XII | Δυναμίτη |
| Música de Multimedia: The Darkness -Our Last Night |
| Español: Dinamita|
John
—Hubo algunos inconvenientes con las bacantes —dijo Beta, elevando su mano, restándole importancia—. Bien, Médico, hoy aprenderás sobre el trabajo honrado que hace el gobierno con el Pópulo para mantener y expandir esta hermosa doctrina a más supervivientes...
—O sea, ¿cómo? —pregunté, tirando la bolsa de los cacahuates en la basura. Aun siendo una secta de locos, tenían la mayor higiene que he visto en mi vida.
—Mi madre quiere decir que verás como explotan a todos aquí y que, si no hacen el trabajo, no hay seguridad —exclamó Garrett, con cierto grado de enojo. ¿Le habrá enojado el mencionar a las bacantes?
—No vuelvas a decir eso, Gamma —respondió el de gabardina negra, mientras su puño impactada con el brazo del castaño—. Tienes que respetar a tu líder.
—Yo no tengo necesidad de estar aquí —espetó Garrett, mientras se iba, chocó su hombro conmigo. Iba a ir por él, cuando su madre me sostuvo por mi brazo.
—Déjalo, se le pasará —musitó, restándole más importancia.
—¿Por qué está así? —cuestioné.
—Delta, la líder de las bacantes. Pelearon de nuevo y necesita espacio, además no ha dormido... —comentó Omega, pensativo. Dio un rápido bostezo, se veía en su faz el cansancio—, a lo que me recuerda, ¿y mi reemplazo?
—Somos nosotros —confesó mi acompañante. Yo me limité a guardar silencio.
—¿Ustedes? —preguntó con absoluta incredulidad; Alfa asintió—. Bien, iré a dormir y en unas horas regreso.
El de gabardina negra se fue, dejándonos a cargo de toda la operación a la líder y a mí.
—¿Cómo que somos el reemplazo? —cuestioné, una vez que estábamos solos.
—Sí, lo somos —respondió más serena—. Casi nunca me inmiscuyo en los asuntos menores del Ágora, pero teniéndote que explicar cómo funcionan las cosas aquí, tomé la oportunidad de cubrir por un par de horas.
» Además, ¡siento que va a ser emocionante conocer al populo! —exclamó con un leve toque infantil, reí ante ese gesto—. Es la primera vez que te veo reír, Médico.
—No soy de reír mucho. —Era la primera verdad que decía frente alguien diferente de Sara—. Además, sonaba un poco infantil...
—Las personas no podemos dejar de tener esos pequeños placeres, no podemos dejar de lado que fuimos niños y aunque desafortunada sea la vida, tenemos que reírnos de ella. Porque no sabemos si será nuestra última risa —dijo filosóficamente, mientras se adelantaba y subía las escaleras de unos pequeños andamios; yo me quedé pensando. Se detuvo y giró su cabeza un segundo—. ¿No vienes?
Salí de mi aparente colapso mental y la seguí escaleras arriba, mientras observaba como cada hombre, mujer y niño cargaban una caja con dinamita. La cara de sufrimiento de aquellas personas era evidente y que a pesar de tener un techo sobre el cual dormir y donde se sentían protegidos por La Tormenta, serían capaces de soportar todo. Inclusive la explotación.
Nos detuvimos en lo más alto del andamio, ahí se encontraban dos cómodas sillas donde se podía observar el calvario del pópulo; Alfa me ofreció una bebida de la pequeña nevera y me invitó a sentarme.
Aún teniendo aquella impotencia de no poder ayudarles, me senté a observar y a analizar, porque no sabía por qué me había llevado a ese lugar.
—Veo que no me has hecho preguntas en esta ocasión, Médico —exclamó la líder del Ágora. Yo elevé mi mirada hacia ella, hacia sus ojos—. ¿Por qué?
—No tengo preguntas.... —respondí sinceramente—. Bueno, solo una, pero no tiene nada que ver con lo que hacen... aquí.
—¿Cuál es?
—¿Por qué me enseñas todo esto? —cuestioné, abriendo mis brazos
—Porque tienes que aprender a...
—No, no me refiero a este lugar en específico; me refiero a que por qué me enseñas todo, todo el Ágora.
—Te ganaste la confianza de mi hijo muy rápido —comenzó a enumerar, mientras soltaba su bebida —, poco a poco la gente te empezó a llamar "Doc.", te ganaste un nombre. Y luego vino el... el "accidente" de Alpha", lo curaste sin importarte nada, simplemente salvaste una vida.
—Es mi trabajo como médico...
—Lo sé, yo también soy consciente del código ético que manejan todos los doctores; pero me refiero a que aún humillándote y arrastrándote por toda la línea del metro, soportando todas las carencias que te sometió Omega y sobre todo, hiciste que ese saqueador no escapara.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—Eres un líder, Médico. Un líder nato.
—Solo soy un doctor más...
—Negativo, querido; eres más que eso. —Dio un sorbo a su bebida y observó a la distancia a unos niños corriendo—. Aspiras a ser una de las personas más importantes de aquí y con tus conocimientos médicos muchísimo más.
—Sigo sin comprender...
—Estoy muriendo, John. —Era la primera vez que me decía por mi nombre real. Nadie lo sabía más que Garrett—. Sorprendido porque me sé tu nombre, ¿verdad? Deberías saber que me sé el nombre real de todos... hasta de... todos aquellos que transportan dinamita.
—Me lo imaginaba, pero ¿cómo qué estás muriendo?
—Tengo lupus... una especie de lupus inmune al IS-Core por si ibas a decir que era la respuesta. —Hizo una pequeña pausa y suspiró—. No me preguntes cómo, simplemente es una mutación demasiado rara.
—Y por eso estás muriendo...
—Sí, aun con toda la palabrería de los griegos, necesito sanar y tú eres el único que puede ayudarme.
—¿Cómo?
—Siendo el líder que el Ágora necesita. —Al parecer quedé boquiabierto, incrédulo ante las palabras sinceras de Alfa. No podía creer que una persona que físicamente estaba sana podía tener esa extraña mutación—. ¿Y bien?
—Y bien, ¿qué?
—¿Aceptarías ganarte toda la confianza de todos los integrantes del Ágora, sin importar qué ocurra en un futuro ni en qué circunstancias muera?
—¿Por qué Gamma no..?
—Porque él no está suficientemente maduro como para tener tanta responsabilidad, además ya tiene suficientes...
—Tendría que pensarlo...
—No lo pienses mucho, querido. Porque el tiempo puede llegar a comernos cuando menos lo esperemos. —dijo Beta, mientras se incorporaba y se recargaba en el barandal. Yo la imité.
—Tendría que conocer todo el Ágora. —Se giró hacia mí, sabía que me refería a los secretos del Cirujano.
—A su momento, mientras quiero hablarte sobre las bacantes...
—¿Otra vez? —Ella asintió—. Esta vez qué será.
—Ellas no pueden tener hijos. —Me observó de reojo, esperando mi reacción, me quedé sin moverme para que no dijera nada sospechoso—. Creo que ya lo sospechabas.
—¿Por qué no?
—Sería una ofensa enorme para Dionisio, la carne y vino desaparecerían para siempre y nuestra futura expansión será destruida por la ira de los Dioses.
Se veía demasiado convencida acerca de sus palabras. Otra vez la líder de la secta había aparecido.
—¿Y qué quieres que haga?
—En la tarde irán todas las bacantes a tu consultorio. —Me entregó una lista—. Quiero que les des los anticonceptivos que han sido dejados encima de tu escritorio y les hagas una prueba de embarazo. Y si una lo está, bueno, quiero que la mandes con Omega.
—¿Por qué?
—Ya verás...
—Está bien, Beta —dije, aceptando a regañadientes.
—Dime Bella. Me llamo Bella.
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¡Y volvemos con otro cap!
El siguiente será el último del año...
Ha sido uno de los años más tremendos y horribles de mi vida, peeeero ya estoy recuperándome poco a poco, para volver más fuerte que nunca.
Porque sí señores, ¡el 2019 va a ser mi año! Con la edición en puerta, Pinfall, Phoenix's Madness y... Próximamente Óbito.
Me enrollo, en fin, me voy porque tengo más responsabilidades.
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¡Farewell!
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