XIII | "Βαθιά Συζήτηση" |

| Español: Conversación Profunda |

Canción de Multimedia: My Way - Frank Sinatra

John

 Alfa me dejó ir muchísimo más temprano de lo usual, dándome la excusa de que la tarea que me había encomendado era más que suficiente para mantenerme ocupado.

Regresar a mi zona de trabajo no fue una tarea difícil, los caminos por los que transitaba —que por lo general eran de noche —, estaban grabados completamente en mi cabeza debido a la travesía mecánica dominguera. Me moví como pez en el agua, con las manos en los bolsillos y con la cabeza en otro lado, en la enfermedad que poseía Bella.

Era raro llamarla por su nombre, aún más raro que no me confiara su enfermedad antes y lo peor de todo, demasiado extraño que confiara en mí para liderar su comunidad, un hombre que solo llevaba un escaso mes.

Mi meta nunca fue convertirme en una cara dentro de una comunidad ya que mi trabajo constaba de salvar vidas y ayudar a todo aquel que lo necesite; era demasiado trabajo gobernar y mantener todo bajo control, prefería mil veces vivir bajo la filosofía de un médico.

"Siempre toda la vida y jamás ponerla en riesgo".

Volviendo a la enfermedad, ¿por qué no se lo ha dicho a su hijo? ¿Por qué él no puede encargarse del Ágora? ¿Qué otras responsabilidades son las que posee?

El impacto de una figura femenina me volvió a la realidad, sacándome de ese transe, inmediatamente la tomé entre mis manos para evitar algún accidente.

—¡Ouch! —dijo Dayan, quejándose y masajeando su frente.

—Perdón —me excusé, revisando por encima su golpe. No era nada así que la solté—. Tenía la cabeza en otro lugar.

—Disculpa aceptada —respondió, frotándose un ojo—. ¿En qué pensabas? ¿En tu encuentro programado con Sara?

—En que si hace un mes me hubieran dicho que tendría que ocuparme del área médica en una comunidad; primero me hubiera auto diagnosticado locura. —Ella rio con sus ojos—, y segunda, jamás me lo hubiese creído. —Hice una pausa una vez que sus palabras las había comprendido, alcé mis manos para protegerme y comencé a negar—. Nada de eso, espera, ¿cómo es que lo sabes?

—Soy la líder de las Bacantes, ¿lo recuerdas? —Comenzó a caminar hacia la puerta de mi consultorio, sin querer al final había llegado a mi piso—. Y tengo que checar la integridad de todo. —Hizo una pausa y se detuvo—. Pues, créetelo —añadió, respondiendo lo de ser encargado de la salud. Abrió la puerta de mi habitación/consultorio y entramos—. Eres uno de los miembros más vitales de aquí...

—Quisiera que no sea así... —susurré, suspiré y eso pareció ocultar mi confesión.

—... muchos ya te empiezan a decir Médico —continuó, yo me adelanté y me senté en mi escritorio, ella dejó lo que parecía una pequeña carpeta—. ¡Perdona! Es un mote tonto y estúpido que el pópulo comenzó a decir y siéndote sincera, me gusta más que "doctorcito", ese suena muy de rancho...

—Mide tus palabras —señalé mientras me acercaba a mi escritorio. La caja que mencionó Alfa ya estaba ahí—. Yo estuve realizando mi internado en un pueblo. La gente seguía conservando esas hermosas costumbres del siglo XVI, bueno, las hermosas costumbres de no tener tecnología.

Introduje mi mano en mi bata y tomé un pequeño bisturí, el mismo bisturí que guardé semanas atrás, deslicé mi mano sobre la cinta adhesiva y se abrió la caja.

—¿Qué es eso? —preguntó la chica que me acompañaba.

—Esto es... —dije, introduciendo mi mano en la caja, después de un rato la saqué con un pequeño paquete transparente—. Preservativos, pastillas del día siguiente, tratamiento de pastillas mensuales y un bote para la orina.

—¿Y para qué es...? —cuestionó Sam, yo la interrumpí lanzándole la bolsa a sus manos. Con torpeza la detuvo.

—Para las bacantes. —Le entregué una bolsa—. Alfa me ordenó que vendrían todas y como tú eres su líder, tienes que recibir el paquete primero.

—¡Sabes que odio ser una de ellas! —reclamó, mientras observaba el paquete—. Me encanta hacer otra cosa, como salvar vidas contigo.

—Pero sí solo hemos salvado una —respondí, señalando a Beta, el cual estaba en una cama contigua a mi habitación—. Y no solo me ayudaste tú...

—¿Vas a decir que el estúpido de Garrett te ayudó más que yo? —cuestionó con enojo, me quedé en silencio—. Vamos, ¡responde!

—Dayan, sabes que no...

—¿Crees que por ser mujer, solo sirvo para que los cabrones como tú o aquel estúpido de Beta tengan sexo? —preguntó ofendida, señalando al enfermo.

—¡Cállate de una vez! —espeté, golpeando la mesa, no soportaba las peleas—. Sabes que te respeto, pero son órdenes de Alfa —Abrí la bolsa desesperadamente, tardé unos segundos para encontrar mi objetivo, lo tomé y se lo entregué—. Toma, orina aquí y tráelo con tu nombre. No tengo idea de cómo van a analizar pero son mis órdenes —Ella seguía inmóvil ante mi reacción—. ¡Vete mientras reviso al paciente! Ya hablaremos después —terminé, dándole la espalda y saliendo a la habitación continua.

La presión de cumplir con una orden que era una rutina muy pesada y si agregamos que tengo que aguantar los enojos que tiene con Gamma, iba a explotar como olla de presión. Inhalé y exhalé justo cuando Dayan se había ido por fin.

Estaba revisando los signos vitales mientras Beta despertaba, habían pasado unos diez minutos desde que le inyecté su medicamento.

—¿Desde... cuándo son amigos? —preguntó el herido. Yo lo observé extrañado, él me sonrió ligeramente—. Me refiero a Dayan, oí sus gritos hasta aquí.

—Desde que pasamos mucho tiempo cuidando su salud. —respondí tomando la carpeta y apuntando las lecturas—. ¿Cómo amaneció, Beta?

—Con una posible lesión de cuello y mucha ausencia de dolor en mi pecho —bromeó y comenzó a toser, provocándole dolor. Yo dejé la carpeta al pie de su cama—. ¿Problemas en el paraíso?

—¿Qué paraíso?—pregunté con ironía, cruzándome de brazos.

—Dime Adam —dijo, un tanto divertido—. Beta es un nombre de un guerrero no de un inválido

—Bueno, Adam —dije con curiosidad —. ¿De qué paraíso hablas?

—¡De este! —alzó los brazos, mientras daba una sonora carcajada. Yo esperé a que terminara—. No ya en serio, hablo del Ágora. ¿Cómo te han tratado, Médico?

—Ha sido una experiencia demasiado religiosa...

—¿Tanto así? —cuestionó con sarcasmo. Yo asentí—. Pon la música, por favor.

Bajé mis brazos y negué. Desde que Beta despertó, siempre pedía la misma canción de Frank Sinatra. Fui hasta el reproductor antiguo y seleccioné la canción, subí el volumen a lo máximo y la melodiosa de Sinatra comenzó a esparcirse a lo largo del pequeño consultorio.

—Nunca me dijiste por qué te gusta esa canción... —comenté, mientras me volvía a acercar a la cama.

—Me recuerda a mi juventud, a todas las cosas que hice como deportista. Amaba el basquetbol y era demasiado bueno para mi edad —recordó mientras subía su mano detrás de su cabeza—. Cuando inició esta catástrofe, me encontraba aquí escuchando esta canción...

—Un momento... ¿Estabas aquí? —Él asintió—. Explícate.

—Yo soy actor. Me encontraba ensayando mis líneas del Fantasma —dijo, parecía que soñaba despierto—. Era el sustituto del propio Fantasma, ¿loco, no?

—No solo suena loco, te he oído cantar y eres un gran soprano

—Gracias, pero al público no le gustaba que yo fuera el sustituto —Hizo otra pausa y me observó—. Siempre tenía el protagónico nuestro antiguo líder, Adler... —Lo observé, buscando más razones—. Cuando comenzó todo, el Cirujano lo purifico.

—Espera... ¿Dijiste "Cirujano"? —Volvió a asentir—. Cuéntame sobre su papel.

—No tan rápido vaquero. —Me detuvo y tosió—. Primero gánate la confianza de todos y después te la cuento... Ahora súbele a la música y déjame dormir un rato. Sédame o algo, que la herida me duele.

Le hice caso a su petición sin rechistar, no tenía caso seguir la charla con él. Puede que los analgésicos y sedantes le hayan freído el cerebro y lo hayan hecho actuar así. Nunca decía algo, pero a su vez siempre decía todo. Inconscientemente él me plantó la semilla del "Cirujano". Un personaje que guardaba todo el misticismo de esta secta.

Tomé el sedante y se lo apliqué en la pequeña manguera que conectaba con su cuerpo.

—Descansa, Adam...

La puerta de la habitación fue abierta de golpe.

—Ten tu muestra. —espetó Dayan, entre arrepentida y enojada dejando el vasito sobre el escritorio. Yo la tomé—. Espero que tengas suficiente.

—Lo es... O bueno, al menos creo que lo es y si no, bueno ¡que se jodan! —exclamé cansado y con una sonrisa. Ella se dio la vuelta, dispuesta a salir—. Espera

»Sé que estás presionada por todo, las Bacantes son algo que está mal y que estás resentida con Garrett. También sé que no es de mi incumbencia, pero traten de arreglarlo. —Me rasqué la nuca—. Hace rato, él se sentía mal por ti; no sabe cómo disculparse, los hombres son... podemos llegar a ser muy idiotas.

Ella guardó silencio, mientras veía a la nada.

—¿Me expliqué? —volví a preguntar. Ella asintió.

—Lo entiendo, John. —Ella ya conocía mí nombre de pila—. Gracias por entender.

—Siempre.

—Eres el mejor, Médico —confesó, elevando su cabeza con una sonrisa coqueta impresa en su faz. Siguió su camino hasta la puerta, al tomar la perilla se volvió a girar—. Ah sí, en unos minutos empezarán a venir las chicas. Les expliqué que es algo que tiene que hacer, como medida de prevención; trátalas bien.

—Lo haré —prometí con una cálida sonrisa.

Dicho eso, ella se fue, cerrando la puerta tras de sí. Dejándome solo mientras Sinatra terminaba a su manera.

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   ¡Feliz año nuevo a todos! Este en teoría iba a ser el último capítulo del año, pero el reloj se me consumió por todo lo que he tenido en mi cabeza estos últimos días. Mejor dicho, meses.

   Llevo atravesando unos meses infernales. Desde la separación de seres queridos hasta la depresión misma. Algo que no le deseo a nadie.

   Ha sido uno de los años más difíciles de mi vida, quizás el más fuerte. Pero sigo aquí, he conocido a distintas personas que han hecho mi travesía más llevadera y sobretodo, este año conocí a personas aquí en Wattpad que fueron pilares para la voluntad de este escritor.

   Sé que ya es 2019 en mi franja horaria (CDMX), pero en alguna parte del mundo sigue siendo 2018. Así que... ¡Se acabó Phoenix's Madness! Para ese año xdxdxd

   ¡Porque este 2019, va a ser mi año! Cómo chingaos no... Se vienen cosas increíbles, la finalización de esta novela y la posterior publicación de la segunda parte (que confesaré tengo el prólogo y capítulo uno escrito) y lo que más me emociona, ¡EL INICIO DE LA PUBLICACIÓN DE "25 DÍAS"! Llevo meses planeándolo y juro que valdrá la pena.

   Porque siempre tenemos que renacer cual fénix que somos.

   Una vez más, ¡feliz año nuevo a todos!

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¡Farewell!

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