El cajón con la verdad

La pluma se siente pesada como nunca en sus manos y no puede evitar preguntarse, ¿será capaz de escribir lo que siente?, se muerde el labio ansiosamente mientras sujeta con todas sus fuerzas el delicado bolígrafo, al punto de pensar que podría romperlo.

Decide no ponerle dedicatoria o encabezado a su carta.

No es como que la vaya a entregar de todas maneras.

Apoya la punta sobre la hoja y deja que sus muñecas tracen la ruta que sus pensamientos quieren diseñar, descubre su corazón liberando los dolorosos sentimientos para que éstos sean la tinta que llene la hoja que nunca se atrevería a entregar.

Mi corazón tiembla en respuesta,
no sé si decirte "no",
o dejar la verdad expuesta,
preguntaste si sentía lo mismo,
no es que no quisiera contestar,
es que no tengo la respuesta correcta.

No sé cómo va a acabar,
no puedo evitar pensar en el final,
me carcome la mente
pensar en si mientes,
quiero saber qué se siente
o si dolerá.

Te miro a los ojos
y noto un vacío
¿Cómo se lee la mirada?
me pregunto en soledad.
Te miro a los ojos,
y noto los míos,
en el reflejo, con claridad.

¿Cómo descubro el final?
Si el final no está escrito,
y quienes han de escribirlo
son mis manos, que temblando están.¿Cómo descubro el final?
¿Cómo? Si no te dejo comenzar.

Rehuyo tu mirada,
escondiendo mi corazón,
para que no veas cómo lo rompo,
cuando te respondo que "no",
no puedo llorar, yo elegí éste final.

Y cuando te vas me pregunto,
¿Dolería más el final que mi mentira sin piedad?
Y con dolor descubro,
"no,
duele más mi mentira,
que algo que acabó de imaginar
y que podría no llegar".


Izuku termina el poema y se lamenta por haber manchado algunas partes mientras lloraba silencenciosamente.

Deja la pluma a un lado y dobla la carta en tres partes horizontales, como si la preparara para enviarla.

La pone en un sobre elegante en el que no escribe su nombre o un destinatario.

Sella el sobre y lo guarda en un cajón.

El cajón está lleno de cartas sin nombre, lleno de cartas sin entregar.

¿Por qué callas tanto Izuku?

¿No es más fácil decir la verdad?


Holi boli!

Perdonen, tal vez les ilusioné con ésto y pensaron que era un capítulo completo.

La verdad, si los trabajos que tengo fueran gotas de agua, podría llenar una piscina y nadar en ellos (o ahogarme, porque no sé nadar).

Me gustó el poema que escribí en un momento de bloqueo mental y quise compartirlo con ustedes para no dejarlos al aire ésta semana.

Volveré el martes siguiente y ojalá con dos capítulos que compensen mi ausencia.

Gracias por los votos y lecturas!

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