Final
Chanyeol despertó cuando alguien entró a su habitación, una leve sonrisa se perfiló en su rostro ante la minúscula posibilidad de que fuese Kyungsoo quien volviera, pero era sólo la hermana de su jefe y novia de su mejor amigo, esa chica era demasiado intocable.
Junmyhee es la adoración de su jefe, Suho era un aficionado de la fotografía exploratoria que encontró a Chanyeol en una pequeña tienda de abarrotes comprando rollos para sus cámaras desechables, comenzaron a hablar y de la nada, el conocimiento bastante profundizado de Chanyeol lo impresionó, tanto que le ofreció el empleo que ahora lo alimenta.
Yixing conoció a Junmyhee en una situación especial, cuando llegó por única ocasión para recoger a Chanyeol de la empresa del ricachón de su jefe, la vio en el estacionamiento, cepillándose el cabello, fue amor a primera vista, como sólo a ellos les podía pasar. El resto del mundo está por debajo de su condición de personas extraordinarias, tan amorosas, comprensivas, amables y de buena presentación. Chanyeol se pasa recordándoles a ambos que no hay ninguna manera fácil de enfrentar el amor cara a cara, pero que ellos lo dejaban en ridículo.
Junmyhee cuidaba a Chanyeol como uno de sus dongsaengs y le ha ayudado con el cabeza dura de su hermano. Tiene una sonrisa cálida y un aura bastante maternal.
Ella entró golpeando un par de ollas tratando de poner orden en la vida de Chanyeol, abrió las cortinas dejando entrar una cantidad alarmante de luz que invadió toda la habitación. Al chico alto le gusta mucho usar su habitación como el cuarto oscuro en el que se revelan las fotografías y se sacan los negativos, por lo que, en algunas ocasiones, no recuerda lo poderoso que puede llegar a ser el sol.
Se escondió con las sábanas de las garras de los rayos que iban iluminando su habitación y Junmyhee lo destapó de inmediato, quería ayudarlo con esto como pago a un favor que Yixing había hecho por ella, pero también porque apreciaba mucho a Chanyeol.
—¡Arriba! —gritó peleando el dominio de las sábanas—. ¡Eres un adulto y tu madre no está para venir a levantarte!
Después de eso ella y él guardaron un enorme silencio, Junmyhee se llevó las manos a la boca arrepentida por las palabras que habían pronunciado, en especial porque la madre de Chanyeol murió hace pocos meses.
—¡Lo siento! ¡Lo siento tanto! —trató de enmendar su error—. No quise... Chanyeol yo no...
—Tranquila —dijo una vez que estuvo sentado en la cama—, entiendo que sólo querías ayudar, no te preocupes noona.
Ella se sentó a su lado y lo abrazó de manera agradable, dándole ánimos y un beso rápido en la mejilla.
—Yixing me contó lo que sucedió con el chico del piso de arriba, espero que no te moleste que quiera darte mi opinión ¿o si Channie? —el mencionado negó con una sonrisa melancólica, tarde o temprano Lay le iba a contar a su novia, eso era más que seguro—. Creo que es momento de que aclaren las cosas, que le expliques porque tienes todas esas fotografías suyas y que él te explique porque estuvo contigo cuando estaba casado. Dialogar es lo más importante, Chanyeol.
El chico se quedó pensando en ello durante unos segundos, regresó al mundo real cuando ella le dio una palmadita suave en la espalda y se fue.
Chanyeol había bebido todo el remedio que desinteresadamente Kyungsoo había preparado para él, había tomado las pastillas que le dejó, siguiendo las indicaciones al pie de la letra, tres días en cama le hicieron pensar en todo lo que sentía por Do Kyungsoo.
Era más que obvio que una tensión sexual se presenciaba cada vez que estaban solos, pero definitivamente era algo más que sólo atracción física, su compañía y su forma de ser resultaron aún mejores que su belleza exterior, y lo que es peor, lo que está dentro del chico no se podía capturar en una fotografía, el mundo jamás podría darlo por descubierto.
Ese mismo era el enigma más grande al que Chanyeol se enfrentó en su vida, un misterio con nombre y apellido, uno que le hacía fantasear, que dejaba sus sentidos embriagados de nerviosismo, felicidad, enojo y prácticamente bloqueaba todos los sistemas dentro de Chanyeol. ¿Se le puede poner nombre a eso?
No conoce a Kyungsoo de años, pero eso no parece ser un impedimento para caer ante sus encantos, y sintiendo miedo de enamorarse perdidamente del chico con complejo de villano.
No quiere admitirlo, pero Do Kyungsoo logró lo que nadie en poco más de una semana, flecharlo por completo.
Se dio una ducha rápida, se vistió bastante casual, aunque demoró escogiendo que ponerse, como si fuera una colegiala a punto de reunirse con su novio, metió algo en un sobre para envíos, salió de su apartamento y subió un piso. Oficialmente iba a declarar su amor por un chico maravilloso que no terminaba de conocer.
Tocó la puerta, el timbre como por quince minutos, pero nadie abrió, nadie se acercó.
Kyungsoo estaba dentro caminando hacia las escaleras, tratando de alejarse de los deseos de abrir la puerta, pero estaba en su propio mundo, al dar un paso con poca concentración golpeó una de las plantas que tiene en las bordes de cada escalón, haciendo que ese ruido delatara su presencia en casa.
—Sé que estás allí —dijo pocos segundos después—, le di como 7.000 wons al chico de recepción, debí pedirle la llave.
Kyungsoo se detuvo, pensando en cual movimiento era mejor, subir o bajar.
—¡Al menos contéstame! —se escuchó con menos ánimos, hasta que se le ocurrió la mejor idea para hacer que Kyungsoo le abrieran la puerta. Chanyeol comenzó a cantar a todo pulmón su canción favorita—. ¡NO PRETENDO SER TU DUEÑO! ¡NO SOY NADA YO NO TENGO VANIDAAAAAD!
Al escuchar tantas desafinaciones juntas a ese volumen tan alto, Kyungsoo corrió sin pensarlo dos veces, llegó hasta la puerta para hacer que él se callara. Le tapó la boca con ambas manos y habló.
—Tienes 30 segundos, dime porqué tienes todas esas fotos mías.
—Verás, soy un artista.
Kyungsoo parpadeó y cerró la puerta, ¿era en serio? La mejor excusa que pudo inventar fue esa.
—¡No! —gritó desde el exterior—. ¡Todavía me debes 28 segundos de tu tiempo! —Kyungsoo volvió a abrir la puerta, pero esta vez lo dejó pasar.
Chanyeol no se movió hacia ningún lado, ni siquiera parpadeó, ni nada. Kyungsoo se sentó en su sillón y Chanyeol comenzó a hablar.
—Es una larga historia.
—Tengo tiempo —contestó a secas. Sin invitarlo a sentarse, pero observando cada movimiento.
—Te vi mucho antes de conocerte, es verdad. Como ya te dije, volví a Corea después de un tiempo fuera, mi madre falleció hace unos cuantos meses, y créeme no lo digo para que sientas lástima o algo así... —habló rápido al ver el rostro escéptico de Kyungsoo—. Después de eso no quise salir de casa jamás —se dio un respiro y Kyungsoo bostezó, estaba siendo cruel.
—¿Qué tiene que ver eso conmigo? —preguntó impaciente, pasados unos segundos, se movió hacia la izquierda, dejando espacio para que Chanyeol tomara asiento, estaba algo inseguro así que esperó a que Kyungsoo le confirmara lo se había entendido—. Siéntate.
—Lay y la chica que conociste ayer fueron mi apoyo, no me abandonaron y se los agradezco infinitamente —Kyungsoo pensaba en si la mirada que Chanyeol le dirigía era tan sincera como para creerle—. Un mall abrió por esas fechas decembrinas y te vi —su corazón comenzó a moverse en un vaivén que incrementaba cada vez más su velocidad—. Diré esto y espero que lo comprendas, que no me tomes a loco, porque no estoy mintiéndote. Pocas veces logré sentirme tan feliz como cuando te tomé la primera fotografía, tan inocente y distraído que las siguientes se fueron tomando casi solas. Sí, te seguí un par de veces, hasta tu vecindario, pero juro que jamás lo hice con propósitos degenerados o morbosos, te veía como un bello ángel que ilustraba mis fotografías y te traté así hasta el último momento. Me obsesioné un poco, la gente a mi alrededor pareció notarlo, trataron de ayudarme, y dejé de buscarte por un tiempo, hasta que por casualidad te encontré de nuevo en ese bar y no pude dejar de verte. Lo siento, intenté irme, pero caminaste hacia mí y no pude contenerme —Chanyeol pasó su mano por el cabello de Kyungsoo, viéndolo con detenimiento, sus rostros estaban tan cerca que podían respirar el mismo aire—. Eres la mejor fotografía que jamás pude tener.
Kyungsoo guardó silencio por unos segundos, todo ese relato parecía tan poco probable, tan inverosímil, que ya no sabía si confiar era lo correcto. Parpadeó y Chanyeol notó su expresión fría, así que dejó el paquete que traía consigo en la mesa.
—Todas las fotos que tomé están ahí. No debería conservarlas si te molestan.
Diablos, le encantaban esas fotografías, todas y cada una, ahora sólo le quedaban los momentos que había pasado con Kyungsoo, aunque él probablemente continúe con su vida, tal y como estaba antes de conocerlo.
Kyungsoo tomó el sobre y al contrario de todas las expectativas, no lo rompió, no lo lanzó al fuego, no lo vio, simplemente lo devolvió a quien pertenecía.
—Confío en ti por muy loca que sea tu historia, yo... bueno. Si no creo en ti ¿en quién podría hacerlo?
Chanyeol recibió el sobre amarillo con todas las fotos, moviéndose rápido por si a Soo se le ocurría cambiar de opinión y tratando de verse tranquilo, no esperaba que pudiese conservar todo en lo que se mantenía ocupado fuera del trabajo; en Kyungsoo y sus fotografías.
—Bien, gracias —musitó cuando el silencio volvió—. Creo que ya debería irme.
—No —la mano de Soo en el muslo del más alto le impidió siquiera hacer el intento de levantarse del sofá—. Creo que hace falta que exponga mis motivos ¿no crees? —Chanyeol asintió con un poco de preocupación y trató de aligerar el ambiente con un chiste.
—Yo también quería saber porque me usaste, es decir, no me molesta que me uses de esa forma, pero al menos explícame.
Kyungsoo soltó una sonrisa no planeada, Chanyeol tuvo que recordarse que estaba teniendo una conservación adulta, y que ver los labios del chico tanto tiempo podían cohibirlo.
—No te usé y no quiero que pienses que estoy dejando un hogar por otro —él no iba a juzgarlo de todas maneras—. Hay cosas que no se pueden recuperar, como la confianza que le tenía a Jongin. Me engañó con un sujeto, y no fue una noche, fue una aventura que duró meses. Meses riéndose a mis espaldas. Me enteré de la peor manera, ese bastardo vino hasta aquí, me lo gritó a la cara, absolutamente todo mi mundo se desplomó en un segundo, pero lo amaba, le di muchas oportunidades, después de un tiempo regresaron las sospechas, y todo se vino abajo de nuevo, ya no podemos mantener viva una conversación después de 5 segundos. Aún tenía esperanza, pero el día que te conocí, me di cuenta que no voy a conformarme con un matrimonio vacío —se preparó mentalmente para decir lo siguiente, pues no era nada fácil—. Voy a divorciarme.
—Gracias a Dios —el alma de Chanyeol descansó por unos instantes y sonrió de forma involuntaria. Los divorcios no le gustan a nadie, excepto éste, pero no debía actuar así, entonces se disculpó—. Lo siento...
—Chanyeol... —el mencionado imploró a alguna divinidad disponible que el bajito dejara de llamarle con esa voz tan dulce—. No niego que quizás esta haya sido la forma más extraña de conocer a alguien y tampoco digo que es el mejor momento de mi vida. Así que no voy a pedirte que me esperes porque eso sería...
—Esperarte sería perfecto —no pudo evitar sonreír al escuchar esas palabras—. No voy a presionarte o seguirte —el sonrojo apareció en su rostro pálido—. No quiero arruinar algo que ni siquiera ha empezado.
Kyungsoo no pudo evitarlo, y besó al gigante con todas sus fuerzas, jaló tardíamente el cuello de su camisa hacia él para, poco a poco dejarlo encima de su pequeño cuerpo, recostados en el gran sofá blanco, donde precisamente habían tenido su primera cita y comenzaron a conocerse.
Chanyeol no sabía que había dicho para estimular tanto a Kyungsoo, tampoco tenía idea de que estaban haciendo porque lo que él propuso fue un tiempo alejados, en el cual le permitiría al chico de los labios acorazonados pensar y definir sus acciones próximas porque serían las que conducirán su vida, pero no dijo nada.
Lo dicho, los labios de Kyungsoo son lo más apetitoso de toda la habitación, del edificio y de todo Busan. Un movimiento cariñoso tal cual una puerta en su doble función, abrir y cerrar, acariciar y besar el cuerpo que tuvo una vez, pero que nada le haría más gustoso que tenerlo, sólo para él.
Chanyeol quiso no pensar en eso, no era adulterio si Kyungsoo ya había decidido pedir la separación ¿o sí?
Maldita ética y toda la moral del mundo que no le dejaron continuar, cerró los ojos y besó con mucha calma el cuello de Kyungsoo, deteniendo la energía de sus movimientos. Mientras que el bajo recuperaba el aliento y se preguntaba si había hecho mal al mostrarse tan atrevido, tan apresurado.
Chanyeol se sentó de nuevo en el sofá, como en la posición inicial que tenía.
—No puedo —contestó con un poco de decepción—. Es este lugar, me chilla en el oído que todavía estás casado. Lo siento, Kyungsoo. Creo que te toca un tiempo a solas, para que puedas meditar y yo también lo necesito.
Chanyeol se puso de pie y tomó su sobre para irse, aunque antes de partir, lo abrió y sacó una fotografía suya para entregarla a Kyungsoo.
—¿Qué? —preguntó con actitud pilla—. Por si me quitabas las fotos, al menos tendrías una mía.
Chanyeol dio a Kyungsoo un beso más, uno lento y pasivo, sin tanto movimiento, pero que significó más para ambos, era un "Nos vemos luego, o quizá no".
[...]
No dijo mentiras, Kyungsoo no vio a Chanyeol ni una vez más hasta que el viaje de Jongin terminó, y él tampoco quiso buscarlo, habían acordado algo así como un tiempo, pero Kyungsoo sabía que era por su situación, ese gigante tenía un corazón que no le permitía procurar a un casado, pero también un cerebro que le permitía confiar en las palabras del pelinegro.
«Quizá si no estuviese casado, las cosas habrían sido un poco más normales».
Kyungsoo se preparó lo mejor que podía para lo que se avecinaba, aunque no cree que exista alguna manera de que todo salga bien en estas situaciones.
Jongin atravesó la sala, bastante cansado, lanzó las maletas hacia donde sus ojos no vieron y saludó felizmente a Kyungsoo, que se encontraba esperando por él, recargado en la barra de madera que da vista a la cocina. Una ventana que fue un capricho arquitectónico de Jongin.
—Creí que irías por mí al aeropuerto —dijo al verlo de pie, como loco, sin hacer nada—. ¿Ésta todo bien?
—Sí, tenemos algo pendiente ¿recuerdas? —su esposo expresó un quejido, estaba algo cansado por el viaje, pero aun así no dijo nada y asintió calmado—. Quiero que me escuches, no es algo que yo he decidido a la ligera, ya lo he pensado y mucho, como para no cambiar de parecer.
—Vale, pero relaja esa cara —dijo al ver a Kyung tan serio—. ¿Vas a castigarme? De acuerdo. Me lo merezco, pero hey—.
—Quiero divorciarme de ti —no le dio oportunidad de continuar hablando—, lo más pronto posible. Ya no puedo seguir con esto más tiempo, sería prolongar el sufrimiento de ambos.
—¿Ambos? ¡No me digas que estás pensando por los dos porque estás en un error! —gritó—. Kyungsoo, no. Podemos arreglar esto, sé que sí, dime que fue, dime que hice, dime que debo hacer y lo haré. ¿Sabes por qué? ¡Porque no quiero perderte maldita sea!
Kyungsoo dejó que continuara sacando todo lo que había acumulado en esos años, dejó que toda esa basura fuera depurada antes de continuar con esta discusión que no les llevaría a ningún lado y lo sabían, pero aun así tendrían que hablar de ello.
—¡Traté! ¡Te juro que sí! Pero el tiempo no puede volver ni lo nuestro tampoco —vio como pequeñas estructuras transparentes se posaron en las pupilas de Jongin, dándole una idea de cuánto dolor le estaba causando—. Yo... yo... no pude perdonarte lo de Taemin.
Ahí estaba, el factor detonante, Kyungsoo pensó que podrían continuar después de él, pero lo único cierto es que jamás fue igual desde ese punto. Es como esa moraleja de esos cuentos infantiles, en la que te dicen:
«Rompe un jarrón.
Junta los pedazos.
Únelos con tu mejor pegamento.
¿El jarrón volvió a ser el mismo?».
Fue hasta este momento en el que Kyungsoo se dio cuenta de que nunca regresó desde ese punto de sus vidas, que jamás va a olvidar como su corazón se hizo pedazos al escuchar las palabras de ese tipo, de cuanto lloró hasta que no tuvo más fuerzas y de cómo Jongin le abrazó diciendo que todo estaría bien después de eso.
«Mentiroso».
—¿Es por eso? —preguntó Jongin con un tono molesto—. Kyungsoo. ¡Eso fue hace más de dos años! ¡Supéralo!
—No —dijo casi susurrando para sí mismo—. Creí que el amor que tenía era suficiente para continuar ¡pero me equivoqué! Seguir juntos fue el peor error, Jongin.
—¿Por qué? ¿Por qué dices esto hasta ahora? —cuestionó más que estresado y enojado por la actitud "infantil" de Kyungsoo.
—¡Porque también te fui infiel! —gritó sintiéndose todo menos avergonzado—. ¡Porque le hice el amor a alguien más! —gotas ácidas corrieron por sus mejillas nuevamente y también una o dos que se escaparon de los ojos de Kyungsoo, los cuales no dejaban de ver a Jongin, diciendo la verdad en su cara, no como él lo había hecho—. Pero la diferencia entre tú y yo es muy grande. ¡Yo no juro amarte después de haber estado en la cama con alguien más! ¡¿Cómo pudiste?! ¡¿Cómo viviste todo este tiempo con eso en tu conciencia?!
—¡Porque te amo! —chilló ahogadamente—. ¡Porque creí que tú me querías lo suficiente como para olvidar algo que yo jamás voy a perdonarme! Engañarte, Kyungsoo, fue lo peor que hice y que habré hecho en esta vida. No hay nada más que puedas decirme para que me sienta peor de lo que me he sentido todo este tiempo desde que te herí —limpió sus lágrimas y su rostro con sus manos, dejándolas alcanzar su cabello para tranquilizarse—. Pero aun así traté de hacerte feliz, hasta el último día, como lo prometimos en el día de nuestra boda —él se acercó con pocas fuerzas hasta Kyungsoo, que usaba la pared de la barra como defensa, tomó su mano y continuó hablando—. No dejemos que esas promesas sean todas incumplidas, Kyungsoo. Podemos seguir, yo sé que falta poco para que veamos nuestro arcoíris después de esta tormenta. ¿Qué dices amor? ¿Juntos para siempre?
—No.
Kyungsoo soltó su mano, subió arriba por las pocas cosas que quedaban en esa casa, pues la mayoría ya las había enviado a casa de Baekhyun, lo demás Jongin podía quedárselo, a excepción del sofá.
No sabe cómo hizo para responder y actuar con tanto valor como lo hizo. Bajó hasta recepción, abrió su paraguas, volteó a ver ese edificio del que jamás pensó salir de esa forma, y se despidió de todo lo bueno y lo malo que allí había vivido.
Subió al auto en el que Baekhyun estaba esperándolo para llevarlo con él a casa.
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