No te Atrevas
Que "te quiero",
ya lo dicen mis ojeras,
Que "me quieres",
ya lo desmienten tus dudas.
Me sabe Mal- Babi
Se encontraba mirando el piso mientras sentía el cielo oscurecer poco a poco, llevándose junto con su luz a personas que terminaban sus turnos y asignaciones.
¿De verdad va a venir?
Había estado esperando por más tiempo del que le gustaría admitir, simplemente sentado frente a la oficina de Shoto, esperando a que éste llegara y pudieran aclarar las cosas.
Escuchó pasos acercarse y levantó la vista esperando encontrarse con ojos heterócromos que le devolvieran la mirada.
No fue el caso.
Era la recepcionista con un vaso de café humeante que pretendía alejar el frío de su cuerpo. Su cabello corto, de un violeta oscuro le hacía lucir seria y el traje en que estaba envuelta le daba un aire de madurez.
- Puedo traerte una manta si deseas, pero creo que lo mejor sería que tan sólo esperes a mañana para decirle lo que quieras- usó un tono asertivo y calmado que le permitió ver que no tenía segundas intenciones.
- Lo siento, ni siquiera yo creo que sea algo de vida o muerte, e incluso así no puedo esperar para decirlo otro día- Izuku se sinceró.
- Entiendo- la recepcionista le dedicó una sonrisa amable que se veía muy dulce en su rostro- traeré una cobija entonces- dijo mientras se alejaba - es mía, pero te la voy a prestar para no tener un peso en la conciencia- solamente giró para decir eso con una sonrisa.
Pero bastó para poder ver el gafete en su pecho.
"Kioka Jirō"
Lo tenía decidido. Si alguna vez se animaba a escribir algo con respecto a lo suyo con Shoto, le pondría ése nombre a un personaje.
Mientras pensaba eso, sintió pasos acercarse nuevamente.
- Ah, no tardaste casi nada, gracias por el café y la cobija- estiró su mano para recibirla pero sólo tocó un maletín.
Uno de esos maletines cuadrados y de cuero en que las personas en terno llevaban documentos importantes.
Uno de los que Shoto tenía.
Levantó la mirada con un poco de duda y se encontró con los ojos curiosos de Shoto, que le miraban atentamente mientras su ceja pelirroja se arqueaba cuestionandole una pregunta silenciosa.
- No... Es Jirō... Digo, la secretaria- empezó a sentir como las palabras se agalopabam en su lengua, queriendo salir todas a la vez incluso si no estaban en orden - Ella... Cobija... Me dijo que me daría una y... - cerró sus labios y sus ojos fuertemente mientras se levantaba e intentaba reunir coraje- La cuestión es que vine aquí porque quería verte.
Sus orbes Esmeralda se dirigieron con fuerza para enfrentar a las del bicolor.
- Yo cometí un error porque estaba asustado, pero ahora ya no me importa. Lo pensé de manera más profunda. Me gustas- lo dijo valientemente, tan valientemente que incluso tuvo impulso para repetirlo- Te quiero- sus ojos brillaban y sus comisuras quisieron elevarse ante la cara de sorpresa y el sonrojo en las mejillas de Shoto.
Pero éso fue sólo la subida antes de la aparatosa colisión con la realidad.
- No te creo - Shoto cerraba fuertemente su puño alrededor de la manija de su maletín.
- ¿C-cómo dices?- sintió que había sido herido.
Sintió el impacto del vacío contra su cuerpo y le obligó a retroceder unos pasos mientras se encogía y la valentía le abandonaba.
- No sé como pasó, pero antes de que me diera cuenta ya te quería. Entonces pasaba noches pensando en tí, estando a tu lado me costaba pensar con claridad y apenas me alejaba volvía a pensar en tí- Shoto estaba desesperado, había estado desesperado toda su vida- Puedes ver que mis ojos están rodeados de ojeras y me encantaría decirte que es por el problema que surgió hoy, pero acaba de llegar la noche y ya sé que no podré dormir, no por el problema, no por el trabajo, sino porque pienso en tí. Pero tú, quieres venir a decirme que me quieres después de haber dudado- Todoroki sé acercó unos pasos, ocasionando que Izuku quisiera retroceder la misma cantidad de veces - Lo siento, pero no te creo si dudas.
Todoroki había estado desesperado toda su vida buscando amor y afecto, de aquel que no encontró en casa porque estaban concentrados en tener que parecer perfectos.
Entonces, cada vez que alguien le decía "Me gustas" o "te quiero", a pesar de querer preguntar "por qué" cerraba sus labios y aceptaba el afecto que le ofrecían.
Desesperado por sentirlo.
Pero no podía simplemente aceptarlo esta vez.
No quería atar a Midoriya con su afecto y era consciente de que si le dejaba entrar en su corazón, entonces no le permitiría salir.
No quería atarlo si Izuku accedía por lastima sin sentimientos verdaderos.
Aprovechó el hecho de que el peliverde parecía estar pasmado, así que avanzó intentando no invadir su espacio, al tiempo que entraba en su oficina y se dejaba caer en el frío piso apoyándose en la puerta, pretendiendo evitar que alguien entre y que él mismo intente salir.
Del otro lado, Izuku se debatía entre irse o quedarse e insistir.
Finalmente decidió que lo mejor era irse, que no lograría nada ése día y que lo mejor era tratar el día siguiente.
Justo cuando estaba alejándose de la oficina, Jirō, la recepcionista, se paró frente a él con la cobija en la mano.
- Lo siento, no creo que vaya a necesitarla. Pero gracias por el gesto- estaba a punto de hacer una inclinación de disculpa y agradecimiento juntas cuando uno de los fríos dedos de Jirō detuvo su frente de seguir bajando.
- De ninguna manera traje ésta cobija para nada- lo decía de manera ruda, como si sólo se refiriera a la cobija.
En realidad ella había escuchado el pequeño intercambio y si tenía que ser sincera le agradaba el peliverde.
Claro, no podía simplemente decirle "oye, me agradas, así que no te rindas e insiste con tus sentimientos".
- No sé si piensas quedarte toda la noche aquí o se te quitaron las ganas, pero no es el momento de retirarse aún- le entregó la cobija y se fue rápidamente.
Izuku, con la cobija en la mano, se quedó parado sin saber exactamente qué hacer a continuación.
Si se iba ahora podrían discutir éste asunto el día siguiente, con más calma y con los sentimientos aclarados.
Por el contrario, si se quedaba, el intercambio sería acalorado y no tendrían oportunidad de pensar en lo que estaban diciendo siquiera.
Pero...
Si se iba ahora era como darle la razón a lo que Todoroki dijo.
No era una cuestión de orgullo, era una cuestión de lo que es cierto y lo que no.
Izuku no había dudado de sus sentimientos jamás. De hecho le tuvo miedo al futuro porque éstos parecían muy serios.
Con ésa idea en mente, se acercó a la puerta de la oficina a pasos seguros y grandes mientras tomaba su café, que aún seguía algo caliente, bebiéndolo casi de un sorbo.
- Por favor, no dudes de lo que siento, porque yo nunca lo hice- lo dijo mientras destrozada el vaso de café en su mano. Era una petición amable que dijo mientras miraba a la puerta fijamente.
Era una petición amable pero la había vocalizado de una manera en que sonaba como exigencia.
Como una orden que decía "No te atrevas a dudar de mis sentimientos"
Holi boli!
Perdónenme y pueden matarme (sí, de nuevo) aaaah, finalmente las vacaciones llegaron.
Espero poder escribir mucho en éste periodo y tener algunas cosas listas para cuando casi no tenga tiempo.
No me voy a cansar de repetir como disco rayado lo mucho que les agradezco su apoyo, sin importar sí es sólo una vista fantasma o son 3 comentarios de apoyo.
Amo mucho leer todo lo que dicen y me sacaron muchas risas, no suelo responder porque... -no tiene excusa valida excepto que le da vergüenza-.
Igual, gracias por leer, votar, comentar y todo lo que hacen intentando apoyar ésta novela. ❤❤
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