diecinueve
Sus labios son como hielo, y mi cuerpo está en llamas. De alguna manera me encuentro infundida con la frialdad de su toque y la calidez natural de mi cuerpo, la combinación parece desafiar la naturaleza. No sé por qué está pasando esto entre nosotros, ¿cómo es que está pasando esto entre nosotros? Él está muerto y yo con vida. Esto es imposible.
Nuestros labios se mueven en sincronía, fuego contra hielo.
Su mano descansa en mi mejilla, y la mía sobre su pecho. Él se aleja un poco, pero nuestros labios se siguen tocando ligeramente.
Su mirada está gacha, y no sé como reaccionar. La sangre en mis venas ha sido reemplazada con hielo, como si fuera nitrógeno líquido, y mi respiración es lenta.
Él encuentra mis ojos y trato de leerlos, pero no puedo. ¿Qué está pensando?
¿Sintió algo?
Toma un mechón de cabello y lo coloca detrás de mi oreja para después dirigir la mano hacia su regazo.
Me alejo de él, tengo la pregunta en la punta de mi lengua. El aire comienza a calentar mi cuerpo de nuevo, y no estoy segura de si quiero eso. Ya me había acostumbrado a su helada aura.
—Apuesto a que nunca habías besado a un chico muerto.
Miro a Harry, quien sonríe hacia mí. Niego con mi cabeza, una pequeña sonrisa se forma en mis labios.
—No a uno muerto—digo.
—Entonces me imagino que a un montón de chicos con vida—frunce el ceño.
Me encojo de hombros.
—No muchos.
Él estaba bien, antes de que me mudara, yo era más o menos el animal salvaje. No son nuevas para mí la relaciones fisicas. Soy extraña a este tipo de relación o como sea que se le pueda llamar. ¿Qué estamos haciendo?
—Tu...—lo miro un poco tímida—. ¿Lo sentiste?
Hay una pausa.
Me encuentro deseando con cada fibra de mi cuerpo que él lo haya sentido. Tal vez él pueda sentir esto, tal vez su sentido del tacto no se ha desvanecido completamente, tal vez...
Él me mira, agitando la cabeza.
—Nada, como siempre—sus ojos lucen tristes.
Claro. ¿En qué estaba pensando? ¿que yo podría cambiar el patrón de entre la muerte y el intermedio? ¿de que un beso podría de repente revivirlo? ¿qué es esto, un cuento de hadas? no, no lo es. Este es el mundo real. Un beso no puede arreglar nada en el mundo real. Puedes sentir que así es, pero no.
Coraje y decepción comienzan a surgir en mí, pero los alejo. Dirijo mi vista hacia el pasto.
—Debería irme a casa—digo, el rubor se incrementa en mis mejillas mientras me reincorporo—. Necesito levantarme temprano en la mañana para ir a la escuela.
Harry me observa detenidamente, su expresión es neutral.
Doy media vuelta y camino por el claro, deteniéndome al inicio del sendero cuando escucho a Harry decir mi nombre.
Él se levanta, caminando hacia mí, y luego dando un pequeño paso hacia atrás. Juega con sus manos antes de finalmente colocarlas a un lado.
—No es tu culpa—dice.
Trago saliva. ¿Él quiere sentirlo tanto como yo lo hice? Claro, dice mi mente. Él te besó. Él dijo que quería probar algo. Por supuesto que quiere sentirlo.
Me pregunto si él también pensó que podría haber cambiado las cosas. Tal vez sólo seamos unos soñadores siendo golpeados por la realidad.
Nos miramos por unos momentos más.
Le brindo un pequeño asentimiento, mirando hacia abajo.
Me giro y camino de vuelta por el sendero.
(...)
—¿Por qué estamos aquí otra vez?
Callo a Jenna mientras algunas personas sentadas en la mesa junto con nosotras, nos observan.
—Estamos en la biblioteca Jenna, trata de no elevar tanto tu voz como si quisieras sobrepasar el sonido de una ballena dando a luz—le susurro.
Ella retiene una risa, tapándose la boca con una de sus manos mientras colocamos nuestras cosas sobre la mesa de la esquina.
Fuimos asignadas a un proyecto de Literatura juntas, y estamos utilizando nuestro periodo de receso para la investigación. La forma de trabajo de esta escuela es diferente a la anterior en donde iba, así que me encuentro leyendo Romeo y Julieta por segunda vez en mi carrera escolar. ¿Por qué lo estamos leyendo en nuestro último año de preparatoria? no lo sé. Las reglas de la escuela son tontas.
Como sea, es una de mis obras favoritas de Shakespeare, y Jenna entiende absolutamente nada sobre ella. Así que, aquí estamos, comparando notas del libro en la biblioteca.
—No entiendo, ¿por qué pelearon los funcionarios?—ella pregunta, un poco alto.
—Shhh—gesticulo, ignorando la mirada que la bibliotecaria me está brindando.
Ella suspira.
—Nunca podré entender esto—susurra abatida.
—Está bien, es difícil de comprender al principio—respondo, cerrando mi pluma. Me levanto del asiento—. Déjame ir a buscar un libro para nuestro proyecto.
Fuimos asignadas a un proyecto sobre el amor petrarquista, en otras palabras, el empalagoso y torpe amor que Romeo le exhibe a Julieta en la obra. Espero que esta biblioteca tenga el mismo libro que usé hace unos años para investigar sobre el mismo tema. Si hay algo que odio, es repetir las mismas actividades una y otra vez. Pero puedo lidiar con ello, porque no tengo que hacer ningún trabajo de nuevo. La pereza es lo mejor.
Le pregunto a la bibliotecaria si tienen el libro, y para mi satisfacción, lo tienen. Le agradezco y camino hacia la fila de estantes, buscando los apartados.
Busco el apellido del autor, apretando mis labios. Estoy cerca del final del estante, el cual se encuentra en la esquina de la biblioteca. Justo cuando estoy por darle la vuelta, escucho voces. Dejo de caminar y me acomodo para poder escuchar los murmullos.
—...peligroso—alguien dice. Instantáneamente reconozco la voz de Max.
—Está bien—dice otra voz. No la reconozco, y no sé quien pueda ser.
—No, no lo está—Max sisea—. Fuiste descuidado. Sabes que lo necesitas.
—Dije que está bien—la voz se escucha más fuerte que la primera vez.
—¿Qué si alguien lo encuentra? ¿entonces qué? ¿sabes los tipos de problema que eso traería?
La otra persona no contesta.
—Arréglalo—ordena Max—. Arréglalo, o yo lo haré. ¿Sabes lo que hace mi padre, cierto?
—Tu padre—la otra personas casi ríe—. Tu padre. Claro
De repente, se escucha un golpe, observo entre los libros sobre el estante para ver a Max empujando a la otra persona fuertemente contra la pared, con ambas manos sobre el cuello de ésta. Para mi suerte, no puedo ver el rostro de la otra persona.
—Sabes que él es prácticamente la persona más poderosa en este pueblo, ahora que los Styles ya no están—dice Max—. Así que cuídate.
Me doy cuenta de que Jenna puede venir a buscarme en cualquier momento si no regreso pronto, y me podrían descubrir. Silenciosamente dejo el estante y encuentro mi camino de vuelta a nuestra mesa.
—¿No lo encontraste?—pregunta Jenna, mirándome por encima de su libro.
—¿Encontrar qué?
—El libro.
—Oh—niego con mi cabeza, la conversación sigue fresca en mi mente—. No, lo siento.
Ella asiente y regresa su vista de vuelta al libro, enfocándose en las palabras.
Mis pensamientos están distantes durante el tiempo que estamos en la biblioteca. Aunque, sólo estoy segura de una cosa.
Necesito saber qué es lo que hace el padre de Max.
(...)
Harry se encuentra sentado sobre mi cama cuando llego a casa.
No hemos hablado desde hace dos noches, cuando nos besamos en el claro. Me he acostumbrado a que se aparezca en la casa, pero sigo ligeramente sorprendida de verlo ahora.
—Oh, hola—digo, dejando mi bolso sobre el suelo de mi habitación.
—Hola—él apenas sonríe.
—¿Qué ocurre?
Se encoge de hombros.
—Sólo quería verte.
—Oh—juego con mis manos y las coloco dentro de los bolsillos delanteros de mi pantalón.
Él se levanta, caminando hacia mí, por lo que se postra a sólo centímetros de distancia mío. Me mira, su expresión es relajada.
—Jane—dice
—Harry.
—Estás distante.
Me encojo de hombros.
—¿Fue malo?—pregunta.
—¿Qué?
—El beso.
Reprimo una risa.
—¿Es en serio?
—Como la muerte—sus labios se tuercen, formando una sonrisa ante su pequeña broma.
—¿De verdad acab..
—Oh vamos, al menos déjame bromear sobre ello. Alguna de la gente del cementerio son demasiado habladores—rueda sus ojos.
—Puedes bromear, pero tus chistes son un asco.
—¿Un asco?—coloca una de sus manos sobre su pecho como si estuviera ofendido.
—Sí—digo, una sonrisa aparece en mi rostro—. Y eres un asco besando también.
Amplía sus ojos y ríe junto conmigo, agitando su cabeza.
—¿Oh, enserio?
Él se acerca y me empuja levemente contra la pared, acercándose cada vez más, de forma que nuestros cuerpos se rozan. Él sonríe ampliamente.
Justo cuando estoy a punto de responder, escucho a mi madre subiendo las escaleras, anunciando que ha llegado a casa del trabajo.
—¡Jane! ¡A que no adivinas lo que este pequeño niño trató de comer hoy en clase!
Empujo a Harry lejos de mí, ambos reprimiendo risas mientras él camina hacia la ventana. La abre y sale por ella, girándose para guiñarme un ojo, sus hoyuelos lo hacen lucir mucho más joven de lo que él es. Era muy joven para morir.
Empujo los mórbidos pensamientos mientas lo observo cerrar la ventana detrás de él y saltar hacia el suelo. Me acerco a la ventana y lo veo irse. Agito mi mano hacia él y me regresa el gesto antes de terminar de cruzar el patio y desaparecer entre los árboles.
No puedo hacer otra cosa más que pensar en que la muerte es la barrera que nos separa, y mágicamente pareció evaporarse en los últimos minutos.
Deseo que fuera así por siempre.
»»»
Créditos al manip (:
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