treinta y uno
Harry y yo esperamos por varios momentos, con mi aliento estancado en mi garganta por la conmoción. Wesley se ha ido, sin aviso, sólo se esfumó. Cruzando al más allá, instantáneamente.
—Debemos irnos—susurra Harry, tomando mi mano, teniendo cuidado de evitar los ojos de la madre de Wesley, quien se mantiene en el jardín. A pesar de que no presta atención, se sienta en el banco, secándose las lágrimas de sus mejillas.
En silencio y con rapidez tomamos camino al cementerio. Puedo decir que Harry también está conmocionado. Su mandíbula está apretada y la mano le tiembla al momento que la pasa por su cabello mientras caminamos.
Aunque sé que Wesley ya estaba muerto, siento que lo he perdido, incluso si está en paz, me gustaría verlo otra vez, pero tendría que ir al más allá para eso y es imposible. Una oleada de dolor me atraviesa, mientras me imagino cómo voy a reaccionar cuando Harry cruce. Empujo el pensamiento lejos.
Llegamos al cementerio y el sol ya se ha ocultado detrás de la línea oscura del horizonte. Nubes protegen las estrellas y el aire trae una sensación de humedad gracias a la lluvia que dejó de caer antes. Mis pies se hunden en la tierra fangosa debajo de mis pies.
—¡Em!—grita Harry, con sus ojos escaneando las hileras de tumbas—. ¡Em! ¡Ven aquí!
Veo un par de ojos detrás de un roble y la niña surge con la preocupación grabada en su rostro, ella se acerca a nosotros. Sus pies se hunden en el suelo fangoso y su cabello rubio lo tiene ligeramente húmedo, debido a que ella puede sentir lo que es la no-lluvia, no es de extrañar que apenas y nota cómo sus pies son de un color oscuro debido a la suciedad y la lluvia.
—¿Qué pasa?—pregunta Em. Sus ojos me miran por un segundo antes de volver a los de Harry.
—Se trata de Wesley—dice Harry—. Cruzó.
Las cejas de Em se abren, en sorpresa.
—¿Cruzó? ¿Cuándo? ¿Cómo?
Me quedo con paciencia al lado de Harry mientras él explica brevemente en voz baja. Em descansa los brazos colgando, con el ceño fruncido.
No puedo dejar de notar una vez más su sabiduría prematura. La forma en que se encuentra, con los hombros hacia atrás y la columna recta. La forma en que habla, con sus labios formando cada palabra con cuidado y compasión. Diez años ha estado en el intermedio. Si hubiera vivido, tendría veintidós años. Es obvio para mí que incluso si su cuerpo no es viejo, su inteligencia lo es.
Mis pensamientos se volatilizan de mi mente cuando Harry termina de contar la historia a Em.
—Interesante—dice ella, tocando con un dedo su labio inferior—. Pensé que no cruzaría en un tiempo. Su madre es tan...
Harry asiente con la cabeza.
—Todos lo pensamos.
—Bueno—dice—. Debemos estar feliz por él. Lo veremos pronto de todos modos—ella sonríe un poco a Harry.
Alguien llama Em a través del cementerio y se gira y asiente con la cabeza. Ella nos mira de nuevo brevemente.
—Estoy feliz por él. Wesley, sobre todo, era el más merecedor para cruzar.
Em da la vuelta y cruza el cementerio, desapareciendo detrás de un árbol, una vez más, la tenue luz refleja su cabello rubio y piel de porcelana.
Miro a Harry. Él mira hacia Em, con la mandíbula apretada todavía.
—Wesley era como un hermano pequeño para mí—dice en voz baja—. Yo sé que se lo merece, el cruzar, pero... quiero cruzar también.
—Lo harás—le digo.
—Se va a perder el verme cruzar—dice Harry, finalmente mirándome—. Pero Em tiene razón, estoy feliz por él.
Asiento y le brindo una pequeña sonrisa.
—Creo que debería ir a casa—digo, metiendo mi mano en el bolsillo.
—Muy bien.
Él mira hacia otro lado, hacia el lugar donde sé que está la tumba de Wesley. Pienso en darle un beso o un abrazo, un adiós o algo, pero veo que ya tiene sus pensamientos lejos de mí. Miro a mis pies y comienzo a caminar hacia la puerta del cementerio.
Sacudiendo la cabeza, doy vuelta y camino hacia él, deslizando mis dedos entre los suyos e intentando besarlo suavemente en los labios. Responde con rapidez, moviendo su mano. Me retiro unos momentos después, mirándolo. Mira detrás de mí, y su mente todavía no está totalmente aquí, él está pensando Wesley.
Sin embargo, él se inclina para besar mi frente.
—Vuelve a casa—dice en voz baja, y asiento, dejando el cementerio.
(...)
—¿Puedes creerlo?—mi padre niega con la cabeza mientras se lleva puré a la boca—. Cancelaron la escuela por un funeral ¿Quién era este chico?
Respiro demasiado rápido y finalmente, me ahogo un poco con mi pollo, buscando mi vaso con agua. Aunque he comido antes con Ian, mi madre hizo pollo para la cena y era una oferta que no podía rechazar. Resulta que ser testigo de cómo un niño de seis años de edad muere y cruza al más allá, realmente puede abrir el apetito.
Sigo tosiendo cuando descanso mi vaso con agua sobre la mesa. Mi padre baja su tenedor y me mira.
—Por Dios, Jane. ¿Estás bien?
—Sí—digo entre toses—. La comida se fue al conducto equivocado.
—Bueno, es por eso que tenemos epiglotis.
Lo miro a través de la mesa.
—¿Qué?
—La epiglotis—repite mientras mi madre rueda los ojos—. Es un pequeño colgante de cartílago en la raíz de la lengua que evita que los alimentos entren a la tráquea. Cuando tragas, ese cubrimiento firme en la garganta garantiza que los alimentos y el agua solamente vayan hacia el esófago—sonríe.
—Gracias por la lección de anatomía.
—Ya lo sabes, lo he dicho y sigo diciendo—dice mi padre, viendo a mi madre e ignorando mi sarcasmo—. La epiglotis es una parte poco conocida del cuerpo.
—Oh, sí, ya lo haz dicho antes, sin duda—replica mi madre, tratando de llegar a la taza.
Mi toz se detiene y empiezo a comer.
—De todos modos—dice mi padre, tomando su tenedor—. No sé qué hacer. Todo el mundo quiere salir de la escuela para el funeral. Al parecer, yo soy el único que piensa que el cancelar la escuela un día entero para un funeral es una idea tonta.
—Tal vez esta persona era importante para ellos—hablo. No entiende. Es ingenuo. No entiende el impacto en la comunidad debido a la muerte de Harry en esta pequeña ciudad.
—Sin embargo, los funerales son asuntos personales que no deberían involucrar al sistema escolar. Absurdo, eso es lo que es.
Tener a mi padre trabajando en la escuela nunca ha sido aburrido. Yo, como todos los demás, me encanta que se cancelen las clases, así no tengo que inventar una excusa falsa para faltar e ir al funeral.
—Incluso si no cancelan las clases, nadie irá—señalo—. El sistema financiero va a caer de todos modos.
Mi padre suspira.
—Como sea—dice—. No soy yo quien tiene la última palabra. Se decidirá más tarde esta noche. ¿Cuál era el nombre del chico?—le pregunta a mi madre.
—Henry, o algo así. No lo sé.
—Harry—corrijo con suavidad antes de poder evitarlo. Mis padres me miran—. Su cuerpo fue encontrado detrás de nuestra casa, ¿recuerdan?
Mi madre asiente con la cabeza.
—Oh, bueno—sé que me quieren preguntar, pero no lo hacen.
La conversación queda en silencio, dejando sólo el sonido de gotas de agua cayendo sobre el fregadero, resonando en el comedor.
No puedo evitar pensar que hay mucho más que puedo decirle a mis padres acerca de como es... era Harry. Bueno, quizás no mucho acerca de quién era. Sólo lo conozco como fantasma, en esta encantadora y agradable versión espiritual. Sé lo reconfortante y sabio que es. Sé cómo es su tacto: frío por fuera, pero cálido en el interior, como una especie de yuxtaposición. Sé lo mucho que quiere cruzar como Wesley lo hizo, y sé que quiero ayudarlo con eso.
Pero no puedo decirle nada a mis padres, ¿cómo podría?: Oigan, papá, mamá, ¿no les molesta que ayude a un chico muerto que vivió en esta casa a resolver su asesinato?
Lo que creo que van a decir: ¡Por supuesto querida, ven de vuelta para la cena! ¡No te olvides tu chaqueta, hace frío afuera!
No. Esto es algo que tengo que mantenerme guardado. Yo sabía que tendría que hacerlo desde el principio. Harry me pidió ayuda y yo le ayudaría.
No me gusta ocultarles algo tan grande a mis padres, pero tengo que hacerlo. No puedo arriesgarme a traicionar la confianza de Harry así, incluso si ellos son mi familia.
Ayudo a mi madre con los platos después de la cena. Ella tararea soplando mientras toma los platos que le voy pasando, poniéndolos en el lavavajillas.
—¿Quieres ir al funeral, Jane?—pregunta.
Mis movimientos son lentos y le entrego suavemente el plato siguiente.
—Uh, la mayoría de mis amigos estarán allí, entonces...
—Oh. Está bien.
—Él vivió en esta casa, ¿sabes?—digo, evitando su mirada mientras le tiendo una copa—. El chico. Harry.
—¿En serio? No lo sabía—mi madre se levanta mientras cierra el lavavajillas—. Se dijo que fue estrangulado, ¿verdad?
—Sí.
—Wow. Bueno, espero que encuentren a quien lo hizo. Era tan joven, no me puedo imaginar cómo sus padres son capaces de manejar todo eso—mi madre niega con la cabeza, mirándome.
—Yo tampoco.
Ella asiente con la cabeza y toma la toalla de su hombro, pasándola sobre la barra.
—Es increíble lo que hace la gente en esta sociedad. ¿Qué pudo haber hecho este niño para darle a alguien el deseo de matarlo? Por dios
Asiento con la cabeza. Me pregunto lo mismo mamá.
(...)
Las clases acaban de ser canceladas por el funeral. Esta es otra indicación de cómo Harry era popular. Dudo que las clases se cancelen para el funeral de alguien más aquí.
Llego al cementerio un poco antes de que comience el funeral. Las sillas están puestas, y dudo que alcancen para todos. Un ataúd de madera está postrado delante de las sillas, junto con un podio. Flores, lilas blancas, se colocan por todas partes. Algunas personas ya están reunidas, vestidas de negro con el ceño fruncido.
Camino por el perímetro del cementerio al lugar donde los árboles abundan. Exploro las copas de éstos y veo lo que parece ser un suéter blanco. Mis ojos siguen la rama, y veo pies colgando; prácticamente imposibles de ver desde lo lejos del cementerio. Es un buen escondite para observar, Harry estaba en lo cierto.
Oigo un ligero murmullo y alguien dice mi nombre desde arriba y entonces Harry salta delante de mí, aislado por el árbol.
—Hey—susurra, una sonrisa cruza su rostro—. Te ves...—él me mira de arriba a abajo—. Oscura.
Alzo una ceja.
—Bueno, esto es un funeral, ¿qué se supone que usara, neón?
Traigo mi único vestido negro para la ocasión y zapatos negros. La última vez que me puse este traje fue para el funeral de mi abuelo hace tres años. Me sorprende que todavía entré en él.
Se ríe un poco.
—Buen punto—mira hacia arriba brevemente antes de mirar a mí otra vez—. Muy bien, sé que el árbol es grande, pero hay una forma rápida de subir. Las ramas de los demás árboles son como una especie de escalera—miro y veo que es correcto. Las ramas están casi encima una de la otra—. Y sé que tienes vértigo, por eso elegimos un árbol no tan alto—sonríe.
Le devuelvo la sonrisa.
—Me sorprende que lo recuerdes.
—Claro que me acuerdo. Ahora vamos. Esto comenzará en poco tiempo.
Con cautela, Harry me ayuda a trepar las ramas, conmigo desconfiando de mi falda. Afortunadamente Harry sube antes que yo, así que no tengo que preocuparme por sus miradas indiscretas. Mi respiración es rápida cuando el suelo empieza a estar lejos. Nunca me ha gustado la altura.
Poco después de llegar a la cima, la totalidad de los amigos de Harry se sienta, mirándome con ojos curiosos, mientras camino por la rama para sentarme entre Harry y Em. Sonrió.
—Estás hermosa—susurra Em.
—Gracias—contesto—Tu también.
Me da una gran sonrisa, y siento que nadie le ha dicho eso desde hace mucho tiempo.
Nos sentamos y vemos como más y más personas llenan el cementerio anteriormente privado, convirtiéndose en un mar de trajes y vestidos negros. Veo a Max, Ava, Nate y Estella juntos. Los padres de Harry hablan con la detective Whitmore, e Ian está de pie junto a ella, con las manos en los bolsillos.
—Es bueno que el ataúd no esté abierto—dice Harry a mi lado—. Debo estar bastante podrido ahora.
Lo miro.
—¿Cómo puedes estar tan relajado? Es tu funeral.
—Todo el mundo pretende. No sé, realmente no soy como ellos—se encoge de hombros.
Daría cualquier cosa por leer su mente en este momento, porque sé que hay más cosas que significarían más de lo que desea expresar. Quiero que me diga lo que realmente piensa, pero no tiene tiempo porque el padre de Harry comienza a caminar hacia el podio.
—Hola, soy Richard Styles, el padre de Harry—dice con voz grave—. Gracias a todos ustedes por venir hoy, sabemos que Harry lo apreciaría, esté donde esté.
Qué irónico que está sentado a pocos metros de distancia, junto a mí, sintiendo todo el asunto. Harry ríe silenciosamente a mi lado.
La conmemoración continúa y atribuyo la mayor atención. Parece extraño estar en el cementerio sin la compañía de Wesley. Me pregunto cómo estará en el más allá.
Trato de dejar de pensar en Wesley. Es feliz, está en paz.
Giro la atención hacia funeral cuando la madre de Harry sube al podio, con un trozo de papel en sus manos. Su cabello oscuro lo trae levantado en un moño trenzado complejo y lleva un blazer negro y falda a juego.
—Hola—dice ella, sonriendo débilmente—. Soy Amelia Styles, madre de Harry—se detiene, desdoblando el papel—. Voy a pronunciar su elogio—toma una respiración profunda—. Harry era un chico maravilloso. Recuerdo haber intentado demasiado para tener un hijo por muchos años, y luego Harry llegó y... fue un hermoso niño pequeño. Malicioso, pero hermoso—ella sonríe con melancolía—. Recuerdo sus primeras palabras, sus primeros pasos, su primer día de clases. Amaba estar rodeado de gente, era toda una mariposa social. No hay duda de que lo vamos a extrañar mucho. Yo lo extraño mucho—se detiene, y su sonrisa desaparece de su rostro—. A la persona que le hizo esto, el quien por es que él está en este ataúd y no con nosotros...—ella niega con la cabeza, apretando la mandíbula, y veo el parecido sorprendente con su hijo. Las características de dureza esculpiendo resentimiento y determinación, son las mismas a cuando Harry habla de su asesinato.
Ella continúa.
—El que asesinó a mi hijo, lo encontraremos. No te nos escaparás de esta. Harry puede estar muerto, pero no se ha ido. No vas a alejarlo así—aprieta su mano en un puño, con el ceño fruncido. El padre de Harry, Richard, sube y pone un brazo alrededor de sus hombros mientras empieza a temblar, por lo que creo es una combinación de furia y dolor, sus ojos se llenan de lágrimas rodando por sus mejillas. Se da la vuelta para ocultar su cabeza en el pecho de su marido, con sus hombros temblando.
Miro a Harry.
Su ceño está arrugado, como si hubiera comido algo amargo, con las cejas fruncidas y sus ojos llenos de tristeza.
—¿Estás bien?—pregunto suavemente.
Él no contesta. Mantiene su mirada hacia el frente, apegada a sus padres.
—Puedes llorar si quieres—digo, casi con ganas de llorar.
—No puedo—responde—. Mi cuerpo no tiene lágrimas.
Separo mis labios, mis ojos se vuelven acuosos. Me acerco y paso un brazo alrededor de él, poniendo mi cabeza en su hombro. Él responde, pasando un brazo alrededor de mí, mientras mis lágrimas caen.
A continuación, en el funeral, la madre de Harry, Amelia, se recompone, limpiando debajo de sus ojos mientras que otra mujer está al lado de ella, reconfortándola. Su mente está vacía, mirando al suelo.
Harry lleva una mano a la cabeza y se pregunta qué debe hacer para sentir remordimiento por dentro, porque simplemente no puede llorar. Me siento egoísta por dejarme llorar en él ahora, y trato de detenerme, pero me es imposible. Llevo una mano a mi rostro para secarlo, pero es inútil. Lloro como no hacía en mucho tiempo.
Los dedos de Harry van a mi cabello, acariciándolo con suavidad, y me gustaría más que nunca que pudiera sentir físicamente para yo poder consolarlo aunque sea la mitad de lo que él me conforta. Deseo que mis brazos estén alrededor de él en calma, o su cabeza en mi hombro relajando sus músculos tensos.
Él no habla, y yo tampoco, y los demás sentados en la rama con nosotros tampoco. Em no habla, Yasmin no habla, y Ellie no habla, nadie lo hace. Sólo hay silencio, el silencio rompiendo corazones.
Dejo de llorar en algún momento en que la madre de Harry se sienta y empieza a hablar otra persona en honor a Harry, un tío o algo así. La mano de Harry cae, y baja las ramas en silencio.
—Ve tras él—susurra Em—. Es el tipo de persona que desea comodidad, incluso si no es física.
Miro a Em, leyendo su expresión. Después de un rato, sigo cuidadosamente a Harry por las ramas, cayendo al suelo de golpe y mirando alrededor para encontrarlo. Lo veo alejarse del funeral, con los hombros tensos mientras se mueve entre los de árboles.
Me encuentro con él, con el resto de mis lágrimas secas en mis mejillas. Me mira, sus ojos se arrastran por mi rostro, una brisa fresca sopla mi cabello sobre los hombros.
—¿Qué estás pensando?—pregunto, mi voz es baja, pero lo suficientemente alta como para que me oiga.
—Soy egoísta—responde—. Di un salto en conclusiones con mis padres. Pensé que no me querían—su mandíbula se tensa, mirando hacia abajo—. No merezco ir al más allá.
—¿De qué estás hablando? Por supuesto que se mereces cruzar.
—No—dice bruscamente—. ¿Has visto el rostro de mi madre? ¿Has oído su voz? Se rompió todo el tiempo. Debería haber sabido que les importaba, que...—pasa la mano por su cabello, moviendo la cabeza—. Soy tan egoísta, soy un bastardo egoísta. Mira, vienes después de mí cuando prácticamente te he obligado a ayudarme con mi asesinato.
—Tu no me obligaste—digo, sacudiendo la cabeza—. Me habría escapado si no hubiera querido ayudarte. Debes saberlo mejor.
—Jane—dice, caminando y tomándome por el brazo—. Sé que piensas que soy egoísta. Sé que piensas que era insensible.
—Lo fuiste—digo—. Pero eso no significa que no merezcas cruzar.
Me mira, con sus ojos verde pálido, como si estuviera buscando algo. Su expresión es intensa, dura como una piedra. Me mira un largo momento antes de soltarme el brazo y empujar mi cuerpo contra él en un abrazo.
—No merezco tu ayuda—dice, algo en su voz suena casi culpable—. No la merezco en lo absoluto.
—Ni siquiera tienes que ganarla—le contesto—. Tienes mi ayuda, te guste o no.
Dejo mi cabeza descansar contra su pecho, respirando su olor a tierra y sintiendo la frescura de sus manos en mi espalda. Me llama la atención de nuevo y me acaricia el cabello para mi beneficio, sólo para que sienta el contacto físico. Eso no parece muy egoísta.
—No quiero ver el resto del funeral—susurra.
—Yo tampoco.
Así, veinte minutos más tarde me encuentro a través de la ventana de la habitación de mis padres con Harry, montados en el techo de mi casa. Él extiende su mano hacia mí y la tomo para sentarme a su lado, mirando hacia el bosque detrás de la casa.
—¿Quieres saber un secreto?
—Claro.
Harry sonríe un poco.
—A veces, cuando Ava me visitaba, venía aquí, así mi madre pensaba que no estaba y la enviaba a casa.
Me río.
—¿En serio?
—Sí, incluso después de que mi madre supo lo que estaba haciendo, ella continuó echando a Ava. Creo que sabía que no la amaba realmente. Fue sobre todo mi padre quien me empujó a salir con ella.
—¿Y no se lo dijiste?
—Lo intenté varias veces—susurra—. Me hace preguntarme acerca de si mis padres eran como Ava y yo, ¿sabes? Juntos porque así les dijeron.
—¿Nunca te has enamorado entonces?
—No. ¿Tu lo has estado?
—No. Todos los chicos con los que he salido son idiotas.
Harry se ríe.
—Tal vez eres de expectativas altas.
—No, créeme. Mis normas eran muy bajas. Bueno, tan bajas como los estándares podían ser.
—¿Y qué pasó?
—Me re-evalué. Es una re-evaluación continua, a decir verdad.
—Bueno, es bueno que tus estándares sean altos—dice—. Tu no sólo tienes que amar a alguien. Alguien como tu debe tener a la persona adecuada.
—¿Por qué dices eso?
—Eres una persona fuerte que merece lo mejor, eso es todo.
Me sonrojo, mirando lejos de él y confiando en el viento para componer la complexión de mi piel en mis mejillas que se han puesto rosadas. Harry sonríe.
—¿Y tu?—pregunto.
—¿Y yo?—se encoge de hombros—. Estoy muerto. No creo que se me permita enamorarme.
—Eso es una tontería.
—¿Por qué? Alguien me ha matado por una razón. No importa cuál sea, yo no merecía vivir, ¿por qué ahora merezco amar?
—La vida y el amor son dos cosas separadas.
—¿Cómo es eso?
—Bueno, la vida es frágil, así de simple—digo, levantando un hombro—. Y siempre he creído que el amor es fuerte.
—Sí—Harry está de acuerdo, asintiendo—. Me gusta.
Escuchamos los sonidos del viento por un rato, observando los árboles mecerse suavemente, como bailarines sincronizados con los demás.
—Harry, ¿crees que cuando cruces será como Wesley lo hizo, sin un adiós?
Él asiente con la cabeza.
—Sí. Creo que va a ser así de repentino.
—Oh—miro hacia abajo.
—Está bien, te veré de nuevo.
—Sí, cuando muera.
—No vas a morir pronto. Vas a crecer, casarte y tener un montón de hijos y te volverás anciana. Después de eso, cuando tengas como ciento sesenta años, te volveré a ver. No es tanto tiempo—sonríe.
Me río.
—Dudo que viva hasta los ciento sesenta.
—Quién sabe, con toda esta tecnología avanzada. Vivirás hasta tener arrugas y pliegues.
Mi sonrisa se desvanece y mis pensamientos se nublan, apartando la vista de Harry.
—¿Qué pasa?
—Yo... va a sonar estúpido—digo, sacudiendo la cabeza.
—Hey, todo es estúpido.
Sonrío a medias.
—Está bien, bueno... me siento como una bomba de tiempo. He estado limpia desde hace meses y todo, pero me siento de alguna manera agrietada. No sé, quiero decir, he estado muy feliz últimamente. Pero siento que es inevitable que yo... te vea. Verte de nuevo en el vórtice de la autodestrucción.
—Tienes razón, esto es estúpido—Harry levanta una ceja—. Si eres feliz, déjate serlo.
De repente me dan ganas de llorar de nuevo y sacudo la cabeza, mordiéndome el labio inferior. Lo miro, sonriendo.
—Estoy feliz.
—Bueno. Me alegro de que estés feliz.
—¿Tu estás feliz?
—Sí, ¿sabes? sí. En realidad, yo estoy feliz.
—¿Sólo feliz?
—No, estoy muy feliz, muy feliz.
Él sonríe y le devuelvo la sonrisa y me siento feliz . Pienso mucho en lo que es la felicidad realmente, incluso si Harry murió, y yo me restauré de la depresión. La felicidad es figurativa. Aquí juntos en el techo, mientras el funeral de Harry está teniendo lugar y el viento sopla a través de los árboles suavemente, somos felices.
»»»
Chillen conmigo, les regalo pañuelos.
Espero les esté gustando, este capítulo fue un poco largo y melancólico, ya en poco vendrá más acción, aldjsk.
Liv.
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