veintiséis

Trato de cerrar mis ojos y quedarme dormida, pero soy incapaz de acallar mis pensamientos durante la noche. Demasiado ha sucedido hoy y sigue ocurriendo. Mañana es la conferencia de prensa que dará a conocer el informe de la autopsia, y el caso que se ha reabierto oficialmente. Se supone que debo encontrarme con Harry en el cementerio antes de la escuela, pero no veo como el ir a la escuela me sea posible. Hay demasiado sucediendo.

Me siento sobre la cama y miro por mi ventana. Por encima de las copas de los árboles donde el claro se encuentra, hay un débil resplandor de luz. La policía sigue inspeccionando el lugar y tratando de limpiar un poco el desastre que se ha hecho por desenterrar el cuerpo. No me gusta que el pequeño claro el cual anteriormente sólo era accedido por Harry y yo sea ahora público. Sin duda alguna los fotógrafos están tomando fotos para el periódico y noticias, y los periodistas hacen garabatos de observaciones de la misma para las noticias de mañana.

Estoy segura de que mañana habrá un montón de historias en las estaciones locales, y tal vez incluso en las noticias nacionales. Lo puedo ver ahora: Caso Harry Styles por asesinato reabierto tras recuperar cuerpo.

Su foto estará al frente, tal vez la misma que tengo de él. Habrá citas de sus padres, o quizá la detective Whitmore. Tal vez mi padre lea la historia durante el desayuno, frunciendo el ceño, preguntándose cómo el cuerpo de esta persona terminó en un claro detrás de nuestra casa. Y me sentaré frente a él en la mesa, preguntándome lo mismo.

Me inclino hacia mi mesita de noche, alcanzando el collar. Mis dedos rozan la cadena y la tomo en mi mano, sintiendo la suave y fría plata. Trazo las letras en latín con mis dedos, escuchando la frase ser hablada en mi mente con la voz de Harry.

Mors non est finis.

La muerte no es el final.

Me imagino a Harry sosteniendo el collar en su mano después de la noticia de la muerte de su abuela, con su vista fija en las mismas palabras inscritas en los pequeños huesos de plata y preguntándose si la frase será cierta.

Soy diferente. Debido a Harry, yo no tengo que preguntarme.

No puedo decidir si estoy agradecida por ello o no.

Me duermo con el collar enredado alrededor de mis dedos, con el colgante de calavera presionando en mi palma.

(...)

—Me voy al trabajo. ¿Segura que estarás bien aquí durante el día?

Asiento con la cabeza hacia mi padre desde la mesa de la cocina, mientras me sirvo un plato de Lucky Charms. Mi madre ya se ha ido a trabajar, y mi padre está tomando su avena del microondas. Ellos han decidido dejar que me quede en casa hoy después de que me desperté a las cuatro de la mañana y les rogara hasta que accedieron. Con todo lo que pasó ayer, no hay manera alguna de que vaya a la escuela.

Así que, a regañadientes, están dejando que me quede en casa.

Agarrando una cuchara del cajón, mi padre coge su chaqueta y la avena antes de besar mi frente y salir por la puerta trasera.

Termino de comer mi cereal y guardo los platos, paso a la sala de estar y enciendo el televisor. Cambio los canales hasta que encuentro la estación de noticias local.

La conferencia de prensa debe comenzar pronto. Los nervios se acumulan dentro de mí y muerdo mis uñas con ansiedad, preguntándome si tengo el tiempo suficiente para encontrarme con Harry en el cementerio antes de que comience la transmisión de la rueda de prensa.

Mis andanzas se borran cuando miro a Harry atravesar la pared de la sala de estar. Lleva la misma expresión de preocupación que tenía anoche.

—Pensé que podías estar viendo la conferencia de prensa—dice, tomando asiento a mi lado en el sofá.

Asiento con la cabeza, moviéndome un poco para hacerle más espacio. El hombre del tiempo habla sobre las previsiones de la próxima semana en la televisión.

—¿No irás a la escuela?

—No—respondo—. No puedo imaginar la idea de ir hoy.

Harry sonríe.

—Así era yo todos los días de mi vida, siendo sincero.

Niego con la cabeza, sonriendo y mirando hacia abajo en mi regazo. Detrás del tono humorístico de Harry, sé que él está tan ansioso como yo. ¿Cómo no iba a estarlo? Su cuerpo fue encontrado enterrado en un lugar que era importante para él, tanto en su vida como en su muerte, y ahora estamos a punto de descubrir cómo murió.

—Vi la forma en que estabas observando, ayer en el claro—digo, recogiendo un hilo suelto en mis pantalones de pijama—. Te veías... destruido.

Él me mira, con rostro plácido.

—Me sentí destruido—dice—. Ese claro, es tan... no sé la palabra adecuada para ello. ¿Sagrado? No lo sé. Es importante para mí. Era un lugar al que acudía para calmarme cuando estaba enojado, o con Max, jugábamos a las escondidas cuando éramos jóvenes, cuando estaba vivo. Y ahora, sabiendo que quien me mató me enterró en el lugar que fue más especial para mí—él frunce el ceño—. ¿Qué clase de... ¿Quién lo haría? ¿Por qué haría eso?

Nos miramos el uno al otro. Estoy tratando de pensar en una manera de proporcionar comodidad, pero me parece que no puedo llegar a nada. Si él estuviera vivo, podría poner una mano sobre su hombro o su rodilla, o un brazo alrededor de él. Pero nada de eso sirve ahora, cuando está adormecido e insensible.

Siempre habrá esta barrera. Nunca seré capaz de romperla, sin importar cuanto lo intente. Nunca sentirá mi toque, y nunca voy a sentir su calor.

Una sensación de hundimiento descansa en la boca de mi estómago mientras desvío mi mirada de la suya, para llegar al control del televisor y subir el volumen.

Puedo decir, por la forma en que me sigue mirando, que él quiere preguntarme lo que estoy pensando, pero yo no le daré la oportunidad.

—La transmisión comenzará pronto—digo.

Ambos nos sentamos en silencio hasta que la noticia se pone en marcha de nuevo después de la pausa comercial. Una pelirroja reportera, a quien había visto en el claro ayer por la tarde, está delante de la pantalla, con el micrófono aferrado en su mano. Ella se para frente a la estación de policía, donde puedo ver muchos asientos establecidos delante de un podio.

Bienvenidos de nuevo al Canal Siete Noticias, soy Andrea Welsh—dice ella—. Ayer por la tarde el cuerpo de la víctima de asesinato Harry Styles fue encontrado en un pequeño claro en el bosque detrás de la infame Mansión Cadence, anterior hogar de la víctima. Una declaración se dará a conocer por el Departamento de Policía de Castle Hill esta mañana sobre el caso en una conferencia de prensa, como se puede ver detrás de mí—hace un gesto hacia los asientos mientras más periodistas se encuentran llenando de cámaras y notas de la entrevista en mano. Andrea Welsh mira a la cámara—. Manténgase en sintonía para la cobertura de la conferencia de prensa. Por Canal Siete Noticias, Andrea Welsh.

Ella luego se vuelve y se sienta, la cámara hace zoom sobre el podio.

—Siempre odié a esa reportera—Harry dice a mi lado—. Su cabello es demasiado rojo. No hay manera que pudiera nacer con el cabello tan rojo.

—Es obviamente teñido—le digo—. Parece el interior de un red velvet.

—Y las cejas son demasiado oscuras. No coinciden con su cabello de red velvet.

—Se vería raro si sus cejas fueran color rojo, ¿no te parece?

—Sí. Aunque todavía debe hacer algo con su rojo cabello, para que sea menos chillante.

Nuestra conversación temática del cabello se detiene cuando vemos a la Detective Whitmore aparecer en pantalla, subiendo a la pequeña plataforma y detrás del podio. Las cámaras comienzan inmediatamente a hacer clic y un suave zumbido de voces se eleva. Whitmore establece los papeles en el podio y aclara su garganta, mirando estresada.

Cálmense—dice en el micrófono cuando las voces se elevan—. Tenemos una agenda apretada.

El ruido se apaga al instante mientras todo el mundo escucha.

Whitmore aclara su garganta, arrastrando los papeles.

Buenos días—dice ella—. Soy la Detective Jennifer Whitmore para el DPCH, investigadora en jefe del caso Harry Styles.

Harry se inclina hacia a mí.

—Es raro oírles decir eso—dice en voz baja.

Lo miro, luchando por una respuesta, pero Whitmore comienza a hablar de nuevo y ambos giramos nuestras miradas hacia el televisor.

Anoche, a las 17:48 hrs. fue encontrado el cuerpo de dieciocho años de edad del joven Harry Styles en el claro detrás de la Mansión Cadence, y la autopsia se realizó a las 11:36 hrs. por el forense Steven Fields. Tengo el informe aquí conmigo—Whitmore sostiene un papel antes de ponerlo de nuevo hacia abajo para leerlo.

Mi corazón late en anticipación mientras ella cambia su mirada a la parte superior del papel, a punto de leer la causa de muerte del muchacho que está sentado a mi lado.

El cuerpo estaba en relativa buena forma, a pesar de la presente decadencia. El Sr. Fields fue capaz de determinar que fue enterrado aproximadamente el nueve de junio de 2013 entre las cero y cuatro horas, en base a las últimas etapas de larvas que se encontraron en y alrededor del cuerpo. El momento también se basó en el nivel de descomposición de la persona fallecida y al instante de su desaparición—la detective cambia sus notas—. La condición del cuerpo se expresa como la siguiente: pequeños fragmentos de vidrio se encontraron en las prendas de vestir y zonas dorsales restantes del cuerpo, junto con una fractura en la parte posterior del cráneo debido a un fuerte trauma. El ventrículo derecho del corazón se amplió, junto con la vena yugular en el cuello. Esto nos lleva a creer que el difunto experimentó asfixia o falta de oxígeno en el cerebro y otros órganos esenciales para el cuerpo.

Whitmore levanta la vista del papel, su expresión es seria.

Debido a la vena yugular siendo ampliada y la fractura del hueso hioides por debajo del mentón, creemos que la causa de la muerte fue una estrangulación por homicidio.

La murmuración y discusión se eleva al instante en la audiencia. Los reporteros se miran el uno al otro en estado de shock antes de garabatear la información sobre sus cuadernos, el ruido se hace cada vez más fuerte.

Cálmense—Whitmore anuncia, obviamente molesta por el tiempo que está perdiendo. La conversación se extingue rápidamente cuando todo el mundo la mira de nuevo.

La detective empuja su oscuro cabello sobre su hombro y exhala, apoyándose en el podio.

Estamos actuando con la información proporcionada por la autopsia. Vamos a seguir investigando el claro donde se encontró el cuerpo y vamos a interrogar a las personas que interactuaron con Harry Styles en el día y alrededor de la hora de muerte. ¿Alguna pregunta?

Las ráfagas de manos no dudaron en alzarse y el nombre de Whitmore se gritaba. Ella apunta hacia un reportero con traje gris.

Detective Whitmore—él dice—. ¿Cómo se las arregló para recuperar el cuerpo después de tres meses de que el caso fuera cerrado?

Me congelo. ¿Va a decirle sobre mí y mi llamada al 911?

Sin perder el ritmo, la detective le responde.

Un individuo contactó con nosotros acerca de una pieza de aspecto sospechoso sobre la tierra del claro. Esa persona sabía del caso Harry Styles y dedujo que podría ser su cuerpo debajo de la tierra, debido a la proximidad del claro a su casa anterior. El individuo se mantendrá en anonimato.

Dejé escapar un suspiro de alivio. No me gustaría levantar sospechas con nadie en la escuela acerca de encontrar el cuerpo, sobre todo Max o Ava. Mi respeto por la detective Whitmore se eleva.

En el televisor, Whitmore da la palabra a otro reportero.

Gracias—el reportero dice, mirando sus notas brevemente—. Usted dijo que la causa de muerte fue un estrangulamiento. ¿Hay alguna pista sobre lo que el arma homicida pudo haber sido, y si es así, ¿cuál fue?

Desafortunadamente, el cuerpo estaba demasiado descompuesto para que nosotros pudiéramos mirar cualquier tipo de moretones o cambio en el color de la piel. Sólo conocemos los hechos sobre el ventrículo derecho ampliado junto con la vena yugular, y el hioides fracturado.

Whitmore pide a un reportero calvo ser el siguiente.

Detective, ¿cómo llegaron a la conclusión de que el estrangulamiento fue por homicidio?

La Detective Whitmore le da al reportero una mirada.

Lo siento, ¿está sugiriendo que Harry Styles se estranguló a sí mismo?

Risas comienzan a sonar y el reportero se enrojece. Oigo a Harry reír a mi lado, sacudiendo la cabeza.

Supongo que no—dice, mirando hacia abajo y garabateando en su libreta.

Además—Whitmore continúa—. La fractura del hueso hioides fue secundaria. Cuando se trata de una estrangulación, la fractura del hioides es casi omnipresente.

Más reporteros levantan las manos y gritan para hacerse notar, pero Whitmore niega con la cabeza y da pasos hacia atrás en el podio.

Eso es todo lo que tengo tiempo por responder ahora, si tienen alguna duda, póngase en contacto conmigo y acorden una fecha para más adelante en la semana—Whitmore recoge sus papeles y baja de la plataforma, con los periodistas aún tratando de obtener respuestas.

Apago el televisor.

Por un breve momento, Harry y yo nos sentamos en silencio. Sé que los dos estamos pensando en lo que acabamos de escuchar, él murió por estrangulación. Homicidio, porque su hioides fue fracturado. Tenía un fuerte traumatismo en la parte posterior de su cráneo. Fragmentos de vidrio en su ropa. La vena yugular ampliada con el ventrículo derecho. Asfixia. Estrangulación. Homicidio.

—Bueno—dice Harry, rompiendo el silencio y el hilo de mis pensamientos—. Yo diría que esto es una sorpresa, por lo menos no fui electrocutado a muerte, así que puedo hacer una broma.

Lo miro, levantando mis cejas.

—¿La información simplemente te ha dejado mareado?

—Sí, es una fuerza muy contundente sobre mi cabeza.

—Somos unos enfermos al hacer bromas sobre esto.

—Sí, soy tan enfermo que me ahogo.

—Eso realmente me quita el aliento.

Nos miramos el uno al otro y empezamos a reír, los hoyuelos de Harry aparecen en sus mejillas. Se inclina hacia delante y apoya los codos sobre las rodillas, meneando la cabeza.

—Así que... ¿y ahora qué?—pregunta, su sonrisa desvaneciéndose a una expresión de seriedad.

Me recuesto en el sofá.

–Iba a preguntarte lo mismo.

Harry muerde su labio inferior en concentración.

—Estoy tratando de recordar algo de esa noche—dice—Pero es que... estoy en blanco.

—¿Hasta qué punto de tu vida recuerdas?—pregunto.

Él frunce el ceño.

—Creo que...—hace una pausa—. Creo que un par de semanas antes de morir, pero no sé a ciencia cierta.

—¿Qué pasó?

—Max y yo nos saltamos las clases—dice, con la barbilla apoyada en su mano mientras recuerda la memoria—. Fuimos a su casa porque sus padres estaban fuera de la ciudad. Fue muy divertido, lo recuerdo. Nate se presentó después de la escuela y los tres sólo hablamos y hablamos hasta que tuve que volver a casa para la cena—él sonríe con nostalgia—. Max, Nate y yo éramos como... los tres mosqueteros. Nate y yo éramos más cercanos a Max que el uno al otro, pero seguíamos siendo mejores amigos. Desde que empezamos la escuela, los tres éramos inseparables.

Asiento con la cabeza. Nunca he tenido amigos desde siempre como Harry. Es algo que siempre quise, pero nunca tuve.

—Así que, ¿no te acuerdas de nada después de eso?—pregunto.

—No—dice Harry, sacudiendo la cabeza—. Como he dicho... todo es blanco. Si mi vida fuera un libro, sería como si los últimos capítulos hubieran sido arrancados y arrojados al viento—frunce el ceño.

—No—le digo—. Sólo arrancados. Tenemos que encontrarlos y coserlos de nuevo.

Me mira, con ligero humor en sus ojos.

—Sabes, para ser una chica pesimista, puedes ser muy optimista.

Me encojo de hombros.

—Supongo que voy a cambiar, tal vez. Quién sabe.

Él sonríe, poniendo una mano sobre mi rodilla. Siento la ya familiar sensación helada filtrarse a través de mis pantalones de pijama y piel, haciendo que la piel de gallina aparezca sobre mí.

—Siempre estaré agradecido—dice—. Incluso si no eres capaz de entender todo esto. No puedo agradecerte lo suficiente por todo lo que estás haciendo por mí.

De repente me dan ganas de llorar, y no sé por qué. ¿Debido a lo que dijo? ¿Porque cuando él cruce, probablemente no lo veré de nuevo? ¿Por lo que nos enteramos de la conferencia de prensa? ¿Porque sólo dormí tres horas la noche anterior?

Quién sabe. A quien le importa.

Sorbo ligeramente y tiro de la manga de mi suéter para limpiar mis ojos, asegurándome de que ninguna de estas lágrimas inútiles caigan sobre mi rostro.

—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?—Harry me mira, preocupado.

—Nada, no sé. No lo sé—niego con la cabeza y tomo una profunda respiración.

—¿He dicho algo? Oh Dios, Jane, ¿por qué lloras?—él mueve mi mano lejos de mis ojos, y me mira con preocupación.

—No, no—le digo, sacudiendo la cabeza—Estoy bien. No sé por qué estoy llorando. Yo nunca lloro.

—¿Estás segura? ¿No te hice llorar, verdad?

—No, en absoluto. Estoy agotada, probablemente.

Él asiente.

—Ve a dormir—dice, tratando de alcanzar la manta que cubre un lado del sofá y la arroja sobre mí—. Te lo mereces.

Niego con la cabeza, todavía recuperándome de mi pequeña avería.

—Tengo que ir a hablar con Whitmore. Preguntarle más acerca de la autopsia y esas cosas.

—Cállate y duerme—dice Harry—. Mira, estás demasiado cansada. Descansa un poco y hablaremos más tarde.

Lo miro.

—¿Estás rechazando el sueño?

Niego con la cabeza rápidamente, acomodo la manta sobre mí y me recuesto en el sofá. Harry se levanta y tira de la manta sobre mis pies.

—Ahí—dice—. Bien cómoda.

—Si no me levanto en tres horas, vierte agua helada sobre mí—digo.

—No, sólo pegaré mi rostro al tuyo. Es la misma sensación.

Me río y cierro los ojos, sintiendo mi cansancio ganar.

—Voy a estar en el cementerio, en caso de que te despiertes antes de tres horas—oigo decir a Harry. Oh. Se va.

Asiento con la cabeza y escucho el sonido de él pasando a través de la pared y la frialdad fantasmal que deja la habitación, junto con él.

Pero no lo hace.

—¿Sabes qué?—dice—. Creo que me quedaré.

Abro un ojo al verlo sentado en un sillón frente al televisor.

—¿No te importa, verdad?—pregunta, sonriéndome.

Niego con la cabeza.

—Quédate todo el tiempo que quieras—le digo, bostezando.

Su frialdad me hace envolver la manta más alrededor de mí mientras me dejo llevar por el sueño, aunque prefiero lidiar con el frío que emana de él.

»»»

Parte 1/3 del mini maratón.

¿Qué opinan de la causa de muerte de Harry? ¿Quien creen que lo haya hecho?

Liv.

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