cinco.

“¿Ya supiste quien te mando esas flores?” Susurró a su oído mientras pasaba sus pesadas manos sobre las caderas de Jimin, empujándolo un poco más hacia su cuerpo. “¿Mhm?”

“No.” Susurró tratando de contener los suspiros que le provocaba tener las manos de Jungkook sobre su cuerpo. Siempre era así, se deshacía en las caricias de su novio como si fuera un virgen inexperto.

“¿Y por qué no averiguaste? ¿Ah?” Beso su mejilla mientras metía sus manos frías al suéter de Jimin, acariciando su estómago caliente y robándole un pequeño quejido a su novio por la presión de sus dedos sobre el hematoma de la noche anterior. “¿Acaso te gustaron esas flores?”

“¡No!” Respondió rápido y sin dudar, no permitiría que su Jungkook pensará que esas flores baratas le habían impresionado. “Eran horribles.”

“Pero estabas agitando la cola por las flores antes de que supieras que no eran mías.” Sonrío de lado llevando sus labios al cuello de Jimin, lamiendo en los chupones que le había dejado la velada pasada, robando pequeños quejidos por el dolor leve del momento.

“Porque creí que eran t-tuyas.” Mordió su labio para no soltar quejidos por la succión que Jungkook hizo a uno de sus chupones. “Las queme y las tiré, p-pedí que nunca más me dieran regalos que no eran t-tuyos.”

Jungkook sonrió en el cuello de Jimin, siguió lamiendo la piel no marcada por sus dientes y siguió acariciando el cuerpecito de su novio, lo molía contra su entrepierna deleitándose de los gemidos suaves que soltaba. Era tan suyo, pero de vez en cuando le gustaba seguir dejando marcas en él para que el mundo comprendiera que le pertenecía en cuerpo y alma.

Levantó el cuerpo liviano de su novio asegurándose que se enganchará bien a su cuerpo, en el camino repartía besos en la cara suave de su novio, le demostraba su adoración con cada pico plantado en su carita, con sus manos en las nalgas de Jimin subió por las escaleras hasta la habitación que compartían hace cuatro años. Cerro la puerta con el pie mientras podía sentir las ansias formándose en su estómago y la excitación expresándose en su miembro, siempre ocurría aquel desparrame de hormonas cuando estaba con Jimin, lo volvía loco.

Solo quería tocarlo, marcarlo y hacerlo suyo una y mil veces, si por él fuera; se la pasaría follandose a Jimin todos los días.

Le encantaba.

El primer beso lo empezó Jimin, la desesperación de la tensión previa le tenía el cuerpo ardiendo en llamas, necesitaba apagarse en el cuerpo de Jungkook. Lo besó con desesperación, como si no lo hubiese visto en un largo tiempo; siendo que tan solo ayer sus cuerpos se unían debajo de la luna parisina, es que cada momento con Jungkook parecía el último y el primero, así de consumidor era su amor. Le arrebataba el aire y se lo devolvía en el mismo instante.

El beso de Jimin era desesperado, buscando algo; mientras que el de Jungkook era imponente, mordía y chupaba como se le antojaba.

El fotógrafo aún tenía en sus brazos al modelo, suavemente lo depósito sobre la cama mientras seguía besándolo y mordiendo sus labios de vez en cuando. Estando sobre él pasaba sus manos por el cuerpo del castaño, manoseaba el cuerpo que le pertenecía y se deleitaba por los suaves gemidos que su novio soltaba solo por sus caricias. Comenzó a desvestirlo mientras que en el camino le besaba cada porción de piel que se topaba, hacía más chupones y lamía los que ya estaban con un tono morado.

“Que hermoso eres, Jimin, eres un ángel mismo.” Sabía lo mucho que le gustaba a su novio que le hablara con halagos, los halagos calentaban más su cuerpo y lo hacían delirar en placer mientras le daba amor. “Tan hermoso y tan mío, ¿no es así?”

“S-sí.” Gimió llevándose las manos a su cabello para tirarlo un poco, se volvía loco en el placer que Jungkook le brindaba. “Solo tuyo.”

“Vuelve a repetirlo.” Dijo sobre la erección cubierta de tela de Jimin, dio una lamida mientras le miraba a los ojos esperando a que le obedeciera.

“Solo tuyo.” Siguió la orden perdiéndose en los ojos redondos de Jungkook, ojos que le miraban con un hambre voraz y una lujuria inmensa. “Te pertenezco solo a ti, J-jungkook.”

“Buen chico.” Dio un pico sobre la erección cubierta, complaciendo las quejas de Jimin le quitó el boxer y comenzó.

Primero sostuvo su miembro y lo comenzó a acariciar con sus dedos, sonriendo de lado al ver como el modelo se retorcía en la cama; empezó a masturbarlo suavemente mirando cada una de las expresiones de Jimin y para hacer mejor las cosas se lo metió a la boca arrebatándole un grito a su novio. Mientras le hacía la felación y la habitación se llenaba de los gemidos del modelo apretujaba con fuerza los muslos de Jimin, dejando sus dedos marcados en la piel blanquecina y tersa. Sabía hasta que punto podría llevar al borde al castaño, cuando ya lo intuyo dejo la felación de lado y se estiró para colocarse encima de Jimin.

“Que lindo.” Le susurró mientras pasaba su nariz por todo su rostro, notando la desesperación que Jimin tenía por besarlo. Olía la colonia y las cremas que se impregnaron en su piel, manoseaba el cuerpo del modelo mientras molía sus erecciones juntas. Tomó una pierna y la levantó para tener una fricción más placentera. “¿Lo sientes?”

“¿Q-qué?” Pregunto agitado, tenía los ojos brillosos mientras miraba a Jungkook.

“Mi polla.” Dijo. “Palpitando y dura por ti.”

“Ah~” Tiro la cabeza hacia atrás hundiéndose más en la almohada, se volvía loco con cada una de las estocadas de Jungkook sobre su miembro.

“Solo tu provocas esto en mi cuerpo, Jimin.” Dijo, solo con su novio había podido sentir la locura del amor, solo con Jimin se embriagó de pasión. “Eres el dueño de mis deseos, solo tú me vuelves loco.”

“T-tu también.” Gimió. “Solo tu provocas todo esto en m-mi.”

“Así es.” Sonrío. “Solo yo soy el que sabe cómo tocarte, como besarte y como cogerte, ¿no?”

“Sí.” Susurró asintió con la cabeza mientras soltaba más gemidos mirándole a los ojos a Jungkook, los movimientos de su novio cada vez eran más erráticos y sentía como su orgasmo se formaba.

“Solo yo soy el dueño de tu cuerpo.” Susurró doblando la pierna de Jimin para por fin hacer lo que quería, tomo su miembro y mientras miraba al modelo se lo introducía. “Solo soy yo quien te toque.”

“Solo tú.” Estaba perdido en la ola de placer que chocaba en su cuerpo, estaba siendo arrastrado por las olas y su única salvación era el hombre que tenía encima suyo. “Solo tú.”

“Así es, amor mío.” Mordió su labio tirando su cabeza hacia atrás por el placer que le otorgaba el cuerpo caliente de Jimin. “Mierda.”

Sostuvo a su novio de la cintura, se posicionó para comenzar con sus embestidas y para marcar aún más el cuerpo de Jimin. El día anterior también lo había hecho, pero nunca eran suficientes marcas pues le parecía necesario hacerle saber al mundo a quien le pertenecía.

“Ya no más.” Lloriqueo Jimin refiriéndose a las marcas que Jungkook quería dejar sobre su cintura. “Ya no.”

Pero a Jungkook no le interesaba el lloriqueo del modelo, su cuerpo le pertenecía a él y podía hacer lo que quisiera. Pisoteaba la dignidad de Jimin, porque al día siguiente tendría que mirar avergonzado a sus maquillistas que cubrirían el desastre que su posesivo novio dejo en él.

“Mi muñeco, siempre dispuesto a todo lo que le dé, ¿no?” Pregunto arrogante, dándole una palmada al muslo de Jimin.

El modelo solo asintió conteniendo las lágrimas de la sobre estimulación.

“Responde.” Sus embestidas pasaron a ser lentas, sabiendo a donde iba dirigido.

“¡Sí, sí!” Gritó en éxtasis por lo bien que lo estaba follando. “¡Sí, sí, todo!”

“Mi muñeco.” Sonrío bajando hasta estar a la altura de los labios de Jimin, lo besó con poder; mordió sus labios y chupo su lengua mientras sus embestidas iban dirigidas al lugar que hacía a Jimin ver estrellas. Se trataba sus gemidos mientras se deleitaba por las expresiones de su novio. “Tan mío.”

“Sí~”

Estaba enfermo de amor, estaba enfermo de celos; pensar que allá afuera hay hombres que ven de la misma forma que él mira a Jimin hacia que su sangre hierva en rabia, nadie debería tener permitido mirar a su muñeco, solo él. Lo peor es que aquellos buitres se atrevían a regalarle cosas a su Jimin, se atrevían a sonreírle y ser obvios con sus intenciones; se volvía un perro con rabia al imaginar a otros hombres cerca de su Jimin.

Por eso tenía que meterle en la cabeza a Jimin a quien pertenecía.

“¿A quien le perteneces, Jimin?” Pregunto sosteniéndole el rostro con su mano, haciendo que le mire. “¿Ah?”

“A ti.” Susurró mirándole a los ojos, en sus pupilas estaba la verdad y la verdad le daba la razón. “Soy tuyo, Jungkook, solo tuyo.”

“Solo mío.” Susurró aún sosteniéndole la cara.

Aunque Jimin le repitiera una y mil veces que era suyo aún la rabia estaría dentro de su sistema, aún los celos sacarían lo peor de él.

Era tan difícil amar a una estrella tan brillante como Jimin, su brillo llamaba la atención de todo el mundo, si tan solo…pudiera apagar aquel brillo, si tan solo pudiera bajarlo del cielo; solo así aseria completamente suyo.

Únicamente suyo para mirar. Únicamente suyo para tocar. Y únicamente suyo para amar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top