Capitulo 12
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia, si fines de lucro.
El lider Uchiha escuchó toda la conversación entre su hermano y la Hyuga. Pasó de sentirse disgustado y molesto debido a la gran admiración que ella sentía por su primo, a sentirse muy confundido y desconcertado ¿Como podía ella sentirse menos que alguien mas? no tenía sentido. Desde que la conoció, estuvo seguro que la chica sabía lo bella que era y que por supuesto, usaba esa virtud para manipular a los hombres a su alrededor.
Pero al escuchar la forma de describirse así misma, tan convincentemente y despreocupada, era como si de verdad ella pensaba que lo dicho era cierto. Ahora, Madara estaba mas confundido que antes ¿Como podía esa chiquilla tenerlo en un mar emociones ? Se tomó el puente de la nariz, esa mujer era todo un misterio para él.
[...]
Para el gusto de los Uchihas, Izuna regresó al servicio del Hokage. Ocupó su antiguo puesto en las filas elite de los Anbus. Hinata se sintió muy feliz por Izuna, pero ahora lo miraba muy poco debido a los duros entrenamientos que le daban para ponerlo al día. Luego de mas de un año sin entrenar, no era para menos.
Mikoto le comentó a la ojiperla que en unos días sería el cumpleaños de Tobi, pero que nunca lo celebraban. Hinata de pronto tuvo una idea.
...
Izuna terminó de cenar en la mansión, Hinata estaba frente a él mordiéndose el labio inferior y juntando sus dedos uno con otro. El azabache no dejo de mirar con diversión el comportamiento nervioso de la niña, sabía que quería pedir algo, pero estaba tan nerviosa, que no sabía cómo. Izuna se aclaró la garganta, atrayendo la atención de la Hyuga—¿Que me quieres pedir Hina-chan? —preguntó directo.
—Bu-bueno, yo quiero pedir su permiso y su ayuda también—Izuna arquero una ceja, pero permaneció en silencio para que continuara—El cumpleaños de Tobi-kun es en unos días, yo quiero que lo celebremos como sorpresa para él—el Uchiha sonrió ante la inocencia de la joven.
—¡Hina-chan! Ya te dije que tú puedes disponer de la mansión, como mejor te parezca y si quieres una fiesta para mi sobrino, entonces cuenta conmigo—garantizo el azabache.
—¿Entonces puedo contar con usted para avisar a todos y que Tobi no se entere?—preguntó la joven con las manos unidas en su pecho.
—Claro que si. Tu sólo dime que hacer—la morena le contó a Izuna sus planes, ella misma con ayuda de Mikoto, se harían cargo de la comida y la decoración del jardín.
...
Al día siguiente, Izuna le contó a Madara los planes de Hinata. El lider Uchiha no dijo nada, sólo asintió con la cabeza hacia su hermano. De nuevo esa mujer lo dejaba sin palabras.
...
Hinata estaba muy contenta. Con ayuda de Itachi, mantuvo a Tobi fuera todo ese día.
Aunque no invitó a muchas personas, quería que todo fuera perfecto—Tobi-kun lo merece ¿verdad? —preguntó a Akuma, mientras se daba un momento para acariciarlo.
El perro asintió feliz.
Izuna llegó y se dirigió a ayudarla, pidió permiso para salir un poco mas temprano del trabajo.
El varón miró la devoción que la chica ponía en cada detalle, ella era tan pequeñita y delicada, recordó lo mal que fue tratada desde que llegó y sintió gran culpabilidad. Indirectamente, fue su culpa que ella terminara junto a Madara. Tal vez si le hubiera contado a su hermano sobre Suki, él no habría culpado únicamente al Senju.
No negó que él también culpo a Tobirama, ya que si no hubiera terminado herido, su hermano no hubiera regresado y Suki seguiría junto a él. Pero ese sentimiento lo tuvo cuando aún la amaba, después estaba tan perdido en su cerebro, que ya nada le importó, era como si se sintiera cómodo rodeado de esa oscuridad. Llegó al punto de ya no sentir empatía por nadie. No obstante, todo cambio cuando una luz se filtró en su gran oscuridad, dejando todo iluminado a su paso... y fue ella... Hinata, la persona a quien tanto habían lastimado y a quien por su culpa arrebataron la felicidad de su verdadero amor.
—¿Hinata? —la llamó para atraer su atención. Ella lo miró sonriendo y haciéndole un gesto para continuar—Quiero que me perdones...—la chica paró lo que estaba haciendo y lo miró desconcertada.
—¿Que tendría que perdonar Izuna san? —cuestionó mirándolo a los ojos.
—Es mi culpa que terminarás casada con mi hermano, yo...pude evitarlo, pero no hice nada. Si me hubiera opuesto, ahora estarías con el hombre que amas—Izuna bajo la mirada avergonzado con lo que dijo.
Hinata se acercó a él—¡Izuna san! —lo llamo—Si yo no me hubiera casado con su hermano, usted seguiría solo en su habitación. Po-por favor no se culpe, todas las cosas pasan por algo. La única que pudo cambiar las circunstancias era yo, sin embargo, decidí aceptar mi destino y ser útil.
—¡Pero no eres feliz pequeña! —afirmó con tristeza.
—Estoy bien, yo nací para obedecer, mi felicidad no es relevante. No vuelva a culparse, cada persona es dueña de sus actos y si este matrimonio por lo menos sirvió para sacarlo a usted del encierro, yo estoy feliz y saber que contribuí con su recuperación me da mucha felicidad—lo dijo con una genuina sonrisa, que no dio pie a las dudas.
Izuna le dio un beso en la mano, sintiéndose inmensamente culpable por la suerte de Hinata, también maldijo a los Hyugas por inculcarle tal sumisión.
...
Llegó la tarde y con ella todos los invitados. No eran muchas personas, Hinata no quería que Tobi se sintiera incómodo. Los amigos de la ojiperla arribaron y junto a ellos la familia del Hokage y Kakashi.
Los otros invitados eran los mismos familiares de Tobi, sólo Izumi no era familia directa, pero la ojiperla sabía que su presencia no era desagradable para el Uchiha enmascarado.
Los invitados permanecieron en sus lugares, esperando por el festejando.
El lider del clan se quedó junto a Hashirama. Sus ojos no dejaban de mirar hacia la pequeña figura que resaltaba entre todos. Se veía tan bella con ese vestido.
Hinata se vistió con un vestido rojo que le daba a la rodilla, dejaba muy poca piel expuesta sólo un poco de escote, el atuendo se completo con unas bailarinas y cinto negro. Pero lo que mas resaltaba a la vista, era su radiante sonrisa.
Itachi llegó con Tobi, al momento en que todos gritaron un fuerte ¡Feliz cumpleaños!
Tobi se quedó paralizado, no lo podía creer, nunca antes le habían celebrado su cumpleaños. Miró a todos y su vista se posó en ella. Sabía que fue Hinata la responsable de todo, ella estaba parada aplaudiendo hacia él con una sonrisa de pura felicidad. Se sintió tan conmovido debido a la ojiperla, que no se resistió y corrió hacia ella girándola en el aire mientras su risa, lo hacía sentir vivo.
—Tobi es un buen chico, Hime-chan es muy linda por hacer esto para Tobi.
—¿Como sabes que fue ella quien lo planeo? —preguntó Itachi.
—Tobi sabe que la única que haría algo así es Hime-chan—Hinata lo abrazó fuerte y se acercó a su oído, para que solo el pudiera oír.
—¡Gracias...! Muchas gracias ser mi luz en la oscuridad en la que me estaba perdiendo—después se hizo a un lado, dejando que los otros también lo felicitarán.
...
Madara miró desde su lugar, era muy incómodo presenciar como su esposa se veía feliz con todos, menos con él. Casi ni le dirigía la palabra, solo unos cuantos monosílabos. Hablaba mas con Akuma, de lo que hablaba con él.
...
La celebración continuó y los invitados se divirtieron. Tobi sopló las velas de su pastel.
Shisui se puso de pie, anunciando a quienes aún no lo sabían, que su rubia y él serian padres y pronto se casarían. Las felicitaciones no se hicieron esperar.
Entrada la noche, los invitados se comenzaron a despedir, sólo quedaron Los Uchihas con sus novias, Itachi con Izumi, Izuna, Hinata y Tobi.
Madara se sentó frente a la ventana de su habitación y no pudo contener el anhelo de observar a su esposa. A pesar de lucir cansada, se veía feliz... Se sirvió un trago y se sentó en uno de los sillones de cuero negro, mientras permaneció con sus orbes puestas en ella, tal como le pasaba desde que la conoció.
Shisui se levantó y cortó una flor para Ino, retirando todas las espinas con su kunai.
Sasuke trajo una mas grande para Sakura... jamas perdería contra su primo.
La ojiperla los observó y no pudo evitar que una traicionera lágrima rodara por su mejilla al recordar el ramo de girasoles que le regalo Tobirama meses atrás.
Limpió su mejilla rápidamente, antes que alguien la mirara, no obstante, el acto no pasó desapercibido por Tobi.
El Uchiha enmascarado se dirigió al jardín y cortó una flor, se fue hasta la Hyuga y se la entregó. Antes de tomarla, Hinata se percató de una herida en la mano del Uchiha—¡Tobi estas herido! —exclamo la morena con preocupación.
Tobi miró la sangre en su mano debido a las espinas que no retiró y comenzó a saltar como un niño asustado.
—¡TOBI! —le grito Sasuke—Tenias que retirar las espinas—de inmediato Sakura lo curó con su ninjutsu y todos comenzaron a reír.
Tobi se sintió aliviado al mirar a Hinata reír. Él lo hizo con esa intención, cuando se percató de la tristeza de la joven al recordar algo, así que decidió distraerla haciendo una payasada.
Después de que todos dejaran de reír, Tobi se acercó a la ojiperla, se puso de rodillas quedando a su altura ya que ella estaba sentada—Hime-chan ¿como puedo agradecerte por este día? Tobi quiere que Hime-chan pida algo. Tu pide lo que quieras y Tobi te lo dará—aseguró el enmascarado.
—N-no-no fui solo yo, todos me ayudaron—declaró la joven.
—Tobi pregunto y todos dijeron que fue idea de Hime-chan. ¡Anda Hime! Pide algo—la tomó de las manos y espero por su petición.
Hinata lo pensó y decidió arriesgarse—¿Lo que yo quiera Tobi? —inquirió sonriente.
—Así es, Tobi no te negará nada, Tobi cumple su palabra—reiteró una vez más.
—Entonces... quítate la máscara para poder verte—todos se miraron unos a otros.
Los Uchihas sabían que no pasaría. Sasuke ni siquiera recordó haberlo visto sin la máscara alguna vez desde que tenía memoria. Cuando Tobi no respondió, la chica se sintió culpable por querer invadir la privacidad del azabache—E-esta bien Tobi, no tienes que hacerlo, yo sólo bromeaba— aseguró restándole importancia, no obstante, Tobi se llevó las manos a la máscara y comenzó a retirarla.
Hacia tantos años que nadie lo veía, que se sentía muy intimidado, pero no podía negarle a ella ese deseo y menos después de las palabras que le dirigió, agradeciendo ser su luz, cuando para él, era todo lo contrario, ella era quien le trajo luz a su vida.
Terminó de retirarse la máscara en lo que le parecían largos minutos, aunque solo fueron algunos segundos. Tenía los ojos serrados, no quería ver desilusión en los lindos ojos perlados. De pronto, sintió unos suaves toques en sus mejillas y al abrir los ojos, Hinata estaba frente a él sonriendo dulcemente mientras lo acariciaba—¡Tobi-kun eres muy g-guapo¡—exclamo la chica sonrojada. Los que fueron testigos de tal hecho, quedaron atónitos, no podían creer lo que miraban, en especial los Uchihas.
—Si te mostró su rostro, es hora de que también conozcas su verdadero nombre. Él no se llama Tobi, su nombre es Obito, Obito Uchiha—declaró Izuna aún incrédulo de lo que presenciaba. El lider Uchiha, que no dejó de observar desde su habitación, tuvo que llevar las manos a su boca, no daba crédito a lo que estaba pasando.
Obito se puso de pie y le sonrió a la ojiperla. Se llevó la máscara de nuevo a su rostro, pero ella le tomó la mano.
—¡Tob-Obito-kun! Por favor ya no la uses mas...—fue un ruego mas que un favor.
Obito miró a todos los presentes y un grito resonó—¡NO TE LA PONGAS, YA ERES LO BASTANTE GUAPO COMO PARA ESTAR OCULTO! —a Ino le parecía un desperdicio ocular ese rostro de nuevo. Obito se sonrojó y Sakura asintió asombrada sin poder dejar de mirarlo.
—No cabe duda, los genes Uchihas son increíblemente perfectos — afirmó Izumi.
—Gracias—dijo Obito, con un tono de voz ronca y varonil. Ya no era la voz infantil de Tobi, ahora era la voz de un hombre, uno muy atractivo.
Hinata se sintió feliz, Obito solo tenía unas cicatrices en un lado del rostro, pero no era nada que disminuyera su porte tan atractivo.
Shisui se levantó y le dio un abrazo a la Hyuga. Hinata se sorprendió, pero le correspondió y al soltarla le dijo—Gracias, gracias por regresarme a mi hermano—luego se dirigió a Obito y lo abrazó también a él siendo correspondido.
—Hina-chan ¿estás lista para recibir mas cartas y regalos? —preguntó Izuna.
La Hyuga se quedó pensando y luego entendió a que se refería.
—Claro, ahora serán muchas más y yo-yo las recibiré con gusto. Lo haré por Obito-kun—todos comenzaron a reír.
Shisui sacó unos vasos y comenzó a llenarlos con sake. Después entregó uno a cada uno de los presentes, excluyendo a su prometida, a quien solo le ofreció un jugo de frutas.
—Vamos Hina-chan, bebe con nosotros, debemos celebrar que Obito esta de vuelta—ánimo Izumi. La morena trató de negarse pero fue en vano. Ella nunca antes había bebido y esa era la primera vez.
Pasó un rato y la morena ya había tomado tres vasos de sake. Comenzó a sentirse mareada y feliz. Obito se acercó y con un beso en la frente, se despidió de ella.
Sasuke y Sakura también se despidieron seguidos por los demás, dejando sólo a la ojiperla y a Izuna.
Los dos caminaron hacia adentro, sin embargo, Hinata no se sostenía sola. Izuna la levantó en brazos y la bajó antes de entrar debido a la presencia de alguien que esperaba por él... la ayudó a entrar y se dirigió al Anbu.
—Se requiere su presencia de inmediato en la base Anbu—dicho esto, el joven desapareció.
Izuna levantó a su cuñada para llevarla a su habitación antes de marcharse, pero en las escaleras estaba parado Madara. Él tomó a su esposa en brazos, bajo la advertencia de Izuna, de no dañarla. Madara asintió y se fue con ella escaleras arriba.
La sintió relajada junto a él, de pronto ella le rodeó el cuello con sus pequeños brazos. Madara sintió su corazón acelerando. Llegó a la habitación y abrió la puerta. Al entrar ella abrió los ojos, el azabache pensó que gritaría al verlo, pero al contrario de lo que creyó, la ojiperla le sonrió. La escuchó decir algo como—Uchiha-Sama—eso fue lo que creyó escuchar.
Subió de rodillas a la cama, para acostarla en medio y así evitar que cayese. Antes de acomodarla sobre las almohadas, la sentó y pudo sentir el aliento femenino junto a su cuello... cuando la pensaba acostar, la miró de frente encontrándose con las perlas, que lo miraban fijamente solo a él.
El varón se perdió mirando esos hermosos ojos, luego miró sus labios entre abiertos, tan carnosos, tentadores y deliciosos. No pudo más y se acercó a sentirlos. La beso despacio, tratando de sentirla lo mas posible, antes de que ella lo alejara. No obstante y para su sorpresa, su esposa correspondió al beso, haciendo que su corazón latiera a toda prisa.
Lentamente le rodeó la cintura con uno de sus brazos, acercándola más a él. Sintió sus delicadas manos acariciando su cabello por detrás de su nuca, animándolo a besar ese lindo cuello.
Comenzó a bajar el sierre del vestido que llevaba puesto, la escuchó soltar un pequeño gemido y rápido regresó a besar sus labios. Bajo todo el vestido sin parar de besarla, no quería dejar de saborear esos adictivos labios.
Una vez se deshizo de la estorbosa prenda, se alejó un poco para mirarla. Ella estaba solo en un conjunto de sostén de encaje rojo, al igual que las bragas, su boca se hizo agua al verla. La tomó de la cintura de nuevo, en busca de desprender el sostén, al mismo tiempo que besaba su cuello. No quería que ella dejara de corresponderle, porque de ser así, se vería obligado a parar, no estaba dispuesto a forzarla de nuevo.
Al desprender la prenda sintió los senos libres y se colocó frente a ella mirándola a los ojos, ella le sonrió con timidez y eso fue todo lo que necesitaba. Sus manos se apoderaron de los hermosos senos que tanto le gustaban, su boca tomó uno de ellos, recibiendo dulces gemidos de su mujer. Aún mas desesperado por ella, le quitó las bragas sin apartar la boca de los senos.
La Hyuga arqueo la espalda perdida en el placer que nunca antes experimentó. Madara beso bajo los senos y continuó hasta el vientre plano, beso cada parte de su esposa, hasta llegar a su intimidad. La sintió un poco tensa, pero al tocarla con sus dedos comenzó a relajarse, dando mas gemidos que lo estaban enloqueciendo.
De a poco, la sintió más y más húmeda, así que no se detuvo y llevó su boca a la intimidad de su mujer, la tomó de las caderas para acercarla más a su boca, aún sintiendo un poco de resistencia en ella. Era obvio que no esperaba esa maniobra y por ende, se sentía apenada. Lentamente y con suma delicadeza, continuó acariciando hasta que ella se relajó... La saboreó de todas las maneras posibles, su mujer era deliciosa. pensaba el varón extasiado, mientras movía su lengua sobre la vagina de su ojiperla, que ya para ese momento, no controlaba sus gemidos y contracciones.
Aumento los movimientos más y más rápido, hasta que la sintió llegar al orgasmo. Saboreo cada gota que salió de ella y se le colocó encima para besarla en los labios, la dejó un momento y se dispuso a quitarse la ropa, mientras ella se recuperaba.
Ya sin prendas, se posicionó sobre el pequeño cuerpo femenino. La beso con pasión y ella correspondió. Embriagado de placer, comenzó a penetrarla lento, sintiéndose en un sueño perdido en el éxtasis. La sensación de tenerla gimiendo bajo su cuerpo perdida por la pasión y aferrandose a él, al mismo tiempo que buscaba sus labios, era surrealista.
Las envestidas fueron lentas, quería sentirla lo más posible. Tenía ya mucho tiempo de no tenerla y esta vez fue diferente. En esta ocasión, se podía decir que por primera vez le hacía el amor. Era la primera vez que sus almas se fundaban en una sola y nada podía igualar ese acto de amor.
Hinata sentía que algo muy fuerte se apoderó de ella, tenía gran necesidad de seguir sintiendo al Uchiha, no podía dejar de moverse al compás de los movimientos masculinos, nunca antes experimentó algo así.
Pasó sus pequeñas manos por los hombros desnudos de Madara, obteniendo roncos jadeos de él, lo vio al rostro y tuvo la necesidad de besarlo, él correspondió de inmediato, luego bajo a sus pechos lamiendo y chupando los botones rosados, mientras ella gritaba y gemía más y más fuerte, la sintió apretar su pene con su intimidad y supo que estaba llegando a la cima.
Las envestidas se hicieron mas rápidas y profundas—¡Terminemos juntos bonita! —pidió perdido en el placer.
La chica lanzó un fuerte gemido, al mismo tiempo que Madara se corrió dentro de ella.
Después de recuperarse un poco, el Uchiha salió de ella y se acostó de espalda en la cama, trayéndola consigo sobre su pecho.
Ella no se resistió, solo se dejó llevar, estaba literalmente arriba del pecho masculino, escuchando el corazón de su esposo y percibiendo su fragancia, que ahora le resultaba tan embriágate. No tenía el valor para mirarlo, aún no podía explicar que fue lo que se apoderó de ella. Pero cuando la tomó en brazos y comenzó a oler su varonil fragancia, sintió la necesidad de mirarlo a los ojos y ese fue el momento en que quedo hipnotizada en las perlas negras.
Le gusto la sensación de sus besos y sus toques, la hizo sentir algo que nunca pensó que se pudiera sentir. Por primera vez miró a su esposo, él era tan varonil, tan grande, estaba lleno de músculos y también cicatrices, el cabello negro era suave al tacto y olía muy bien. Su pecho pegado al suyo piel con piel, la hizo sonrojar, pero aún no quería separarse de su lado y no podía explicar el porqué.
Madara aparto los cabellos de la espalda de su esposa, para poder acariciarla.
Su miembro se comenzó a endurecer por tenerla sobre él, la levantó un poco, para besarla y ella correspondió. Después la sentó sobre su regazo, logrando hundirse en el apretado interior femenino. La tomó de la cintura marcando el ritmo. Esa noche hicieron el amor muchas veces, en la cama, la tina del baño y algunos otros lugares de la habitación.
El sol ya empezaba a alumbrar, mientras la ojiperla se aferraba a las mantas de la cama, gimiendo debido al Uchiha, que se encontraba con el rostro entre sus piernas, cuando logró hacerla llegar al orgasmo, la hizo suya de nuevo. Esa iba ser la última vez por esa mañana, dado que no la había dejado dormir, más que por escasos lapsos de tiempo.
Hacer el amor con su mujer, fue una de las mejores experiencias que pudo experimentar. Hinata fue adictiva y cuando la veía inundada en la pasión, aprecio al mismo tiempo, la imagen más erotica y tierna.
Terminaron con los cuerpos sudados y cansados. Su esposa se quedó dormida sin esperar a que él saliera de ella. La admiro durmiendo entre sus brazos y la sensación que tuvo, sólo podía asemejarse a la felicidad. En minutos se unió a ella, quedando dormido sin apartarse el uno del otro.
...
El azabache despertó por unos golpes en la puerta, maldijo por lo bajo a quien se atrevió a interrumpir su descanso, observó el reloj y se sorprendió al notar que ya eran mas de las once de la mañana.
Después de avisar al intruso que lo esperarán abajo. Miró a su mujer aún dormida sobre su pecho, sonriendo le dio un beso en la coronilla, la colocó a su lado con cuidado de no despertarla, se vistió y salió en silencio.
Al llegar abajo, Itachi lo esperaba. —¿Que pasa? —cuestionó sobresaltado por mirar a su sobrino en su casa en horario de trabajo.
—El Hokage me envió por ti. Nos espera en la sala de interrogación junto a Inoichi Yamanaka—Madara asintió y dejó que Itachi se fuera primero.
Entró en la habitación en silencio y observó a su mujer que continuaba durmiendo. Se veía tan dulce, tan inocente y a la vez seductora. Se acercó a ella y la beso en los labios antes de partir. Salió de la mansión y le dio órdenes a un empleado junto a una nota.
[...]
Suki miró a Madara cuando salió de la mansión. Frunció el ceño al notar la sonrisa marcada en el perfecto rostro del líder Uchiha. Se acercó a él pidiendo permiso para entrar en la mansión, como lo hacía semanalmente, antes que Izuna le pidiera no regresar. Pero al percatarse que Izuna ya casi no regresaba, decidió intentarlo de nuevo. El azabache estaba tan distraído pensando en la hermosa mujer que dejó en la cama, que no se negó, solo asintió sin darle importancia a los hechos.
...
Suki odiaba a la Hyuga. Sus intentos de desprestigiarla con los residentes del distrito Uchiha, no funcionaron. Investigó, acerca de ella y su clan en Konoha. Se hacía la interesada con los amigos y conocidos de la chiquilla para sacar información útil, exponiendo el supuesto gran cariño que sentía por la esposa del líder Uchiha.
Después de un tiempo, los esfuerzos dieron frutos. Ahora solo tenía que pensar, como utilizar lo que sabía, sin que su nombre fuera expuesto, nadie podía sospechar de ella.
[...]
Madara llegó a la base Anbu y se dirigió ala sala de interrogación, dónde ya lo esperaban.
—Inoichi Yamanaka ya tiene la información completa del cuerpo del prisionero— declaró Hashirama. Inoichi comenzó a relatar todo lo que encontró. Orochimaru no estaba solo, Kabuto se hallaba con él y entre los dos, trajeron a dos ninjas de otra dimensión o bien del pasado, eso no estaba muy claro en las memorias del prisionero.
El punto es que los dos sujetos a los que trajeron, tomaron el control total de la organización delegando a Orochimaru.
Después de algunas disputas, llegaron a un arreglo. Orochimaru, obtendría miembros Uchiha, a cambio de conseguir algo para los dos ninjas. Pero lo que la serpiente daría a cambio, no estaba en las memorias, como tampoco el nombre de los dos sujetos.
Lo único que si quedó claro, fue el gran poder que poseía cada uno de ellos. Hashirama estaba muy preocupado con la información obtenida. Madara permaneció callado y muy pensativo. Inoichi se despidió, para regresar a su trabajo. Itachi salió de la base y colocó una nota en un cuervo dejándole volar. Suspiró cansado, sólo esperaba tener noticias lo antes posible.
[...]
Hinata despertó una hora después de la partida del Uchiha, se sentó en la cama y se miró aún desnuda. No pudo evitar sonrojarse al recordar todos los acontecimientos que pasaron en esa cama. Tomo ropa limpia y se metió en el baño. Apenas entró comenzó a recordar que también en ese lugar pasó gran parte de la noche, sonriendo se metió en el agua y se miró algunas marcas en su cuerpo, se avergonzó por aún poder sentir la manera en que su esposo se las hizo.
Sonrió cuando se vistió y no pudo ocultar dos marcas en su cuello, pero gracias a su cabello, nadie podía mirarlas. Salió hacia la cocina sintiéndose algo débil... después de todo lo que hizo por la noche y aún sin comer, sonrió tímidamente para ella.
Cuando entró en la cocina se encontró con Suki quien la observó de arriba abajo. A Hinata le incómodo con su presencia, la forma en que la veía no le gustó. La Hyuga, la saludo de igual manera, como saludaría a cualquiera en la aldea y se dispuso a preparar la comida, cada vez los rugidos de su estómago le recordaban que se diera prisa, momentos después, uno de los trabajadores de Madara, llegó con un gran ramo de flores, para ella. Lo tomó y leyó la tarjeta que solo decía tres palabras...Para mi esposa. Se sonrojó y sonrió, su corazón comenzó a latir irregularmente, al pensar en el lider Uchiha.
Antes de sentarse a comer, alguien toco la puerta de la mansión, Suki, fue a abrir, para encontrarse con un Hyuga, que preguntaba por Hinata.
Hinata se sobresaltó al mirar a Ko, el cual tenía el rostro lleno de preocupación. —¡Hinata sama! Tiene que venir conmigo —el Hyuga se veía muy preocupado.
—¿Que pasa? Ko nii san—la ojiperla sintió una punzadaen el pecho.
—Alguien atacó a su padre y a su abuelo cuando regresaban a Konoha, con otros Hyugas. Regresaban de una aldea cercana...Hiashi sama, esta muy mal—esas fueron las palabras de Ko. Hinata se llevó las manos a la boca llena de miedo. Aunque su padres no la quería, ella si lo quería a él y no podía soportar el hecho de perderlo—Vamos, Hinata-Sama, él pidió verla—le animó Ko, con tristeza al ver a su niña tan preocupada. Hinata se deshizo del delantal que llevaba puesto y salió sin mirar atrás, su corazón se sintió comprimido solo con pensar en perder a su padre.
Corrió junto a Ko, hasta que salió del distrito Uchiha. Fue la primera vez que salió desde que llegó. Continuó sin pensar en nada más que no fuera su progenitor.
Suki escuchó la conversación de los Hyugas. Los miró salir y de inmediato se fue con un plan en mente.
[...]
Cuando llegaron al complejo Hyuga, los criados la saludaron con cariño, ella les correspondió sin poder pensar con claridad. Se dirigió rápido a las instalaciones médicas, para poder entrar a la habitación, pero en ese momento un médico salió y le informó que su padre estaba un poco mejor y que insistía en hablar con ella.
Al entrar... se estremeció con lo que vio. Su padre, el imponente y gran líder Hyuga, ahora estaba acostado en una camilla médica. Tenía vendas en el pecho y en los brazos, unos cables permanecieron pegados al lado izquierdo de su pecho, monitoreando el corazón y otros más, se encontraban en una de las muñecas. Hinata se sintió muy afligida al presenciar el estado de su padre. Tenía mucho miedo perderlo al igual que perdió a su madre. Se sentó en la silla que estaba junto a la camilla, su padre dormía y no lo despertó, solo se quedó sentada.
Como dos horas mas tarde, Hiashi despertó. Miró a su primogénita junto a él y le dio una mueca de sonrisa. Su hija, su Hinata, estaba tan bonita, la había echado mucho de menos.
Ella lo tomó de la mano—¿Como esta padre? —preguntó preocupada, pero sin tartamudear. La voz de Hiashi, era muy débil, pero alcanzó a oírlo decir, que estaba bien.
De pronto lo escuchó, preguntar, ¿cómo estaba ella? Estaba segura que escuchó mal, ya que su padre, jamás se interesó en saber su estado. Pero Hiashi, dijo algo que había perdido la esperanza, en escuchar.
—Hinata mi hija, estoy muy orgulloso de ti—ella abrió mucho los ojos pero él continuó—Quiero pedirte que tengas cuidado, cuídate mucho. Yo se que no lo demuestro, pero tu eres muy presida para mi. Hija ten mucho...—no terminó la frase, porque se durmió de nuevo.
Hinata se quebró. Espero casi toda su vida una leve muestra de afecto de su padre y nunca la obtuvo. Lloro sin importar quien la escuchara, lo abrazó y le dio un beso en la frente sin importarle que permaneciera inconsciente.
De pronto la puerta se abrió, dejando ver a su hermana menor. —¿Que haces aquí? —le pregunto Hanabi, con los ojos enrojecidos por el llanto. Hinata no contesto, camino hasta la puerta de la habitación pasando a su hermana. Tenía que salir pronto de ese lugar.
Siguió hasta el jardín, donde solía pasar gran parte del día, cuando aún vivía en el complejo Hyuga. Hanabi, la siguió sin detenerse.
—¿Hinata, estas contenta ? —grito Hanabi hacia su hermana. Hinata la miró sin poder entender, de que estaba hablando—Eres una débil, una inútil, que no puede defenderse sola—seguía gritando con las mejillas bañadas en lágrimas.
—¡Hanabi...!—trato de hablar.
—¡Cállate Hinata¡. Padre esta asi, por tu culpa—escupió Hanabi.
—Pero que dices..?—preguntó sin entender.
—Hasta en los momentos de inconsciencia de nuestro padre, a la única que llama es a ti. Siempre fuiste su favorita, a la que mas quiere y lo demostró al estar dispuesto a dar su vida por ti. ¡TE ODIO ! —soltó y salió corriendo.
Hinata se dirigió a la salida del complejo. Tenía un muy fuerte dolor en la cabeza. El pecho le dolía, siguió caminando sin mirar atrás, los guardias le abrieron las puertas, salió en forma automática, estaba con la mirada perdida en algún lugar.
Sintió el aire golpear su rostro y sus piernas flaquearon. Alguien, la sostuvo, animandole a seguir adelante. Solo dio unos cuantos pasos y la realidad de lo vivido, la golpeó. Comenzó a derramar gruesas lágrimas.
—¡Vamos mi niña! Vine en cuanto recibí tu mensaje—se tensó al escuchar la voz masculina. Levantó el rostro para encontrar esos ojos rojizos, que la miraban con ternura. La sorpresa, de estar con él, junto a lo vivido dentro del complejo Hyuga, pasaron la cuenta, todo se volvió oscuro y ya no escuchó nada más.
Tobirama la abrazó y le hablo para que reaccionara, pero fue inútil, la tomó en brazos y desapareció con ella, para llevarla al hospital.
[...]
Madara llegó unas horas mas tarde. Se había demorado de más con Hashirama.
Antes de entrar a la mansión, encontró a Suki. —¿Donde está mi esposa? —preguntó y Suki sonrió para si.
—No lo se Madara-Sama, un mensajero le trajo un sobre con el sello Senju y ella salió corriendo, sin decirme nada—respondió, con inocencia.
El lider Uchiha sintió su pecho arder en la ira, apretó los puños con tanta fuerza, que sus uñas se clavaron en la carne haciéndole sangrar y en un segundo desapareció, dejando a una feliz Suki, que solo esperaba que esta vez, su plan diera los resultados esperados.
...
El Uchiha corrió por las calles de Konoha buscándola. Estaba fuera de si, deseaba que no fuera cierto, que hubiera sido un error de Suki. Luego de un rato, se dirigió hacia el clan Hyuga, era el único lugar donde aún no buscaba.
Al acercarse, pudo distinguir lo que no quería ver. Su esposa estaba abrazada al Senju, quien le hablaba al oído.
Corrió hacia ellos como un demonio, segado por la rabia. Pero antes de llegar, ellos desaparecieron sin dejar rastro. Se tomó el cabello con fuerza y miró hacia el cielo.
Estaba seguro que ella lo dejaría por Tobirama.
Regresó al distrito Uchiha, entró en la mansión y se encerró en su oficina pensando lo peor de su esposa. —¡MALDITA... MIL VECES MALDITA! —grito mientras lanzaba objetos por las paredes.
Después de calmar un poco la ira, se sentó en la silla y llevó la cabeza hacia atrás.
Tenía que pensar bien lo que haría, quería, sacarse ese dolor del pecho.
Quería devolver todo ese dolor hacia ella.
Continuara.
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