Misa

He andado de un lugar para otro, vengo como invitada lo tengo muy en claro, pero no puedo evitar no tomar fotos de todo.

Todo luce tan colorido, tan estético, está cena es preciosa.

—Misa, deja la cámara no estás trabajando.

—¿Ya vistes los globos? —tomo mil fotos del arco dorado con detalles plateados —¿Cómo algo tan infantil puede lucir tan bonito?

—Lo mismo me preguntó yo.

Una voz familiar llegó hasta mi, me gire y observé a un joven alto y atractivo, que tarde como dos segundos en reconocer.

—¿Sota Sempai?

—Misa-chan.

Lo abrace y me giro con él.

—¿Cuánto tiempo? Que bien te vez ¿Puedo tomarte una foto? —tome mi cámara emocionada.

—Claro, solo con la condición de que nos tomemos la foto juntos.

Saco su teléfono y pose a su lado, haciendo una V con mis dedos, cuando me mostró el resultado de fondo nos observaba unos ojos conocidos.

—Debo, debo irme.

Si quería verlo, tenía muchas ganas de hacerlo, pero no podía, aún no estaba lista, quiero verlo sin desear abrazarlo y pedirle que me perdone por dejarlo.

Pero soy estúpida y más pequeña que él.

Así que dos pasos ya me había alcanzado.