C.E | "Τρίτη Σκηνή" |
| Español: Tercera Escena |
| Canción de Multimedia: The Phoenix - Fall Out Boy |
El Fantasma
El aura de terror y misterioso que se creó hace doce años con la partida del Médico fue nuevamente quebrantada por su aparición y una vibración violenta en lo más profundo del Gran Teatro Real.
La Puerta del Tártaro se abrió de un sólido golpe, dejando ver al Médico cegado por la cólera del secuestro de su semilla, estaba aquí por una única razón: recuperar a su hija con vida y como consecuencia natural, acabar con el verdadero Cirujano, el ser que tantos problemas le había causado.
Los hijos del anciano violinista están listos para comenzar con aquel ritmo frenético que esta escena estaría buscando, usando como compás los gritos y disparos provenientes del vestíbulo principal del Ágora.
John Hunter buscaba recuperar a su hija y acabar con aquellos fantasmas enterrados hacía ya doce años, que bajo la influencia del terror, habían salido nuevamente a purificar el mundo.
Todas las butacas se encontraban llenas de polvo que era levantado mientras nuestro Médico pisaba la vieja losa de madera, dando pasos dentro de la instancia. Alzó nuevamente la vista para analizar la situación, los enormes palcos se encontraban encendidos e incluso podía jurar que me había visto, rápidamente negó. Él sabía que solo uno de los dos saldría con vida.
John saldría en compañía de su hija Sonea.
El telón se abrió, dejando ver a los jóvenes violinistas dando una reverencia e iniciando su agresiva melodía, buscando amenizar una última e imperdible escena entre dos titanes de la medicina.
Todo esto bajo mi atenta mirada, me arreglé el saco y posé nuevamente mi vista sobre John que ya había recorrido la mitad del camino hasta el escenario y justo, las luces del mismo se encendieron.
Una vez más, la producción se había esmerado: una enorme ruleta de madera recubierta con terciopelo en vino con una pequeña señorita como objeto central, la hija del Médico, con la cabeza agachada. Y a diferencia de años anteriores no hay cadenas, solo simples pedazos de tela que mantienen atada por las muñecas a la niña que, al escuchar los pasos de sus padre, alzó la cabeza y esbozó una sonrisa al verlo.
Nuestra actriz invitada no lloró, ni gritó, ni peleó porque sabía que su salvador vendría por ella.
—¡Papá! —exclama nuestra actriz infante—. ¡Sabía que me encontrarías!
—Te sacaré de aquí —respondió el antiguo integrante del Ágora—. Es una promesa. —Una sonrisa junto con una cruz dibujada sobre su pecho acompañó sus palabras. Todos sabíamos que él jamás rompía una promesa—. Lo juro por el corazón
Me volví a concentrar en el escenario y sonreí extasiado, aun lado de todo se encontraba la vieja camilla junto a la mesa de Mayo, objetos que nuestro actor principal usaba en sus viejas glorias. Todo esto, mientras John Hunter llegó a los pies del recinto, llevando su mano al viejo revólver de su mejor amigo que se encontraba en su funda y tomando el cuchillo japonés con la otra.
Cerró los ojos nuevamente, inhaló y exhaló profundamente porque sabía que estaba a punto de cometer un acto que no le gustaba; añadido, los violinistas detuvieron unos segundos su melodía y reiniciaron desde el principio, era el momento. John comenzó a subir con el pie derecho las pequeñas y mortales escaleras que lo llevarían a esa culminación de odio.
—¡Terminemos con esta ridiculez! —exclamó el Médico, acercándose a la ruleta—. ¡Sal y acabemos con esto, Garrett!
Bingo. Sus cinco millones de neuronas habían dado por fin con la respuesta, después de una década había descubierto al verdadero Cirujano.
El recinto se quedó en silencio, solo con el ritmo de los jóvenes violinistas y en un segundo, John movió su cabeza unos cuantos centímetros, los suficientes para que una daga pasara rozando su faz e impactando en la ruleta de madera, asustando un poco a la infante.
—¡Por fin te diste cuenta! —bramó Garrett, saliendo de las sombras mientras aplaudía, con cuchillo en mano—. ¡Por fin sabes quién es el verdadero Cirujano!
Me asombré ante la aparición de nuestro actor principal, ya que, a diferencia de hace doce años, su vestimenta se veía gastada, vieja y sucia, toda la elegancia que lo caracterizaba se había ido y con ello, la magia del espectáculo también.
—Tenía mis sospechas —respondió John, sacando un estoque y desenvainándolo—. Esto tiene que acabar ya, como en los viejos tiempos.
—Tú lo comenzaste —respondió el Cirujano, poniéndose en posición y quitándose la máscara. Dejando ver que su faz tenía con una enorme cicatriz en la parte derecha debido a que había perdido su globo ocular por complicaciones e infecciones antiguas, adornado con su cabello lo suficientemente largo hasta las orejas—. Cuando me hiciste esto —señaló su rostro y observó con rabia a nuestro salvador—. Y cuando mataste a mi madre.
—Tu madre ya estaba muerta y tu cara podría haber sanado si no te hubieras estresado demasiado —respondió el Médico de forma inmutable. El aspecto de su antiguo amigo no le perturbaba para nada—. Y tú lo trajiste de nuevo cuando secuestraste a mi hija...
»Y lo pagarás caro, hijo de puta.
Ambos hombres comenzaron a girar en torno a un circulo imaginario, formando una circunferencia perfecta, esperando atacar todo bajo la atenta sinfonía de los violinistas que, nuevamente, reiniciaron sus notas.
John fue el primero en realizar un movimiento, se acercó a una distancia contraria a la ruleta y en un movimiento casi sobrehumano, aventó el cuchillo japonés hacía el Cirujano, este lo esquivó y erró, clavándose sobre el terciopelo, rompiendo el amarre de la muñeca derecha su hija.
—Fallaste —musitó Garrett y comenzó a reír, este solo lo miró con severidad—. Debiste apuntar a la cabeza, John
—No apunté a tu cabeza —respondió Hunter con una sonrisa—. Solo quería que te descuidaras.
—¿Para qué?
—¡Para esto!
El Médico aprovechó la confusión de la conversación y se abalanzó con el estoque en picada contra el Cirujano; este, con gran trabajo y esfuerzo, logró bloquear el ataque de su viejo amigo, haciendo que los metales de las espadas se cruzaran y chillaran a lo largo del recinto.
—Eres patético. —Rio Gamma con altanería—. Y pensar que todos te respetaban, ¡que yo te respetaba!
Nuestro actor principal inmediatamente empujó a su adversario con mucha fuerza, cosa que lo hizo trastabillar y requerir de su estoque para mantener el equilibrio y no caer al piso.
—¡Yo pensaba en llevarte conmigo! —exclamó John, volviendo a empuñar su espada y dio unos cuantos tajos cruzados rápidos que fueron detenidos por su homólogo—. ¡Que eras el único cuerdo de este infierno!
—Lo estoy —respondió Garrett después de rechazar los ataques con suma facilidad. Se detuvo y observó el techo—. El Tártaro, el Ágora, los Bacanales, las letras; ¡todo fue mi idea! —estalló, riendo a todo pulmón, sobrepasando la música de los violinistas—. Intenté darle sentido al mundo, intenté que mamá se sintiera orgullosa de mí —Se detuvo y apuntó con su arma al Médico—. ¿¡Pero qué ocurrió!? Un estúpido como tú llegó y mandó tomo mi plan a la basura
Con la rabia de sus palabras, Gamma arremetió con la misma cólera contra John, obligándolo a retroceder y casi caer ante el potente tajo que bloqueó.
—Te equivocas, Garrett —susurró John, haciéndose a un lado y dejando que pasara de largo su rival—. Yo no tuve la culpa. —Apretó su mandíbula y le propinó una patada en su trasero—. El que tuvo la culpa desde un comienzo eras tú, matando a diestra y siniestra, ¡creando esa estúpida figura de terror! ¡Profanando mi profesión! —Hizo una barrida contra su antiguo amigo que fue esquivada y lentamente lo observó a los ojos—. ¡Fue el Cirujano que creaste!
—Oh, te equivocas —musitó el Cirujano, sacando un bisturí y cortando su cicatriz, la sangre poco a poco brotó y manchó sus dedos, los llevó a la boca mientras volvían a hacer su círculo perfecto—. Yo purifiqué este lugar, ¡por eso llamaron a este lugar el Tártaro! Porque después, obtienen descanso eterno con Hades.
»Pero tienes razón —Hizo una pausa y volvió a reír, la sangre cubrió su ojo perdido y no se inmutó—. Hubo tres personas que disfruté asesinar...
Esto hizo que la mente de John volviera en sus recuerdos, observó a Lian, aquella pobre alma que pedía piedad a sus pies por la atrocidad cometida y su sentencia ante el actor principal, observó los gestos tristes del Sr. Abraham y los gritos de dolor que traía al ver a su esposa morir desangrada frente a él.
Y por último pero no menos importante, observó a Sara, recordó su tacto y su calor, recordó la mágica y trágica noche en la que el anticonceptivo había fallado y quedó embarazada ante la insistencia de Alfa y Garrett de llevarlo al éxtasis máximo. Recordó su triste mirada, sus gritos desesperados y la cara de decepción que tuvo al verla por última vez.
Recordó cómo Garrett se sentó a su lado y observó la carnicería con la excusa de que era una lección. Gamma estuvo detrás de todo, estando detrás de toda aquella masacre.
Cerró los ojos y comenzó a negar, vio los rostros de aquellas tres personas mientras lloraban por su vida y cómo el Cirujano disfrutaba acabar con sus llamas.
—Sí, de ellos estoy hablando. —volvió a estallar Garrett con una risa maniática, rompiendo los recuerdos de nuestro Médico—. ¡Y lo volvería a hacer! —Se detuvo y ladeó su cabeza mientras saboreaba el sabor ferroso de su propia sangre—. Pero hay alguien más a quien voy a disfrutar acabar...
Estas últimas palabras, cegaron por completo a John, llenándolo de ira.
Entró en aquel trance que pocas veces había estado, el Médico tomó nuevamente su estoque francés del mismo modo que si tuviera una katana japonesa y comenzó a arremeter contra su homólogo.
Ataque tras ataque impactó contra el metal del Cirujano mientras este reía consumido en la locura, ya que él estaba ganando, estaba convirtiendo a John en un asesino a sangre fría. Pero lo que no pudo controlar fue el impulso iracundo del Médico porque después de unos cuantos bloqueos más, Garrett fue incapaz de detener a John.
Un tajo en lateral fue lo suficiente para que John cortara la unión de la muñeca de nuestro actor principal y su espada saliese volando, Gamma cayó de rodillas y trató de parar la hemorragia mientras reía a carcajadas. El Médico se detuvo y con la punta de su estoque, levantó el mentón de su enemigo, sus ojos estaban cegados.
—¡Así, John! —gritaba el Cirujano de emoción, sintiendo el calor de su sangre empapar sus vestiduras—. ¡Eso era lo que quería, un digno sucesor del mito! ¡Ayudarás a que la humanidad vuelva! —Otra risa incontrolable que helaría a cualquier mortal—. Con esa rabia podrás someter a quien tú quieras, conviértete en el Cirujano.
John no respondió, mas lentamente comenzó a cortar la mejilla contraria de su enemigo hasta que un golpe seco lo detuvo.
—¡Papá! —exclamó Sonea.
El Médico despertó de aquel trance y vio toda la pérdida de sangre del que alguna vez consideró su amigo, giró la cabeza y la vio, ahí estaba la razón del por qué había vuelto a este mundo.
Sonea Hunter Lincoln se encontraba de rodillas, sosteniendo el cuchillo japonés de su padre mientras respiraba de forma cansada y tenía la mirada perdida, su pijama estaba todo sucio a consecuencia del rapto nocturno.
Nuestro Médico volvió a girar su cabeza y elevó su estoque mientras el Cirujano lo observó con una sonrisa, cerró los ojos esperando su final mas un golpe en la madera lo volvió a su realidad. El estoque estaba clavado a escasos centímetros de él.
—¿Qué... ¡Qué carajo estás haciendo, John!? —preguntó Garrett atónito. Él estaba seguro de que había jugado bien sus cartas
—Lo que debería haber hecho antes —respondió John, respirando profunda y lentamente—. No voy a convertirme en ti; soy mejor que tú y eso es suficiente. —Hizo una pausa y guardó silencio diez segundos. Tenía que volver a concentrarse—. Vendrán por ti y te arrestarán mientras que yo, saldré con mi hija y esto acabará.
Volvió a abrir los ojos y dio media vuelta para acercarse a su hija, la tomó con su mano derecha y juntos comenzaron a dejar aquella vida de asesino a la que estaba por caer.
—Vamos, Sone, volvamos a casa —murmuró John mientras tomaba uno de los cachetes de la niña.
—Lo que digas, papá.
Un confundido Garrett se incorporó lentamente con su orgullo herido, sus recuerdos estaban totalmente destruidos. ¿Cuál sería el legado que dejaría al mundo? ¿Cuál sería el legado que le dejaría a su hijo? Había perdido demasiado: su madre, su padrastro, su mentor, su pueblo, su vista, su todo. Lo único que tenía era a Dayan y la oportunidad de la venganza.
Comenzó a reír internamente ante los pensamientos negativos de su mente ya que, muy seguramente, el amor de su vida estaría muerta o tan siguiera esposada y lista para pasar el resto de su vida tras las rejas. Todo el plan que había hecho para vengarse se había esfumado.
El Cirujano estaba por desaparecer. Al igual que el sonido proveniente del exterior. Todo estaba en absoluto silencio.
La doble vida que llevó, las enseñanzas y días que pasó con John hacía doce años no significaban nada, todo había terminado. Pero él se negó, no caería sin dar pelea.
Daría todo de sí. Sí, el Cirujano había sido derrotado pero en cambio, Garrett, él estaba con vida. Más que un simple papel que cumplir, él era Gamma, el líder de una increíble comunidad de actores que dieron vida y protegían la justicia de los antiguos Dioses griegos y romanos.
Lentamente se incorporó, desangrarse no lo detendría y obtuvo su hacha de corte, aquella que usaba en sus escenas y con la meta en un solo lugar, tenía que darle el mismo sufrimiento a John que experimentó en su vida.
Comenzó a arrastrar el hacha mientras el dolor de su muñeca y la sangre comenzaron a formar un río y mientras padre e hija reían ante las posibles elecciones del futuro, el Gran Teatro Real terminó en completo silencio.
Un corte en el aire fue lo único que se escuchó y después de eso, gritos desesperados y de miedo. John no había esquivado el corte.
El Cirujano le había cortado de un solo golpe la mano izquierda al Médico.
John gritó de forma desgarradora al sentir cómo su cúbito y radio se desprendían de su muñeca mientras que Sonea, al tener únicamente la mano de su padre en la suya, la dejó caer al piso. La pequeña infante corrió hacia la puerta mientras el Médico caía de rodillas, tratando de contener la hemorragia.
¡Mierda! —musitó el Médico, haciendo presión con su propio cuerpo.
—Te dije que uno solo saldría con vida —susurró Garrett, alzando con dificultad el hacha en el aire, su rostro estaba irreconocible, la sangre estaba por toda su faz pero las comisuras de sus labios formaban una extraña y macabra sonrisa—. Y aunque me maten por eso, juro que voy a disfrutar cercenarte cada parte de tu cuerpo. —Tosió sangre, cayendo en el rostro de John—. ¡Sufrirás el mismo dolor que yo sufrí! ¡No purificaré tu alma! ¡Tu alma servirá para alimentar a los mismísimos Titanes!
—¡Detente! Por favor... —respondió John , retorciéndose del dolor; la sangre estaba saliendo de su muñón. Intentaba realizar una compresión improvisada para poder enfrentarlo.
—Eres patético —se burló Gamma, dejando descansar el hacha en su hombro por la parte filosa, esta se clavó en la clavícula de este. No hubo reacción por su parte—. ¡El gran Médico no puede salvarse! Me das lástima.
Aprovechando el discurso de su enemigo, John obtuvo una pequeña jeringa que contenía IS-Core y se la inyectó directo a su corazón, provocando que el dolor se apaciguara y pudiera incorporándose, ejerciendo presión con su torso y manchando toda su bata del óxido ferroso.
—Creo que no lo has entendido —murmuró John, sacando el bisturí negro. El químico le estaba dando la fuerza suficiente—. Te di la oportunidad de vivir y no la aprovechaste.
Con la poca destreza que todavía poseía, el Médico se abalanzó sobre Garrett, utilizó el bisturí negro y lo clavó en su cuadricep anterior, haciendo más torpe la movilidad del Cirujano.
Ambos comenzaron una pelea a puños en igualdad de condiciones pero Garrett fue más listo y aprovechó la adrenalina extra que le daba su locura, se colocó por encima del Medico y empezó a propinarle golpe tras golpe en la mandíbula de este.
—Te dije, que jamás voy a dejarte salir con... —Un disparo cortó la frase de Garrett. Ambos hombres posaron la mirada en el pecho del susodicho, un hilo de sangre comenzó a brotar—. Pero cómo...
Ambos giraron la cabeza y el paisaje era inimaginable: un disparo, no tan limpio, fue a parar directo al corazón. Sonea estaba acostada de espaldas con una pistola en las manos, esto debido a la fuerza del disparo.
—Zeus... —Fue la última palabra de Garrett antes de incorporarse y dar unos cuantos pasos hacia la salida del teatro.
Después de cinco pasos, Gamma cayó de bruces sin poder musitar alguna palabra más a causa de la excesiva acumulación y pérdida de sangre, todo esto mientras los violinistas terminaban su agresiva melodía con tal exactitud.
Las luces del Gran Teatro Real se apagaron, los asistentes se quedaron en silencio mientras el telón se cerraba por última vez. Uno a uno de los espectadores fantasmales se comenzó a retirar, dejando una rosa blanca inexistente sobre el cuerpo de nuestro actor principal, y el polvo de las butacas comenzó a flotar en el aire, instaurando el silencio en la habitación.
El Médico se acercó con lentitud al cuerpo de su rival mientras el silencio en la parte de afuera había cesado, este cayó a su lado de espaldas y comenzó a respirar profundamente mientras los pasos de una mujer pelinegra se escuchaban a lo lejos.
Una última escena perfecta.
Por última vez, me acomodé el reloj y el saco, sabiendo que jamás volveré a este lugar ya que había encontrado el descanso eterno. Las obras habían terminado con un hermoso final.
Me acerqué a nuestro actor principal y levanté su espíritu, me observó y yo sonreí con delicadeza, era momento de que Garrett partiera con su familia.
Las llamas del Tártaro lo buscaron reclamar mientras los fénix comenzaron su vuelo y con su partida, comenzó mi viaje celestial.
Atravesé a una mujer pelinegra que corría en auxilio de su esposo e hija mientras observaba la Puerta del Tártaro por última vez y con ello el cadáver de mi acompañante.
El Cirujano había muerto.
==========
La respuesta es sí. Esto lo escribí hace más de un año.
¿Les gustó el capítulo? Este es especial, porque queda solo uno para el final. Y sí, leyeron bien. Hay alguien que me falta presentar.
Les dejaré como regalo algo que me he guardado y es el lugar en donde publicaré quién y cómo me imagino a Sonea Hunter Lincoln grande.
Gracias por el apoyo, y les prometo que cuando le toque su edición a esta novela, va a mejorar en las partes de incongruencia.
Vota, comenta y comparte.
¡Farewell!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top