Cumpleaños


Siento cómo algo caliente me abruma todo el cuerpo. Al principio pienso que es un sueño y me remuevo incómoda, pero dándome cuenta de que en realidad es otra cosa.

—Buenos días —menciona Alan desde su lugar.

Cuando me dispongo a responder, él vuelve a su tarea como niño obediente obligándome a cerrar los ojos y morder mis labios por la sensación abrumadora.

Con sus dedos abre mis labios mientras su lengua recorre con afán mi feminidad. Sin poder evitarlo mi mano se cierra sobre sobre su cabeza jalando su cabello a la par de que muevo mi pelvis en forma circular aumentando la temperatura que ya de por sí era alta.

Él lleva su otra mano debajo de mi cadera alzándome a lo que respondo abriendo mis piernas para un mayor acceso aprovechándose de eso para introducir los dos dedos en mí, mientras me mira excitado.

Los retira y los saca lentamente sin dejar de mirarme jugando con mi cordura como tanto le gusta. Cuando creo que me dejara así empieza a tocar mi punto G haciendo que cierre las piernas de golpe atrapando sus manos.

—Abre —ordena.

Si hacerlo arremete contra mí con fuerza logrando hacerme gritar.

El sudor baja en finas gotas por mi piel logrando que mi pijama de seda se adhiera marcando mis pezones, los mismos que no demoro en pellizcar queriendo más intensidad.

Cuando Alan ve mi necesidad se detiene regresando el bombeo suave desesperándome. Siento como mis fluidos bañan mis piernas desnudas y manchan la cama y su mano.

—Más fuerte —pide lamiendo mis labios.

Mis gemidos me han secado la garganta.

—Hoy tus deseos son órdenes. —Sonríe como un lobo hambriento.

Mi respiración se entrecorta y las pulsaciones van a mil mientras el introduce tres de sus dedos dentro de mi penetrandome sin piedad.

Mis gritos desplazan a los gemidos, a la vez que mis piernas zumban mediante el martilleo de mi corazón. Él sigue estimulando mi punto G y con su otra mano pellizca mi clítoris logrando que arquee mi espalda y abra mis piernas para su facilidad.

—Sigue... sigue —demando perdida en el deseo.

—¿Quieres más? —pregunta gimiendo.

—Sí, sí, sí... Sigue... sigue —suplico al borde del abismo.

Siento cómo las ganas de orinar junto a la presión en mi vientre aumenta con cada embestida. Me pellizco los pezones excitada y me apoyo sobre mis codos mirándolo con deseo.

Llevo una de mis manos a su miembro y bombeo viendo cómo está a punto de venirse solo con hacerme esto a mí, lo que me excita aún más. Luego de unos segundos siento cómo sin poder aguantar ambos nos corremos al mismo tiempo.

Un chorro transparente sale de mí robándome en un grito placentero, mientras me sigue embistiendo con fuerza y nos baña a la par de que su semen sale disparado cayendo entre mis piernas y mi mano.

Mirándolo me llevo sus fluidos a mi boca cerrando los ojos, siento cómo sale de mi dejándome las piernas temblorosas.

—Feliz cumpleaños, mi vida —me dice sonriente besando mis labios.

—Este ha sido el mejor regalo —respondo sin poder borrar la risa de satisfacción.

—Que bueno que te guste, que es uno de muchos —dice uniendo nuestros labios. 

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