↬⁰²: Il Pianista
"
We'll never get free
Nunca seremos libres
Lamb to the slaughter
Corderos al matadero
What you gon' do when there's blood in the water?
¿Qué harás cuando haya sangre en el agua?
The price of your greed
El precio de tu codicia
'll your son and your daugther
Serán tu hijo y tu esposa
What you gon' do when there's blood in the water?
¿Qué harás cuando haya sangre en el agua?
"
Las suaves notas se deslizaban por los pasillos, llenando el teatro con una hermosa y melancólica melodía. Sobre el podio, el pianista y autor, un joven cuyo nombre ya destacaba entre artistas dominaba el escenario. Una ovación inundó la sala, alimentando de nuevo el ego del pianista. Los entrevistadores no tardaron en bloquear la entrada mientras él caminaba sin mostrar emoción alguna entre la multitud, hasta que logró refugiarse en su camioneta.
Irritado, tomó su cabeza con fuerza con la esperanza de encontrar una pastilla en su abrigo que lo aliviara. Afortunadamente, los gritos poco a poco se ahogaron en la distancia, permitiéndole disfrutar del silencio, aunque por muy poco tiempo.
—¿Número privado? —murmuró al ver la pantalla brillante de su teléfono vibrar. Deslizó el dedo para atender la llamada.
—Buenas tardes, ¿joven Min? —preguntó una voz familiar que recordó con resentimiento, apretando involuntariamente la mandíbula.
—Soy Woozi, dueño del Estadio Olímpico de Seúl y uno de los socios principales de la Ópera Nacional de Corea. Un gusto poder saludarlo de nuevo.
Odiaba las formalidades. Eran una manera hipócrita de ocultar las verdaderas intenciones de las personas como Woozi, monetizar hasta su respiración. No es que no estuviera de acuerdo con eso, realmente le daba igual si la gente pagaba o no por verlo tocando la misma melodía una y otra vez sobre las mismas viejas teclas de un piano elegante, cada quien tira su dinero como más le place, pero el descaro de Woozi con los precios era incluso demasiado para él.
—Por favor, evita tus presentaciones formales, Jihoon. —respondió con seriedad—. ¿Qué es lo que quieres ahora?
—Bueno, veo que tu peculiar carácter sigue intacto, Min. Deberías trabajar en ello amigo.
Había olvidado lo mucho que lo irritaba su personalidad, pero ¿y esa confianza para llamarlo amigo? literalmente se lo acababa de sacar de los huevos
— Dios nos libre de volvernos amigos— Respondió con burla, acomodándose en su asiento— Mira, estoy tratando de ser hipócritamente amable contigo, deberías ser más agradecido, así que ve al punto o vete al carajo
— Ay por favor Min, no seguirás molesto por la última vez ¿o sí? no sabía que eras tan rencoroso
— Me parece que no estás siendo específico —Respondió con sarcasmo — ¿A qué última vez te refieres? ¿A cuando me presenté en la Ópera, y tu amable personal me apuntó con una pistola para que solo recibiera la mitad de mi pago? ¿O cuándo en una entrevista dijiste que "era solo un enfermo mental tratando de aferrarse a la fama en vez de a un manicomio"?
Jihoon se quedó callado por un momento, podrías pensar que esto lo avergonzaría un poco, o que al menos lo incomodaría, pues al final era el quien estaba buscando a Yoongi por un favor. Sin embargo, a este hombre le valía madres dar una disculpa, o siquiera alguna explicación a Min, así que simplemente rompió en carcajadas buscando con hostilidad nuevamente provocar al pianista
— Oh, vamos Min, ¿por qué no dejamos el pasado, en el pasado? Debo admitir que me sorprendes, realmente has logrado convertir tu apatía en un talento. No todos los locos son capaces de pavimentar sus propios caminos, mucho menos a la fama. Aunque una sonrisita no te vendría mal de vez en cuando
— Limítese a contestar lo que yo le pregunto, señor Lee. — interrumpió el pelinegro con una voz firme e intimidante, pues él sabía que al seguirle el juego solo iba a lograr dos cosas: perder el tiempo, y la paciencia. — Escucha, no estoy dispuesto a hacer ningún tipo de negocio contigo. Si quieres algo de mí, habla con mi representante, y si necesitas algo más, por favor no me llames, te lo agradecería de corazón ya que tu voz es irritante.
Y sin darle oportunidad a responder, terminó la llamada y apago su celular. Para su suerte, la entrada de su casa ya estaba justo frente a él.
— Bienvenido, joven Min — Lo recibió una de las chicas de servicio, tomando sus maletas
El pelinegro se abrió paso por la entrada, quitándose su asfixiante saco negro y acompañando a su padre en el salón, listos para comer.
Este era el viaje diario del cual Yoongi se quería deshacer. Una monotonía infernal que contrastaba perfectamente con su apatía eterna, y también venía a juego con las voces en su cabeza. — "No perteneces aquí". Susurraron de nuevo
Volteó buscando su origen, el origen de esa voz que siempre lo acosaba y frente a él se encontraba su declamador: un espejo.
— "No perteneces aquí, la monotonía convirtió la pasión en una prisión". — Hablo nuevamente, distorsionando la imagen reflejada en él.
— "Ahora simplemente eres las sobras de una rutina tediosa y molesta que ya no te satisface. No comprenden tu música y creen que solo eres una marioneta para su entretenimiento, cuando eres una marioneta de tu propia vida."
No era la primera vez que escuchaba esa voz y probablemente tampoco sería la última. Él sabía que ese discurso motivacional era parte de su personalidad, y como en todas las veces anteriores, este recital sofocante solo serviría para hundirlo más y más en su apatía, acompañándolo también con un fuerte dolor de cabeza.
Sin embargo, este día era diferente, porque lo que generalmente terminaría en una aspirina bajando por su garganta, se convirtió en una nueva oración, una sin mucho sentido, pero era nuevo, y "nuevo" era algo que Yoongi tenía mucho tiempo sin escuchar
— "Veo las cenizas cayendo fuera de tu ventana"
No era más que un fragmento incompleto dentro de la cantidad de mierda que lo rodeaba, y aun así lograba erizar su piel.
El crujido de la puerta lo sacó de su fantasía, al final de cuentas solo eran eso; fantasías. Su asistente le entregó una libreta llena de eventos, facturas y reuniones, el solo hecho de mirarla ya le daba migraña, y como un combo era acompañado de una caja de pastillas.
Los ojos del pelinegro comenzaron a recorrer las letras escritas en la hoja, deteniéndose en una actividad a medio día que le hizo soltar una pequeña carcajada
— ¿Entonces si cerraron el trato?
Nuevamente, las luces de los reflectores lo convertían en el centro de atención. Sus manos, suaves y delicadas, daban la impresión de hablar con el piano, pero dentro de él sabía que era solo eso, una impresión. Su mente, perdida y ahogada en lo que su reflejo le había dicho, omitía todo tipo de distracciones ajenas a la melodía. Cerró los ojos con alivio y al abrirlos el auditorio había desaparecido, convirtiéndose en una habitación blanca llena de pequeñas flores que poseyó su cabeza
— Hay alguien en el espejo que no conoces — Escuchó una voz, esa voz sobre su espalda
Giró lentamente su cuerpo, encontrándose a sí mismo como cuando su reflejo le hablaba, ¿su imaginación lo estaba consumiendo o solo era una especie de sueño?
La mitad de su rostro se rompía como pequeños pedazos de porcelana, así era como se sentía, así era como su interior se veía.
— Y todo estaba completamente mal — Habló nuevamente, mientras un nuevo trozo de la cara del chico se quebraba
Yoongi retrocedió
— Así que quémalo hasta que no quede nada — Y una escalofriante y enorme sonrisa deformaba su rostro
Sin aviso, aquel ambiente tranquilo desapareció. Un cuarto rojo y café rodeado de cortinas aterciopeladas, con un borde de encaje que le daba aura vieja y escalofriante, lo remplazó, mientras aquella figura de porcelana frente a él se caía a pedazos. Esto le asustó, después de todo estaban en su mente, se suponía que debería ser capaz de controlar lo que lo rodeaba. Pero antes de poder analizar lo que estaba pasando, poco a poco los aplausos saturaron su cabeza, obligándolo a volver a la realidad.
Estaba confundido y abrumado, no entendía cuando realmente había terminado la presentación, solo pudo ver el telón bajar lentamente y encerrarlo en completa oscuridad. Caminó por los pasillos, aturdido, tratando de entender lo que había pasado. En no mucho tiempo se dio cuenta de que no podía darle una explicación, al menos por ahora, así que decidió olvidarlo y buscar a Jihoon para reclamar su dinero antes de que el imbécil hullera con él, pero mientras más avanzaba, su cabeza más le advertía de que algo estaba mal, hasta que finalmente llegó a la habitación
— Vengo por el dinero — Dijo sin trascendencia, ni siquiera intentaba mostrar interés es ello.
— Claro; "buenas tardes Jihoon, Buenas tardes Yoongi, ¿cómo estás? Bien y tú, Igual gracias" increíble presentación, por cierto. No me dijeron que tocarías una nueva melodía, solo te faltan un poquito más modales
Su rostro no tenía precio, pero no se iba a molestar en responderle, no esperaba más de Jihoon, aunque realmente le sorprendía los huevos que tenía para hablarle así
— No estoy aquí para hablar, Jihoon. Termina ya con esto, quiero largarme de aquí
Yoongi miró detenidamente al productor, este le regresaba una sonrisa burlona. Algo no estaba bien, y no tardo en averiguar el que
— Ten — Estiro sus manos entregándole un sobre con billetes de cien
— Esto no es lo acordado — Reclamó el pelinegro, arrogando el sobre sobre la mesa
— ¿No? Que lastima - Rio, haciendo un falso puchero en sus labios.
Yoongi lo miró sin mostrar expresión alguna, el realmente no quería discutir por algo tan banal como el dinero, ni siquiera era algo que necesitara, pero hoy se sentía diferente. Su pecho ardía en una sensación de enojo y adrenalina que crecía desde su pecho, era una sensación familiar que venía de algún lugar más allá de sus recuerdos, y realmente estaba disfrutando de ella, ¿Cuánto tiempo había pasado sin sentir alguna emoción?
Tomó el dinero y caminó a la salida, sabia de alguna u otra manera que por más que le emocionara el hecho de poder sentir algo, lo que fuera que pasara si lo dejara salir no sería bueno. Estuvo cerca de poder ignorarlo, hasta que el recuerdo de esa voz volvió a atrapar su mente
—"Así que quémalo hasta que no quede nada"
El pelinegro miró al productor. Tenía su altura, su peso, el mismo tono de piel y una complexión muy parecida a la de él; en una pelea estaría en completa ventaja ya que, por el bien de sus estafas, seguramente ese lugar no tenía ni cámaras, ni sonido, incluso pensó que, aunque la fuerza no fuera su mayor virtud, esa sensación parecía ponerlo en una clara ventaja. Y de repente era él el que portaba una escalofriante sonrisa
— Oye Jihoon, ¿por qué no hablamos de esto con tus supervisores? Estoy seguro de que les encantaría escucharme — Habló mientras sacaba su celular de una de las bolsas de su saco — O bueno, escucharte a ti — Aclaró entre risas mientras mostraba una grabación activa de la conversación
Yoongi puede parecerlo, pero no es tonto. En cuanto su cabeza le advirtió que algo estaba mal, el empezó a grabar el entorno. En un principio no tenía la intención de usarlo de manera realista, solo quería darle un susto a Jihoon para que dejara de llamarle de una buena vez, pero ya que se había presentado la oportunidad, por qué no aprovecharla?
El productor miró con miedo la grabación, transformando rápidamente su temor en ira y dirigiéndose agresivamente hacia el
— ¿Quieres tu dinero, Min? Te daré tu maldito dinero cuando borres la grabación
— Okey - Respondió indiferente, con un falso tono de inocencia en la afirmación, entonces levantó su teléfono y dio clic en borrar
— Realmente eres estúpido, Min — Jihoon se acercó a donde Yoongi y a puño limpio soltó un golpe a la mejilla del pelinegro, dándole ahora rienda libre para defenderse, ya que él había dado el primer golpe
El pelinegro amplió su sonrisa, tomó su mejilla y volteó su rostro. Su mirada estaba entre cerrada, mostraba superioridad, soberbia. El pelinegro comenzó a caminar de frente al productor; paso que el daba, paso que el otro retrocedía, esto hasta terminar acorralado en la pared del fondo. — Pareces conocer muy bien mi carácter, ¿no? — El pelinegro miró de arriba a abajo a quien ahora consideraba alguien patético. —Debió ser algo obvio que soy alguien inestable — acercó sus delgados labios a la oreja del productor, dejándolo sentir su aliento y estremeciéndose por el mismo. —Pues hoy me siento más inestable que nunca
Jihoon pateó el estómago de Yoongi, alejándolo de él al instante — Estas loco, Min — Le gritó, tomando sus cosas para irse
— Si, creo que tienes razón. — Respondió recuperándose del golpe — Y no sabes lo vivo que me hace sentir — Yoongi se acercó a la puerta y la cerró con llave. La mirada de los dos se encontró, una asustada, la otra brillante. El pelinegro tomó uno de los lapiceros recostados sobre el escritorio de la habitación caminando hacia Jihoon. — Seré tu compañero de juegos — Dijo entre escalofriantes risas de burla. Jihoon retrocedió, rodeando el escritorio tratando de usarlo como barrera. Esto no presentó un problema para Yoongi, tomó una de las esquinas y con facilidad lo empujó, quitándolo del camino.
— Maldito demente, ¿Quieres darme una paliza? Adelante, cuando salga de aquí no serás nadie
El chico lo barrió con la mirada, no había insulto que borrara la sonrisa gatuna que llenaba su rostro. Soltó el primer golpe, una patada que con la fuerza y el tacón de sus botas dejaron sin aire a Jihoon — Tú no tienes lo que busco, para mi eres una oportunidad, tú vas a darme mi libertad
Jihoon tomó su estómago mientras apretaba su mandíbula tratando de no vomitar, el golpe le dio náuseas y un leve mareo que lo dejó aturdido. Yoongi aprovechó esta oportunidad para tomar su cuello, tirándolo al piso y clavando la punta del lapicero en una de sus piernas. Con rabia comenzó a golpear su rostro, golpe tras golpe, la sangre de su nariz comenzó a salpicar el rostro de Yoongi, esa pequeña cantidad aún no era suficiente para él.
Tomó uno de sus brazos y lo dobló como un palillo. El grito que soltó fue tan placentero para Yoongi que pudo sentir un escalofrió recorrer su espalda. Él levantó su mano y aún con una sonrisa le habló — Incluso cuando estés muerto, me encargaré de que la gente te odie— Yoongi tomó uno de sus dedos y sin remordimiento lo rompió — Cuando vean el estado en el que voy a dejarte, nadie va a reconocerte — Jihoon suplicaba que se detuviera. Su mano y brazo se pintaban de un tono morado gracias a las fracturas que Yoongi le había dejado.
Un estruendo en la oreja del pelinegro lo apartó del cuerpo de Jihoon, su cabeza dolía por el fuerte ruido que este causó. Jihoon estaba frente a él sosteniendo una pistola en su mano izquierda, sonriendo con sadismo
— Deberías agradecer que soy diestro, o ya te habría volado la cabeza, Min
Yoongi, aun sin poder controlar lo que fuera que sintiera, y con un dolor insoportable en su oreja, se abalanzó a Jihoon tratando de quitarle la pistola.
— No vas a arruinarme esto — Gruñó. Yoongi apuntó el arma a la cabeza de Jihoon forcejeando con su brazo, y en un tono burlesco le preguntó
—Si tuvieras que huir por asesinato ¿Qué país escogerías para poder descansar?
Pero Jihoon claramente no respondió
— Vamos amigo, tenías un buen tema de conversación hace un rato — Y entonces quitó el seguro del arma — ¿Sabes qué?, me gusta la pizza - Yoongi lo miró y sonrió — Ciao, signore — y sin titubear, Apretó el gatillo del arma, abriendo un hueco en la cabeza de Jihoon. Su cara se salpicó de los restos de hueso, materia gris y sangre que salieron disparados de su patético cráneo. Yoongi pasó su lengua por sus labios, saboreando la muerte.
—"Así que quémalo hasta que no quede nada" - Recordó, dándole una ida tentadora que para su desgracia no pudo terminar
...
Los canales en la televisión interrumpieron sus transmisiones, las noticias y una alerta roja de seguridad advirtieron a Corea de un terrible incidente
— Noticia de último minuto: El reconocido Compositor y pianista llamado Min Yoongi fue asesinado hoy al término de su presentación en el Estadio Nacional de Corea. Su cuerpo fue encontrado en una habitación escondida al fondo del mismo. Al parecer, el dueño y estafador de este; el señor Jihoon, protagonizó este crimen llevándose el dinero de la presentación que dio el pianista por la tarde, y terminando con la vida de el joven Min en el proceso. El cuerpo sigue en espera de los resultados forenses, quienes aseguran fue un crimen atroz y cuya única pista de identificación fue el cabello del pianista. Todas las unidades policiales se encuentran en búsqueda del prófugo Jihoon, cualquier reporte que tengan favor de llamar al departamento de policía nacional.
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