Capítulo IV
Chanyeol tenía programado su primer proyecto desde que se había mudado al otro lado de la ciudad, su patrocinador decidió que sería mejor mantener la residencia del pelinegro un poco más cerca de su lugar de trabajo y esa fue la razón primordial de su mudanza. Estaba medianamente emocionado por desarrollarse de entero en sus ocupaciones profesionales, pero había algo molestándole como si fuera una piedra en su zapato, que no le dejaba ser feliz por completo.
—A ver... —recapituló Yixing después de que Chanyeol le narrara todos los hechos—. Te gusta ese chico —Chanyeol asintió mientras su amigo cocinaba el almuerzo—, pero le dijiste que haber tenido sexo con él no te importa —asintió de nuevo y en esta ocasión lo hizo un poco más decaído—. ¡Eres un idiota!
Hasta los fideos saltaron por el enojo que ahora Yixing expresaba.
—Tenía que mantener mi orgullo en alto —se excusó.
Yixing apagó la estufa, dejó secar sus fideos para hablar con la mejor intención y disponibilidad, también para hacerle ver en qué error estaba. Sabía que su amigo el kilómetro parado se manejaba bastante bien en todos los campos de la vida, pero que en el romántico era todo un desastre.
—Mira, yo sé que eres liberal, eres camarógrafo.
—Fotógrafo —corrigió sin enojo, sabía que Yixing continuaría confundiendo su profesión.
—Lo que sea —prosiguió—. También sé que eres bastante homosexual, lo que supone que deberías tener un poco más de tacto y cercanía con tus sentimientos —Chanyeol rodó los ojos, estaba siendo regañado por su hyung otra vez—. Cuando vi todas esas fotos pensé que era una simple manía, pero después de que me enteré que habías tenido que ver con ese chico Dios, que ya no es normal.
Chanyeol se sobó las sienes, Yixing le había dicho tantas veces que se deshiciera de todo en lo que se había mantenido ocupado en sus vacaciones, pero la verdad es que adoro cada sesión, cada fotografía y cada pose que no se resistió, era el trabajo de su vida, no lo podía arrojar a la basura como si nada.
—¡Ya sé! —se volvió en su contra, pues mantenía una pelea interna consigo mismo—. Igual pensé que lo olvidaría, pero ahora tengo todos esos recuerdos —sonrió de forma involuntaria y Yixing tenía náuseas por ese relato— e incluso vivimos en el mismo edificio. ¡Cómo diablos quieres que lo deje pasar!
—Sí, viven en el mismo edificio, pero está casado. ¿Qué parte de "matrimonio" no entiendes? —cuestionó con tanta ironía que hizo que Chanyeol se preguntara si debía buscar a otro amigo—. Además, me agrada mucho este lugar, no quiero tener problemas. Es por eso que preparé esto —Yixing se limpió el mandil que traía puesto y se colocó guantes para sacar algo del horno. Chanyeol abrió la boca del asombro. Lay había horneado su receta de oro. Lasaña a la Yixing—. Ya es hora de que enfrentes tus problemas como hombrecito que eres y pidas una disculpa por lo que le dijiste a ese chico en el elevador. ¡Y qué mejor que con mi especialidad!
Lay era el chef estrella de un restaurante bastante exclusivo de Busan, amaba cocinar y lo hacía muchas veces, sobre todo para su novia.
Todavía no se sabe que obras de caridad hizo esa chica en sus vidas pasadas para tener a alguien como Yixing como novio.
—No, no, y no. Me niego rotundamente a pedir perdón. No puedes obligarme Zhang Yixing.
[...]
ChanYeol todavía no decidía si era mejor tocar el timbre o golpear la puerta.
Cada vez que se quedaba a milímetros de hacer contacto con una de las dos superficies, se daba la media vuelta y apretaba los dientes, hasta que se impacientó. ¿Dónde había quedado la faceta de macho azotador y seductor implacable?
Reemplazada por un tontuelo que no se atrevía a tocar la puerta, cayó tan bajo que hasta pensó en la posibilidad de dejar el tupper con la comida hecha por Lay en la puerta y darse a la fuga.
«Cobarde», se reprochó así mismo, respiró hondo y tocó el timbre, sin pensarlo dos veces.
Kyungsoo no tardó en escuchar el sonido proveniente de la puerta y se apresuró, pensando que era la pizza que había pedido después de que Baekhyun abandonara su morada, él podía decir misa y prometer que lo que mantenía con Sehun no era serio, pero en cuanto Soo vio la cara que el cachorrito puso cuando recibió la llamada de su novio para salir al cine, se dio cuenta de que estaba muy enamorado.
Ni siquiera se despidió, alegando que tenía muy poco tiempo para arreglarse, y que esas tres horas que faltaban para reunirse con su amado se pasaban volando. Kyungsoo no hizo mucho drama y mejor lo dejó ir, sin ningún inconveniente, mucho había hecho con no dejarlo solo en esos momentos difíciles.
Abrió la puerta y vio un dorso demasiado grueso para ser un repartidor promedio, levantó la vista por mero instinto, pero si hubiese sabido que era Chanyeol el que estaría allí en la puerta, ni siquiera se hubiese levantado del sofá. Le había dado una muy rara depresión después de escuchar las palabras "Sólo fuiste una noche más" salir de la boca de cierto gigante. Así que había abierto su mejor vino y se puso a ver infomerciales en lo que esperaba su almuerzo.
No le dio la oportunidad de decir ninguna oración más, pues no quería que ese insensible le dijera algo peor, sin saber que el chico alto había dado un paso hacia delante.
¿El resultado?
Kyungsoo cerrándole la puerta en las narices a Chanyeol, ignorando algo más, que el repartidor estaba al lado del pelinegro, sorprendido por todo el espectáculo, preguntándose si eso le hubiese pasado a él o si ambos jóvenes se trataban de esa manera tan violenta.
—Pásame la cátsup —dijo Chanyeol al chico repartidor de pizza—. ¡Rápido!
Con una sonrisa en el rostro abrió el sobrecito de la salsa.
Kyungsoo permanecía justo en ese lugar, analizando sus acciones, golpear a alguien con la puerta no era un delito, aunque se sintió mal cuando comenzó a oír quejas y malestar. Gritos leves de auxilio se escucharon e hicieron eco en los oídos de Kyungsoo, quien se autobofeteó mentalmente por tener compasión del dolor de Chanyeol y abrió la puerta.
El chico alto se encontraba fuera del departamento, expresando quejidos de dolor y sosteniendo su nariz, inclinando su cabeza hacia atrás pues sangre salía de sus fosas nasales.
¡Sangre!
Kyungsoo abrió los ojos muy agobiado por lo que acaba de ocasionar.
—¡Perdón! —gritó tratando de detener la hemorragia falsa de Chanyeol—. Pasa, déjame curarte.
Kyungsoo lo empujó para que entrara a su departamento, olvidando todo el asunto de la pizza y todo el enojo que tenía en su contra.
Entró de nuevo a ese mismo apartamento lujoso y brillante en el que Kyungsoo vivía con su esposo, ¿por qué le dolía mucho pensar en ello?
Tomó asiento en el sillón más grande, dejó la comida y la pizza en la mesa de cristal del centro de la sala.
—Kyungsoo, mira —le detuvo cuando el mencionado sacó su botiquín de emergencias—, es salsa de tomate —le demostró lamiendo su dedo y sonriendo avergonzado.
Kyungsoo se acercó con una mirada en llamas e hizo que Chanyeol se pusiera de pie para estar listo contra cualquier ataque.
—¡Yaaah! ¡Eres un idiota! —le enfadó tanto que no controló su lenguaje, le golpeó en el pecho mientras el otro reía, se cansó de aquello cuando su pecho comenzó a doler por tanto golpe y alejó a Kyungsoo sosteniendo sus hombros con sus largos brazos, manteniéndolo lejos como si fuera un niño pequeño.
—¡Y tú no debiste golpearme con la puerta! —él también podía reclamar todo lo que quisiera—. ¡Además no vine a molestar! Vine a pedirte una disculpa y traerte comida.
Kyungsoo se mantuvo expectante hasta que notó la caja rectangular que tenía un dibujo de una rebanada de pizza de pepperoni y otro traste ancho y de color morado.
—Primero la disculpa —exigió Kyungsoo antes de siquiera oler la comida.
—Lo que te dije fue una tontería, te mentí —trató de esconder su nerviosismo evitando la mirada tan pesada que Kyungsoo expedía, pero era casi imposible escapar de esos orbes tan hermosos—, me importas más de lo que crees. Si no fuera así, no vendría a poner mi cara por tu rumbo.
Kyungsoo parpadeó sin saber que pensar, estando el 65 por ciento seguro de que no estaba siendo sincero.
—Tengo carne fría.
—Ya sé —respondió sin pensar—. Quiero decir, ¿qué? —preguntó al ver que Kyungsoo sacaba algo del refrigerador.
—Para tu nariz. ¿No te duele? O ¿debo golpearte más fuerte a la próxima? —regresó con el filete que había sacado del congelador, se lo entregó en la mano para después ver la comida.
Chanyeol suspiró y presionó la carne su nariz, la cual comenzó a brincar como niño en parque de diversiones. También le dio hambre y decidió tomar una rebanada, hasta que Kyungsoo lo golpeó.
—Hey —se quejó—. Es mía, yo la pagué —anunció con mucha seguridad—. Pero puedes comer la lasaña, mi compañero de piso la preparó para ti. Aunque si fuera tú la masticaría lento, a veces confunde la sal con la pimienta.
Un estruendo resonó en las paredes, parecía que se avecinaba un mal tiempo, lluvia y viento pertenecientes al norte se acercaban.
—Voy por el vino que dejé en la cocina, ¿gustas? —preguntó levantándose de tan cómoda posición en el sofá, no sabía que estaba haciendo, debía correrlo de su casa, no ofrecerle bebida, supo que había hecho mal al hablar cuando Chanyeol sonrió con picardía, no lo sabían, pero ambos buscaban motivos inexistentes para pasar tiempo juntos—. Vas a comerte la pizza, ¿no? Porque después ver la salsa cátsup en tu cara me ha dado asquito.
—Tarde o temprano vas a pagármela —contestó recordando las palabras de Yixing acerca de no quedarse más tiempo de lo necesario con Kyungsoo—. Sí quiero vino, aunque te advierto, soy un buen conocedor, y criticaré tu gusto.
Kyungsoo avanzó con ambas copas vacías y avanzó con la botella también, la colocó en la mesa, dejando la etiqueta principal lejos de la vista de Chanyeol y le sirvió un tanto.
—¿Por qué tu amigo me preparó lasaña? —inquirió después de entregar la copa de vino a Chanyeol, el roce de su piel continuaba poniéndole nervioso, al igual que al más alto—. Adivina el año de la cosecha.
Chanyeol bebió un poco, lo saboreó haciendo ruidos extraños, fingiendo ser juez en uno de esos reality show culinarios que Yixing le obligaba a ver. Lamió sus labios y le lanzó una mirada triunfante a Kyungsoo.
—Porque le gusta vivir aquí y no quiere que nos echen por problemas —Chanyeol le dio otra mordida a su rebanada empezada y sonrió de nuevo—. 1993, fue un gran año para California eh. Muy buena elección.
Impresionante, pensó Kyungsoo.
Otro rayo cayó para que se dieran cuenta de que había empezado a llover en el exterior.
—¿Represento problema para ustedes? —preguntó después de probar la comida de Yixing, no pudo evitar que un sonido de emoción se le escapara después de degustar tan deliciosa creación.
—No —bebió otro poco de vino para aclarar su garganta—. Sólo para mí. Piensa que voy a entrometerme en tu matrimonio, pero ya le dije que no haré nada.
—Oh... —comenzaría explicar que ese lazo matrimonial estaba más que enterrado, pero algo sucedió. Todas las luces parpadearon hasta apagarse por completo. Ambos voltearon a ver a todas partes y después se escuchó otro estruendo, éste más cerca que los anteriores, lo más lógico es que una descarga hubiese arruinado el transformador principal, dejando al edificio sin ninguna luz.
Chanyeol se puso de pie en ese instante, sacó su teléfono y encendió su flashlight. Kyungsoo hizo lo mismo, pero él se dirigió a un armario, trayendo unos candelabros antiguos para servirle como auxilio y sobre todo para mantener la pila de sus teléfonos intacta.
—Supongo que querrás ir a ver si todo se encuentra con Yixing —habló después de encender las velas y con ello, el ambiente más romántico en el que había estado jamás.
—No está en casa —mintió—. Espero que se resguarde bien del frío.
Ambos se quedaron en silencio, viendo como el fuego de las velas les recordaba cierta noche juntos. El silencio pesaba más que todo, ninguno se atrevió a retroceder o avanzar, simplemente mantenerse en esa condición era confortante.
Bebiendo el vino, sintiendo la temperatura emanando de las velas, viendo los brillos que sus ojos expulsaban cada vez que por casualidad sus miradas se cruzaban.
—¿A qué te dedicas? —preguntó Kyungsoo después de servirse y servirle más vino—. Ya que la tormenta no nos deja en paz, supongo que debería sacarle provecho y conocerte más —se escudó en el vino después de eso, que desesperado se había visto.
—Soy fotógrafo —contestó sin hacer tanto hincapié en lo que Kyungsoo había dicho, porque él también quería conocerlo— y no, antes de que preguntes y yo me moleste, no, no cubro eventos sociales ni mucho menos —Kyungsoo parpadeó; ya sabe eso, ¿qué lo cree? ¿Un ignorante? —. Trabajé medio año en el campo periodístico, pero hay muchos aspectos que no me gustaron.
—¿Cómo cuáles? —decidió preguntar, su plática era muy interesante, pero iba muy rápido.
—Demasiada manipulación de información, las televisoras son dueñas de todo, si dices algo que no les guste, te censuran. Por eso renuncié a mi empleo anterior. Después de eso estuve desempleado por unos meses.
—Ah ya —sonrió, se imaginó perfectamente a Chanyeol durante ese tiempo—. Fiestas y más fiestas, ¿no?
—Fíjate que no —comentó con un tono de desaprobación—. Di clases particulares a pequeños que estudian en casa, adoro a los niños, pero más tarde quise volver a lo que realmente me apasiona, la fotografía. Encontré a un aficionado a ella tanto como yo y ahora me paga por capturar hermosos fenómenos naturales o un simple día cotidiano —Kyungsoo sonrió más impresionado que antes—. De ensueño, ¿eh? —preguntó después de terminar su bebida—. Viví fuera de Corea por tres años, conocí a Yixing en China, se volvió mi mejor amigo y cuando me transfirieron, él vino conmigo.
—Vaya, me siento muy tonto por mi empleo —comentó entre risas con una voz gruesa y algo ronca, el efecto del vino comenzó a atacar sus cuerdas vocales y su cordura—. Soy médico, pero mi padre quería que estudiara eso, no yo. Creo que tienes el mejor empleo del mundo.
El silencio apareció de nuevo, Kyungsoo lucía tan sensual con los labios pintados de rojo por el vino y su cabello alborotado por el efecto del mismo.
Chanyeol tuvo que recordar que le había prometido a Yixing no cometer ninguna tontería y recordó que tenía trabajo por hacer.
—Bien —habló después de medio segundo mientras se imaginaba besando los labios de Do Kyungsoo otra vez—, creo que es tiempo de que me vaya.
Con todo el peso encima de no querer dejarlo allí parpadeó inseguro, un sólo movimiento en falso y terminarían disfrutando aún más el sabor del vino.
—¿En serio tienes que irte? —un Kyungsoo con los sentidos adormilados mantenía la esperanza de que Chanyeol diera una negativa como respuesta—. Por favor, no.
Sabía lo tentador que era una súplica del ángel que Kyungsoo representaba, pero igual entendía que ese chico había bebido demasiado por ese día, que ni siquiera era algo que estaba planeado, y que el chico se veía cansado y confuso.
—En serio no puedo. Cuanto quisiera quedarme más tiempo, pero tengo trabajo que hacer, el río Han y una luna llena me esperan... —allí estaba su misión que su extravagante jefe le había pedido un álbum entero con fotografías de esa noche, con la luna más grande que se vería en años sobre las tranquilas aguas del río Han.
Kyungsoo suspiró con pesar, ahora entendía que amaba su trabajo y no lo podía obligar a quedarse si no quería ¿o sí?
—Pero el clima está muy mal. Tendrás cuidado, ¿cierto? —preguntó después de bostezar.
Chanyeol asintió y se levantó lentamente, porque podía asegurar que no faltaba mucho tiempo para que Morfeo se apoderara del cuerpo de Kyungsoo.
Finalmente cerró los ojos, dejando su cabeza sobre la línea del respaldo para la espalda en el sofá. Chanyeol estaba a punto de pasar a retirarse hasta que Kyungsoo tomó su mano y lo jaló hasta tenerlo cerca, entre sueños y descuidos dijo:
—Fuiste todo, Chanyeol, menos una noche más.
Al chico alto le pesaron esas palabras, ¿de verdad las había dicho? ¡Que idiota! Yixing siempre tiene la razón en todo.
—Digo lo mismo, Kyungsoo.
Lástima que él ya no estaba despierto para ese punto, no pudo escuchar esas palabras, ni siquiera pudo sentir cuando Chanyeol dejó un beso en sus labios antes de irse, como despedida.
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