Capítulo II

¿Qué rayos tenía en mente Baekhyun al hablar con Jongin? ¿Y por qué tuvo que decirle que Soo estaba en su casa? 

Bueno, Kai es también amigo suyo, le imploró saber la locación del bajito y tentó el noble corazón de Baekhyun.

Él le dijo que esa noche, Kyungsoo se quedaría en su casa, que su esposo estaba tan molesto y que por favor no lo buscara porque no le abriría la puerta y cuando eso no lo convenció, Baekhyun fue quien terminó persuadido, el trato sería que le daría espacio, le daría toda esa noche para pensar, porque Jongin sabía que ésta sí había sido una gran pelea que terminó en sacar muchos sentimientos podridos y acumulados, pero que, a cambio, él iría personalmente por Soo en la mañana. Domingo cayó en un buen día. 

—¿Estás loco? ¡He dicho que no quiero verlo! —gritaba histérico sin importarle mucho si los vecinos podían escuchar—. Me niego a recibirlo.

Vio a Baekhyun sabiendo que estaba sobre argumentos para nada válidos, esa no era su casa, Baekhyun tiene todo el derecho de hacer pasar a quien se le da la regalada gana.

Kyungsoo tomó un poco más de agua, y sin estar totalmente seguro, le dijo a su mejor amigo que estaba bien, que él enfrentaría a su futuro ex esposo.

—¡Amor! —gritó en cuanto Baekhyun abrió la puerta dejándolo pasar, llegó hasta donde el pequeño estaba y lo abrazó como si no lo hubiera visto en años—. Fui muy estúpido lo siento, no debí gritarte. 

Kyungsoo tosió y se apartó de ese abrazo tan falso. El rostro de Jongin se volvió seco al ver su reacción ante su tacto.

—Creo que debemos hablar. En casa. Tú y yo —volteó a ver a su amigo, quien se encontraba detrás del marco de la puerta, observándolos como vil metiche.

Jongin asintió y caminó hasta su auto, esperando allí a Kyungsoo. 

[...]

No sabía lo mucho que le dolería romper su matrimonio hasta que el momento llegó, una parte de él mismo decía que podían continuar con esas goteras, con esos baches y abolladuras, para reparar todas y cada de una de ellas, para ser felices de una vez por todas.

Pero la otra le decía que ya era demasiado tarde, que los resentimientos, las desconfianzas, los sentimientos encontrados eran demasiado densos y demasiado fuertes para poder ser sanados.

Todavía no tenía la suficiente certeza para saber cómo manejarse, qué palabras escoger o qué actitud debería tomar para lograr mantener su dignidad intacta, pues él no fue culpable más que de terminar el hundimiento del barco.

Kyungsoo se bajó del automóvil sin decir más, sólo quería llegar a su hogar dulce hogar y darse un baño. Al entrar a la recepción del edificio, pudo divisar a Jinyoung, el chico del mostrador, le vio con ánimo medio, se distrajo tanto que casi tropieza con cajas de cartón, las cuales estaban en medio del paso hacia el elevador.

Un chico lindo y sonriente se acercó para disculparse por ello, después de hacer una reverencia.

—¡Cuanto lo siento! —dijo una voz amable, después de una sonrisa nerviosa—. No se suponía que dejara esto aquí... mi nombre es Yixing, mucho gusto —extendió su mano hasta Kyungsoo que le respondió con el apretón de cortesía—. Me estoy mudando al edificio.

Kyungsoo se quedó paralizado, mudanza, cajas, departamento, edificio, Chanyeol, sexo, infidelidad, Jongin acercándose. 

—Hey —saludó cuando estuvo cerca, antes de subir a su piso—. Amor, te presento a Yixing, creo que él estará en el piso de abajo. Me parece que ayer te hablé de él.

—Ah, sí —respondió como último recurso, pensando así que el karma estaba haciéndolo pagar por sus desventuras y todo este asunto no era más que una mala broma o una simple coincidencia.

—Nosotros vivimos arriba, si necesitas a algo, no dudes en pedirlo, Yixing.

El chico sonrió dulcemente y asintió bastante agradecido, le habría caído bien de no ser porque Kyungsoo estaba más que preocupado, tratando de tranquilizar su conciencia.

[...]

—Kyung —lo jaló del brazo cuando esté caminó por su sala, dirigido a su habitación sin consultarlo con su esposo—. ¿Ya vamos a hablar? ¿Vas a decirme por qué no estuviste en nuestro hogar anoche?

—Yo... —estaba recostado en un escritorio, engañándote, Kim Jongin—. Quiero darme una ducha primero.

Más bien quería quitarse la sensación de tener a Chanyeol dentro de él, y dejar ir todo ese aroma que impregnó en su cuerpo.

Se metió al baño, jaló la cortina, se desvistió y decidió girar la perilla del agua caliente.

El vapor hizo lo suyo, abriendo sus poros, dejándole una sensación de limpieza desbordante. Por un segundo, al cerrar la llave del agua que se convertía en gas, su cerebro se apagó, cerró los ojos y pensó en nada.

Nada más que la voz resonante de Chanyeol, un pequeño suspiro salió de su boca; por su espalda, las suaves gotas descendían, como el vago recuerdo de sus manos sosteniendo animadamente su cintura.

Pasó sus manos por su cabeza para tratar de sacar esas imágenes de su mente y de los bordes de su cuerpo, volteó su mirada hacia abajo.

«Rayos, Kyungsoo».

Su miembro le dolía y punzaba fuertemente, era demasiado increíble, pero sólo recordar unos instantes de la noche que había pasado con Chanyeol, lo habían dejado erecto y con problemas. 

Pronto se deshizo de eso, requiriendo ayuda de sus manos y del agua, que ésta vez, fuera de revitalizar su piel, ayudó a refrescarla.

Cogió una de las toallas de la repisa, secó sus pies en la alfombra, sacudió su cabello y envolvió la mitad inferior de su cuerpo con la misma.

Salió para ver a nadie en la sala, esperaba encontrar a Jongin allí, esperándolo, pero quizás era mejor si su presencia se iba.

Caminó hasta su recámara y fue allí, precisamente donde encontró a su esposo, sin camisa.

¿Era esta una clase de broma estúpida o era su patético intento de seducirlo?

—Kyung —protestó en cuanto en lugar de dirigirse a él, Soo caminó hasta el tocador—. ¿Podemos hablar ya?

—Sí, ajá —lo ignoró mientras sólo observaba el montón de productos que jamás usaba—. ¿De qué quieres hablar? ¿De cómo me engañaste con esa?

Vaya que le dolía recriminar cuando también él era un culpable, cuando quizás él era quien más traicionó, porque es así como se le llama a lo sucedido; traición.

—¿De qué rayos estás hablando? Dios Kyung, ¿engañarte? ¿Yo? No lo haría de nuevo y lo sabes... no me has perdonado ¿cierto? —esta vez el de piel morena, estaba muy cerca de Kyungsoo, éste no se dio cuenta de cuando Jongin atravesó la habitación para estar acariciando su mejilla—. Te amo.

—No seas cínico, Jongin, lo vi, lo vi todo —quitó la mano que estaba sobre su rostro pálido—. Besaste a alguien más, en un restaurante. Lo sé.

Jongin nunca anticipó eso, sí, está bien, no iba a mentir, si había besado a esa chica, pero solamente eso, solamente un beso, que empezó por la iniciativa de ella y terminó en segundos por él, porque quizás las cosas con Kyungsoo no estaban en las mejores condiciones, pero él no cometería el mismo error dos veces.

—Vale, ok. No sé cómo te enteraste de eso, pero yo iba a contarte, lo juro —Kyungsoo ya no creía en nada ni en nadie, tampoco era tan tonto como para creer semejante barbaridad—. Te amo y sí, me besó. Pasamos una tarde medio agradable después de la pelea que tuvimos, una cena que terminó cuando ella me besó. Le dejé en claro muchas cosas después de eso. No volveremos a trabajar juntos, estoy seguro. Pedí una comisión, un pequeño viaje para que pudiéramos hablar, tú y yo, intimar, después de tanto —él se acercó y besó el cuello de Kyungsoo, el cual mantenía un rostro serio, después de eso Jongin se incorporó y continuó hablando— y entonces iba a decirte lo de Krystal, lo que sucedió y que sólo fue un beso que, por supuesto no correspondí. Kyung... bebé, dodo hermoso, no estés molesto por ello, de verdad, yo, jamás te haría sufrir como antes, cambié.

Algo en el estómago de Kyungsoo se revolvió, ¿había sido un error o qué? Aun así, sus problemas de confianza y convivencia no desaparecerían de la noche a la mañana, ni mucho menos la infidelidad de Kyungsoo. 

—¿Te irás de viaje? —fue lo que más le interesó preguntar, cuando su esposo asintió dijo—. Bien, cuando vuelvas de ese viaje hablaremos de lo nuestro. Puedes decir lo que quieras de Krystal, pero nosotros tenemos problemas y es obvio, Jongin.

El chico asintió sin nada más que agregar, sabía que contra ese nivel de seriedad de Kyungsoo no podía hacer nada más. El pelinegro se dio la vuelta, para poder hacerse tonto con todo lo que había en el tocador, sólo quería que Jongin se fuera de una vez por todas. 

—Será lo que digas —usó su voz más provocadora, y jaló la toalla que Kyungsoo llevaba puesta, dejándolo sin ninguna protección.

—Jongin —se volteó para reclamar ese comportamiento tan infantil de su esposo, pero se resistió cuando él jaló su cintura para dejarle muy pegado a su entrepierna—. Dije que hablaríamos después de que regreses de tu viaje.

—No vamos a hablar, Soosie —Jongin golpeó y apretó el trasero circular de Kyungsoo, después de morderse el labio al hacerlo, al chico más bajo le gustaba esa sensación.

Pero se sorprendió mucho más cuando Jongin se quedó en cuclillas a la altura de su miembro punzante, estaba bastante nervioso, no sabía que haría. 

Jongin pareció masajear su pene, el cual estaba algo cansado el día de hoy, sonrió y lo vio a los ojos, lo que definitivamente no vio venir fue a Jongin lamiendo la punta rosa de su pene, lamiéndolo, causándole un dolor en la parte baja del cuerpo, haciendo que Kyungsoo tuviera que sostenerse del mueble que tenía detrás. 

Jongin comenzó a dejar ir toda la polla de Kyungsoo en su boca, porque bueno, joder, era demasiado deliciosa, bombeaba una y otra vez, para cansar así a Kyungsoo que no podía más, jadeos y muecas mezcladas entre desesperación y placer. 

La boca caliente de Jongin resonaba a la perfección en el pene de Kyungsoo, quien no pudo contenerse y se dejó ir, el semen comenzó a salir de él y aunque Jongin era novato en eso de dar una mamada, no evitó tragar un poco de esa esencia blanca de Kyungsoo, alguna parte de ello, rodó por los bordes de su labio, pues no pudo consumir todo en su totalidad, pero sonrió cansado después de eso.

Kyungsoo cayó de rodillas ante él, sorprendido por el nivel de sacrificio, ambos se mantenían por primera vez en segundos a la misma altura, vio el esfuerzo que Jongin había puesto en todo esto, sabía era muy extraño para él, pues nunca habían intentado nada del sexo oral.

El bajito limpió los restos de semen de la boca de Jongin, mientras este se mantenía en shock por lo que acababa de hacer, después desabotonó el pantalón de mezclilla que su esposo traía puesto y lo bajó hasta sus rodillas, al igual que su bóxer.

Kyungsoo sabía lo que hacía, esta sería, probablemente, la última vez que haría el amor con Jongin. Se acercó para acariciar sus mejillas, besar sus labios con ternura y mucho cuidado, mientras unas pequeñas gotas ácidas corrían por sus mejillas, le dolía despedirse de su esposo de esta manera tan hipócrita, sin que el mismo Jongin lo supiera, que manera tan vil de deshacerse de lo que ya no necesitamos, ¿no creen?

Después de darle ese último beso, sonrío como casi nunca lo hacía, no quería que Jongin sospechara algo.

Kyungsoo se alejó para después darle la espalda, ponerse de rodillas y dejar sus manos en el suelo, dándole todo el campo necesario para follarlo. Jongin reaccionó ante ese gesto tan generoso y abnegado.

Se puso de pie, terminó de quitarse toda la ropa que le faltaba, y vio a Kyungsoo, tan perfecto como sólo él podía ser, tan dulce como su alma se lo permite y condenadamente sexy sin límite alguno.

Se lamió el labio inferior, y presionó la delgada cintura de Kyungsoo para hacerla chocar contra su grueso tronco, el pequeño cerró los ojos, Jongin se mantuvo expectante, tocó su entrada bastante bien lubricada por la ducha que recién había tomado y preparó lo suyo. Agarró su pene para poder introducirlo en Kyungsoo, la única persona con la que él desea y puede estar, lentamente, mientras presionaba desde su cintura, para poder lograr un acercamiento más placentero. Kyungsoo se descompuso entre jadeos y gemidos regulares.

Para Jongin había sido un gran día, sobre todo después, cuando terminaron abrazados entre las sábanas de su cama. Pero para Kyungsoo, esa había sido la última parte para completar el ciclo, el proceso para dejar ir atrás su matrimonio y todos los problemas.

[Días después...]

Las maletas de Jongin estaban listas para su viaje, éste duraría aproximadamente dos semanas, en las cuales estaría investigando un caso especial para la Policía Federal de Busan, era un gran encargo, pero él y todos sus demás compañeros confiaban en sus capacidades para llevar a cabo una misión exitosa.

Kyungsoo estuvo ayudándole a escoger las cosas que debían ir en su maleta y desechando las que sólo iban a ocupar espacio. Honestamente Jongin no necesitaba la ayuda de nadie para hacer un par de maletas, pero había notado a Kyungsoo tan distante que no pudo evitar pedirle consejo acerca de su equipaje.

Dos maletas y una pequeña bolsa de mano fueron suficientes para ese viaje, Kyungsoo trataba de mantenerse al margen y no acercarse demasiado a Jongin, guardar su distancia porque según la opinión profesional de Baekhyun: "sólo estaba alargando su sufrimiento con él", no hubo ni un beso en tres días, lo que le estaba carcomiendo el cerebro al chico alto.

¿Por qué Kyungsoo pasa de ser tan entregado como aquella noche, a ser tan distante como ahora? No lo vería en dos semanas y él le negó la entrada en su ducha matutina.

Jongin tuvo que calmar todos esos pensamientos que se originaron cuando escuchó a Kyungsoo en la ducha, masturbándose, ¿prefería el afecto de su mano que el suyo? ¿Que había hecho mal esta vez?

Era algo muy frustrante, no había sido un mal esposo, ¿o sí?

Incluso se impresionó demasiado cuando Kyungsoo no le dejó tocar el trasero por la madrugada de hace dos días.

Su mano avanzó sin hacer mucho ruido, por debajo de las sábanas, sintiendo su textura hasta llegar a algo mucho más suave. Movió su mano en círculos, esperando estimular las hormonas de Kyungsoo, pero lo que él mismo respondió, le dejó con la boca abierta.

—No quiero que me toques. Duerme.

Se preguntó si había hecho algo malo, pero por más que le buscó una solución, no la encontró. 

—Amor... tengo que apresurarme, mi vuelo sale en dos horas, pero el tráfico está muy pesado —gritó desde la mesa para que Kyungsoo se apresurara, bajó de la recámara con una de las maletas y esperó que Jongin llevase la otra.

Ambos salieron hasta el pasillo para adentrarse en el elevador, pero justo antes de que Jongin presionara el botón Kyungsoo recordó.

—¡La mariconera! —gritó al darse cuenta de que había olvidado la bolsa de mano, la más importante, allí se encontraba el dinero, los medicamentos, los documentos y los boletos—. Baja, en un segundo estoy contigo —le dijo a Jongin para que continuara su camino hasta recepción. 

Jongin presionó el botón del primer piso, pero se detuvo en el segundo, un par de chicos riendo animadamente entró también.  Jongin sonrió al darse cuenta de que era el chico que le caía bien, Yixing, el de origen chino, y el que supuso era su compañero de departamento.

—¡Hola! —habló Yixing después de notar que era Jongin quien estaba en ese mismo ascensor, Jongin guardó silencio, esperando que su vecino le dijera el nombre del otro sujeto, hasta que después los presentó.

[...]

Kyungsoo buscó por todas partes y por más que quería acordarse de donde carajos había dejado la mariconera, no podía, revisó la cama, el ropero y nada.

Hasta que por fin recordó, vio bajo la cama y kaching, allí estaba, se metió hasta que pudo alcanzarla con su mano y la sacó de allí. Corrió por toda la casa y cerró la puerta con llave.

Presionó el botón del ascensor, esperando a que éste lo llevara hasta la recepción con Jongin, aunque bueno, de haber sabido lo que se encontraría, quizás se habría tardado más. 

Por fin el elevador llegó hasta la primera planta, Kyungsoo caminó hasta donde Jongin, las dos maletas y dos sujetos estaban junto a él, platicando muy divertidos. Kyungsoo abrió la pequeña bolsa para asegurarse que todo lo que Jongin pudiera necesitar se encontrara allí.

[...]

—Él es Chanyeol —Yixing presentó a su amigo ante su nuevo vecino—. Es mi roommate.

Chanyeol hizo una reverencia al igual que Jongin, quien sonrió con un poco de morbosidad y no pudo resistirse a preguntar.

—¿Ustedes son pareja?

Ambos se echaron a reír, tenían una buena relación como para no ofenderse cuando les insinuaban algo por vivir juntos.

—No —contestó Yixing—. Yo soy muy masculino, en cambio mi amigo, él si es bastante gay.

Chanyeol soltó una risita después de escuchar ese comentario y decidió defenderse.

—Yah, tendrías mucha suerte de ser mi novio.

Los compañeros de cuarto ayudaron a Jongin con las maletas al salir del ascensor, el silencio reinó hasta cuando él les comentó.

—Tengo que esperar a alguien, está por venir.

Ambos asistieron para después comenzar de nuevo a conversar.

Kyungsoo vio la fecha y la hora de los boletos, definitivamente era la correcta, Jongin estaría a tiempo en el aeropuerto, si es que se apresura, claro está.

Jongin sonrió al ver a su esposo llegar hasta su lado, lo rodeó con el brazo y lo presentó ante los dos caballeros.

—Este es mi esposo... —estaba a punto de decir su nombre hasta que fue interrumpido.

—Kyungsoo —Chanyeol terminó la oración.

Para el bajito, esa voz era inconfundible, preocupado y temeroso elevó la vista, esperando con todas sus fuerzas estar en un error, para poder volverse a deslumbrar con la mirada de Chanyeol, pero después el peso de la realidad cayó sobre los hombros de ambos, a fin de cuentas.

—¿Ya se conocen? —les preguntó Jongin, esperando la respuesta de cualquiera de los dos.

La sonrisa en el rostro de Chanyeol se borró al igual que la confianza de Kyungsoo.

—¿Esposo? —Chanyeol cuestionó, Jongin asintió y Kyungsoo bajó la mirada. Segundos pasaron para que el cerebro de Chanyeol carburara de nuevo y se dirigió a Yixing—. Vámonos. 

Su amigo a pesar de entender lo que estaba pasando fue comprensivo y apoyó a Chanyeol, yendo tras él, devuelta a su apartamento.

Jongin se sorprendió como esos chicos que habían sido tan educados, se iban sin despedirse, y volvió a preguntarle lo mismo a Kyungsoo.

—¿Lo conoces?

—Una noche en el bar de siempre, con Baekhyun, bebimos uno o dos tragos, fue más buena onda que ahora —comentó impresionado por la facilidad con la que le había salido esa mentira tan convencible.

Jongin vio la hora en su reloj, y se alarmó.

—Amor tengo que irme ya, nos vemos en dos largas semanas —Kyungsoo no estaba en su mejor estado y ni siquiera notó cuando Jongin besó sus labios con pasión de sobra, cerró los ojos sin darse cuenta de que estaba en la recepción, y después su esposo se marchó.

Kyungsoo suspiró cansado de tantas emociones y se dio vuelta, para notar a Chanyeol, quien todavía se encontraba en el elevador, más que molesto por haber presenciado ese beso tan conmovedor.

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