Capítulo. 2: Karma
No hubo respuesta.
—Sé que estás ahí. —caminé sigilosamente viendo a todos lados, esperando cualquier señal de vida.
Silencio, otra vez. Perdí mi paciencia.
—¡Te juro que si no sales de ahí de una vez por todas, te romperé la cara y no me interesa si eres una chica porque-!
Fue entonces que un muchacho castaño y asustado saltó con las manos en alto como si yo le estuviera apuntando una pistola. Espera un segundo...
—¿Byers? —murmuré claramente sorprendido.
—Hey, no- no es lo que parece. —tartamudeó un poco.
—Y dime, ¿qué demonios debería de parecer? —me acerqué a él intrigado, pero con cada paso que yo daba, el rubio lo daba en retroceso.
Jonathan tragó saliva por sus nervios y como si hubiera sido su cámara, mi cerebro hizo click: él estaba espiando a Nancy y buscaba tomarle una foto. Demente.
—Yo... Tengo que irme. —el chico estaba a punto de salir corriendo, pero yo le cerré el camino.
—Wow, wow, no tan rápido, vaquero. No irás a ningún lado hasta que me enseñes esa foto.
—¿Qué foto? —abrió los ojos sorprendido y cubrió su bolso como si poniéndolo detrás de su espalda lo hubiera hecho desaparecer.
Me cansé de tonterías y de que se estuviera haciendo el idiota. Sonreí falsamente para después dejar caer la sonrisa.
—Dame tu cámara. —ordené.
—Oye, podemos arreglar esto sin tener que-
—Dame tu cámara.
—No. —respondió tan bajo que muy apenas pude escucharlo.
—¿Qué dijiste? —levanté mis cejas al aire.
—No te daré mi cámara, Steve, ya me has roto una antes.
—No quiero romperla, solo quiero ver la foto. Es todo. —tendí mi mano más cerca.
El chico tímido solo negó su cabeza alejando más el bolso.
—Quería que fuera por las buenas, pero supongo que tendré que darte una lección. —troné mis dedos para volver a acercarme.
—Hey, he-ey... —el rubio retrocedía más y más. —Somos amigos, ¿cierto?
—Claro que sí, amiguito, claro que sí. —sonreí de lado y seguí acercándome.
Jonathan topó con la pared.
—Y los amigos no se golpean. —su mirada era de terror.
—¿Quién dijo que te voy a golpear? —reí y seguí caminando hasta estar frente a él. —Te lo pediré tranquilamente una vez más y créeme que estoy siendo muuuy paciente contig-
Sentí su puño directo a mi ojo.
—¡Mierda! —mareado caí al piso y me quejé por el dolor.
Escuché como sus pisadas se oían cada vez más lejos y escuché que algo cayó al piso. Levanté mi vista y con un ojo abierto vi cómo tres Jonathan's se alejaban corriendo del callejón. ¿Qué? Después, los tres se convirtieron en uno que ahora se había perdido de mi vista.
—¡Byers! —grité con ira mientras me tapaba mi ojo derecho con la mano.
Es un cobarde de mierda y me aseguraré de que pague bien y bonito por lo que le hizo a mi hermoso ojo. Mi vista se aclaró y se detuvo en algo que se encontraba en el piso. Era una libreta negra algo peculiar. Me arrastré hacia ella con intriga.
La levanté del piso cuidadosamente, y al abrirla, me encontré con muchas palabras y palabras. Parecía ser una especie de agenda o diario. Entonces buscando a su dueño, leí la firma de la portada. "JB". Dudo que sea el diario de Justin Bieber, y escuché que algo se cayó antes de que la gallina rubia saliera corriendo. Jonathan Byers.
—El karma no tardó si quiera un segundo en caerte, vaquero. —reí mientras cerraba la libreta con fuerza.
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