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Descansaba plácidamente en el sofá viendo una de las series que le había atrapado mientras esperaba que Jimin volviera de su sesión de pilates. El tiempo pasaba tan lento que le fastidiaba, de vez en cuando revisaba su celular para comprobar si ya había pasado el tiempo suficiente, pero no. Era un infierno estar sin Jimin. Se sentía en letargo sin él.

Su desesperación continuó aún más al escuchar el timbre de su hogar, todo el mundo llegaba menos Jimin. Soltó un suspiro concentrándose en la actuación frente a él.

“Señor Jeon.” Le llamó la ama de llaves. “Un hombre está buscando al señor Jimin para entregarle un presente, ¿lo quiere recibir usted?”

“¿Un presente?” Frunció el ceño, convirtiendo su monótona tarde sin Jimin en una razón para sentir la agriedad en su boca. “Yo iré a recibirlo, gracias Hyejin.”

Apagó el televisor y mordió sus labios por la intriga, comenzó a golpear con su lengua el interior de su mejilla y pensó en todos los perros que querrían la atención de su novio; eran muchos los que esperaban pacientes a que Jimin les acariciara la cabeza y les hablara bonito, le daba tanta rabia saber que su novio tenía una fila de perros que lo seguían a todo lado.

No se sorprendió al verlo detrás de la puerta, más sin embargo la rabia fue la misma. Le molestaba lo insistente que era Cha Eunwoo, desde antes de que él y Jimin fueran novios el modelo se encargaba de ser muy obvio con sus sentimientos por su novio, recuerda aquella vez que el modelo de cuarta se atrevió a invitar a salir a Jimin mientras él estaba a su lado. Era un sinvergüenza, un sin dignidad que aún iba persiguiendo a alguien que jamás le vería de la misma forma.

“¿Qué tal? ¿Qué es lo que quieres dejar para mi novio?” Dijo parándose en medio de la puerta, mirando de arriba para abajo a Eunwoo.

“Preferiría hablarlo con él y entregárselo en sus manos.” Respondió con la cabeza en alto, compartiendo el mismo gesto de barrer con la mirada.

“No está, así que, o me lo das a mi, o lo tiras por ahí.” Sonrío.

“Bien.” Extendió el ramo de flores hacia Jungkook y lo puso en sus manos, completamente descarado, sonriéndole mientras mantenía la conversación muy tensa. “Asegúrate de entregárselo.”

Y Jungkook solo vio en rojo, no soportó el atrevimiento de Eunwoo. Tomó el ramo de las ramas y comenzó a azotar las flores contra el marco de la puerta, cuando le quitó todos pétalos a las rosas arrojó lo que quedaba al pecho de Eunwoo.

“Si vuelves a tener el atrevimiento de tratar de darle rosas a mi novio las destrozare en tu cara, no me pongas al límite que soy capaz de arruinar la cara que te da de comer.” Y le cerró la puerta en la cara.

Era capaz de matar a quien sea que siquiera pensará que tiene una oportunidad con su novio, eran todos unos estúpidos si creían que él sería capaz de perdonar semejante falta de respeto.

Jimin era suyo y nadie lo quitaría de su lado. Jamás.

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(2/7)

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