01🍀

Narrador Omnisciente

Macarena ama muchas cosas. Ama la vida, ama despertarse por la mañana y comenzar el día escuchando música. Ama salir a pasear a la plaza y ver la naturaleza, y ama sacar fotos de esos momentos tan pacíficos, como ella misma los llama. Además, Macarena ama a su hermano y disfruta compartir tiempo con él. Debido a la vida que llevan, no tiene muchas amigas. Su hermano es la única figura masculina que ha conocido y, por lo tanto, además de tenerlo como hermano, es la única figura paterna que conoce.

Macarena aprecia los pequeños detalles y los pequeños momentos, porque sabe que todo lo que tienen hoy en día es gracias a su hermano, quien luchó para salir adelante con ella. Aunque es consciente de que lo que su hermano hace no es lo más digno del mundo, ni lo más legal, también sabe que él tenía que conseguir sus medicamentos cuando ella sufría ataques de asma. Macarena es consciente de que sin su hermano, probablemente no estaría viva, por lo que comprende que no puede reclamarle nada a Enzo.

Macarena, con el paso del tiempo, ha desarrollado una profunda gratitud hacia su hermano Enzo. Recuerda cómo él siempre estuvo a su lado en momentos difíciles, brindándole apoyo y protección. A pesar de las adversidades que han enfrentado juntos, la unión entre ellos es inquebrantable.

Aunque Macarena reconoce que las acciones de Enzo no siempre han sido las más adecuadas, también sabe que él ha luchado incansablemente para mantenerlos a ambos a flote. Enzo se ha convertido en su refugio, su confidente y su compañero incondicional, llenando el vacío de afecto y apoyo que faltaba en su vida.

Macarena guarda en su corazón un sinfín de recuerdos compartidos con Enzo: risas, aventuras y también algunas lágrimas. Pero siempre ha sabido que él es su ancla en este mundo incierto.

Macarena también sabe que no puede pedirle a Enzo que haga las cosas bien ahora, aunque tengan los recursos para hacerlo. Ella es consciente de que en ese negocio no se sale tan fácil, y mucho menos se sale vivo, al menos no sin consecuencias graves.

—Macarena, ¿qué pensas de unirnos al jefe a la mafia de Italia? —Pregunta Enzo, quien estaba sentado en la cama de Macarena, mientras esta se maquillaba.

—No se mucho de eso Enzito, pero si para vos es mejor eso mandale si.—Contesta ella, concentrada en lo que estaba haciendo.

Enzo juega nerviosamente con sus manos, como si quisiera decir algo más que no logra expresar.

Macarena lo mira, deja todo lo que estaba haciendo anteriormente y se acerca a la cama donde se encuentra Enzo.

—Enzo.–llama la atención del morocho, quien la mira.—¿Me queres pedir algo?

—Es que necesito que vos... hables con él. —Suelta Enzo y la pelirroja queda en shock.

—¿Qué se supone que le diga yo?—Me reí con nervios.

—Él es un hombre bastante mujeriego, entonces estoy seguro que va a querer hacer tratos con vos.—Ella mira al morocho incrédula.

—Enzi, no creo que vaya a querer tratar con una adolescente que no tiene idea de los negocios. —Contesta la pelirroja con obviedad.

—No tenes que saber mucho en realidad, nada más tenes que estar ahí.—Responde el morocho tomando las manos de su hermana.—Este trato nos conviene, ellos tienen más poder que nosotros acá.—La pelirroja suspira y asiente.

—Lo voy a hacer únicamente por vos. —Acepta la propuesta dejando en claro su apoyo.

—Gracias, te amo hermanita. Mañana a primera hora nos vamos a Italia entonces. —La chica asiente y él sale de su habitación.

Macarena vuelve a su escritorio para continuar maquillandose, mientras de fondo se escuchaba...

💫There will be happiness after you But there was happiness because of you Both can be true...💫


























Eran las 7 de la mañana y ambos se encontraban en el avión privado de Enzo, rumbo a Italia. Macarena se había arreglado muy bien, amaba arreglarse pero trataba de mantener un aspecto bastante natural. Era la primera vez que Macarena visitaba otro país. Si bien nació en Argentina, su madre los regaló a ella y a su hermano a una tía que vivía en México, y luego no volvió a separarse de ese lugar. Para ella, México era su hogar.

Después de 12 larguísimas horas de viaje, por fin habían llegado. El jefe de la organización a la cual querían unirse les había reservado un hotel carísimo, lujoso y lo más seguro posible para que ambos se sintieran cómodos durante su estadía en Italia.

Macarena le sacó fotos a todo lo que vio en el hotel, incluso a los jabones que se encontraban en el baño. Su emoción por esta nueva experiencia en Italia la llevó a capturar cada detalle, deseando guardar recuerdos de cada rincón del lujoso lugar.

—¿Te gusta?—Pregunta el morocho abrazando a su hermanita, quien tenía una sonrisa en la cara.

—Sí, Enzo, me encanta, nunca salí de México, para vos es más normal por los negocios y eso, pero a mi me parece tan lindo todo acá.—Responde ella correspondiendo el abrazo de su hermano. Era cierto, Enzo conocía más lugares, y no era la primera vez que estaba en Italia.

—Sí, si todo sale bien, vamos a andar seguido por acá.—Dice el morocho. La pelirroja lo mira extrañada.

—¿Qué me querés decir con eso?—Pregunta con el ceño fruncido.

—Que vamos a tener que vivir acá. Las cosas en México están peligrosas...

—¿Peligrosas?—Lo interrumpe la pelirroja.

—Es muy probable que si pisamos México nuevamente me maten o me lleven preso.—Los ojos de la chica miraron con tristeza.

—No va a pasar Enzo. Yo te necesito.—Habla a nada de llorar ella.

—Me están buscando eso es seguro. Pero no se que puede pasar.—Responde abrazando nuevamente a su hermana.

—Igual no te preocupes, seguro el negocio sale bien y nos quedamos acá.—Responde ella separándose del abrazo y mirando al morocho.

—Igual vos no tenes que aferrarte a mi, si queres continuar tu vida en México,buscamos la manera de que lo hagas.—Ella sonríe y niega.

—No, mi hogar sos vos, y yo voy a estar donde vos estés.—Enzo le dedica una sonrisa a la pelirroja y ella sigue muy asombrada mirando la habitación.  Se acerca a la ventana y no solo la habitación era linda, sino que la vista era muy radiante y bonita.

La pelirroja, emocionada por la vista panorámica, se acerca más a la ventana y observa el paisaje con asombro. La ciudad italiana se desplegaba ante sus ojos, llena de historia y belleza. Cada rincón parecía contar una historia única y milenaria.

—Enzo, es maravilloso. Gracias por traerme. —dice Macarena, con gratitud en su voz.

—Nada me hace más feliz que verte disfrutar de este viaje. Prometo que voy a hacer todo lo posible para que estemos seguros y felices acá. —responde Enzo, con determinación en su mirada.

La pelirroja se gira hacia él, con una sonrisa en su rostro y un brillo en sus ojos.

—Somos fuertes juntos, Enzo. Sé que podemos superar cualquier obstáculo que se presente. Y aunque el futuro sea incierto, estoy dispuesta a enfrentarlo a tu lado.

Enzo asiente con cariño y la abraza con fuerza, reafirmando su compromiso mutuo.

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