XVIII | "Κουτάβι" |

| Español: Titiritero |


John

Apenas había logrado conciliar una hora de sueño, intenté dormir hasta tarde pero no pude. No por las pesadillas de lo que vi esa noche, no, esas vendrían muchísimo tiempo después; me sentía inquieto.

Casi podía comparar mi inquietud una vez que hice mi examen profesional para la especialidad pero ahora era para salir y dejar sin ninguna posibilidad de escapar a esta secta de locos... Pero también estaba Garrett, un muchacho sumido ante los deseos de su madre; quizás si se libraba de su sombra podría ser alguien mejor, cambiar la suerte de esta gente y crear una verdadera comunidad.

¿Se merecía una oportunidad? Todos la merecemos, él me dio la mía. Podía perfectamente haber ignorado mi sutura —que ahora estaba cicatrizando ante la ausencia de los puntos— y condenarme a muerte, pero no lo hizo; Gamma me había dado comida, cama y techo donde sobrevivir, me sacó de la situación difícil que pasaba.

Me incorporé de la cama, aun con la idea rondando una y otra vez sobre mi cabeza, y me dirigí a la ventanita. Con el torso desnudo y solo unos pantalones en mi humanidad, las corrientes gélidas hicieron sacudir por la sensación.

—Vamos John, piensa —dije en voz baja, mientras llevaba mis extremidades superiores a mi cadera, suspiré—. Estás en un hermoso y complicado enredo...

Sacudí mi cabeza y me concentré en la vista, que irónicamente, nunca me había detenido a observar. La avenida principal se veía tan solitaria y lúgubre por la presencia de los fantasmas caminando en las aceras y los coches abandonados en el asfalto.

Recordé lo que era vivir fuera, lo que fue vivir día a día, sobrevivir mientras peleaba con animales callejeros por una simple lata de verduras. ¿Valía la pena ignorar el hecho de que un actor asesinara a inocentes a cambio de un lugar seguro?

Mi sentido de supervivencia decía sí, sí vale la pena; pero mi lado racional y mi lado de médico decían que tenía que salvar las vidas.

Tallé mi rostro de forma desesperada, era un caos; no formulaba los pensamientos en el orden correcto, ¿acaso estaba volviéndome uno de ellos? ¿Dónde se había quedado mi frío razonamiento? ¿En qué momento empecé a pensar y decir cosas sin sentido?

Me retiré de la pequeña ventana e hice el recorrido hacia el pequeño guardarropa donde estaba mi mochila, al abrir la puerta, pude ver que tenía muy poca ropa, casi nada en realidad; tomé una simple camisa blanca y al retirarme vi mi mochila abierta, alguien había entrado y me había quitado todas las armas escondidas que Sara me había dejado.

Alguien había dejado me indefenso —más de lo que ya estaba—, alguien quería verme en la locura.

—Me lleva la... —Había comenzado a insultar al aire, hasta que mis neuronas volvieron a hacer sinapsis.

Dejando la playera en el suelo, me agaché y hurgue en la mochila —donde había movido las armas que Sara me dejó en una bolsita de cuero sintético después de la llegada de Beta—; las bolsas secretas seguían intactas. Mis cursos de sutura habían rendido frutos, busqué el compartimiento de abertura, al dar con él, sonreí como crío; al meter mis manos descubrí que seguía teniendo algo, el tantō seguía en mi poder.

Necesitaba actuar en el momento correcto, pensar cabeza y calcular todas mis posibilidades. Dejé la mochila en su sitio, tratando de dejar todo como estaba, tomando la playera, me retiré cerrando las puertas del ropero y caminé hacia la cama.

Me deshice de los pantalones de pijama y tomé los de mezclilla negra, deslicé mi torso entre la playera blanca, mis pies entraban en las viejas botas, mi muñeca se revestía de un Reloj-Comunicador; con una meta fijada, caminé hacia la bata que colgué anoche con gran miedo.

Me la puse y metí inconscientemente mi mano en los bolsos. El bisturí negro estaba adentro, el que había tomado sin pensar de la mesa de El Cirujano; cerré los ojos, imaginándome la escena en la que él perdería. Saqué mi mano y la metí en mis bolsas del pantalón.

Abrí la puerta y pude notar cómo el pasillo contenía la respiración ante mi presencia, la mayoría de la gente seguía dormida, apenas amanecía y nadie rondaba los pasillos. Mientras la fuerza de fricción absoluta cerraba la puerta, caminé con las manos en los bolsillos, hilando todo; llegué a las escaleras, bajé todos los pisos hasta el vestíbulo.

Caminé hacia la puerta principal, evité leer aquella frase que había entendido hace unas horas; seguí hasta las escaleras que conducían a la entrada del Metro.

Los hermosos adornos en mármol hacían la perfecta resonancia de mis pisadas mientras que las obras de arte eran testigo de cómo planificaba mi plan. Con la mente en otro lado y mi cuerpo en otro, llegué a mi destino. Elevé mi cabeza y pude ver a la gente siendo explotada, a los trabajadores moviendo los carros con explosivos y sobre todo, pude observarlo a él.

—¿Trabajando duro o durando en el trabajo? —pregunté en voz alta, necesitaba una frase de humor para ganar confianza.

—¿Eh? —cuestionó Omega, su vista estaba perdida en el infinito. Era eso o estaba durmiendo mientras se recargaba en la barandilla; al escucharme dirigió su mirada hacia mí—. Es igual —respondió siguiendo la referencia—. ¿Qué haces aquí, Médico?

En lugar de responder, subí las escaleras hasta llegar a él, quería verlo a los ojos. Necesitaba saber que Oliver no iba a detenerme.

—Hace unos meses, Alfa me presentó este lugar —recordé, al llegar a su lado; mi cuerpo seguía relajado—. Quería estar aquí un rato, sabes. —Elevé mi mano y la giré en el aire—. Pensar.

—Noche difícil, ¿cierto? —No respondí, aunque estoy seguro que sabía la respuesta—. Todos son así cuando conocen al Cirujano; todos son escépticos cuando ven sus funciones, no entienden el arte que se oculta tras...

—¿Operar a alguien para purificar su alma? —pregunté con la primera mentira de mi plan. Él me observó perplejo y asintió—. Todas aquellas personas no pueden deleitarse con aquel espectáculo; al menos yo como médico, sentí que fue un espectáculo peculiarmente maravilloso, una muestra de mezclas clásicas con la pizca de suspenso. Una escena increíble.

Necesitaba que él se fuera para planear mi siguiente movimiento y tenía que usar las palabras correctas. Porque al parecer lo estaba haciendo.

—Me arrebataste las palabras de la boca, Médico... —bostezó—. ¿Podrías cubrirme un par de horas? —preguntó de pronto, lo había conseguido pero tenía que poner cara de qué-me-estás-hablando—. Llevo despierto toda la noche y necesito una ducha. —Alzó su brazo y olió su axila con repugnancia—. Y pegar una pestañita.

»Pero no puedo dejarlos solos, ¿podrías?

—Claro, mi guardia no empieza sino hasta dentro de tres horas —sonreí con falsedad. Era un experto en mentir—. Puedes confiar en mí, Omega.

Seguí sonriendo y enfoqué mi vista al frente. Quería actuar natural.

—Y pensar que decía que nos traería problemas tenerte aquí... —comenzó a decir, mientras me daba un golpe en el hombro —. Qué equivocado estaba.

«—Ni tanto —pensé».

—Regresaré en dos horas, ¡no te duermas, médico!

Dicho eso, dio media vuelta y caminó hacia las escaleras. Lo seguí con mi mirada hasta perderlo de vista.

Cerré mis ojos nuevamente, habiéndome deshecho de Oliver, podía pensar en cómo transportar la cantidad suficiente de dinamita para derribar la entrada del Metro; claro sin que se derrumbe todo el mítico edificio.

No quería ser el culpable de demoler una de las construcciones más hermosas y antiguas del país. Me dirigí hacia los asientos y me recosté, no podía hacer nada a menos que fuese guardia nocturno.

La confianza de Beta la tenía en la bolsa por haberlo salvado y Alfa comenzaba a confiar en mí, solo era cuestión de tiempo para que yo ganara esta responsabilidad y dar la oportunidad de descansar.

Tenía que mover la suficiente cantidad de explosivos para poder escapar, dejar sin los medicamentos necesarios para el tratamiento de ambos líderes y quizás, en el proceso convencer a Garrett y a Dayan de escapar de aquí porque con la futura muerte de su madre a causa del lupus no tenía nada más que lo atara aquí.

Mi plan estaba hecho, tenía que escapar como fuera del Ágora y en el proceso, quizás acabar con esta banda de sectarios. Y más si en mi camino estaba acabar con el Cirujano, lo haría gustoso.

Solo tendría que esperar a que Alfa me diera la autorización. Y así poder poner en marcha mi plan.

Acabar con los Antiguos de una vez por todas. Aún si involucrab volver a la vida de superviviente que tenía.


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Volvemos con esta hermosa historia de medicina y teatro. ¿Listos para la última parte?

¡Quedan solo 9 capítulos para terminar esta historia! Estoy tan emocionado porque no pensé que la acabaría jejejeje.

Necesito su opinión, ¿quién creen que es el Cirujano? ¿El plan de John funcionará? ¿Qué hace Omega en el Arrabal?

¡Descúbranlo la siguiente semana!

Me voy a dormir (sí, lo terminé a las 12 am hora CDMX) y el día que lo estoy publicando tengo clases.

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¡Farewell!

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