Epílogo | Apertura |

John

Seis meses después

 Mi sangre salió, me estaba muriendo de dolor y esa vez, no había nadie que me viera...

Exceptuando Mei, que aunque está en su tratamiento, no puedo estar seguro de que no ha notado mi mueca de dolor por una estúpida cortada de papel y justo en el brazo que no tengo mano, ¿gracioso, no?

Solo yo y Mei —la cual está en su tratamiento—, y estoy casi seguro de que no ha notado mi mueca de dolor.

—Mierda —murmuré

Me corté con una hoja de papel del expediente clínico de Mei, su tratamiento había dejado de funcionar y estaba preocupado por lo que le pueda pasar

—John... —susurró la Ingeniera.

Dejé el expediente sobre la mesa y me acerqué a revisar todos los instrumentos de su tratamiento mientras su mano tomaba la mía.

—Tienes que irte —dijo Mei—. Edward quiere que lo acompañes al Ágora, también que lleves a Sone...

—No puedo irme, Mei —respondí, apretando su mano—. Tengo que mantenerte vigilada, el IS-Core modificado puede causar estragos.

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver una figura femenina, una pelirroja característica.

—Yo me encargo, Médico —exclamó Christina con su sonrisa perfecta—. Conozco su tratamiento al pie de la letra.

—Corre, ve. Te necesitan en la Corte del Olimpo... —complementó la Ingeniera.

Asentí de mala gana y caminé hacia el expediente. Con la carpeta en mano, se la entregué a la psiquiatra.

—Si ocurre algo, avísame por el Reloj-Comunicador. —La intenté tomar por el brazo, con mi muñón. Ella rio ante la acción—. En serio, Christina, si Mei recae tengo que estar aquí.

Los meses habían sido duros, apenas me estaba acostumbrando a no usar ambas manos, ya que, mi mano no pudo ser salvada y todo era más difícil. Había días en los que me sentía incompleto.

—Lo sé, ya, vete —respondió quitándose mi agarre, me observó a los ojos. Todos en el Arrabal sabían de la delicada salud de Mei—. Sonea, Félix y Alhena te están esperando con Eduardo, quieren visitar a Ícaro.

El trío de oro... Genial tendré que ser niñera.

Iba saliendo del edificio de Salud, cuando dos personas me detuvieron.

—¡John! —La voz de Julia me gritaba—. Espera, queremos hablar.

Me giré y no podía creer lo que estaba viendo. Omega abrazando de Julia.

—¿Sobre? —indagué.

—Me quiero disculpar —Omega habló normal. No había ni rastro de su tono militar—. Quiero disculparme por hacer tu vida un infierno estos últimos meses. No soy perfecto, pero al estar separado de mi prometida no pude contenerme y me enfurecí. Me volví amante del placer para desahogarme, y seguí sin juzgar a Garrett. —Hizo una pausa y se rascó su cabeza—. Y también por ayudarlo a secuestrar a tu hija, eso estuvo mal.

—No te creo —respondí. Me crucé de brazos.

—Te lo prometo, John —añadió Julia—. Él va a ingresar al psiquiátrico y hasta que tú no des tu aprobación, no saldrá.

—¿Palabra? —pregunté.

—Palabra de militar —respondió Omega—. Y dime Oliver, Omega era mi escuadrón, mi nombre es Oliver Krueger.

—Está bien —añadí, estiré mi mano—. Espero que cuando te reformes ayudes, tu pinta ayudaría bien a Eduardo...

Le estreché su mano y seguí mi camino.

En los últimos seis meses, la situación política del Arrabal con el Ágora había mejorado notablemente. Entre las dos comunidades se logró reparar la entrada del Metro y crearon una forma de transporte medio decente —si nos referimos a un extenso carrito de transporte, propulsado por dos personas y mediante palancas, como a algo decente—. Se logró la reparación de la puerta del Gran Teatro Real y una extensa red de comercio entre ambas comunidades.

Nosotros les dábamos alimento y ellos nos daban armamento. Un trato justo.

Así, también los niños —junto a Anthony— habían iniciado una amistad con Ícaro Zeus, futuro protector del Ágora. Por ese motivo tenía que comerme el camino junto a ellos. Porque van a visitar a su amigo.

—¡Papá! —chilló Sonea—. ¿Por qué esa cara tan larga? ¿Tienes sueño?

—Deberías dormir un poco más, tío John —continuó Cirilla—. No dormir puede causarte ojeras y arrugas en la cara...

—¿Ustedes dos solo se preocupan por el aspecto? —se quejó Félix—. Son muy superficiales...

—No lo somos —Sone y Alhe soltaron al unísono. Ambas comenzaron a reír.

—¿Por qué a mí?...

Sería un largo viaje.

La vieja gloria de la épica estación de Metro del Gran Teatro Real había comenzado a regresar, las reparaciones eran un no parar. Después de esquivar unos cuantos andamios y de subir las escaleras, encontramos a Adam e Ícaro esperándonos.

—¡Muchachos! —gritó Zeus. Mis tres acompañantes infantes fueron al ataque.

—¿Cómo estás, Ic? —dijo Félix mientras lo saludaba.

—¿Vas a enseñarnos a tocar el piano? —comentó la niña de ojos cambiantes mientras le saludaba.

—No, mejor toca tú —añadió mi hija—. ¡Tocas hermoso!

Sin saber hacia dónde fueron, los cuatro infantes corrieron, dejándome solo con el nuevo Alfa. Él se había ganado esa denominación y estaba feliz por ser reconocido como el líder espiritual de los nuevos Antiguos.

—¿Cómo va tu brazo? —preguntó estirando la mano. Yo la tomé.

—Cicatrizando. —Elevé mi brazo amputado—. Arde y en ocasiones siento que me da comezón. Pero ya pasará.

—Bueno, la Corte del Olimpo te tiene algo para ti —comentó y silbó. Unos cuantos hombres trajeron consigo una caja. Adam la tomó y los hombres desaparecieron—. Un regalo, para nuestro Médico.

Me tendió la caja y la tomé, me condujo hacia un pequeño mueble.

—Ábrela, por favor.

Con el mayor trabajo del mundo, abrí los seguros de la caja. Vaya sorpresa que me di al abrirla completamente.

—¿Es...?

—Un prototipo, quizás no tenemos a los mejores ingenieros en robótica. Pero tú nos liberaste, y queremos ayudarte. Pruébatelo

Tomé la pieza de metal y la amarré contra mi brazo. Unas pequeñas corrientes eléctricas recorrieron mi tejido epitelial hasta dar click con mi cerebro.

—¿Y bien? —preguntó Adam.

Como respuesta, moví el brazo. Un poco arcaico y lento, pero seguro que Gabriella podrá arreglarlo. Ella había aprendido de los libros que Dante había dejado

—Perfecto.

—Bien, creo que ahora tenemos que ir ante la Corte del Olimpo —añadió el nuevo Alfa

—Estoy seguro que no querrán verme...

—¿Bromeas, cierto? ¡Ellos querrán volver a verte!

—No lo creo...

—Eres John Hunter, el Médico que liberó al Ágora del terror del Cirujano —respondió mientras pasaba su brazo sobre mis hombres—. Claro, quitaste los Bacanales pero podemos volver a disfrutar sin temor. Todo gracias a ti.

Sonreí, ¿quién diría que en este último año tuviese nuevas experiencias? Jamás me volveré a quejar de mi rutinosa vida.

—Vamos, que Eduardo tiene que regresar con Mei.

Como si fuéramos amigos de toda la vida, subimos las escaleras, mientras que, de fondo, se escuchaba el piano. Los pequeños estaban disfrutando su nueva amistad, su nuevo aliado Ícaro Zeus.

¿Quién dice que las obras de teatro no pueden llegar a tener un final interesante?

Llegamos al vestíbulo y me detuve enfrente de la Puerta del Tártaro, tantas tristezas, tantas alegrías y tantos misterios que habían ocurrido recientemente me habían vuelto un poco más abierto con la gente.

Por mi mente pasó la faz de Garrett y la sonrisa de Dayan, añorando que en otro universo, hubiéramos sido muy buenos amigos.

—¿No vienes, John? —cuestionó Adam con una sonrisa.

Suspiré y metí por inercia mi mano a mi bata, buscando el bisturí que había enterrado en la tumba del Cirujano.

—No hagamos esperar a Eduardo —declaré con una sonrisa—. Que tiene que cuidar a Mei pronto.

¿Quién dice que las obras de teatro no pueden llegar a tener un final interesante? Ya quería saber qué nos depararía el futuro. 


N. de A.

Nada, ale, aquí teneís el Epílogo de PM, después de mucho y como disculpa por todo lo que ha acontecido este mes.

Gracias por seguir un año más conmigo, en serio, sin ustedes no estaría aquí. Phoenix's Madness fue mi terapia en su momento y ahora puedo decir, que gracias a esto, he superado esa etapa. Y ahora, solo tengo una meta el siguiente año en la Saga Climática.


¡Óbito de un Astro  va a salir por fin! Después de tantas ediciones, por fin puedo decirlo, seguiremos con la historia de Eduardo y Mei a finales de enero, cuando todo se relaje.


¡Feliz año nuevo, pipol!


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!Fareweeeeell!

Bien, hemos acabado por fin esta historia. Me ha llevado más de un año terminar esto, y créame que ha sido un año horrible. Uno que no se lo deseo a nadie. Muchísimas gracias por todo el amor dado, en serio, ¡son geniales! Y esto no es lo último que veremos de John. Porque...

El domingo 12 de mayo, saldrá la continuación de esta trilogía.

¡Óbito de un Astro! Una novela en la que un viejo amigo, va a ser el protagonista. ¿Están listos para la mejor "puta" historia de amor?

Y como resultado final, y como lo prometido es deuda, ¡les presento a Sonea Hunter Lincoln!

Gracias por su apoyo, por su aguante y por leer esta pequeña historia que nació de improvisto. Y gracias a todos. En serio, por ustedes he regresado.

Como siempre, los espero en ¡Óbito! Y a continuación les dejo un adelanto.

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¡Farewell!

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