28°
╔══ ❀•°❀°•❀ ══╗
Wanda.
—Te dije que era buena idea, además, no debes preocuparte. Ella es buena —dije yo.
Mamá sonrió. Ella dejó café sobre la mesa y se sentó con el jugo de naranja fresco delante de ella. Será un desayuno madre e hija.
—Tenías razón, honestamente luego de cómo echó a Natalia... Dudaba de su capacidad, pero es muy agradable conmigo, parece realmente interesada en ayudarme a llevar el embarazo de la pequeña a un término saludable para ambas —dijo emocionada. Sonreí.
Ya no seré la única niña de la familia, es extraño, pero me hace inmensamente feliz...
—Ya quiero conocerla —admití sonriente —. No estaba tan convencida de esto, pero sus latidos se robaron los míos —susurré. Mamá me observó con los ojos húmedos.
—Oh, cariño... —susurró y un sollozo se escapó de sus labios —. Dios, las hormonas me tienen alterada.
Reí tomando sus manos.
—Entiendo, mamá. Sé que debes tener mucho en la cabeza, pero te recomiendo relajarte y disfrutar de estos meses que quedan, en menos de lo que un gallo canta, ella estará aquí... ¿Peter sabe? —pregunté. Mamá asintió — ¿Cómo lo tomó?
—Está feliz de ya no ser el pequeño. Dice que su padre al fin lo dejará en paz...—dijo ella algo entristecida.
—Sabes cómo es Peter, y sabes cómo lo trata papá. No hay demasiado para hacer allí.
—En ocasiones me gustaría que no fuese de esa manera. Conozco a Erik, es el hombre que elegí para formar una familia y criar a niños buenos. Sé que los tres son diferentes, sé que Peter se lleva bastantes años de ustedes, pero es bueno, tanto como lo eres tú, y Pietro.
—Mamá creo que eso es obvio, Peter es un gran muchacho. Es buen hermano, buen hijo y lamentablemente no va con lo que papá esperaba de él. Eso no significa que sea menos bueno que nosotros, simplemente no le importa decepcionar a papá, tiene agallas y a ti, sabe que lo amas incondicionalmente y para él, eso es suficiente... —dije segura. Mamá me observó fijamente.
—¿Contigo no fue suficiente? —preguntó entristecida. Enmudecí, no sabía qué decir —. Porque volviste a casa con James, elegiste regresar allí.
—¿Papá está de acuerdo con eso?
—Cree que al fin entraste en razón, y espera que ambas nos olvidemos de tu hermanita. Él finge que nunca le dije algo sobre eso, pero eso no es lo importante aquí, me interesa saber por qué... —susurró al ver a Balbina entrar en busca del café cargado. Papá ha llegado a su oficina.
—Porque no tengo tantas agallas como Peter, mamá. No es que tu amor no sea suficiente, simplemente no quiero que lo que creo que significa mi familia... Que todo esto que hemos representado por tanto... Simplemente acabe. En ocasiones siento que no sé qué es lo que busco con esto, pero créeme, James y yo estamos lejos de volver a ser los de antes, mamá. Siento que no lo conozco, que no es mi James, quizá nunca lo fue...
Mamá se puso de pie y me rodeó con sus brazos, yo acaricié su abdomen. Me sentí calmada y de pronto recordé el nombre que mi marido y yo planeamos alguna vez para nuestra pequeña.
Podía recordarlo besando mi cuello, recostado a mi lado y acariciando mi abdomen mientras oíamos como fuera papá se iba en el auto hacía el trabajo.
"Quiero despertar así siempre" susurró contra mis labios. "A tu lado"
"También lo quiero. Estar a tu lado, tener una niña con tus lindos ojos..."
"Será una princesita de papá. Debe tener un lindo nombre, tanto como Wanda..." dijo subiendo sobre mi cuerpo. Sonreí.
—Lorna... —susurré y la bebé pateó. Mamá se sorprendió, pues era la primera vez que pasaba. Sonreí —. Le gusta.
—Lorna Lehnsherr Maximoff —susurró ella y asentí.
Después de todo, ese nombre podría tener un sentido para alguien.
✯¸.•'*¨'*•✿ ✿•*'¨*'•.¸✯
Natalia.
—¿Te sientes mejor hoy? —pregunté. Pietro se encogió de hombros —. Habla conmigo, por favor. Sé que quizá fue muy directo para ti, pero necesito que entiendas mi posición. No es justo que al engañarte también elijas engañarme a mí.
Pietro asintió rascando su barba y saliendo de la cama para ir al baño. Joder, está buenísimo y eso es algo que admito lamentar. Lo seguí, él comenzó a lavar su rostro y dientes.
—Sé que debe ser duro, debido a tu familia, a lo que representas, lo que crees... Pero no te niegues ser feliz, Clint es un gran chico, sé que quizá esperabas una reacción menos distante, pero... No podía acercarme a ti.
—No quería dañarte, Natalia. No es lo que planeaba, tú en serio me gustas —dijo él viéndome desde el reflejo del espejo. Suspiré —. Si tan solo me permitieras demostrarte lo mucho que....
—No. No haremos esto, Pietro. No me harás esto, y yo no te haré esto. Es mi mejor amigo del que hablamos, y sé que no buscaba esto, pero le diste pie a sentirlo, y quiero ser comprensiva contigo, pero no puedes esperar que sigamos como estamos luego de todo lo que sé ahora.
Él se dio la vuelta y se acercó a pasos lentos hasta quedar delante mío. No podía dejar de pensar en que Lady Gaga me lo advirtió al escribir judas.
—No, Pietro... —dije bajando la mirada a su abdomen. Él tomó mi mentón obligándome a verlo.
—Dime que ya no sientes nada por mí y me detendré.
¿Realmente ya no siento nada por él?
—No me hagas esto.
—No me hagas perderte —susurró acercándose a mis labios —. Dame una oportunidad de ser el Pietro que conocías.
—Siento que jamás lo hice... —admití.
Su respiración piadosa se mezclaba con la mía. Ambos llenos de temor, pero deseosos. ¿Él me desea tanto como yo a él o es mi mente jugando conmigo?
—Lo hiciste —susurró tomando mis manos para ponerlas sobre su pecho —. Este Pietro, es tuyo. Solo tuyo.
Me aparté intentando tener fuerza de voluntad para no caer ante este deseo tan absurdo.
—No todo es la atracción sexual, Pietro. Valoro más las conexiones —dije saliendo del baño.
Las horas pasaron con ambos evitándonos en el departamento. Él no deseaba regresar a su casa, aún se sentía como un niño al que atraparían con las manos en la masa, y yo no planeaba pedirle que abandone mi hogar, sin embargo, estaba cansada de fingir que no había intentado llevarme a la cama para solucionar un asunto de su virilidad maltratada.
—Deberíamos hablar sobre lo que pasó —dije yo.
Pietro bebió de su café mientras respondía correos desde mi laptop. Levantó la mirada y sus ojos me buscaron con cautela. Le di una mirada plasmada de amor y seguridad, él se acercó hasta quedar delante mío en el sofá.
—Sé que debemos hablar, espero que mi cabeza se ordene, pero parece que cada vez está peor —admitió —. Estoy asustado, y me siento vulnerable aquí, contigo sabiendo... Esto es algo que ni siquiera me atrevía de aceptar en soledad, pero tu lograste que abra mi corazón.
—Me siento como en una cacería de brujas —dije arrepentida.
—Admito que en un inicio fue así para mí también, pero ahora que no solo yo lidio con esto, me hace sentir menos abrumado estar contigo...
Suspiré. Perdí un novio, pero gané un amigo...
—No te dejaré solo, es solo que creo que necesitaré espacio cuando ordenes tus ideas, porque no funcionará estando así, como si aún quedara algo, además, debes hablar con tus padres...
—No, no haré eso. Lo estás llevando demasiado lejos —me detuvo y se alejó.
—Me refiero a que... Debes decir que hemos terminado nuestra relación, déjame ser yo quien se lo diga a Wanda, no quiero que saque conclusiones que no son, o que nuestra amistad se dañe —pedí. Él asintió.
—Siento que te preocupa más dejarla a ella que a mí.
Me reí.
—Sé que tú estarás en buenas manos, pero no sé si sea el caso de Wanda...
—¿A qué te refieres? Ella regresó con James. Te lo he dicho hace unos días.
Oh, él no sabe... ¿No sabe, no?
—No me refiero a nada. Simplemente James no me gusta.
—Pfff. Dímelo a mí —se quejó —. Nunca estuve de acuerdo con esa unión, pero sé que papá adora al muchacho, no puedes meterle ideas malas sobre él. Lo crió como a un hijo.
Iba a decir algo, sin embargo, recordé el collar en su cuello. James Howlett, ¿quién es él?
—¿Quién es James Howlett?
—Entró conmigo en el primer año de entrenamiento —aclaró algo nervioso.
—Dijiste que Clint fue el primero, pero algo me dice que no fue así —murmuré extrañada de su actitud.
Si algo me ha enseñado la experiencia con mis lesbianas amigas, es que siempre hay una verdad que se intenta esconder u olvidar, no sé cuál es el caso aquí.
—Oh... —carraspeó —. Eres tan lista que llegas a ser molesta, eso ya no me gusta —bromeó. No dije nada —. Ehm, bueno, yo... Él y yo tuvimos una amistad bastante homoerótica creo, nunca existió algo, pero siempre lo pareció, hasta que nos enviaron a misiones diferentes y él me dejó su collar, quise buscarlo, pero mi servicio acabó mucho más tarde, me ascendieron y supe que él había perdido una de sus manos... Cuando pude verlo otra vez fue en mi fiesta por el ascenso y la premiación, fue con una mujer pelirroja, linda y es doctora... Llevaban anillos de compromiso. Supongo que fue una decepción, pero me costó verlo así. Nunca había hablado de esto en voz alta...
Acaricié sus manos y no dije nada. Él solo necesita que lo escuche, no que solucione sus problemas. Eso es lo que los amigos hacen, y eso es lo que haré con Pietro y Clint. Escucharlos.
—Gracias por compartir cosas tan privadas y valiosas conmigo —murmuré. Él besó mis nudillos.
✯¸.•'*¨'*•✿ ✿•*'¨*'•.¸✯
Wanda.
James estaba quitándose el abrigo y dejándolo en la entrada, no aparté los ojos del televisor. Realmente no me importa verlo o hablar con él. He tenido un día muy tranquilo, y espero que Natalia acepte mi invitación a cenar hoy.
—Creí que no estarías en casa —dijo él entrando en el salón.
—Creíste mal —murmuré.
Lo oí reír y se sentó a mi lado. No deseaba compartir demasiado con él. Ha sido un buen día, no quiero que lo destruya con su presencia desagradable.
—¿Quieres cenar algo?
—Saldré fuera.
—Oh, excelente. Me arreglaré —dijo y negué.
—Iré con una amiga. No necesito un guarda.
Él se quedó en silencio e ignoré su presencia mientras la pantalla de mi móvil se encendía. Es ella, y... Acaba de aceptar. Sonreí.
—No soy tu guardaespaldas. Soy tu esposo, creí que con el pasar de los días tu teatro montado acabaría, pero veo que solo empeoras —se quejó.
Suspiré y me puse de pie. No estoy de humor.
—No tengo tiempo para ti, de hecho, tengo una cita —me burlé de él. Sonrió de costado. Casi burlón.
—Diviértete con tu amiguita, pero recuerda que el amor de tu vida está en casa —dijo subiendo las escaleras. Sin remordimientos casi —. Una cita —dijo con burla.
Ahora, ¿cómo llevaré a Natalia a algún sitio que la sorprenda?
Dios, necesito un trago.
✯¸.•'*¨'*•✿ ✿•*'¨*'•.¸✯
Natalia.
La ciudad de Manhattan es realmente hermosa en las noches. Agradezco que mamá deseara vivir aquí cuando llegamos, de lo contrario no habría amado tanto la tranquilidad del día y el ruido de la noche.
—Gracias por aceptar esta salida. Necesitaba huir de ese sitio —dijo ella mientras dejaba caer su brazo fuera de la ventanilla —. Cada día soporto menos a mi esposo... —susurró con cierto aire triste.
—No hay de que. Sabes que conmigo puedes hacer lo que desees —dije yo y ella río —. Oh, no, no literalmente —dije avergonzada.
Ella solo siguió riendo mientras mi rostro enrojecía por el bochorno. Joder.
—Entiendo, tranquila. Este club es —señaló delante.
Me metí en el estacionamiento y aparqué cerca de la entrada. Ella retocó su labial y me lo extendió.
—Oh, no me he puesto hoy —dije yo. Ella asintió.
—Lo noté. Toma el mío, se te verá adorable —sonrió.
Con torpeza lo tomé y lo deslicé por mis labios bajo su atenta mirada. Luego de borrar el exceso con mi índice y cerrarlo, se lo entregué.
—¿Me permites? —preguntó y asentí algo nerviosa. Ella se acercó a mi rostro y borró otro sobrante de labial que no noté —. Estás hermosa.
Acomodó su bolso y bajó del auto. Por un segundo me sentí descolocada, quiero creer que ha sido el Whisky que bebí una hora antes de venir mientras me disponía a dormir. No pude rechazar su oferta, aunque Whisky y Bojack Horseman era bastante tentador.
Ambas entramos en el club y su mano me atrapó rápidamente para no perdernos entre la gente. De fondo podía oír aquella música ochentera que mamá me hizo amar de tanto oírla mientras trabajaba y yo hacía mis tareas. Waiting for a girl like you de foreigner y Wanda llevándome hasta el centro de la pista sin importarle nada me hacía sentir como si mi exnovio no estuviese durmiendo en mi sofá mientras bailo con su hermana.
—Adoro esta canción —dije y ella me rodeó con sus brazos mientras giraba a mi alrededor.
Me detuve un segundo para admirarla, no parecía ni un poco triste, y quería saber de dónde sacaba esa fortaleza para no derrumbarse, ella podría ser la reina de la tristeza si lo deseara, pero esta noche, en esta pista de baile, eligió ser la reina del baile.
—Me fascina este lugar. Mis amigos y yo hemos venido aquí antes —gritó entre la música. Asentí —. Pero contigo será mejor... Ellos no bailan.
Sonreí y retrocedí unos pasos chocando con alguien, me giré para disculparme mientras Wanda reía. Joder, ¿por qué siempre yo?
—Iré por unos tragos, ¿bien? —dije y ella asintió.
—Te esperaré.
En la barra pedí un par de mojitos, que se transformaron rápidamente en cuatro, y luego en cuatro cervezas. Ya no teníamos conocimiento de lo que bebíamos, pero la música, el ambiente, la cercanía y el alcohol encendieron algo en mí. Mientras la veía bailar a mi alrededor como si nada importara, en ese momento noté que ella era más que solo mi paz en toda la tormenta, pero no sabía si eso significaba algo en serio o solo era mi dolor y despecho hablando. No quise darle nombre en ese momento, hasta que una canción lo suficientemente dulce y lenta, la hizo pegarse a mí.
Los brazos de Wanda me rodearon y su rostro se pegó a mi pecho mientras mis manos iban a su cintura y bailábamos de forma lenta. Casi como si solo fuese un abrazo que mueve la brisa tibia a las cuatro de la mañana, y como si la bola disco fuese la luna escondiéndose y dando paso a un amanecer de color intenso. Amarillo, así se siente estar con Wanda, un amarillo anaranjado, como el amanecer y las flores.
—No sé cómo lo haces, pero contigo soy tan feliz que no me lo creo —susurró.
Sus ojos se cruzaron con los míos, las parejas se agrupaban en el centro o comenzaban a irse, Aerosmith da un gran ambiente a las cuatro de la mañana.
—¿En serio? También me haces feliz, como esta canción —dije yo. Ella sonrió.
—Tampoco quiero perderme nada, me gustaría estar siempre en este momento. Contigo —susurró.
Observé su rostro, sus labios enrojecidos por el labial que compartíamos, esa unión tan simple hizo que deseara besarla y probar ese labial, pero desde ella. No dijimos palabra alguna, pero quiero creer que su corazón está tan acelerado como el mío en este instante mientras todo su cuerpo parece derretirse entre mis brazos, como si ella y yo nos fusionáramos.
La canción acabó. Como todo lo bueno en mi vida.
Ella estaba lejos otra vez. Parecía perdida, como si el embrujo de la música nos hiciera despertar en una inhóspita realidad donde no podría ser.
—I-iré a la barra por una botella de agua con gas—susurró —. Me duele la cabeza.
No dije nada. Como siempre.
Ella se fue, y entre los minutos y mi poca noción de ellos, volví a verla, pero esta vez acompañada de un sujeto idéntico al general imbécil. Ella reía y él no dejaba de tocar sus manos. Inflé mi pecho y avancé hasta ellos.
—Wanda.
Ella se giró y él me dio una mirada de aquellas. Esas que muchos hombres te dan cuando creen que deben comportarse como caballeros, pero te resulta vomitivo, porque justamente es la clase de hombre al que no le crees.
—Oh, Natalia, él es Ikaris. El muchacho del bar —dijo risueña y vi su mano en el pecho del castaño. Él se sonrojó, pero sonrió aún así.
—Un gusto, soy... —Wanda se tambaleó y él extendió su mano para sostenerla —. Hey cuidado.
—Debo llevarla hasta su casa —dije y él negó.
—No puedo permitir que dos damas se vayan en esas condiciones en un auto. Permítame llevarlas.
—Puedo conducir.
—No, señorita...
—Puedo hacerlo —insistí molesta y Wanda me miró.
—Natalia, es peligroso. Deja que Ikaris nos lleve. Dale tus llaves.
Iba a quejarme, pero se oía severa. Bufé y se las lancé. Salí del sitio con una rabia que me carcomía por dentro. Era una noche perfecta, pero debía aparecer un hombre para arruinar el asunto y volverse el protagonista infernal de las mejores hazañas.
Subí en el auto, Wanda iba de copiloto y me sentía absurda. Estoy celosa.
Celosa de como lo ve, de cómo le habla. Celosa de que sea un hombre, que se parece lo suficiente a su esposo idiota, pero es bastante diferente como para hacerla sentir como yo.
No soy tan especial.
╚══ ❀•°❀°•❀ ══╝
Nota.
Hey, buenas. Es capítulo largo.
—Apolo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top