II.

Corríamos juntos por las carreteras,
Viajábamos entre fantasmas
Y yo nunca tenía miedo,
Creía que no te alejabas.

Viajábamos juntos por las carreteras
Y vivíamos del pan del otro,
Tomando lo que sea,
Queriéndonos tan poco.

Se supone que eramos uno,
Pero a nadie le gustan los problemas
Y sin consultar a ninguno,
Ese se convirtió en el lema.

La propia azúcar mató al dulce,
Procurando su apariencia,
Justificándose a sí misma
En que solo fue en defensa.

Derramaba mis colores,
Volviéndome gris.
Tú con tus justificaciones,
Creando un gran matiz.

Los gritos y suplicas oíste,
Cuando los cuervos mataron el pan
Y con tus propios ojos viste
Lo que nadie debería mirar.

Aún así te cállate,
Por el lema infundado
De un corazón cobarde
Que dejó morir a un hermano.

Viajamos juntos por las carreteras,
En un sendero que se acaba
Y ahora que te veo, amigo,
No sé si te perdonara.

Para ti: el segundo puesto de su alma.

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