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Adele recapacitó sobre lo que acababa de oír y se dio cuenta de que era algo que siempre había sabido.

-¿Por qué lo hiciste? -le preguntó.
-Haley era una mujer cruel. Me odiaba desde que yo nací. Decía que su hermano tuvo que humillarse a aceptar en su casa a una hija que no era suya, fruto de la infidelidad de su esposa con uno de los jardineros. Llamaba puta a mi madre incluso en su propia cara y cuando murió me dijo muy claramente que acabaría en un internado, lejos de ellos. Me libré de sus amenazas cuando se leyó el testamento de mi madre donde decía dejarme Blackgables Mansion a mí. Pero nunca me libré de su odio. Cuando tú viniste, Adele, pensó que podrías llegar a curarme y eso la irritó mucho. Su plan era internarme en un psiquiátrico antes de que cumpliera los dieciocho años y Warren estaba de acuerdo. Si yo sanaba, todas sus esperanzas se verían truncadas, por eso decidieron envenenarme.
-¿Envenenarte? -Adele no salía de su asombro.
-Sí, me di cuenta a tiempo. En realidad, fue Laura la que me lo contó. Ya sabes que ella siempre está en todas partes. La señora Hayes era la que me servía la comida y la encargada de poner veneno en ella. Laura la vio un día hacerlo y corrió a avisarme. En ese momento planeé su muerte. Sabía que nadie sospecharía de mí y si por alguna razón lo hacían, siempre podía alegar un trastorno mental. De todas formas, ya estaba loca para todo el mundo.
-¡Dios mío!
-Pero no estoy loca, Adele. Lo que hice no es fruto de mi mente enferma, es fruto de mi desesperación y casi podría decirse que actúe en defensa propia. Haley era una alcohólica. No era la primera vez que se emborrachaba y perdía la consciencia. Siempre se despertaba sedienta a mitad de la noche, por lo que aproveché para prepararle una jarra de agua en la que previamente había diluido unos quince somníferos. Ella ni siquiera lo notó. Paso de su sopor a causa de la borrachera a un sopor mortal. Después dejé el frasco con los somníferos en la mesilla de noche. Nadie sospecharía porque todo el mundo se esperaba que tarde o temprano acabaría cometiendo una locura. Así que ideé el crimen perfecto. Con la señora Hayes lo tuve un poco más difícil. Tú estabas despierta aquella noche y en un momento dado pensé que me habías visto. Al fin cuando te acostaste, después de haber conseguido las fotografías que mi padrastro te requisó, actué yo. Con ella no contaba con la ventaja con la que conté con Haley, pero había cogido una jeringuilla que rellené con detergente mezclado con somníferos y fue bastante fácil. Murió de una forma atroz, entre convulsiones y espasmos y decidí colocarle una bolsa de plástico en la cabeza para acelerar su agonía. Funcionó y el pequeño matiz de dejarle puesta la bolsa me pareció muy creativo.

Adele no había dicho nada. Tan sólo la dejó hablar.
-¿Te sorprende, Adele?
No contestó.
-Estás pensando que soy un monstruo y ...tal vez lo sea, porque no sentí nada especial al quitarles la vida. No sentí placer, pero tampoco sentí repulsión, ni remordimientos de ningún tipo.
Adele no se atrevía a mirarla después de aquella confesión. Su primer pensamiento fue el de avisar a Brant y contárselo todo, pero luego, dudó. Ningún juez la exculparía de un asesinato premeditado, ni siquiera atendiendo a los atenuantes que presentaba el caso. Rosemary había asesinado a sangre fría a dos personas que tal vez se lo mereciesen, pero eso no era motivo alguno de disculpa.
-¿Qué piensas hacer ahora? -Preguntó, Rosemary, bastante nerviosa -. ¿Va a contárselo todo a Brant?
-No lo sé...Aún no sé qué voy a hacer...Aún no termino de creerlo...
Adele se acercó hasta ella y la abrazó. Era consciente que, de no decir nada, se convertía inmediatamente en cómplice de esos asesinatos. Pero, ¿cómo delatarla, sabiendo por todo lo que tuvo que pasar?
-Rosemary -dijo -, me pones en un dilema que no se bien como encajar...
-No te preocupes, Adele. Haz lo que creas oportuno... Estoy muy cansada de mentir y de fingir. Si tienes que hablar con Brant, lo comprenderé.
-Te encerrarían de por vida...
-No estuvo bien lo que hice y me doy cuenta de ello, pero actúe movida por la desesperación, aunque sé que eso no significa nada. Lo hecho, hecho está y es el momento de aceptar las consecuencias. Hablaré yo con Brant y se lo contaré todo...
Rosemary hizo intención de abandonar la habitación, pero Adele la detuvo.
-Encontraremos una solución, Rosemary. Acabo de encontrarte y no estoy dispuesta a perderte.
-Si me ayudas, tú te meterás en un lio y yo no quiero eso para ti...
-Sí, soy consciente de las implicaciones, pero también sé que debo ayudarte en este momento. Probaré que cuando sucedieron esas muertes tú estabas sometida a un fuerte estrés y bajo la influencia de varios fármacos, algo que en realidad es totalmente cierto. Hablaré con Brant.
-Gracias, Adele...Sobre todo por no rechazarme.
-No te equivoques, Rosemary. No apruebo tu conducta, pero me doy cuenta del calvario por el que has pasado y quiero creer que fue eso lo que motivó tu comportamiento. Quitarle la vida a alguien es algo horrible y no hay escusas posibles para justificarlo.
-Ahora lo comprendo, Adele, pero en aquel momento tenía la mente confundida y no sabía bien lo que hacía...
-Buscaré a Brant y hablaré con él. Tú Espérame aquí, ¿entendido?
-Sí, Adele. Lo haré.

◇◇◇

Adelevolvió a su habitación y encontró a Brant aun durmiendo. Se sentó a los pies dela cama y pensó en como contarle todo lo que acababa de conocer. No sabía cómoreaccionaría él, ni si la escucharía, pero debía intentarlo.
Brant se despertó en ese momento y la sonrió. Ella le devolvió la sonrisa,aunque un tanto forzada.
-¿Qué sucede?
-He estado hablando con Rosemary, Brant...
-¿Y bien?
-Acaba de confesarse conmigo, Brant.
-¿Qué es lo que te ha contado?
-Será mejor que hables con ella, está dispuesta a contar la verdad sobre losucedido y creo que es el mejor momento para que la escuches.
Brant se levantó de la cama sin decir nada y se vistió rápidamente.
-Vayamos a verla... -dijo.
Los dos juntos fueron hasta el dormitorio de la joven y Adele abrió la puerta.Rosemary que seguía sentada sobre su cama, al ver a Brant se echó hacia atrásinstintivamente.
-No tengas miedo, Rosemary. Brant te escuchará como yo lo he hecho. Cuéntaselotodo...
La jovencita miró a ambos y tras respirar profundamente, le contó, sin omitirnada, todo lo que anteriormente le había contado a Adele.
Brant la miró con el ceño fruncido, pero en ningún momento la interrumpió.
-Eso es todo -dijo la muchacha al terminar su relato.
-No me queda más remedio que leerte tus derechos, Rosemary y detenerte -ledijo, Brant con toda la calma de la que era capaz -. Has hecho bien encontárnoslo todo.
-Lo entiendo, Brant -contestó la joven, bajando la vista.
-¿Puedo quedarme con ella? -Le preguntó, Adele.
-Sí, hasta el momento en que tengamos que llevárnosla a comisaria, puedes estara su lado.
Adele se sentó a su lado y la abrazó. La joven no pudo impedir echarse a llorar.
-Voy a avisar para que manden un vehículo de comisaría-dijo el detective Price-. He de salir un momento...
-No te preocupes, Brant. Yo cuidaré de ella, no nos moveremos de aquí.
Brant asintió y salió de la habitación.
-Lo siento, Adele.
-Te ayudaremos, a Brant le caes bien, ya has podido comprobarlo.
En ese mismo momento se desató el caos.

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