🌙: Cuarto creciente.
La noche estaba acompañada del sonido que los búhos hacían, del correr del agua en aquel pequeño arroyo que no estaba congelado, y del iluminar brillante de las luciérnagas.
Yoongi estaba recostado bajo un árbol y a su lado estaba Jimin. Ambos perdieron la cuenta del tiempo que llevaban ahí, lo único en sus mentes era mantenerse abrazados, compartir el calor de sus sentimientos y crear un recuerdo lo suficientemente fuerte para que les ayudase a soportar la lejanía.
Pese a ello, el dolor estaba presente. Sus corazones se estrujaban cada vez más, sintiendo el pasar del tiempo y sin poder hacer algo para cambiar lo que estaba por ocurrir.
—Lo lamento —susurró Jimin, escuchando con pena el latir inestable del corazón ajeno.
—No te disculpes —pidió el lobezno en voz bajita—. Los dos sabíamos que esto iba a suceder.
El guardián enterró su rostro en el pecho ajeno, inhaló los aromas del alfa y se removió inquieto hasta lograr que Yoongi lo abrazara con fuerza para poder sentir su calor una vez más.
—Deseo tanto volver a ser un mortal humano —confesó desde su escondite—. Sin importar el lugar en la jerarquía que la diosa me otorgara, te amaría sin duda.
Yoongi sonrió por aquellas palabras que acariciaron de forma cálida a su corazón. Depositó un suave beso en la cabellera contraria, y estando ahí susurró:
—Ya lo haces, ya me amas.
—No es suficiente si no puedo demostrarlo todos los días y todas las noches —dijo el guardián.
—Para mí es más que suficiente, mi porción de luna brillante —aseguró el alfa—. No te sientas mal por la decisión que tomaste, te aseguro que estaré bien, ambos lo estaremos.
Jimin había tomado la decisión de volver al palacio lunar para tomar su lugar como guardián de la luna nueva visible. Su estadía en la tierra había sido más mágica que todo aquello que juró conocer, y en su corazón llevaba recuerdos valiosos que atesoraría por toda la eternidad.
El guardián sabía que hasta ese momento su determinación fue puesta a prueba. Dejar atrás el amor que logró formar con aquel lobezno fue la decisión más difícil a la que se tuvo que enfrentar, mas sabía que era necesario porque tanto como el mundo de su amado y el propio estarían en grave peligro por su falta.
Sabía que estaba haciendo lo correcto, pero le estaba doliendo tanto que sin duda era una agonía.
—¿Desde allá arriba podrás verme? —preguntó Yoongi de repente.
Jimin apenas logró sonreír. —Sí, te cuidaré siempre. A ti y a la manada.
—Yo te veré en la luna —prometió el lobezno—. Cada noche visitaré la montaña y aullaré hasta que puedas escucharme.
Y con esas palabras, Jimin lloró por primera vez de forma desconsolada.
El llanto del guardián fue capaz de contagiar a Yoongi, quien con lágrimas constantes saliendo de sus ojos abrazó aún más fuerte al contrario, ambos sosteniéndose y con inexistentes deseos de soltarse, teniendo miedo de hacerlo y nunca más poder verse.
—Te amo, por favor recuérdalo siempre —suplicó Jimin.
El alfa limpió las lágrimas ajenas con suma delicadeza. —También te amo, te amo y lo haré por mientras viva.
Con los sentimientos encontrados ambos pudieron sonreír. Sus labios se encontraron para crear una cálida unión y dar inicio a un beso profundo, donde una vez más se gritaban aquel amor infinito que había nacido entre ellos y que les acompañaría siempre, sin importar la distancia ni el tiempo.
Minutos después separaron sus labios, Jimin se levantó y seguido lo hizo Yoongi. El guardián miró hacia el cielo nocturno, con la luna brillante iluminando cada rincón del bosque.
Un nudo fuerte se hizo en su garganta, y las lágrimas amenazaron con aparecer.
—Llegó el momento de irme —anunció, cerrando los ojos cuando las manos contrarias apretaron con fuerza las suyas.
Finalmente abrió los ojos y miró la imagen frente a él. Yoongi tenía los ojos inundados en lágrimas, pero en sus labios había una sonrisa cargada de amor y sinceridad que fue capaz de brindarle una caricia reconfortante.
—Eres lo mejor que me pudo pasar —habló el lobezno—. Espero que puedas llegar a salvo hasta el palacio, Jimin.
—Los demás guardianes encontrarán la forma de ayudarme —tranquilizó.
Se miraron a los ojos en silencio, ya no tenían algo más para decir así que simplemente se dedicaron a contemplarse. Pocos segundos después se fundieron en un abrazo cargado de amor, el alfa se encargó de acariciar la espalda ajena, mientras que el guardián inhalaba aquellos aromas a los que rápidamente se había acostumbrado.
Jimin se movió con delicadeza, sus labios depositaron un suave y largo beso en la frente del lobezno con lágrimas amargas combinadas. El alfa disfrutó de ese contacto suave y decidió cerrar los ojos.
—Adiós, Yoongi —susurró el guardián.
—Adiós, Jimin —respondió el alfa, sin atreverse a abrir los ojos cuando a través de sus párpados cerrados pudo detectar una profunda luz azul.
Y tan sólo bastó un minuto para que Yoongi sintiera la ausencia completa del cuerpo contrario, sus brazos ya no sostenían la cintura ajena y tampoco podía sentir la respiración pausada.
Casi con temor abrió los ojos, y únicamente la inmensidad del bosque le recibió.
Él se había ido.
El lobo en su interior exigió salir y Yoongi lo permitió. Un gran lobo blanco apareció y empezó a correr hacia la montaña más alta, sus patas partiendo la nieve y aumentando la velocidad a medida que los minutos pasaban.
Cuando estuvo en el punto alto miró hacia la luna y aulló en completo dolor, el llanto de su amor escuchándose en cada rincón del bosque y alertando a toda la manada, quienes sin pensarlo se unieron a su líder para aullar por la pérdida que estaba sufriendo.
Porque el lobo blanco había sido separado de su brillante luna hermosa, y todos en la manada respetaron su dolor.
El próximo es el final de este libro, y no sé si catalogarlo como capítulo porque es chiquito 😔
Lo estaré publicando en un rato, y nuevamente agradezco por su apoyo. 🫶🏻
Yoon.🌙
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