del Hokage.


[...]

El lider Uchiha caminaba hacia su mansión. Mantenía una sutil sonrisa en su duro rostro, recordando la noche anterior.

Flashback
Llegó a la mansión con su esposa aún inconsciente. Entró en la habitación que compartieron cuando se casaron. Con cuidado la recostó sobre la cama y subió las mantas para arroparla y en ese momento ella despertó. Se miraron el uno al otro sin decir nada, hasta que trató de preguntar, cómo estaba, pero no tuvo tiempo de hacerlo.

Ella se arrojó a sus brazos llorando—¿U usted está vivo? Yo lo vi morir—siguió llorando y aferrándose a él como tabla de salvación—Yo-yo lo vi ser golpeado, pensé que...—ya no pudo continuar debido a la impresión.

—Bonita... sh sh, estoy bien cálmate mi amor—acarició sus brazos y limpió las lágrimas, tratando de tranquilizarla, pero ella parecía muy confundida—¿Hinata? —la llamó tomándola de los hombros con suavidad—Te prometí que no moriría y no lo hice. Deja de llorar por favor—acercó su rostro y lo colocó en el vientre de la ojiperla, rodeando su cintura con amor—No permitiré que nadie te lastime, ni a ti, ni a nuestros hijos y tampoco los dejare solos —afirmó con voz suave, subiendo en el colchón con ella para colocarla en su regazo y recargárgarce  en la cabecera de la cama.

Continuó dando caricias, suaves, hasta que la sintió, más tranquila. Al escuchar su respiración calmada,  se dio cuenta que se había quedado dormida.
La acomodo bien en su pecho y permaneció de esa manera, hasta que el sol salió.

El Uchiha, no durmió. Permaneció velando el sueño de su esposa. La veía tan tranquila, que trató de no molestarla al momento de levantarse.
La arropó y le dio un beso en la frente, para después salir de la habitación, sin hacer ruido.
(Flashback end)

Miro el el cielo imaginando cómo sería la vida si desde un principio la hubiera enamorado y estuvieran esperando por sus hijos juntos. Si todas y cada una de sus sonrisas, estuvieran dirigidas a él, al igual que sus besos caricias y sonrojos.

Se arrepentía de lo mal que se portó con ella, más no se arrepentía de haberla obligado a casarse con él, pues de no haberlo hecho de ese modo, no tendría la oportunidad de conocer el verdadero amor, que solo esa increíble mujer despertó en él. Desde que la conoció se convirtió en el centro de toda su vida y esta vez, no pensaba desaprovechar la oportunidad de tenerla de nuevo junto a él.

Esta vez, lo hará de la manera correcta.

[...]


Hinata despertó a media mañana. Se asusto al no reconocer el lugar donde estaba.

Sentada en la cama, reconoció que se hallaba, en la habitación de la mansión Uchiha
Aún llevaba puesto el mismo vestido de la noche anterior. Respiro profundo y percibió el mismo aroma de Madara. Comenzó a olerse y el olor estaba en todo su cuerpo.
Cerró los ojos a la vez que una sonrisa se formó en sus labios al recordar la forma en que su esposo se comportó con ella. Su corazón se agitó, al pensar que había muerto y el gran alivio unido a la felicidad que la invadió sabiéndolo con vida.

Se puso la mano en el vientre, para calmar los movimientos de sus bebés, que parecían haberse acelerado solo por estar pensando en Madara. Se levantó para darse un baño y recordó a Suki. Una mueca de dolor se formó en su rostro y las lágrimas se hicieron presentes.

Lentamente se acercó al armario para abrirlo y comprobar que la ropa de esa mujer estaba allí y para su alivio, no encontró nada, se fue a todos lados de la habitación y siguió sin encontrar ni una sola cosa de esa mujer.

Lo que había, eran algunas de sus cosas que dejó olvidadas cuando se cambio de habitación. Dejó de estar perdiendo el tiempo y tomo una de las camisas del Uchiha, para dirigirse al baño. Lo más seguro es que su padre la fuera a buscar y todo terminaría en otra pelea.

Termino y se dispuso a salir para regresar al hospital, pero en ese momento Ima abrió la puerta con una charola para que comiera algo. Ima dejó la comida en la mesa y la abrazo con cariño.

—¿Como se están portando estos jovencitos? —preguntó la anciana, tocando el estomago de Hinata

Después de hablar por unos minutos. Ima la incitó para comer algo.
—Yo me tengo que ir debo regresar al hospital, antes que mi padre se moleste porque estoy aquí. No quiero que haya problemas.

—No-no, nada de eso. Tú debes dejar de preocuparte, que te puede hacer daño. Madara avisó que todo está arreglado y que tu padre y familia pueden venir a verte si lo desean—aseguró con una sonrisa que logró calmar los nervios de la morena.

Unos ruidos en la puerta captaron la atención de ambas. Ima abrió para dejar que Akuma saltará dentro, y se acurrucara junto a Hinata.
—¡Akuma te extrañe mucho! —exclamo la ojiperla. El perro lamió su rostro y movía su cola feliz de estar con ella. Ima se aseguró de dejarla bien junto al perro y se marchó.


[...]

Los días pasaron. Izuna, se había enterado del conflicto acerca de la amante de Madara. Sabía que su hermano no era un santo, pero desde que se caso, no llevó mas mujeres a la mansión.
  Hinata estaba intranquila y no permitía el contacto con su hermano, ni para estar tranquila, porque para todos era mas que evidentemente,que sufría al saberse traicionada. Al principio trató de negarse a tocar el tema, pero logró convencerla de contar todo.
Se lleno de ira, cuando ella le dio el nombre de Suki. Esa maldita mujer había sido capaz de mentir, llevando a Hinata a la fuerte depresión que contribuyo, en su delicado estado de salud, que casi le cuesta la vida.

Sin haberle contado a nadie, sobre su historia con Suki, decidió que Hinata sería la primera en saberlo para poder liberar a Madara de algo que no hizo.
Estuvo conforme con el resultado, porque desde que le aclaró todo, ella se veía mas tranquila.

Lo único que lo molestaba, es no poder hacer nada en contra de Suki, por petición de Hinata quien casi rogó, que no informara a Madara y que ella misma lo diría en algún momento.

[...]

El líder Uchiha paso los días esquivando a su esposa. No quería acercarse a ella mas de lo necesario. Tenía miedo arruinar todo de nuevo. Dormía solo en la habitación frente a la de Hinata, pero evitaba ser visto por ella.

Todos tenían órdenes de comprar cualquier cosa que ella pidiera, aunque resultará extraña.
Deseaba ser él, quien cumpliera sus antojos y juntos escoger los muebles para la habitación de sus bebés.

...

Para la Hyuga, las cosas eran confusas. Desde que Izuna aclaró lo de la infidelidad, sentía nostalgia por Madara, lloraba por cualquier detalle y más cuando el día terminaba y no lograba mirarlo. Se molestaba con ella misma, por los confusos sentimientos que estaban creciendo dentro de su ser.

[...]

Dias mas tarde, el líder Uchiha entró a entrenar en el dojo. Tenía que sacar toda la frustración que sentía al no poder estar cerca de su mujer. Entreno durante horas y termino totalmente empapado de pies a cabeza. Los días ya eran fríos y había comenzado a nevar, pero para él, eso no era molestia.

Cuando decidió entrar en la mansión, se quito la camisa, ya era casi de noche y no había nadie. Izuna se encontraba de misión y los empleados ya estaban en sus casas.

Subió las escaleras con la camisa en la mano y el torso desnudo, al llegar arriba se encontró de frente con Hinata, quién salió de su habitación con el cabello mojado y una camiseta negra que le llegaba apenas a media pierna.

Se quedaron mirándose el uno al otro, sin saber que decir ni saber cómo apartar las miradas, haciendo latente la necesidad de afecto entre ambos.

Continuara.

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