III | "Σκέψης" |
| En español: Pensamiento |
Después de tres días caminando encadenado, bajo la atenta mirada de la chica de ojos azules verdosos, detrás de la caravana de los Antiguos.
No lo niego, fue una enorme molestia para mis pies pero, afortunadamente, aprendí un poco de ellos.
En específico de Garrett y la mujer misteriosa. Por parte de Gamma, fue una enorme fuente de distracción ante el dolor y por parte de ella, fueron los cuidados a mi herida.
Estábamos caminando por una larga carretera cuando una pequeña gota cayó en el puente de mi nariz, automáticamente me detuve y el camión al que andaba encadenado tuvo que frenar.
—Tenemos que parar —señalé a Garrett, el cual estaba saliendo de cabina junto a Oliver—. Además de que me duelen los pies, tenemos otro problema.
—¿Ahora por qué? —cuestionó Omega, sacando su arma—. ¿Planeas escapar?
—Las nubes —indiqué con mi dedo índice al cielo. Agradecí internamente las lecciones de clima que Afar daba para ayudarme a distraer del estrés médico—. La Tormenta se acerca.
—¿Hablas de la anomalía? —Asentí, Garrett miró perplejo el cielo, las nubes se formaron rápidamente—. Bien, puede que tengas razón. Omega, da la orden.
—Tienes una suerte increíble —declaró Oliver, guardando su alma. Subió a la camioneta y comenzó a ordenar a todo pulmón—. ¡Pararemos hasta que la anomalía se vaya! Busquen un lugar para poder refugiarnos y pasar el tiempo, ¡ahora!
Todos se movieron y la chica saltó de la camioneta, comenzó a estirarse y colocó mi mochila sobre su hombro.
—Me alegra que puedas descansar —susurró mientras me quitaba las cadenas.
Intenté sentir algo ya que la oscuridad era lo único que mi iris lograba captar, aún con todas las insistencia de Garrett y mi salvadora, Omega decidió encerrarme en un alejado cuarto oscuro mientras todos la pasaban alrededor de una fogata, atentos ante cualquier cambio en la estructura provocado por la Tormenta.
Sin comida ni agua, mi herida comenzó a arder más, el dolor de cada fibra muscular de mi brazo era insoportable. Y para rematar, Garrett y mi salvadora habían desaparecido.
Maldecía a cada rato, me levanté la manga para intentar comprobar si mi sutura se estaba infectando pero era imposible saberlo a ciencia cierta a oscuras. Volví a maldecir mientras negaba efusivamente.
—¡Oigan! —exclamé, golpeando un aparente pedazo de metal—. ¡Necesito cambiar el vendaje, mi herida se está infectando!
Silencio obtuve como respuesta.
—¡Vamos! ¡Sé que pueden oírme! —Volví a quejarme, estaba frustrado y adolorido—. Mi brazo me arde.
Mi mente viajó a la desesperación por primera vez desde que me había separado de mi mejor amigo; ¿por qué fue una buena opción entrar a esa tienda? ¿Por qué descuidé un segundo mi espalda?
Estaba herido y confundido.
Necesitaba escabullirme de ese lugar para buscar suplementos médicos. Intenté soportar las cuerdas para poder liberarme del tortuoso camino que estaba apunto de recorrer, quería escapar pero ¿cómo lo haría en la oscuridad? Me recargué en la pared de metal y cerré los ojos, intentando recordar alguna cosa que se les había pasado.
Sonreí. Abrí nuevamente mis ojos y lentamente, deslicé mi tantō y con la poca agilidad que poseía mi cuerpo atado, empecé a cortar las cuerdas de mis improvisadas esposas cuando justo, un ligero movimiento proveniente de la puerta me hizo detenerme.
Guardé el cuchillo detrás de un enorme tambo justo a tiempo, la puerta fue abierta y la silueta de Garrett apareció.
—He traído comida —mencionó Gamma, sosteniendo una pequeña bandeja con alimento—. Y un poco de luz, también una manta y unas vendas. Lo siento, Sara no ha podido venir, tiene que quitarse sus vendajes.
Alcé la mirada y estudié su lenguaje corporal. Había mencionado el nombre de la chica de los ojos azules verdosos. Él se veía confiado y con una sonrisa, seguía invitándome a decir la verdad.
—Gracias —respondí, mi estómago ayudó haciendo ruidos. Tenía que desviar su mirada del escondite de mi arma—. Intenté llamarlos para el cambio de vendaje pero al parecer no me escucharon.
Garrett entró y se dejó la bandeja frente a mí, sacó un pequeño cuchillo de cacería de su espalda y cortó con facilidad la cuerda. Solté un pequeño jadeo al sentir alivio, froté mis muñecas laceradas al mismo tiempo que agradecía.
—No tienes que agradecer —declaró, sentándose frente a mí y señalando la comida. Yo acepté y comencé a comer—. Confío en ti y eso es suficiente, en cuando Oliver venga, te pondrá de nuevo la cuerda, disfruta este momento de libertad, te prometo que serán más pero seguiremos otros días hasta llegar al Ágora. —Lo observé cuidadosamente, él me observó y guardó su cuchillo en su guarda—. No eres muy sociable, ¿cierto?
—Aprendí a no dar mi confianza tan fácil —respondí mientras ingería el extraño alimento—. No es personal, solo no lo hago. Además, soy su prisionero, debería de existir una ley que te impida ser tan cordial.
—Si te sirve de consuelo, los Antiguos no dejan prisioneros —agregó, jugando con una roca—. Si quisiera verte muerto, posiblemente te hubiera dejado con Omega y él te hubiera dejado asesinado o te daría el placer de ser purificado.
—Es un estúpido —interrumpí, dejando el cuenco vacío sobre la bandeja—. ¿Qué son exactamente? ¿Y por qué el misticismo?
—Es complicado de explicar —intentó explicar mientras se rascaba la nuca—. No tengo la autorización de revelarte nada pero si Alfa o Beta te aceptan, serás uno de nosotros y podré contarte cómo funciona todo.
—¿Al menos me dirás el origen de las letras griegas que portan? —insistí, jugando con la cuchara.
—Cuando era pequeño, mis padres me hablaban de aquella increíble cultura que eran los griegos. —Inició mientras veía sus manos y trazaba líneas imaginarias—. Fueron una de las mejores civilizaciones antiguas, al punto de ser absorbidas por los romanos. Y eso querido amigo, dice muchas cosas.
—¿Qué cosas? —pregunté, intentando ganar tiempo para tomar mi tantō.
—Que la humanidad fue grande —se detuvo un segundo y suspiró—. Y que siguiendo unos principios pudieron mantener la belleza del planeta y no tener que huir de "lo que sea que ahorita ocurre".
—¿Tiene relevancia tu historia con las letras griegas?
—Denotan una especie de rango —añadió elevando los hombros restándole importancia—. Por ejemplo Omega es el líder militar y protector, además de que se encarga de la supervivencia, yo, por mi lado, soy Gamma el tercero al mando.
—Entonces ¿Alfa y Beta son...?
—Los líderes, sí —completó con cierta evasión.
—Gracias por la información —le sostuve la mirada, había algo que estaba ocultado.
—De nada —dijo, incorporándose y dando media vuelta, caminó hacia uno de los rincones y metió su mano en su chaqueta—. Estoy seguro que Alfa te juzgará y te recibirá, serás uno de nosotros.
—¿Por la sutura? —pregunté mientras, lentamente, tomaba la charola y me incorporaba
—Y porque sabes medicina —se sinceró, sostuvo la venda y respiró profundamente. Me acerqué a una distancia prudente y preparé el golpe—. Esa sutura es la prueba viviente de que te aceptará. Te podrás quedar y te enseñaré todo lo que sabemos.
—Bueno, eso tendrá que esperar un poco... —Rápidamente lo golpeé con la charola lo más fuerte que tuve, noqueándolo al instante. Su cuerpo cayó encima de mí y con cuidado lo deposité en el piso—. Lamento que estés en esta situación, Garrett. Sé que en cualquier otra circunstancia me hubiera encantado hablar contigo. —Comencé a registrarlo, obteniendo unas llaves y un paquete de fósforos—. Porque quiero ser libre.
Me incorporé y me dirigí hacia la puerta, giré hacia ambos lados, buscando alguna señal de amenaza pero el pasillo estaba libre, así que decidí caminar hacia la izquierda. Pronto descubrí que era un completo laberinto.
Después de diez giros inútiles, una cocina apareció ante mis ojos al igual que un hombre con una complexión famélica patética. Era caucásico, de treinta años, con su cabello rizado y largo hasta la nuca con unas enormes gafas circulares que ocultaban sus ojos verdes.
Intenté acercarme un poco para intentar entablar una conversación con él pero un ligero golpe con un sartén no ayudó del todo, esto lo hizo sobresaltarse y dejar caer varias cajas al piso.
—¡Aléjate! —exclamó asustado. Me apuntó con un arma, yo alcé las manos y cerré los ojos mientras maldecía, tenía mala suerte con los tipos armados—. Solo tomaré unas cuantas provisiones y me iré. No me interesas tú ni tu grupo de fanáticos.
—Tranquilo, baja el arma —susurré de manera serena mientras caminaba con las manos en alto—. Mira, yo no sé de qué grupo hablas, solo quiero irme como tú.
—Ese truco me lo conozco bien, zoquete. —Rio ante mi comentario, intentó esbozar una sonrisa pero lo que salió fue una extraña mueca de pavor. Seguí caminando—. ¡Detente!
—Soy tan inocente como tú —declaré, deteniéndose en seco—. Explícame por qué dices que son "fanáticos".
Un sonido de disparo provino de lejos, asustando aún más al desconocido. Este me aventó una caja directo a la cabeza, la cual esquivé y siguió de largo hacia una segunda salida. Los gritos comenzaron a escucharse más cerca así que lo seguí sin importar el costo.
Cuando salí por la puerta unas manos me detuvieron y sin darme cuenta me obligaron a esconderme en un pequeño cuarto. Ahí, fui sometido contra la pared mientras dos manos femeninas me sostenían por los hombros, intenté sacar mi arma mas ella me la robó.
—No lo hagas —susurró con un marcado acento inglés.
Un rayo de luz lunar se filtró por una ventana rota, dejándome ver por primera vez el rostro de la dueña de aquellos ojos azules verdosos penetrantes. Su mandíbula cuadrada enmarcaba perfectamente sus labios finos y nariz recta pero, sin dudarlo, sus ojos robaban el espectáculo tras su cabello negro con puntas cafés alborotado y despeinado.
Su aliento estaba cerca de mí y solo podía sentir el latir pesado y preocupado de su corazón. Volví a fijarme en sus ojos y estos seguían demostrando terror y confusión y como si fuera a adivinar, llevó su dedo índice a mis labios.
Quería que guardáramos silencio.
Además de su pesada respiración, alcancé a escuchar los gritos desgarradores de aquel hombre misterioso tras un disparo de una bala. La chica cerró los ojos y respiró profundamente mientras guardaba mi arma en su espalda.
—Sígueme la corriente —musitó, su voz era agradable. Yo asentí.
Abrió la puerta y miró de lado a lado en búsqueda de alguien, exhaló aliviada y me tomó de la muñeca hasta conducirme a un espacio un poco más alejado.
—Idiota. —Alcancé a oír la voz de Omega a unos metros de nosotros. La misteriosa chica me había conducido de nuevo a un cuarto más alejado de todo el ajetreo mientras me cambiaba el vendaje. Oliver se acercó a nosotros al vernos entrar—. ¿Qué haces aquí, "doctorcito"? —No respondí—. ¿Pensabas escapar con este desgraciado?
Señaló al sujeto famélico que se retorcía con la boca tapada en el piso, la sangre corría de su pierna a pesar del improvisado torniquete mal hecho.
—No, Gamma me dijo que lo llevara a una habitación alejada y le cambiara el vendaje —interrumpió la chica—. Tuve que llevarlo porque los vendajes...
—¡Sara! —La voz de Garrett llegó por el corredor, este venía corriendo. Se detuvo y sonrió al vernos—. ¿Cómo estuvo el vendaje?
—Bien, todo salió...
—¿Me podrías explicar lo que ocurre, Gamma? —interrumpió Omega.
—El Médico y yo estábamos conversando cuando escuchamos un ruido. Corté sus amarres y justo llegó Sara —respondió Garrett con seguridad—. Ella lo llevó a una habitación alejada mientras buscaba al agresor pero lo encontraste primero. —Giró y observó al chico famélico con lástima—. Aunque tendremos que sacarle la bala para que esté presente a su purificación.
Oliver se quedó callado y guardó su pistola, se cruzó de brazos y relajó los músculos.
—Te creeré esta vez, pero no vuelvas a hacer algo estúpido —amenazó Omega, acercándose al chico—. Yo me ocuparé de él —señaló al herido—. Mientras encárgate del prisionero.
El castaño asintió y se hizo a un lado, indicándole el camino a Sara y a mí, nos condujo de nuevo por el laberinto de pasillos hasta encerrarnos en una habitación con iluminación.
—No vuelvas a hacer eso —soltó Gamma, cruzándose de brazos—. Tienes suerte de que Sara te encontrara si no, ahora mismo estuvieras con una bala en alguna extremidad u órgano de tu cuerpo, peor aún así estarías siendo preparado para la purificación.
—¿Qué es la purificación? —pregunté, sosteniéndole la mirada.
—Hoy no, Hunter —sentenció Garrett, llevándose una mano para masajear su frente—. Descansa, cuando estés mejor parado se te revelarán las cosas, mientras Sara te cuidará. —Giró y se dirigió a la mujer—. Cuídalo, pasa la noche aquí, vigila que no cometa otra estupidez. Yo tengo que ir a hablar con Omega.
—Sí, Garrett —respondió Sara, asintiendo un poco más relajada.
El semblante de Gamma volvió a cambiar, regresando su sonrisa y mirada sincera. Este suspiró y caminó hacia la puerta.
—Bien, tienes suerte de que este bello ángel de la guarda te esté cuidando —añadió Garrett, abriendo la puerta—. Descansen y en serio, Médico, pronto tendrás tu transformación.
Cerró la puerta y Sara encendió la luz, dejando ver dos camas a lados opuestos. Ella se sentó en una y yo en otra, me dedicó una sonrisa que yo correspondí.
Al poco tiempo, se quedó dormida y yo coloqué mis manos sobre mis sienes, me dolía tanto la cabeza porque necesitaba procesar muchas cosas.
En los últimos días había mucha información en el aire y tan pocas respuestas. ¿Qué era la purificación? ¿Por qué todos tienen que ser tan misteriosos?
Solo estaba seguro de una cosa y era que en el Ágora todo se aclararía.
N. de A.
Hoy es 12 de mayo, el día más difícil de mi año. Pero prometo que vendrá la pena, se los garantizo.
¡Pronto de viene un nuevo capítulo de la edición! Espero lo disfruten
¡Nos vemos en unas horas!
Con la primera escena y otros dos más.
Pd. La de los guioncitos.
N. de A.
(25/febrero/2018)
Glow *luna pornosa*
Se que prometí no detenerme tanto al escribir. Pero he tenido algunos problemas personales y eso me ha quitado la inspiración.
Pero ayer un amigo me pasó una canción, que me inspiró y cerró completamente la idea de ésta historia.
Me voy a seguir escribiendo porque se siguen cosas uff :3
Wueno ya, me voy.
Vota, comenta y comparte.
¡Farewell!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top