Piano Man
La vida a veces es una mierda, los recuerdos son un asco, y lo peor es tener una memoria como la mía.
Siempre recordando los buenos y malos recuerdos.
Estoy encerrado en un horrible momento, los recuerdos me atormentan.
La música es lo único que la mantiene presente, pero decidí dejar el piano, mis dedos ya no desean presionar las teclas, me basta con mi memoria.
Mi sueño es vivir en los hermosos recuerdos del pasado.
Donde la conocí en ese bar, con esas personas deseosas de escuchar la melodía de mi piano y mis letras que suplicaban dejar la agonía.
En esa época tenía tan solo dieciséis, era un joven hijo de la calle que dejó la escuela y todo lo horrible en su entorno.
Fui orillado en búsqueda de una mejor vida.
Siendo sincero, mi vida siempre ha estado rodeada de días oscuros y dolorosos.
Y mi buena memoria los recordaba y con ellos el deseo de huir.
Pero llegó ella a ese bar, una desconocida en esa pequeña ciudad, esa noche esa joven hizo que amase esta memoria.
Ya no era una maldición, era una bendición.
Recordar los buenos y malos momentos con ella me hacía feliz.
Aún recuerdo con emoción esa frase que salió de tus labios una noche de invierno hace treinta años "Buenas noches ¿Por casualidad tienen un teléfono que me presten?"
No iba dirigida esa frase hacia mi persona, yo no era el barman.
Yo era quien acompañaba al público con su piano y voz, y bueno, luego me dedicaba a limpiar el bar cuando se cerraba.
Ver a esa chica de cabellos cortos morados, esa piel blanca, y esos misteriosos ojos oscuros, simplemente me llamaron la atención.
Gracias a esta eterna memoria aún recuerdo como vestía, sin duda era la mejor vestida del bar, ella usaba una falda negra hasta las rodillas, y una chaqueta marrón de aviador, medias blancas hasta las rodillas y botines negros con un pequeño tacón.
Mis dedos comenzaron a tocar una melodía alegre y de mis labios salió una canción de un muchacho que se había enamorado a primera vista.
Ese era yo, siempre pensé que el amor estaba sobrevalorado, que amar era una basura.
Las parejas siempre terminaban mal, mis padres son la viva imágen de que el amor no existía.
La gente del bar hablaba sobre sus problemas de parejas.
Me cegué que terminaría siendo el pianista solitario del bar "Lágrimas del mar".
Buen nombre...
Un lugar para llorar las penas de quienes amamos y quienes se fueron.
Es entonces donde comprendí esas antiguas canciones de amor, esas películas infantiles sobre el amor verdadero, los poemas dirigidos a ese primer amor.
Llámenlo amor o atracción como dicen los más realistas, pero en mi caso era un amor real.
Lo reafirmo actualmente.
Lamentablemente cuando uno ama de verdad, la perdida duele más.
Yo quería conocer a la chica misteriosa, cómo una adolescente bien arreglada estaba en este tipo de lugar a altas horas de la noche.
Me miran a mi con mis cabellos rubios bien peinados, con una camisa blanca y pantalones marrones, zapatos negros, además tenía una corbata un tanto suelta, nunca fui muy bueno atándolas.
No me veía mal, no estaba tan descuidado para decirle "hola".
Comencé a cantar más alto, las personas comenzaron a bailar escuchando mi primera canción de amor.
Un joven que quedó cegado por el amor primera vista.
"Yo quiero ser el chico que reciba el primer hola"
Presioné las teclas un poco más fuerte.
"No quiero ser un oyente, deseo todos tus holas"
Cuando terminé la canción, escuché el aplauso de las personas.
Miré hacia el barman, ella ya no estaba, se había ido, sabía que estaba perdido, no sabía su nombre.
¿Cuándo volvería a encontrar a esa chica de cabellos morados? De seguro ella jamás pisaría nuevamente el bar.
Eran las cuatro de la mañana, limpiaba las mesas con un paño, mi habitual público nuevamente me dejó una propina, no era una obligación, un día empezaron a dejarme dinero.
El barman se acercó y me sonrió, me dijo cual era su nombre.
"Kyoka"
Mi nombre favorito, sabía que nunca la volvería a ver, pero al menos tendría en mi memoria el nombre de mi primer y fugaz amor.
No había sido como los de los cuentos de hadas, en este caso supongo que fui la princesa que se enamoró a primera vista del príncipe azul...
¿Me acabo de comparar con una princesa?
Reí al pensar que ella era mi príncipe azul.
Yo era un simple pianista.
Desde ese día el bar se convirtió en un lugar donde cantaba canciones de amor a la chica que nunca conocí.
Patético, pero los románticos terminamos convirtiéndonos en unos tontos enamorados.
Soy un tonto enamorado.
Tocaba el piano, una señora me pidió si podía cantar una canción sobre como un hombre le rompió el corazón a una mujer.
Comencé a cantarle, lo primero que iba en mi mente, cerré los ojos y que mi corazón tomase el control.
Era triste como las personas se destruyen, en parte me gustaba no conocer a Kyoka.
Ella quedaría en mi imaginación como la mujer de mis sueños...
O eso pensé en esa época, actualmente creo que el destino no deseó que yo le hablase, tal vez no estábamos preparados aún para conocernos.
Tal vez no estaríamos en este punto donde lloro por ella, pero, a pesar de las lágrimas que hoy en día caen por mis mejillas, no me arrepiento.
Y sé que ella no se arrepentiría.
Porque nuestro amor es demasiado fuerte para arrepentimientos.
¿Por qué no despiertas Kyoka? ¿Por qué tengo esta horrible memoria? ¿Por qué tengo que recordar es doloroso suceso? ¿Por qué la vida siempre me tortura y añade más recuerdos en los que sufro?
El destino es hermoso y cruel.
Amar es un sentimiento hermoso, pero también es la perdición.
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top