Boca floja

Se lo dedico a QueenMacCall y a lauvelga.

— Liam es ninfómano –Admitió Peter, sin darse cuenta de que acababan de abrirles la puerta del Loft.

Pero tampoco era su culpa, él había llegado junto a Malia con unas ojeras que daban miedo, una obvia expresión de cansancio y la ropa junto con el cabello completamente desarreglados.

Es que la necesidad de complacer a su pareja era más fuerte que él. Además, el rubio sabía bien como provocarle con sus miradas de inocencia obviamente fingida y sus coqueteos adolescentes. Peter no se quejaba, le encantaban esos coqueteos y, por mucho que intentara resistirse a sus instintos más primarios, siempre caía entre los brazos -o piernas- del menor.

Liam, por su parte, le recibía encantado. Siempre dispuesto a pasar un tiempo de caridad con su pareja. Al cual marcaba, mordía y arañaba mientras lo hacían. Porque, al parecer, Liam aparte de ninfómano era hematofilico. Le encantaba dejarle marcas a Peter, aunque estas desaparecieran al cabo de una hora. Si, una hora, le marcaba bastante fuerte.

En cambio, Peter se conformaba con lo genial que era hundirse en ese cuerpo que él mismo había corrompido. Porque si, era su culpa, él había creado a aquél monstruo adicto al buen sexo. A veces la longitud entre sus piernas era una bendición y una maldición a la vez.

Pero bueno, ese no era el punto, el punto era que la manada le había escuchado. Incluyendo al rubio, el cual le miraba rojo de la verguenza y el enojo y con ganas de arrancarle la cabeza.

Mientras tanto, Scott se había quedado en shock. Dios, el pobre estaba traumado y, a su lado, a Stiles le preocupaba que hubiese dejado de respirar.

— Esa es la misma cara que ponemos nosotros cuando nos cuentas tus proesas sexuales, Scotty.

Y la voz que trajo paz a ese momento de tensión fue Mason. Y Dios, Peter se lo iba a agradecer luego. Ahora entendía por qué Liam quería tanto a ese chico.

Scott reaccionó y miró a Stiles en busca de apoyo, pero el humano se encogió de hombros y rió. Yendose del lado de Scott ahora que sabía que estaba bien y volviendo junto a Derek, quien le rodeó con un brazo y hundió su rostro en su cuello, obviamente cohibido.

Por su parte, Liam se puso de pie y caminó hacia donde estaba Peter. El cual comenzaba a arrepentirse de haberse adentrado en el Loft al ver como todos se quitaban del camino del rubio mientras este se le acercaba con una expresión indescifrable.

Antes de llegar a chocar con el pecho de Peter, el beta se detuvo y le miró directo a los ojos. Haciendo que un escalofrío recorriera la columna del mayor, el cual pasó saliva e intento esbozar una sonrisa.

Aquél intento de sonrisa desapareció cuando Liam le cogió por el cuello de su camiseta, el cual estaba bajo por ser un cuello en V y, cuando el pelinegro creyó que iba a ser golpeado en su hermosa cara, se sorprendió porque lo que chocó con su cara no fue un puño. Sino un par de labios carnosos y algo inexpertos, pero muy vigorosos a la hora de conseguir lo que quieren.

Peter jadeó sorprendido por el beso, momento en el que la lengua viperina del adolescente se abrió camino en su cabidad bucal. Haciéndole cogerle por la cintura y profundizar aquél beso.

Todos se quedaron pasmados, ya que nadie había visto nunca a ambos lobos besándose. Si habían visto a Stiles y Derek, pero con Liam y Peter era completamente otra historia. A ellos dos no les preocupaba mucho que hubiera gente viéndoles.

— Muy bien –Habló Scott para detenerlos.— Se acabo la reunión, pueden irse. No hay entrenamiento hasta pasado mañana.

— Así el culo de Liam descansa –Murmuró Stiles pasando al lado del mencionado.

El rubio se separó, gruñendo ante el comentario del humano de la manada y yéndose hacia donde se encontraba Mason.

Peter se quedó en el sitio por unos segundos antes de irse fuera del Loft. Aunque se quedó esperando a que el rubio saliero y, cuando este finalmente lo hizo, el mayor le cogió por las caderas.

— Esto no se acaba aquí –Murmuró contra su oído, causándole escalofríos.

El beta sonrió, girando la cabeza y depositando otro beso en la boca del ojiazul para luego separarse y bajar las escaleras riendo.

Una vez estuvieron en el parking, se subieron ambos al auto de Peter. El cual a Liam le encantaba porque era espacioso y genial para hacer muchas cosas además de conducir...

Dormir o comer en el asiento de atras, por ejemplo, ¿Qué pensaron?

Ambos lobos salieron prácticamente disparados del parking para poder ir al departamento de Peter. Aunque, obviamente, Liam no quería esperar hasta llegar allí.

El mayor casi pierde el control del coche cuando sintió como la mano del rubio se abría paso debajo de sus pantalones. Apretando su miembro por encima de los boxers y comenzando a masajear la zona hasta que esta se endureció del todo.

Cuando el rubio sintió que la tela de la ropa interior de su pareja comenzaba a humedecerse a causa del líquido preseminal, Liam cogió el freno de mano e hizo que el auto se detuviera de repente. Casi derrapando.

Peter se hubiera dado la cara contra el cristal de no ser porque llevaba el cinturon de seguridad. Quiso reclamarle eso al menor, pero al verle se quedó con la palabra en la boca.

Liam le miraba con un brillo lujurioso en los ojos mientras le sonreía de forma en que a Peter casi le explotan los botones del pantalon de lo dura que se le puso la polla. Con solo unos toques y una sonrisa. Definitivamente, Liam tenía un gran control sobre él.

— Pasate al asiento trasero –Le dijo el rubio, sonando como una orden que el mayor no se atrevió a desobedecer.

Una vez en el asiento de atrás, el rubio se colocó a orcajadas sobre él y le hizo mantener las manos a los lados. Frotándose contra él mientras no le permitía ni tocarle ni tocarse a sí mismo.

Cuando ya se cansó de torturarle por encima de los vaqueros, se arrodilló frente a él y le levantó las caderas para bajarle los pantalones. Oyendo como Peter jadeaba al ser liberado de la presión de aquellos jeans. Esas cosas eran del Diablo cuando se estaba excitado.

Liam desgarró, literalmente, la tela de los boxers. Liberando la palpitante polla que se encontraba debajo de estos.

La observó mordiendose el labio por unos segundos. Como un niño que observa un dulce que ya quiere saborear. Y Liam si que quería saborear aquél falo.

Comenzó por coger al toro por los cuernos, o más bien al lobo por las bolas, y estrujó estas. No queriendo causar daño, pero si consiguiendo que Peter jadeara todo el aire que estaba en sus pulmones.

Lamió la extensión de este y luego comenzó por presionar la punta entre sus labios, sintiendo como al pelinegro le temblaban las piernas.

Lamió la gota de presemen que comenzaba a salir y la mantuvo en su lengua por unos segundos. Levantándose para que Peter se saborease a sí mismo al besarle y luego volviendo a bajar hasta su polla.

Comenzó a metersela en la boca, masturbando la parte que no entraba mientras intentaba relajar la garganta rápido para que aquella extensión entrase.

— La santa madre que te parió –Gruñó Peter cuando, luego de unos minutos, aquél falo estuvo al completo dentro de la boca del rubio.

Liam comenzó un movimiento lento y tortuoso mientras que Peter se sujetaba de donde podía. Primero de los asientos, luego de la puerta y, finalmente, de los hombros del menor.

Le clavó las garras, sintiendo como estas se manchaban con la sangre caliente del menor. Se hubiera preocupado de no ser porque, al clavarle sus garras, Liam ronroneó de tal forma en la que las vibraciones de su garganta le hicieron ver las estrellas por unos segundos.

Sintió como el líquido preseminal abandonaba su falo e inundaba la boca de Liam, el cual con aquél lubricante comenzó a moverse más rápido. Mandando a Peter al mismísimo cielo, o al Infierno. La verdad, al lobo no le importaba mucho dónde fuera, mientras que Liam estuviera allí.

El mayor de los Hale comenzó a mover las caderas al mismo ritmo con el que Liam movía la cabeza. Follándole la boca como nunca se lo había hecho, porque nunca lo había hecho, era la primera vez en la que el rubio se la mamaba.

Observó de reojo como Liam se aferraba a sus piernas y le clavaba las garras en los muslos. Pero no le dio importancia. El placer le había entumecido de la polla para abajo.

No pasó mucho más antes de que Peter se corriera lanzando un gemido completamente obseno. Uno de esos de las pelis porno que no crees que pueden ser reales, pero si, al parecer lo eran. Y Liam iba a presumir que había conseguido que su lobo gimiera de esa forma. Apostaba que ni Stiles podía hacer que Derek gimiera de tal forma.

Peter observó completamente agitado como Liam se tragaba su corrida, sin ahogarse ni rechistar. Y mierda que le encantaba esa clase de sumisión, se le volvería a endurecer si no se estuviera corriendo.

Cuando el semen dejó de salir, el rubio levantó la cabeza y observó al mayor con una sonrisa y un pequeño resto de la semilla del mayor cayéndole por la comisura.

Peter le hizo levantarse a la altura de su boca y le besó, lamiendo aquella gota y saboreandose a sí mismo. Todo sabía mejor cuando venía de la boca de Liam.

— ¿Dónde aprendiste a hacer eso? –Preguntó una vez que se separó.

— Mason me ha hecho ver mucho porno –Admitió el rubio.— Sobre todo desde que se enteró que salgo contigo. Él dijo que para algo me iba a servir.

— Dile a tu amigo que me cae muy bien.

Ambos rieron mientras Peter le volvía a besar. Anotándose mentalmente que ya tenía dos razones para ir con Mason y darle las gracias. En ese sentido, el Hale era realmente agradecido.

NOTA DE LA AUTORA:

Mason es el gurú homosexual de Teen Wolf.

Mason le da consejos y le enseña porno a Liam para que él sepa como satisfacer intensamente a su macho.

Mason luego pide una explicación detallada de lo ocurrido y disfruta escuchando.

Sean inteligentes, sean como Mason.

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