V | "Κρασί" |

| En español: "Vino" |

Busqué algún rastro de mentira acerca de lo que acababa de decir Garrett pero no había nada, solo sinceridad. Quizás había perdido el toque para leer el lenguaje corporal.

-¿Ocurre algo? -preguntó con sinceridad, quitando su mano del cartel. Yo negué y lo aparté para revisarlo.

Era un cartel negro con detalles en amarillo y blanco, con la foto del actor principal, Adler Murphy, del Gran Teatro Real, indicando que era una total amenaza para la seguridad de la gente

-¿Por qué Murphy es una amenaza? -cuestioné, aún con mi nula capacidad artística, el nombre del gran Tenor del Gran Teatro Real era conocido por ser una persona arrogante pero pacífica. Garrett se rascó la nuca.

-Cuando comenzó todo, nos llevó a un limbo -respondió Gamma al cabo de unos segundos, quitando el cartel y arrugándolo, intentando ocultar algo-. Desapareció en la primera purificación pero últimamente la gente dice que lo ve, que le habla. Que quiere decirles la verdad.

Asentí mientras Sara se acercaba a nosotros y nos indicaba que nos esperaban en la oficina del dueño del Gran Teatro Real. Mi primer impulso era preguntarle a ella si lo conocía, si había tenido esas visiones.

-Enseguida iremos, ¿podrías entregarme la mochila? -le pidió Garrett a Sara, ella se la entregó-. Gracias, así que si no tienes más preguntas urgentes, tenemos que ir a ver a Alfa, no le gusta que la hagan esperar.

Sara se despidió de nosotros y siguió su propio camino, desapareciendo al cabo de unos segundos; Gamma me puso una mano en mi hombro y me condujo escaleras arriba.

Y mientras subíamos, el cartel era lanzado a un bote de basura.

-Identifíquese -ordenó un tipo con gabardina negra al pie de una enorme puerta doble de madera.

Habíamos subido al séptimo piso, el lugar administrativo del Teatro, sin decir ninguna palabra. Todos y cada uno de los miembros del Ágora que topamos en nuestro camino, me observaron con curiosidad mientras Garrett sonreía a todos.

Omega llegó al cabo de unos segundos, tirando del muchacho famélico, y se paró enfrente del guardia de la puerta. Este tragó en seco al sentir la presencia del sujeto.

-Gamma y Omega han regresado de una expedición -dijo Oliver con autoridad, tirando de la cuerda del prisionero-. Traemos noticias y dos especímenes para juicio.

El guardia de la puerta asintió y empujó la puerta doble. La oficina estaba decorada de terciopelo vino, con dos sillas elegantes encontradas y marcos tallados de madera, ahí, observamos a dos mujeres y un fragmento de su conversación.

-¡Necesitamos más comida! -exclamó una mujer con un semblante serio, de nariz recta y ojos achinados con el cabello hasta la espalda alta. Traía consigo un vestido suelto blanco con flores-. Nuestras Bacantes se están quejando del mal trato que les estamos dando y ni hablar de la presencia del Fantasma, si tan solo...

-Ya lo habíamos acordado, Delta -explicó la segunda mujer, un poco más grande con un tono y semblante serio y dulce, vestida con un traje azul marino que, junto con su cabello hasta los hombros, enmarcaba una nariz perfectamente recta y a los mismos ojos penetrantes de Garrett. Deduje que era su madre. -. Sin una purificación no habrá suficiente alimento ni él se irá, quizás cuando regresen...

Alfa! -interrumpió Garrett, entrando mientras elevaba sus manos en señal de un abrazo. La chica del vestido de flores giró su cabeza con desprecio.

-¡Hijo! -dijo Alfa con orgullo, incorporándose con dificultad y abrazando a su hijo mientras le depositaba un beso en su frente. El abrazo se prolongó un poco hasta que se separaron y volvió a dirigirse a Delta-. Retírate, Dayan, luego hablamos.

-Claro, mi señora -respondió, la denominada Dayan, con duda y enojo. Se incorporó y lentamente cruzó el umbral, no sin antes, dar una reverencia.

-Espera, Dayan... -musitó Garrett mientras elevaba su mano, intentando alcanzarla. Su madre le tomó del hombro.

-Luego, hijo. -Lo giró y después lo soltó-. ¿Qué noticias me traes de los exteriores? ¿Baco les proporcionó una buena casa?

-Algo así -dijo Garrett, sentándose en la silla-. Tengo dos, ¿cuál quieres?

-La mala -respondió Alfa mientras se masajeaba las sienes y suspiraba. Se llevó la mano a la boca y se excusó-. Una disculpa, he tenido muchos mareos por la quimio, sin contar que ha sido una tarde horrible, solo quiero retirarme a descansar.

-Le dejo el honor a Omega -señaló Gamma, recargándose en la silla con las manos sobre el abdomen.

-Habla -ordenó a Oliver mientras ella giraba hacia enfrente y tomaba asiento en la otra silla.

-Mi señora -susurró Omega, apoyando una rodilla en el piso. Ella hizo una seña para que se levantara-. Encontramos a alguien intentando robarnos.

Señaló al chico famélico y este caminó avergonzado hasta ponerse de rodillas frente a Alfa.

-Lian, Lian, Lian -musitó la líder del Ágora, apoyando su cabeza sobre su palma derecha-. ¿Acaso no te dije que podías vivir con nosotros? ¿Qué maldad te hemos hecho para que nos pagues con esa moneda? Habla, ladrón.

-Yo no hice nada, ¡lo juro! -Por segunda vez escuchaba la voz de aquel tipo. A comparación de aquella vez, Lian se escuchaba asustado e iracundo.

-No te exaltes, querido -interrumpió Alfa, mirando sus uñas con desinterés. Ella sabía cuál sería su destino-. Repite tu nombre.

-Lian Butler.

-¿Cuál era tu trabajo en nuestra comunidad?

-Bueno, yo era... -La voz del prisionero se empezaba a notar que tenía muchísima sed.

-¿Eras? -cuestionó de nueva cuenta, enfocándose en los ojos de Lian-. ¿Qué eras?

-Veterinario, experto en felinos.

-Patético -señaló Alfa con desprecio-. Los gatos son despreciables. ¿No tienes algún otro talento especial?

-Amm, no, señora.

-Bien. -Se incorporó con dificultad y se acercó a la ventana mientras se sostenía del marco-. Y dime, Omega, ¿qué hizo Lian?

-Intentó robarnos y dejarnos sin provisiones -declaró Omega-. E intentó asesinar a Gamma.

Lian abrió los ojos por completo, observando a todos los presentes. Su mirada chocó con la mía, pidiendo que lo ayudara pero sabía que si decía algo, me iría mal.

-Ya veo -dijo con cierto toque de cansancio. Suspiró y dio media vuelta con una sonrisa-. Llévalo con los asistentes. Que lo preparen para la purificación, ¡tendremos un Bacanal como Baco manda! Que el Cirujano se encargue de él.

-No, no pueden hacer eso. -Lian empezó a balbucear, pidiendo clemencia. Se acerco y tiró de mi pantalón-.Diles que soy bueno, vamos diles.

-Él no es parte de nosotros, Lian -señaló Alfa. Al momento en que se acercaba lentamente-. Por cierto, ¿quién eres? Pero antes de que me digas, llévatelo, Omega.

-¡No! -exclamó Lian mientras que Oliver, con la ayuda del tipo de la entrada, se lo llevaron a rastras.

Los gritos de clemencia siguieron por unos cuantos minutos hasta que desaparecieron.

-Y bien, te pregunté algo -dijo Alfa con curiosidad.

-Él es una buena noticia, madre -respondió Garrett. Giró su cabeza en mi dirección-. Preséntate, por favor

-Soy Médico, especialidad de Cirugía y Medicina Química Experimental

-Bienvenido al Ágora, Médico. -Sonrió con auténtica felicidad-. ¿Cuál es tu nombre? Tu verdadero nombre, por favor.

-John Hunter -dije en voz alta. No tenía más razón para guardar mi identidad. Garrett asintió con orgullo mientras que su madre dudaba.

-¿Cómo puedo creerte? -Levanté mi manga, enseñando mi sutura, esta comenzaba a cicatrizar. Pronto tendría que retirarme los puntos-. ¿Eso es?

-Algo que solo haría alguien experto en medicina -explicó Gamma.

-Si pasaste el filtro de Omega y la confianza de Gamma, supongo que eres confiable -sentenció Alfa. Pulsó un botón y al cabo de un par de minutos, Sara ingresó a la habitación-. Bien, estarás a prueba una semana, si en esa semana demuestras que eres confiable, puedes ser uno de nosotros.

»Pero si nos traicionas. -Lentamente se acercó hacia mí, tomando una banda negra que Sara traía en sus manos-. Serás purificado, ¿entendido?

-Sí, Alfa -respondí sin titubear ni bajarle la mirada.

-Alfa, dime Alfa. Toma y colócate esta banda. -Me estiró la mano y me dio una banda con la palabra novato en griego-.Con ella podrás aprender y ver todo, claro con unas cuantas limitaciones.

»Sara, por favor-indicó, dirigiéndose a la chica-. Llévate a John al banquete y luego a su habitación. Haz que se sienta en casa, dale una copa de vino y que duerma bien. Por la mañana, Garrett se encargará de él. -Se detuvo y comenzó a toser-. Tengo cosas que discutir con mi hijo, por favor, retírense.

-Claro, mi señora-dijo Sara con una sonrisa, me indicó el camino hacia el umbral-. Vamos, John.

Hice una reverencia y seguí a Sara. Dejando a madre e hijo conversar mientras las puertas se cerraban y una silueta fantasmal ingresaba de último momento.

-Sígueme, John -susurró Sara con una sonrisa-. Iremos al banquete por comida y después estaremos solos.

Sara me guió hacia un enorme salón donde había mesas de comida con un enorme candelabro y luces, era un espectáculo completo; mucha gente con vestidos y trajes elegantes conversaba mientras bebía y reía con una hermosa mini-orquesta de fondo. Algunos estaban más borrachos que otros, al punto de que pude escuchar algunos gemidos de placer en el aire.

Ella me sonrió y tomó dos copas llenas de vino, giró y por fin la pude ver sonreír, todo parecía irreal. Como si no existiese la Tormenta.

Tomé la copa de vino que me ofreció mientras nuestros dedos libres se unían y tiraba de mí, alejándome poco a poco de las risas, jadeos y música angelical. Recorrimos nuevamente las escaleras hasta el segundo piso y nos detuvimos cuando ella abrió la séptima puerta del lado izquierdo del cuarto corredor. Ahí, nos detuvimos, la habitación estaba silenciosa y era muy pequeña, ahí estaba mi mochila

Caminé hasta la pequeña cama improvisada y al armario con un espejo de cuerpo completo junto a un escritorio de madera. Estos eran los camerinos de los artistas.

Una vez que cerró la puerta, giró y esos ojos azules verdosos me intentaban advertir de algo. Dejó la copa de vino y se sentó en una silla.

-¿Ocurre algo?

-Trata de quedarte aquí esta noche -advirtió Sara, sacando una pequeña envoltura, ahí había comida real-. No salgas por nada del mundo que hoy habrá purificación, por eso el banquete. En tu mochila están todas tus cosas, por favor, John, te lo explicaré todo pero promete no salir de aquí.

Se incorporó y abrió la puerta, se detuvo y respiró profundamente.

-Colócate la banda que te dio Alfa -susurró Sara, al notar que seguía teniendo las manos atadas-. Tu arma está hasta abajo, corta las cuerdas con ella. -Me regaló una sonrisa triste-. Descansa, Médico, mañana podrás conocer mejor todo.

Un fantasma se avecinaba.

Y me cerró la puerta, dejándome solo.

Tenía la cabeza llena de dudas, principalmente de la purificación pero al escuchar que las demás puertas se cerraban con llave, intenté quedarme dormido en un profundo sueño.

Porque un fantasma se avecinaba.

N. de A.

¿Se nota cuando tengo un día bastante diferente y escribo demasiado? Creo que sí xd.

Bien, este es el primer capítulo de bastantes que van a existir en la edición y se preguntarán ¿por qué? Simple, falta mucho desarrollo en algunas partes.

Además de que es capricho personal xd.

¡Nos vemos en unas horas!

Con el Fantasma y la Purificación ^^

PD. La de los guioncitos.

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