Lado A | OS

♚•°'| Formato: Carta | OS

♚•°'| Extensión: 2200 palabras.

♚•°'| Género: Epistolar | Fanfic

✦•··············•✦•··············•✦


"...el amor de un hombre libre nunca es seguro."
Toni Morrison.

✧ ཻུ۪۪⸙͎

Vas a pensar que estoy loco y lo más sensato de mi parte sería darte la completa razón. Mis actos tuvieron en su ejecución la intención maldita de hacer un bien mayor (aunque lo impulsó un hecho no tan noble). Y ya se sabe qué ocurre con los bienes mayores, las ideas de dársela de héroes o dioses. Sin embargo, esto no me detuvo. Al contrario, mal parece que logró animarme a llevar a cabo lo que, sabría tiempo después, era un fatal error.

Antes de que sigas preguntándote de qué diablos estoy hablando, o quién rayos te envía este correo, preciso contarte mi versión y desmentir lo que se habla tan livianamente de mí,  de él, de nosotros y de ti.

Sin recurrir a la modestia, diré que el alcance de mi obra fue tal que me enorgullece. El resultado de lo que inicié -y que luego abandoné- ha circulado en portales web, en diarios de grisáceo papel, en boca de todos. No valdrá esto para excusarme de culpas, por qué hice lo que hice sin dar chance a ver las consecuencias. Y eternamente seré juzgado por lo acontecido aquel catorce de febrero y que me trajo a este mismo día, años después, donde exorcizo mis demonios en líneas virtuales. ¿Anónimamente? No tanto. Tranquilo, me revelaré al final. Además, como si, tras contar lo que contaré, no pudieras hilar cabos y llegar hasta mi identidad que, mal que mal, ha ganado cierto prestigio por mi "hazaña".

Cuando llegué a Seúl lo que menos iba a pensar yo era que un par de voluptuosos labios raptaran mi cordura y me sumieran en un estado total de involuntad. Asemejaba yo a un ser despojado del alma, inconsciente, que obedecía todo aquello que de ese par de labios rosados salía. Él, mi motivación para levantarme en tu contra: KNJ. Lo llamaré de momento así. Perdón, pero hasta leer su nombre me inquieta y casi como me referí a él antes, un demonio, podría aparecer nuevamente ante mí mientras estoy escondido redactando esto y me perderé en él... Oh, ¡verás cómo me trae KNJ! Soy yo un ser patético, ciertamente. Enamorado, sin lugar a dudas.

Por si publicas esto, dejo aquí constancia y no admito cuestionamientos al respecto: yo amo a KNJ.

Para no andar por las ramas, debo decir que mi estadía en Seúl era por razón de mi enfermedad. No fui con planes de volverme el villano de una historia absurda. Fui por consulta médica, nada grave, apenas una insuficiencia cardíaca. Puedo ser un hombre a quien la fortuna le sonrió siempre. Mal que mal, y obtenida por oscuros negocios, mi fortuna me proveyó un buen pasar, una vida envidiable. Lo que, por desgracia, no me regalaron mis grandes cifras bancarias fue un corazón fuerte. Era débil, por salud y luego, lo sería por KNJ, de quien procederé a contarte ahora.

Lo conocí en la sala de espera del hospital donde yo, por mis grandes donativos, era casi una deidad (¿ves la broma de mal gusto?). Él apenas asistía a pacientes que venían por problemas menores debido a que recién iniciaba sus pasantías como médico. Quisiera despejar dudas: su condición social no aminora la bestialidad con la que amo a KNJ. Ni opaca nuestra relación. Permítaseme llamarle así a lo que entre los dos conjuramos, puesto que, no hay en este mundo concepto alguno que entienda la dimensión de nuestra unión. Quizá tú puedas acercarte a una nimia comprensión, después de todo, es tu especialidad.

No tardó demasiado en que los primeros indicios de la atracción desfilaran en las largas miradas que nos dedicamos. Mientras que yo aguardaba a ser recibido para mi consulta, el practicante a médico desafiaba sus propios horarios para quedarse más tiempo del requerido en esa área. Hasta que, cierto día, se armó del suficiente coraje para venir hasta mí y encarar aquella primera conversación que no pasó a mayores. Creo haber disimulado la reacción de mi cuerpo al tener cerca a semejante hombre, y, sino, al menos queda el consuelo de saber que despertaba en él la misma furia pasional. Lo veía en sus ojos cafés, en cómo se relamía esos regordetes labios que tuve y tengo el placer de saborear. Y para que al final acabemos más que enredados en una tempestad lujuriosa tampoco fueron necesarios muchos días más.

Había una urgencia en los dos, como si, podría ser, que nos hubiésemos estado buscando por largo rato y ya estando juntos no debiéramos perder ni un segundo en cordialidades ensayadas. Lo hice mío, y él, con todo derecho, me reclamó como suyo. Sintiendo la vulgar ansiedad de tomarnos como propiedades. Dejé de lado cualquier idea que tuviese de cómo debía ser el querer y me dediqué enteramente a poner en práctica las más que muchas maneras que había de complacer a un hombre. Y KNJ aportó lo suyo, por supuesto.

Un odioso sentimiento, del que presumes saber tú, nos llevó a vernos con frecuencia. Mas para mí, era casi un odio gentil. Sabía yo que él despreciaba mis facetas egoístas, petulantes, engreídas. Mentir es inútil, soy un corrupto. Soy quien vela por su propio interés. O lo hice hasta que apareció  él, porque luego me dediqué a velar por sus deseos. Por eso, su desprecio no me parecía extraño. De mi parte, cómo hacer que no cuando sí, detestaba sus siempre buenas intenciones, su afán de ser salvador. Hasta aborrecía que su profesión lo subiese a ese pedestal altruista. Parecía él tener la bondad del mundo para todos, menos para mí. Conmigo reservaba la malicia que habitaba en su ser, la que habita en todos, pero que yo reconocí como un igual. Reconocí en él un espejo de la ambición, del despiadado anhelo de querer ser adulado, conquistar y vencer. El no encajaba tampoco en los moldes y en las casillas que le son comunes a todos en cuanto a sentimientos se trata. Y no entraré en detalles de por qué lo menciono.

Por eso lo inevitable, supongo. Terminamos distanciándonos cuando no supimos manejar tanto sentir que nos envolvía.

Concluida mi revisión médica nada me ataba ya a ese sitio más que el hombre que empezaba a volverse un peligro mayor para mi cordura. Y, antes de marchar, sentí necesario despedirme. Fue esa vez, vas a recordarlo, que tropezamos tú y yo, y desparrame por el suelo el contenido de tu saco. Qué impotencia me dio no haberte notado antes. Porque estuviste siguiéndonos de cerca, ¿cierto? Fascinado, seguramente, por cómo burlábamos tu gracia.

Me gritaste y, no siendo menos, te devolví la riña verbal. Insultándote, sin dar tregua, porque tenía acumulada tanta rabia desde que KNJ se alejó. Pero gracias a esta conducta irracional, a mi asqueroso carácter, fue que lo recuperé. ¿Qué sentirás al saber esto? Fuiste detonante de la rebelión que por poco te deja sin poder.

KNJ se apresuró a revisar que esté todo en orden. Llevábamos semanas siendo apenas desconocidos que se conocen todo, cruzando miradas mudas. Su fragancia entonces me embotó los sentidos y cuando sus brazos me rodearon para ayudarme a poner en pie, aunque eras tú el que peor la llevó por todo lo que cargabas, me rompí. Si mis huesos hubieran evidenciado lo que me hacía aquel toque suyo se habrían diluido, quedando yo tan laxo y entregado que tan solo él podría haberme reconstruido, dado que, sí, él me sabe de memoria. Ese era el instante de reconciliación perfecto ¿no? ¿No ocurre así en las mejores películas? Sin embargo, en estas filmaciones, tú obras de modos extraños. Das lo deseado a los que te menean el rabo como perros falderos y a nosotros, los que te mostramos los dientes desconfiados, nos privas de ello. ¿Es así como funciona todo? Pues, en ese caso, aquí llego al punto de este mensaje tan extenso y sin sentido: vete al diablo tú, tus flechas de amor, tus malditos méritos, tus condiciones.

Yo no deseo tu amor, Cupido, entiéndelo, no deseo ese amor que pregonas. ¿Cómo podría quererlo con tantas restricciones que pones? ¿Alguien puede realmente ser feliz por amar siempre y cuando no se salga de la raya, de esos límites que los que se creen poseedores de la verdad absoluta trazan? ¿Sabes que tu moral, tus leyes, son obra y gracia de mortales imperfectos como lo soy yo?

Entonces, no. Si debo actuar acorde a lo que esperan algunos, los bien portados, esos hipócritas que dicen amar incondicionalmente, pero tienen más condiciones que los demás, pues, reitero: vete al diablo con tu amor, Cupido.

KNJ, y será lo único que le agradezca a ese Dios del que todos hablan, coincidía conmigo. Por eso no lo detuve cuando tomó la flecha que llevaba su nombre, y que sabía perfecto que no estaba destinada a clavarse en mí, y la quebró al medio con placer. Vi cómo tembló, cómo se estremeció al destruir aquel supuesto "regalo" que ibas a darle. De su piel brotó un vaporcito, parecía que algo se incineró y calcinó en su interior, exteriorizandose en un vaho rosado de lo más curioso. Y se dobló al medio, golpeando sus rodillas en el suelo cuando acabó con aquella maldición. Tú, oh caprichoso Cupido, quisiste socorrerlo y te empujó lejos. Tal como si tu toque fuese veneno y te pidió, con más amabilidad de la que yo creía necesaria, que nos dejes en paz, que nos dejes elegir. Y cumpliste, a medias, porque vaya que eres pesado cuando te contradicen.

Tras eso, nos dedicamos a amarnos sin límites y sin definiciones. Porque supimos ver que es un engaño amoldarnos a las formas de amor de los demás. Nadie podría darme una fórmula de amor para que yo siga cual instrucción y ame a KNJ. Los días se volvieron más coloridos, habrás visto cómo nos entendíamos en todo, incluso en lo que nos tornaba enemigos. Él podía ser mi opositor, pero a la vez, me sostenía en pleno acto de amor y de sexo como si no pudiera concebir una vida sin mí. De igual forma, correspondía yo.

Así que sí, te agradezco que hayas levantado los cargos en mi contra. Y que no insistieras en acusarlo a él. Después de todo, si lo hacías, tendrías que haberte atenido a consecuencias peores que ser despojado de tu labor de Dios del amor. No imaginas lo que podría yo hacer por KNJ, cosas que mentes estrechas y de buenas costumbres, como la tuya, no entenderían.

Lo que me temo es que tomes represalias por mi decisión. Lamento sinceramente haber tardado tanto en dar contigo, pero cree cuando te digo que apenas vi el anuncio de tu portal web supe que debía contestar. Y mi respuesta es:
NO. DE NINGUNA JODIDA MANERA. NO. NO. NO. NO.

¿Cómo puedes pedirme tal cosa? Después de todo lo que pasó, después de todo lo que he hecho para que no me arrebates a KNJ, vienes y propones que me alíe contigo. ¿Qué diablos pasa contigo? ¿No recuerdas que armé mi propio ejército? ¿Que inicié una revolución de amor de la que muchos todavía son adeptos? ¿Olvidas la cizaña y dudas que sembré  sobre tu poder?

Estás tan demente como yo, compruebo. Si este es tu modo de purgar lo podrido de mi ser, te informo que no busco el perdón. Busco, al escribir estas líneas, que los que acuden a tus servicios amorosos por fin sepan lo que hubo detrás de mi accionar. Se exageró demasiado, incluso yo puedo aborrecerlo a veces.

De todas formas, mis más cordiales saludos. Y mis buenos deseos en este remonte de tu carrera. Creo que, a regañadientes admito, es necesario un Dios como lo eres tú para controlar algo tan poderoso como lo es el Amor. Suena a contradicción, da igual. Eres preciado para el mundo, no para nosotros.

He entendido que este sentimientos es perfecto y que, tal como anuncia tu sitio web, los imperfectos somos nosotros los usuarios. No deberíamos ser tan cómodos y esperar que nos salga todo como anillo al dedo, y tampoco creernos sabihondos como hice yo.

Lamento que se me haya titulado como tu rival. Lejos estuvo de ser mi verdadero propósito. Yo solo quería que todos tuviesen lo que yo con KNJ, sobre todo cuando pretendías eliminarlo, mas lo reconsideré ¡y que se jodan! Aquí iría tu protesta, tu frase ridícula de "no lo mereces", ¿no?

Me importa muy poco. Y todavía menos me interesa que al fin se destinara mi flecha. Declino toda oferta sino es KNJ el destinatario de 'mi amor'. Quema esa flecha, Cupido. Y no te nos aparezcas porque no vamos a tenerte contemplación. Esta es mi última palabra. Pienso desaparecer. Salir de tu radar hasta que se olviden de lo que hice. No me haré cargo de otros cuando estoy ocupado junto al magnífico hombre que le robé al "destino". Lo siento si se tornó todo tan... complejo. Ya nadie sabe qué es amor, y poco le satisfacen las respuestas. Lo siento, no es mi problema.

Que tengas buena vida, Cup. Yo me procuraré lo mismo.

El "aspirante" a Cupido,
JHS.

▬▬▬▬▬│┣•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•

©FlyKingSquad | YaYaBoddah9592
17022020

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top